lunes, 8 de febrero de 2016

CARLOTA SALAZAR CALDERÓN, TIEMPOS DE NEGOCIACIÓN Y GOBERNABILIDAD

         Todo está trastocado y en grado superlativo las instituciones públicas. Este gobierno, revolucionario, ha penetrado de tal forma la institucionalidad que Fiscalía, Contraloría y Tribunales de Justicia, que están al servicio del Poder Ejecutivo. En esta línea de combate el día de la apertura del año judicial 2016, sus magistrados cerraron filas con el ejecutivo, volvieron a vitorear ¡¡¡Uh Ah Chávez no se va!!! Y además dejaron muy claro que lo que haga la Asamblea Nacional está bajo el control de la Sala Constitucional, que es el intérprete de la Constitución y las leyes, con lo cual siempre tendrán la última palabra, ergo: ley aprobada, ley inconstitucional.

El gobierno en pie de guerra por todo, en especial por la Ley de Amnistía, cuya exposición de motivos hace eco de la confrontación polarizante, por lo que plantea necesario un clima que fortalezca la convivencia, la diversidad y el pluralismo.  Recomponer el tejido social y el sentido de pertenencia de la comunidad política, para sentar las bases de la reconciliación, dice el proyecto. La amnistía, como un término de paz, permitiría poner fin a determinados delitos con la finalidad de cerrar heridas que dificultan la convivencia y crear condiciones para la participación de todos los sectores. Con ello sentar las bases para la reconciliación nacional y paz social, de hechos considerados delitos y relacionados con manifestaciones, protestas, ideas o pronunciamientos con fines políticos, desde 01 de Enero de 1999 hasta la entrada en vigencia de la ley. Pero el gobierno no quiere dar su brazo a torcer y no es amnistía sino impunidad. Es el mismo perdón que recibieron los guerrilleros cuando Caldera, lo recibió Chávez por un golpe de estado, donde hubo miles de muertos, pero ¡NO! ahora es ¡IMPUNIDAD! Por la Ley de Otorgamiento  de títulos de propiedad a beneficiarios de la Gran Misión Vivienda. La Asamblea Nacional, luego de reconocer que fue oportuno iniciar este programa para los damnificados de catástrofes naturales, que dejaron a familias en barracas y ranchos, considera que hay que darles la propiedad y legisla en ese sentido. Sin embargo, el gobierno dice que se quiere mercantilizar el programa, para poner en práctica, modalidades de intercambio de bienes y servicios e instrumentos financieros. El proyecto de ley no dice que los beneficiarios deban pagar el valor de la vivienda, pero voceros del ente legislativo sí lo han dicho. Hay que hacer un esfuerzo y aclarar este punto, no creo que la idea sea cobrarle a personas en extrema pobreza (yo también lo rechazaría), pero ¡NO! se niega y se sataniza la propuesta.

Mientras esta diatriba continúa los problemas de los venezolanos se agravan. Ahora a la escasez de alimentos y medicinas, está la de agua y el racionamiento  de luz anunciado en varia partes del país. ¿Hasta cuándo el pueblo aguantará horas de cola, bajo el sol, en medio del abuso de los bachaqueros y coleadores alzados? el ¿aumento de los precios al mil por mil? ¿Los centros de salud sin atención? Urge darle solución a los problemas, es importante la amnistía, los títulos de propiedad… pero también fórmulas que impliquen gobernabilidad y eso sólo mediante la negociación entre todos los sectores del país: gobierno, partidos políticos, iglesia, empresarios, obreros, consumidores, comunidades organizadas... Para luego es tarde.

Carlota Salazar Calderón
carlotasc@gmail.com
@carlotasalazar
Anzoategui - Venezuela

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