domingo, 24 de enero de 2016

JOSÉ FÉLIX DÍAZ BERMÚDEZ, BOLÍVAR Y LA GUERRA CIVIL

El año de 1826 fue terrible para la República. Las intrigas, las ambiciones, las inconformidades, las nuevas apetencias del militarismo habían intentado subvertir en distintos lugares el orden constitucional. Los caudillos agitaron a las tropas y éstas a los cantones y municipios. Los pronunciamientos locales y los intereses particulares deseaban alterar la voluntad de la nación. Colombia se encontraba dividida y era preciso arbitrar una adecuada solución política.

La precipitación de los pronunciamientos, los arrebatos de la fuerza debían ceder paso a la serena y reflexiva determinación del país. El desacato de Páez y de una municipalidad en su respaldo hizo evidente la fractura. En Lima, en enero de 1827, Bustamante se insurreccionó justificando sus acciones en: "los procedimientos criminales muy sediciosos y rebeldes" de Páez. Santa Cruz, por su parte convocó un Congreso Constituyente para oponerse a la Constitución propuesta por Bolívar.

La idea de reunir la Convención Nacional para sustituir el Pacto Social formado en Cúcuta en 1821, para muchos constituía la única manera de conservar la unidad y asegurar el orden legal.

SIMÓN BOLÍVAR 1826
Ante las graves y excepcionales circunstancias, Bolívar dictó el 16-12-1826 un decreto alarmante: sujetar bajo su autoridad los departamentos de Maturín, Orinoco, Venezuela y Zulia para detener los estragos de la guerra civil luego que todos los partidos: "me han invocado para que viniera a transigir las diferencias".

En su proclama de esa fecha y la que dictó en Puerto Cabello el 01-01-1827 -en la que indultó y perdonó-, discurren todas las angustias, sobresaltos, decepciones y peligros conjurados entonces con respecto al futuro de Colombia. En aquella condenaba la lucha fratricida y se interrogaba si los hechos eran el resultado de la: "virtud y valor", exigiendo a los contendientes no asesinar a la patria.

Para contener la división y prevenir los males, político eminente, patriota excelso, republicano singular, ofreció la inmediata convocatoria de la nación en donde todos: "Muy pronto, este año mismo, seréis consultados para que digáis cuándo, dónde y en qué términos queréis celebrar la gran convención nacional", y afirmó de manera ejemplar refiriéndose al pueblo: "Tan solo él conoce su bien y es dueño de su suerte; pero no un poderoso, ni un partido, ni una fracción. Nadie sino la mayoría es soberana". El Libertador republicano expresaba así su credo democrático. El Parlamento representó para Bolívar la expresión superior de la soberanía popular y la más conveniente fórmula de composición política. Páez y otros habían recibido su lección.

Objetadas por los legalistas como excesivas sus medidas, no existían dudas con respecto a que era preferible: "... antes de sumergirnos en el abismo de la guerra civil (...) conformarnos con cualquier desenlace, con tal que queden ilesas la soberanía de Colombia, y la libertad civil y política, el sistema representativo, electivo y alternativo..." (Gaceta de Colombia, 31-01-1827).

Las urgencias del momento determinaron su regreso a Caracas. Bolívar avanzó a Maracaibo dispuesto a seguir al centro de Venezuela. La agitación política se manifestó en Apure, Barinas, Valencia, Puerto Cabello y Cumaná.

Páez, advertido de su llegada, el 03-01-1827 le escribió asegurando reconocer su autoridad inclusive desde el día que: "juro no obedecer nunca más el gobierno de Bogotá", que había ordenado abrirle un juicio por sus actos en la Comandancia General de Venezuela. Las rupturas resultaban evidentes e intentando zanjar las diferencias, Bolívar expresó al reconocer el gesto del caudillo llanero que: "el general  Páez conservó la tabla de la Patria". Prefirió ser entonces político y magnánimo.

La entrada del Libertador a Caracas, el 10-01-1827, fue un acontecimiento excepcional que siempre iba a recordar la ciudad. Entre los testimonios de ese día se destaca que: "Más de trescientos de nuestros convecinos volaron a Antímano y te sirvieron de guardia hasta la iglesia metropolitana, en la que rendiste como siempre, adoración al ser supremo, por el mayor de los triunfos que has obtenido, ahogando en su nacimiento la guerra civil".

Así se presentó Bolívar en su tierra natal luego de tantos años de ausencia, político y conciliador, sabio y organizador. Anteponiendo su prestigio a las divisiones y conflictos demostró ante los suyos, una vez más, su consagración  a la República en el gesto responsable y patriótico de asegurar la paz y la concordia, y evitarle así mayores males a la patria en medio de la confrontación entre los ciudadanos y las armas en el destino nacional. Y creyendo que había logrado detener ese mal, expresó resueltamente ante sus conciudadanos: "Yo mismo no me siento inocente de ambición (...) renuncio una, mil y millones de veces a la Presidencia de la República (...) Pocos días me restan ya...".

Jose Felix Diaz Bermudez
jfd599@gmail.com
@jfdiazbermudez

Anzoategui - Venezuela  

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