sábado, 2 de enero de 2016

ALICIA FREILICH, LA POBRESÍA, NUEVO PODER VENEZOLANO

Masa  que es la  suma de los pobres  en grados C y D, mendigos de corrupta compra-venta electoral, junto a la enorme clase media empobrecida en todos sus niveles. Forma el nuevo sector decisivo en las parlamentarias y  en el porvenir del país. Desconfía por igual de los tiesos partidos políticos y  de las corruptas tribus chavistas. Creció a fuerza del desencanto continuo que este régimen  aumentó con su ADN de fraude material, ideológico  y moral llamado revolución pero que  ya, sin duda, es el populismo  totalitario  militarizado.
Ante tamaño vacío político latente y muy peligroso pues lo aprovechan fascismos de izquierda y derecha para instalar su dictadura  electoralmente como salvadores de la patria, la pobresìa es hoy un auténtico poder popular cuyo voto prestado  contiene  el fiel de la balanza sostenida por una base provisional  de doble filo. Los partidos políticos, viejos y nuevos, tienen ante sí, el responsable compromiso de refundar una sociedad con mayoría  de población menor a los cuarenta años, que no come cuentos porque la Era Ciber aún bajo  riesgos, informa con nitidez, exige competente calidad profesional y los condiciona para la productividad liberal. Al otro extremo, los chulos pica piedras, parásitos y mitómanos de la revolución mesiánica, que sobreviven por medio de engaños y delitos, insistirán por algún tiempo en conservar  su ilegítimo poder acudiendo a sus típicos  manejos hamponiles, eso está en su naturaleza.
Quienes han sufrido alguna intensa transición saben que en lo personal y colectivo, es un trance delicado, hay que renacer por  entre contradicciones: resentimiento, anhelos de libertad y justicia, culpa, furia vengativa. Sólo una fría calma, racional y  voluntaria,  evita llegar a la cima equivocada o que  se retorne a la sima fangosa. Y en el país, hay todavía cuervos uniformados y no, deformes y violentos, vigilando ese proceso sanador, para reaccionar en contra, obedeciendo  a su oportuna conveniencia.
Quizá sirva de guía para esta nueva Asamblea, la conducta del estadista Rómulo Betancourt  y su equipo gubernamental, en 1959, a pocos días de estrenarse en los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Sin acudir a la promesìstica, el deporte nacional más practicado, en cadena radio-televisiva, breve y precisa, pidió confianza resistente y paciencia ciudadanas por un lapso, frente a las urgentes, necesarias, duras  medidas económicas y financieras que exigía la democracia republicana luego del saqueo dictatorial. Había que limpiar mesas y cloacas. Aseguró que ese cambio progresivo   sería  informado públicamente y con sustento  en probada  documentación comparativa  entre  la década pasada y el inmediato presente. Lo expresó con palabras muy sencillas, para ser entendidas por toda la nación. Y se cumplió  por varios períodos seguidos pues funcionó con firmeza  la insobornable  Contraloría  de ley constitucional.
Eso mismo requiere ahora la gigantesca pobresìa  necesitada de  convicciones civilistas  y directrices  claras para hacerse solidaria en nuevos  sacrificios  que le exigen a fin de resucitar  todos los poderes. Ya no compra entradas ni acepta tickets de cortesía gratuitos para entrar en cualquier perverso circo infantiloide  que explote por igual inocencia, miseria, ignorancia y miedos. Aprendió   que ese no es el legítimo y maravilloso Circo del Sol  sino el desvergonzado  montaje  opuesto, de soles falsos.
 Porque  sus empresarios, payasos y magos, sin  excepción, viven a costa  de la trampa.
Y ya basta.
Alicia   Freilich
alifrei@hotmail.com
@aliciafreilich

Caracas - Venezuela

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