martes, 12 de enero de 2016

GUSTAVO CORONEL, ENTRE EL AZUL Y EL ROJO, RESPUESTA A HENRI FALCÓN

Sr. Falcón:

Mediante el Decreto No. 7.836 del 18 de noviembre de 2010, publicado en laGaceta Oficial No. 39.556 del viernes 19 de noviembre de 2010, el entonces presidente Hugo Chávez prohibió el uso de “(…) el nombre, imagen, y figura del Presidente de la República (…) en bienes inmuebles ubicados en el territorio de la República y cuya propiedad, administración, gestión, dirección, tutela, control, construcción, elaboración, y supervisión se encuentre asignada o de cualquier forma atribuida a los diversos órganos que integran la Administración Pública Nacional”

De nuevo nada usted entre dos aguas. Da unas declaraciones que no pueden pasar sin rechazo de los demócratas venezolanos.

Dijo usted que había que “respetar los símbolos históricos de Venezuela para evitar la confrontación entre sectores políticos, pues ello podría llevar al país a un escenario de guerra civil”. Se refería usted a la decisión que se tomó en la nueva Asamblea Nacional de sacar las imágenes de Hugo Chávez Frías y algunas de un Bolívar hecho a la medida por el chavismo, a fin de colocar allí al verdadero rostro de Bolívar.

Sr. Falcón: La razón para sacar las imágenes de Chávez del Capitolio es clara. El irrespeto no fue sacarlas, el irrespeto fue el haberlas colocado allí.

Hugo Chávez no es un venezolano cuya imagen merezca estar en un recinto que pertenece a toda la nación. Y no lo es porque su vida estuvo dedicada a convertir a un grupo de venezolanos en enemigo de otro grupo de venezolanos. Porque entregó la soberanía de Venezuela en manos de sus amos, los Castro. Porque sembró odio en el país y lo arruinó con su suicida política de dádivas a sus amigos ideológicos.

A Hugo Chávez se le debe la ruina material y espiritual de Venezuela y sus múltiples imágenes están bien sacadas de la Asamblea Nacional. Si hay imágenes que deberían estar allí son las de los grandes legisladores venezolanos de la etapa democrática, no la de un déspota.

Esto es tan evidente, Sr. Falcón, que su reclamo parece confirmar nuestra presunción de que usted no ha dejado nunca de pertenecer al chavismo. Quien considere a Chávez como merecedor de estar en imagen en la Asamblea Nacional es, en mi criterio, corto de entendimiento o chavista. Elija usted la razón que más le guste.

En cuanto al retrato de Bolívar, oímos a HRA decir que repusieran en el recinto la figura del Bolívar que todos los venezolanos conocemos desde niños y que aceptamos como la verdadera, no la que el chavismo creó para desprestigiar al prócer, dándole un aspecto negado por la verdadera historia. Que usted acepte ese retrato distorsionado por la grosería chavista habla mal de usted.

Habla muy mal de usted que siga defendiendo lo que a todas luces es un inmoral culto a la personalidad del sátrapa fallecido. Cuando usted habla de la necesidad de no excluir a nadie, en referencia a la salida de las imágenes de Chávez en la A.N., se equivoca de medio a medio.

Es precisamente para no excluir a nadie que tienen que salir. ¿O es que usted piensa que la obscena presencia gráfica de ese dictadorcillo de mala muerte es la única que debería estar allí? Para no excluir a nadie tendríamos que poner en el recinto las imágenes de todos los presidentes democráticos de Venezuela y hasta a los no-democráticos, así como a todos los grandes legisladores (que los hemos tenido, Pedro Carreño favor abstenerse). En el Congreso Estadounidense hay edificios enteros que llevan el nombre de sus grandes legisladores, con la aprobación de todos los congresistas, no solo de una fracción.

¿Pero todo lo que usted pretende es que la Asamblea Nacional permanezca contaminada con la efigie de Hugo Chávez?

Sr. Falcón: Pide usted respetar nuestras diferencias con grandeza. Los falcones pian tarde! Resulta que por 17 años las diferencias entre los venezolanos han sido irrespetadas por gente como Chávez, Maduro y Cabello. Se equivoca usted de destinatario de sus pedimentos.

Termina usted diciendo: “Todos los venezolanos llevamos en el corazón un sentimiento nacionalista que debe ser respetado por encima de cualquier diferencia partidista”.

El nacionalismo, Sr. Falcón, es un sentimiento integral de amor por la Nación, no un acto de celestinaje hacia miembros de pandillas que la han arruinado. El amor paternal, el filial, son los más parecidos al amor por la Nación pero aún ese amor no puede ser ciego. Habrá quien ame a Chávez. Bueno, que ponga su retrato en su casa. No nos pida un nacionalismo ciego e incondicional, Sr. Falcón, porque eso fue lo que llevó a la Alemania de Hitler y a la Rusia de Stalin al fracaso.

Gustavo Coronel

gustavocoronelg@hotmail.com
Estados Unidos

1 comentario:

  1. Muy acertado su artículo, amigo Coronel (aunque su apellido asuste!!).
    Aprovecho para hacerle una proposición, inspirada como verá en sus comentarios:
    ¿Tiene usted las posibilidades que yo no tengo para inducir a que se promueva en el seno de este Parlamento una ley que limite la exposición de la imagen de venezolanos en sus espacios -por muy ilustres que sean- si no cuentan con la aprobación certificada del 100% (dije 100%, ni dos tercios ni ocho cuartos) de los diputados. Así se garantizará que el venezolano en quien recaiga ese honor no será objeto de polémicas, ni idolatrías trasnochadas. Y que se abra el proceso selectivo de inmediato y que se incluya a Chávez a Carroña a Cilia y a "disputados" de cualquier calaña. Y no se necesita que un Ramos Allup futuro tenga que exponerse a la vindicta de un grupo de descerebrados. José Bolívar

    ResponderEliminar