martes, 22 de enero de 2019

ERNESTO GARCÍA MAC GREGOR, TROPEZAR CON LA MISMA PIEDRA, VERDADES DOLOROSAS


El estigma mayor de Latinoamérica ha sido la izquierda revolucionaria, ese aborto del fracasado comunismo internacional, portador del concepto errado de justicia social, de aquel igualitarismo retrógrado que incita a repartir sin producir, de aquella costumbre masoquista de culpar a otros por nuestra propia incapacidad.

No había transcurrido una década del fiasco cubano, cuando en Perú,Velasco Alvarado, en 1968, mediante un golpe de estado (llamado revolución porque golpe suena a derecha), instaló una dictadura comunista (sin mencionar la palabrita porque metía miedo), “democrática” (como la República Democrática Alemana soviética).

Y así comenzó la misma cantaleta izquierdista de todas las utópicas dictaduras comunista. La infaltable Reforma Agraria, para acabar con los latifundistas que les robaron la tierra al pobre campesino etc., etc., sin entender que estos agrestes labriegos son indios disfrazados de trabajadores, sin ansias de superación, conuqueros mono productores no rentables.

Se alió con la URSS, expropió la banca, los medios de comunicación, la pesca y minería (gallinita de los huevos de oro), y creó más de 200 empresas estatales. De inmediato, las tierras dejaron de ser productivas, los precios de los minerales se desplomaron, las empresas se convirtieron en elefantes blancos y hasta las anchoas se alejaron de la rica costa peruana.

Un replay del fracasado comunismo peruano se repitió con la “Vía Chilena al socialismo”, que provocó el caos marxista en ese país, con bachaqueros, colas, desabastecimiento, incluyendo superinflación del 1000%. Allende no se voló la tapa de los sesos por marxista, sino por incompetente. Después vendría el chavismo a destruir el país más rico de Suramérica.

Los ideales no siempre resultan verdades, el desmoronamiento del socialismo mundial es un ejemplo claro. Los golpes de la vida enseñan, aunque algunos no aprenden y siguen tropezando con la misma piedra. Porque como dice Aníbal Romero, no importa cuántos reveses históricos se produzcan en nombre de esa fantasía, cuántas muertes, desencantos, frustraciones y ruina deje a su paso el socialismo; después la utopía renace y reencarna en nuevos tiempos y lugares,generando los mismos desastres y desilusiones. Que oiga quien tiene oídos…

Ernesto García MacGregor
@GarciaMacGregor 

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