viernes, 20 de marzo de 2020

ROMÁN IBARRA: UNIDAD NACIONAL VS CORONAVIRUS

La pandemia mundial del Coronavirus está causando serios y muy lamentables problemas, no solo en el tema de la salud, de por si dramático, sino en el orden económico y social.

En el caso venezolano, cuando finalmente se sepa toda la información escondida por el régimen, las consecuencias serán devastadoras para un país desvencijado en toda la infraestructura hospitalaria, abandonada y destruida a lo largo de 20 años inútiles de ensayo comunista.

Luego de haber proferido toda clase de insultos contra el FMI, ahora Maduro en reconocimiento a su incapacidad administrativa, solicita cinco mil millones de dólares para combatir el Coronavirus -y le fueron negados- precisamente por su desconocimiento de ese organismo, y porque además una solicitud de esas características debe tener la aprobación de la AN. 

Venezuela, el país de las cosas más insólitas, huérfano de instituciones republicanas; profesionales; de carrera administrativa; autónomas e independientes, tiene dos presidentes; dos Asambleas Nacionales, y dos TSJ (a veces tres). Esto es sencillamente un juego trancado sin solución en el corto plazo, aparentemente.

Pero mientras se buscan las soluciones a esa locura, en medio de todo está la población desguarnecida; indefensa, y a la buena de Dios. Sin recibir la atención debida en los términos constitucionales, y humanitarios que esta hora exige, para resolver la crisis sanitaria, y de empleo, especialmente para la gente que vive del día a día, obligados a guardar cuarentena.

En nuestra opinión, no importa si nos caen encima los extremistas de lado y lado, sugerimos que haya una convocatoria urgente para negociar los términos de la aprobación por parte de la AN legítima, la que preside Guaidó y representa a la mayoría del pueblo venezolano, la solicitud conjunta (Gobierno y Oposición) al FMI la aprobación de los recursos para enfrentar el Coronavirus; a la CAF para resolver la crisis en el sector eléctrico, e hidrológico, y así de manera unitaria impedir el colapso previsible.

Obviamente, dentro de ese acuerdo debe ser obligatorio que la administración de los recursos corra por cuenta de los respectivos organismos otorgantes de los recursos (FMI, CAF, etc) para evitar suspicacias.

Del mismo modo, ese acuerdo debe servir para resolver la designación del CNE, el nuevo REP, la libertad de los presos políticos, y el adelanto de las elecciones presidenciales, con la participación de organismos internacionales de amplia capacidad técnica, y profesional, y con la garantía del voto de la diáspora venezolana. Del mismo modo, debe aceptarse la entrada de la ayuda humanitaria internacional.

Se pueden celebrar de manera conjunta, presidenciales y parlamentarias, y que sea el pueblo quien decida su destino. Ese es el camino más expedito para conjurar la más grave crisis de toda nuestra historia republicana.

Se trata de atender de manera prioritaria un drama humanitario que está viviendo toda la sociedad por la imprevisión y la corrupción tantas veces denunciada, y ya conocida. Pero no es momento de criticar solamente, sino resolver con urgencia esta crisis que afecta a todos, pero significativamente a los más pobres.

De nada vale que nos pongamos a seguir lanzando insultos al régimen,  claro que se los merece, pero nos importa mucho más el destino de la gente nuestra; de los niños; los ancianos y la población en general. Es el momento de actuar responsablemente. No es tiempo de odios, ni venganzas; debemos renunciar a ello en aras de ayudar al prójimo. Es nuestro deber.

Romper la polarización y hacer un esfuerzo sincero de reunir a todos los sectores de la vida nacional: políticos; empresarios; emprendedores; trabajadores y la sociedad toda, tras la búsqueda del bien común.
Hagamos lo correcto, detengamos la muerte!  

Román Ibarra:  
romanibarra@gmail.com
@romanibarra

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