sábado, 19 de enero de 2019

JOSÉ MACHILLANDA, DESPUÉS DE LA BARBARIE… LA DEMOCRACIA LIBERAL


NM y su régimen después del intento de apresamiento policial del presidente de la asamblea nacional –que conduce una acción política legítima para reinstalar la democracia- se atreve a provocar la indignación social, cuando disparatadamente violenta el derecho sagrado a que el ciudadano, cristiano por excelencia, pueda orarle a la Divina Pastora. Su torpeza y la intención de privación sobre el venezolano lo ha llevado a crear un detonante mayor cuando con sus anuncios económicos del día de la Divina Pastora genera un alza repentina de los precios, que ya ahogan a la mayoría de los venezolanos.

NM se amarra a la antipolítica junto al militarismo obsecuente, muestra odio por la política, la desprecia y con una interpretación errónea y descentrada, quiere resolver por medio de la polemología una delicada coyuntura política envuelta en la conflictividad extrema. NM muestra una conducta personal que habla del pánico, pánico que sufre frente a la realidad del fracaso de su revolución. Está ahorcándose y no cree en la transición política, menos en la conciliación y, por ende, niega la negociación que obligaría a un diálogo… Pero esta vez con el 82% que está dispuesto a ejecutar un proceso de transición política.

NM y su bestiario militarista no quieren saber de la sociedad venezolana, esa que ya se hastió, que está dispuesta a accionar ya como ciudadano repúblico. Ciudadano repúblico quien se le obligó a obedecer a una mafia instrumentada por la presencia revolucionaria comunista cubana, que nada tiene que ver con el gentilicio democrático de los venezolanos. Ese venezolano demócrata que básicamente desprecia el militarismo y el cubanismo simplista e inmoral, que no sabe de la raza venezolana y su talante y abultado coraje para vivir en decencia, con libertad y seguridad.

El ciudadano venezolano hoy está diciendo lo que ha dicho desde el 20 de octubre de 2016 ¡Ya basta! El ciudadano venezolano demandó un referéndum revocatorio, que arbitrariamente lo negó el Estado Polémico, Estado Barbarie, que aún pretende imponer sin comprender que la mayoría de los venezolanos están dispuesto a construir mediante la transición política una nueva república, república que frenará la violencia y la antipolítica, pero además desechará la ideologización anclada en el hambre y la autocracia militarista.

El ciudadano reclama el ejercicio de la política entendida como la actividad que permite conciliar todos los intereses hasta los divergentes, en esto que se conoce como sistema político venezolano y el protagónico papel y respeto a la Constitución. El ciudadano está claro que después de 18 años y haber pasado toda la arbitrariedad, engaño y maniobra del postchavismo castrista, este proyecto demoníaco y atrabiliario llegó a su fin. Fin que es el inicio de una Participación Política Contendiente, para que por vía de la Transición Política Concertada surja y crezca una respuesta política mediante la resistencia civil, que tiene como fundamento la desobediencia al gobierno y se alcance la democracia liberal.

Democracia liberal que es política, es el empleo de la política con y mediante un gobierno de una comunidad civilizada, con un ciudadano repúblico donde se orillan las intrigas, el conflicto y las rivalidades para que crezcan distantes al primitivismo social soluciones con límites. Límites para que se fortalezca la paz social, para que se otee el futuro y para que crezca, cada vez más, la democracia liberal. Los ciudadanos venezolanos en el 2019 no están dispuestos a tolerar más un régimen militarista y el oprobioso patriota cooperante, desgracia y vergüenza que muestra el modelo del postchavismo cubano.

Entonces, la democracia liberal más el ciudadano vigilante interesado en la política, orillarán el conflicto y la conflictividad para que crezca la decisión venezolanista de reemplazar y desplazar la vergüenza de la revolución bonita, a los generales marxistas, al dolo, a la exponencia corrupción, responsables todos de la destrucción del sistema político venezolano. La democracia liberal y el ciudadano, centro y pivote de esta transformación, serán capaces de contener al conflicto y la conflictividad, entonces crearán nuevos umbrales para la paz social.

La democracia liberal y el ciudadano dispuesto a ejercer la transición política como una real acción política colectiva, cerrarán este ciclo vergonzoso donde la huella de regresión en la política de unos desalmados dará paso a la transición. Es tiempo para la política, para el imperio de la Constitución, para el brillo del saber y el conocimiento con lo cual surgirá la nueva república. Una república que, alejada del conflicto improductivo y una sociedad abrazada a la civilidad y la política, sirvan de expresión a la postmodernidad en la cual se privilegia el espacio público propio de la ciudadanía, de una gran nación que deberá esforzarse en tener instituciones justas y distantes de la perversión ideológica y del maldito militarismo.

José Machillanda
@JMachillandaP
Director de CEPPRO

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