sábado, 2 de enero de 2016

JESÚS ALBERTO BARRIOS R., FELIZ AÑO NUEVO,

Justo es hacer un alto en la rutina política para compartir con la familia, amistades, vecinos con la sana intención de intercambiar reflexiones y distraer la atención en las tradiciones navideñas, por más que queramos no podemos apartarla. La familia venezolana  está concentrada en su país, porque ama a Venezuela porque los cambios que se acercan no pueden pasar  desapercibidos y de una u otra manera la festividad de año nuevo y la política están sobre la mesa, es natural. 

Por eso  celebramos con optimismo la llegada del año 2016. Entendemos que no va a ser fácil, el gobierno no asimila la derrota y pierde su tiempo en sucias maniobras mal utilizando el poder judicial para irrespetar la voluntad del pueblo, en lugar de tomar las medidas necesarias para empezar a combatir la crisis económica que avanza a pasos agigantados, y según varios de los mejores economistas vivirá su clímax en 2016.
Más allá de las percepciones de analistas especializados en materia económica y social, la crisis la palpamos en la calle. Pero la ilusión de un mejor país alumbra nuestro recorrido hacia el cambio de rumbo que nos trazó nuestro pueblo el 6 de diciembre.
Esas ilusiones expandidas a lo largo y ancho de nuestra patria surcan ríos y montañas, veredas y caminos  y escalan con fe y esperanza hacia el cambio prometido.
El 6 de diciembre de 2015 nos deja una hermosa  e histórica jornada cívica con el pueblo como protagonista, que nos arropa con su manto de felicidad e igualmente de preocupación porque trae mayores desafíos para nuestra existencia como demócratas.
De allí la importancia de transmitir optimismo y pensar en grande, pero ser racional y actuar con inteligencia.  Se trata de demostrar que la estabilidad política de nuestro país y la fortaleza de la democracia no descansan en la confrontación permanente ni en los intentos del gobierno en dar  GOLPES DE ESTADO JUDICIAL.
Se trata de asimilar la lección de la crisis y comprometernos a renovar nuestro cuadro de valores. Venezuela está inmersa en un intenso proceso de cambio cuyo ritmo adquiere cada día mayor velocidad y cuyos efectos se extienden en una sensación de optimismo que envuelve emocionalmente nuestro sentir y nuestro pensar.
En medio de la natural preocupación estamos viviendo una hora estelar de nuestro desarrollo político-institucional, ¡EL CAMBIO ES MAYORIA! Bien conviene transmitirlo, para contrarrestar la prédica pesimista. Sembremos confianza, fe y esperanza! ¡FELIZ AÑO NUEVO!
Jesús Alberto Barrios R.,
jesusalbertob@hotmail.com
@jesus_albertob

Carabobo – Venezuela

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