viernes, 18 de diciembre de 2015

LUIS GARRIDO, DIAS PARA SER FELICES

No serán las divergencias políticas o el resultado de una contienda electoral, donde como es natural hubo favorecidos y descontentos, lo que nos apartará de las tradiciones y costumbres propias de estos días navideños.  Pudiéramos decir que antes que ponerle oídos al desgastado discurso de la "guerra económica" o empatarnos en las caravanas donde unos dicen ser mejores que los otros, hagamos lo necesario para reencontrarnos con nuestros viejos orígenes donde el ser venezolano era la etiqueta que con mayor orgullo llevábamos adherida en el alma.   Recordar pasados de la Venezuela humilde es conocer la historia por aquellos tiempos donde la vanidad y el engreimiento no nos sustraían el sueño ni sabíamos  de interferencias que nos llevaran más allá de lo posible.   

Quisiéramos vivir la magia del toque amoroso  en que en cada hogar se celebraba la  Navidad.  El arbolito de pino con su verdor resaltante y hasta la humilde rama bañada de luces y el pesebre de múltiples figuras que expresaban las  creencias aprendidas en las enseñanzas y ejemplos de nuestros padres. Revivir la gastronomía criolla que constituía motivos de coincidencias en las familias.  La hallaca, plato típico de esa fecha -aún con sus costos prohibitivos- mantiene intacta su vigencia. 
Nos hicimos el propósito de  sumarnos a lo que es expresión alegre por encima de todo lo que nos divide, reflexionando sobre la obligación de reencontrarnos con esos recuerdos que otros no vivieron pero que hoy son tan  necesarios en la formación de las nuevas generaciones, porque en el amor a la patria con sus valores y costumbres hay mucha distorsión y distanciamiento. Buscar ser felices en estos días no significa apartarnos del recuerdo de los que tanto amamos y hoy no están con nosotros.
Fortalecemos nuestra fe convencidos de que hay un semejante que requiere nuestra mano.   Cada quien lleva un recuerdo muy especial en su memoria.  Fueron tantas las muestras de amor de la madre que se nos fue temprano, de la abuela que nos apretó en su pecho, de la tía que nos enseñó a ser hombres de bien y el hijo que en su despedida nos partió el corazón para que pudieran pasar desapercibidos en estos días que invocamos con esperanzas, porque sentimos que esta será la última Navidad sin el derecho a ser libres y alegres porque mantendremos esa gracia natural que los venezolanos llevamos muy adentro. 
Luis Garrido
luirgarr@hotmail.com
@luirgarr

Carabobo - Venezuela

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