jueves, 14 de mayo de 2020

ADRIANA MORÁN, SUEÑOS ROTOS

La abstención promovida desde los principales partidos políticos en 2018 ante la imposibilidad de sus dirigentes de llegar a un acuerdo por una candidatura unitaria para enfrentar a la minoría en el poder, fue apoyada por muchos que creyeron en una estrategia secundada por países democráticos, que desmovilizaría a la ciudadanía y dejaría solo a Maduro frente a las urnas, sin la necesidad siquiera de hacer trampa, para obligarlo a abandonar el cargo.

Pero una vez consumado el acto electoral que dejó calles y centros de votación vacíos, la estrategia que presionaría al mandatario ahora electo por unos pocos demostró que no tenia la fuerza para desalojarlo y que haberlo dejado solo en la contienda le acababa de dar otros 6 años de un mando que usaría para seguir destruyendo al país. No hubo marchas de protesta, ni salida masiva de embajadores, ni articulación para luchar por mejores condiciones y forzar unas nuevas elecciones.

2018 terminó de transcurrir entre reuniones por el mundo y comunicados de apoyo infinito, mientras las calles se quedaban tan vacías como aquellos centros electorales de mayo y los ciudadanos volvían a ser arropados por la ya conocida desesperanza.

Y aún así, esa golpeada oposición fue capaz de sobreponerse a su frustración y volvió a llenar las calles en enero tras la elección de un nuevo presidente de la AN para acompañar la promesa de un cambio y una lucha.

Pero no hubo lucha. Hubo soledad y el silencio de esas Fuerzas Armadas que supuestamente apoyaban la acción temeraria y al nuevo líder en una autopista de Altamira. Una vez más, se alardeaba de una fuerza y de un apoyo que no se tenía mientras se despreciaba la fuerza real de la gente decidida a cambiar para apostar a unos fusiles que se quedaron fríos en esa mañana de abril de insurrección fallida.

La playa de Macuto no es una nueva invención del gobierno que engolosinado con esta nueva oportunidad de llamar golpista y traidora a la oposición, lo adorna y lo cuenta a su modo.

Macuto es la playa en la que vinieron a desembocar los sueños rotos de los que acompañamos en enero el resurgimiento de la esperanza. La playa en la que terminaron de expirar las ya maltrechas esperanzas que fueron heridas de muerte en aquella autopista un 30 de abril.

Adriana Moran
adrianamoran@gmail.com 
@NuevaTec47

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