sábado, 20 de abril de 2019

ROMÁN IBARRA, MAS Y MEJOR UNIDAD


Es difícil negar que con la llegada de Juan Guaidó a la Presidencia de la Asamblea Nacional se respira un aire nuevo de esperanza y fe en el liderazgo que él encarna para reiniciar la lucha de los factores de la oposición, que se habían extraviado en disputas intestinas e incoherencias en el pasado reciente.

La coordinación del trabajo político interno; el acompañamiento popular, y el apoyo de la comunidad internacional para la recuperación de la democracia como sistema, son la premisa básica para intentar desmontar la corporación internacional del crimen organizado que hoy destruye a nuestro país, y está compuesta –por una parte- por el comunismo corrupto diseñado en el Foro de Sao Paulo; dirigido por la dictadura cubana, y ejecutado en Venezuela por el estafador eterno, y su mediocre émulo.

Del mismo modo, la dictadura que destruye a Venezuela está acompañada por la guerrilla
colombiana del ELN y las FARC; el fundamentalismo terrorista musulmán; la mafia teocrática de Irán; China; Rusia, y el narcotráfico, es decir, se trata de una lucha cuesta arriba contra factores muy poderosos.

Por si fuera poco, la dictadura está sostenida internamente por la cúpula de la FAN, corrompida hasta los huesos en negocios ajenos a la actividad que les ordena la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, pero seducida por la lluvia multimillonaria que entra en sus cuentas nacionales y en la banca internacional.

Están metidos en el negocio de los alimentos; la mafia de las fronteras y las distintas formas de contrabando; petróleo; bancos y seguros; televisión y radio; gasolina; minería, y según las denuncias de las organizaciones internacionales especializadas en el tema, también en el narcotráfico, lo cual, lo cual los hace cómplices de la tiranía en grado extremo. Por ello, para la continuación de la lucha contra la tiranía corrupta de nuestro país, se requiere más fuerza cada día, y para ello es necesario hacer buena la palabra según la cual, todos somos necesarios. Eso nos obliga a un ejercicio mayor de comprensión y tolerancia para encontrarnos con todos los factores de la oposición leal; nadie sobra.

El Presidente Guaidó tiene el deber de enviar un mensaje aglutinador; un mensaje que contribuya a reunir en una misma organización a todos los factores de oposición, incluso más allá de los partidos y poner de su lado la opinión y experiencia de tantas  personalidades y grupos que están dispuestos a colaborar con la recuperación de la democracia y la prosperidad de nuestro país y su gente.

Tender la mano abierta para que se sepa que todos cabemos en la propuesta de recuperación y reconstrucción. Entender que el problema de fondo es la lucha entre la tiranía; la corrupción; la inseguridad; la pobreza; la hiperinflación; enfermedad y muerte que Maduro representa, y la esperanza; la recuperación de la libertad; la prosperidad; la democracia; el progreso, y vida que nosotros representamos.

Esos son valores superiores que deben animar la existencia de acuerdos y mecanismos de
ampliación e inclusión de todo grupo, o personalidades dispuestas a colaborar en la reconstrucción que habrá que emprender en modo total, luego de que salgamos de la tiranía malandra.

Hemos perdido estos 20 años, y el daño ocasionado es inconmensurable. Es una obligación de todos ayudar en la recuperación, y enseñar a las nuevas generaciones el peligro que comporta una tiranía para que más nunca sucumban a las mentiras de unos fanáticos enloquecidos y ladrones como los de hoy.

El Presidente Guaidó ha demostrado amplitud, y por ello debe seguir sumando para garantizar la participación de todos.

Hagamos nuestro mejor esfuerzo por la salvación del país.

Román Ibarra
@romanibarra

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