martes, 29 de diciembre de 2015

NELSON CASTELLANO-HERNÁNDEZ, ¿FELIZ NAVIDAD O APOCALIPSIS?, DESDE FRANCIA

Difícil manera de comenzar un artículo un día de Navidad, pero la interrogante es válida si somos realistas. Antes del 6 de enero caerán máscaras, por eso reflexiono y observo el difícil futuro que enfrentamos, reconozco la fragilidad de la vida… sé que se puede vivir muriendo.

No se equivoquen ni unos ni otros, evidenciamos la histeria del gobierno por transformar la voluntad popular, que se manifestó a través de las urnas electorales. De concretarse no quedará más remedio… que hacerla respetar cueste lo que cueste.

Lo que plantean los chavistas es que continuemos divididos en partes irreconciliables, por eso mienten, inventan, toman decisiones a la carrera, denuncian trampas dentro de un sistema controlado completamente por ellos, por eso se distancian de un pueblo que está esperando que volvamos a ser un solo país.

No pretendo ser aguafiestas, asumo no cerrar los ojos frente a lo que veo, el ejecutivo junto a su corte de sumisos poderes tienen la palabra, o pasamos una Feliz Navidad o iniciamos el Apocalipsis a la venezolana. “Desengáñese compadre”, nadie está distraído ni embriagado de triunfo, la Unidad Democrática, la opinión pública internacional y un pueblo cansado, se encuentran unidos y atentos, interrogándose sobre el devenir… conscientes en medio de las alegrías… del recuerdo de las pruebas atravesadas.

Dos de cada tres venezolanos dijeron ¡hasta aquí llegamos con ustedes! La única estrategia del gobierno fue la intimidación y el atropello y hasta en eso fracasó, el resultado de una mayoría calificada es conocido hasta en la China. El oficialismo está sumido en la desesperación… mala consejera. Maduro y Diosdado cual mafiosos de baja ralea, “encompinchados” con siete malandros integrantes de la Sala Constitucional, pretenden torcer la voluntad popular.

Si algo queda de un proyecto bolivariano, su supervivencia dependerá entre escoger el camino de su reconstrucción, aceptar las reglas democráticas o darle una patada a la Constitución y mostrar su cara dictatorial.

De tomar esa ruta, 2016 será el fin de los tiempos rojos y el de la reconstrucción a través de un dialogo civilizado, destinado a resolver la destrucción del aparato industrial y comercial del país. Aspiramos que de nuevo se produzca en Venezuela, que existan iniciativas privadas, inversiones, trabajo, desarrollo, seguridad y crecimiento.

Para eso votó el pueblo, solo en la cabeza calenturienta de un puñado de extremistas cabe que pueden ahora con maniobras sucias burlarse de los electores. Jugar con fuego a estas alturas solo producirá una alianza internacional masiva contra un gobierno desacreditado a través de su gestión y que intenta mantener el control, implementando un auto-golpe constitucional.

Allí el reto histórico, decidir entre la barbarie política que piensa que estamos en el siglo XIX, con un partido de fanáticos, de gente manipulada y de financistas enchufados, dispuestos a todas las argucias para perpetuar el robo y la desolación, o enfrentar el siglo XXI con un verdadero espíritu solidario, con sus prioridades puestas en un pueblo ávido de cambios.

Instalar una asamblea paralela, inexistente en nuestra Constitución, nombrar defensora pública a Susana Barreiros, jueza inmoral que condenó sin pruebas al líder opositor Leopoldo López, más el nombramiento de 13 magistrados del Tribunal Supremo de Justicia fuera del periodo de sesiones ordinarias, sin cumplir con lapsos, requisitos y procedimientos, constituyen un atentado a los derechos de la ciudadanía y de la institucionalidad, medidas proporcionales al escaso tamaño democrático de Cabello.

El círculo se cierra sobre el fenecido Presidente de la Asamblea roja rojita, teme las que debe, Maduro tendrá que decidir cómo pasar a la historia. O sigue la desesperada carrera de Diosdado por mantener su influencia, que dicho sea de paso será siempre con la esperanza de desplazarlo, o asume su responsabilidad y evita el apocalipsis.

Lo ilegal quedará sin efecto, lo no previsto en la Constitución ni siquiera existe, se avecina una confrontación. Proclama Diosdado y probablemente tiene razón, rápida y definitiva en defensa del orden jurídico y contra la inmoralidad, la deshonestidad y la corrupción. No queda otra, para eso se tiene el respaldo mayoritario del pueblo y los cuerpos militares institucionales dirán la última palabra.

La lucha en Venezuela apenas comienza, las intenciones del gobierno están a la vista, la Unidad Democrática tendrá necesariamente que tomar decisiones políticas difíciles, el apoyo internacional será primordial para la acción nacional, pero debemos estar conscientes de que habrá un precio, la guerra inevitablemente tiene un costo.

Quizás algunos comprendan que de seguir ese rumbo, la solución con menos traumas para Venezuela será sacar esposados a los delincuentes que prefieren destruirla antes de aceptar su derrota, aquellos que pretenden mantenerse decidiendo de manera ilegítima y contra la voluntad nacional.

Las brujas de rojo guardan silencio, ni siquiera defienden su actuación dentro del CNE, se encuentran entre la espada y la pared, obligadas a aceptar por disciplina partidista que la oposición tenía una remota opción de cometer fraude y confirmar que ellas la tuvieron siempre. La verdad es que siempre violaron la neutralidad a que estaban obligadas, solo que esta vez la avalancha fue tal que les impidió actuar como acostumbraban.

Los venezolanos votamos por que se abandone un proyecto político fracasado, aspiramos resolver los problemas económicos y sociales, los que hoy actúan solamente para defender sus privilegios se autoexcluyen de la mayoría del país. La revolución bolivariana se encogió al tamaño de la inteligencia de Maduro, se volvió cínica y turbia como la dimensión de los narco-generales y demás sobrinos, se ensució como la conciencia de los jueces que condenan inocentes y se mostró cruel y asesina como los mercados vacíos, farmacias sin medicinas y las balas asesinas de las bandas y colectivos bolivarianos.

Yo apuesto hoy por una celebración navideña llena de esperanza, por una Venezuela mejor que sea producto de la experiencia acumulada, de la lección aprendida por tantos errores. Militares, políticos, empresarios, trabajadores, estudiantes, todos rechazamos la confrontación promovida por los voceros oficiales del régimen.

Sus últimas actuaciones evidencian la agonía del monstruo, los consejos de los Castro no funcionan, en realidad solo eran útiles para que ellos pudieran obtener beneficios. Sin embargo lograron sumirnos en la inflación más alta del mundo, hicieron estrago con todo, comenzando con las empresas del estado, nos dejaron sin agua, luz, comida, medicinas, transporte y sin materias primas.

Lo que no se robaron lo regalaron. Los herederos presidenciales, los enchufados, los chulos latinoamericanos, las Farc, los Hezbollah, ex maridos y ex mujeres fueron los beneficiarios privilegiados de contratos, expropiaciones, ayudas financieras y dólares preferenciales.

Crecieron aprovechando el poder, mientras el pueblo vivía muriendo. Superarlo implica un gran consenso que reúna sectores, instituciones, centros de estudio, profesionales y militares, que establezcan las bases de una reconciliación nacional necesaria para reactivar la economía, recuperar la institucionalidad y el orden jurídico y para comenzar a ocuparnos de los más necesitados… que así sea.

Nelson Castellano-Hernandez
nelsoncastellano@hotmail.com
@nelcasher
Venezuela Futura

Francia

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