Recientemente, se celebró una Cumbre en Ecuador.
Fue la última reunión del CELAC. Se dio cita la mayoría de los Jefes de Estado
de Centro y Suramérica. Cada uno habló en nombre de “su” pueblo y de su país.
El sentido de pertenencia fue lo común y normal. Quizás algunos gobernantes
fueron más allá: lo hicieron haciendo creer que estaban allí para validar su
dominio, posesión del país y de los habitantes de los mismos, mientras hablaban
de Democracia y de libertad, como de la sabiduría administrativa convertida en
ejemplo y en modelo de eficiencia.
El ciudadano común latinoamericano se tendría que
preguntar: ¿es que acaso estos señores que se reunieron en supuesta
representación de cada uno de los países integrantes, viven y sienten lo que
viven y sienten aquellos a quienes dicen gobernar y representar?. ¿Están
verdaderamente conscientes del costo implícito de lo que significa vivir en
esta parte del mundo?.
Fue desconcertante escucharlos. Cifras de supuesto
progreso, de avances sociales y logros para “sus” pueblos, es lo menos. Lo
magnánimo en el recinto del encuentro fue la apelación recurrente a tratar de
convencer al de al lado, como a los que dedicaban su tiempo a hacerle
seguimiento televisivo, que allí, poco más o poco menos, estaban los
continuadores de la gesta independentista de cada uno de los próceres
regionales. A su manera, con traje para la ocasión y la sensación de llevar
corona como muestra del ejercicio del poder, los discursos parecían estar
inspirados en las faenas logradas por Bolívar, Sucre, San Martín, entre tantos
otros. Es decir, había que capitalizar, de alguna manera, la obra real de
aquellos que dieron sus vidas en procura de independencia y libertad, en
promedio, hace más de dos siglos.
¿Se dan cuenta o ignoran deliberadamente quiénes
son realmente los Latinoamericanos, de
qué padecen y qué han hecho o dejado de hacer?. En la región, mientras corre
aceleradamente el Siglo XXI, no hay un solo país que pueda exhibir un rostro
distinto a aquel que refleje más pobreza que riqueza, grandes brechas sociales
y enormes rezagos en los niveles de preparación educativa, salud pública,
vivienda, y alimentación, entre otras tantas necesidades.
Los presupuestos anuales de cada nación regional
reflejan grandes absurdos, como los de la educación. Siempre son muy inferiores a las otras áreas.
El común denominador es tener más asignación presupuestaria para las Fuerzas
Armadas y las compras de armamentos que, al final, solamente sirven para
intimidar a los ciudadanos de los distintos países, hacer grandes desfiles;
justificar una denominada soberanía cuyo mayor y mejor aprovechamiento,
irónicamente, siempre recae entre los que saben perfectamente que su
responsabilidad no es la de servir, sino de servirse del ejercicio
gubernamental.
Pocos asumen que
lo importante, necesario y urgente es, además de educación, invertir en salud, servicio de agua potable y
de electricidad, infraestructura y otros tantos campos indispensables para el
sano desarrollo de los pueblos. Ya luce ofensivo el argumento de siempre acerca de que lo
importante cuando se compran armas, es para defender territorios patrios ¿De
quién?. ¿Del reclamo de los ciudadanos insatisfechos?.
En la región, pululan organismos “ideales” para la
integración. Pero lo que predomina es la desintegración. El análisis de las causas incluye motivos
culturales y “péndulos gubernamentales por razones ideológicas”. 0tros,
inclusive, se atreven a añadir que es la consecuencia del sometimiento
gubernamental a la voluntad imperial occidental. Mientras tanto, entre dudas
sobre la capacidad humana para avanzar,
se deja a un lado la utilidad de aceptar que la región necesita apresurar la
marcha alrededor de propósitos comunes, de un abrazo integrador para derrotar
desequilibrios sociales y construir desarrollo integral.
Cuando predomine una visión de futuro en la región,
habrá posibilidades de asumir como propósito la administración eficiente, útil
y adecuada de recursos humanos, naturales y económicos, entre otras tantas
áreas realmente necesarias para beneficiar y mejorar las condiciones de vida de
cada hombre o mujer latinoamericana. Será, entonces, cuando, además, comenzará
a sustituirse ese eterno laboratorio de improvisaciones políticas e
ideológicas, cargadas en su mayoría de un empuje populista y caudillesco, por
el desarrollo intelectual de cada individuo y su conversión en un ente productivo.
Hasta el presente, la historia política de todos
los países de la zona está plagada de formatos gubernamentales interesados en el
ejercicio del poder y la permanencia en el mismo para el enriquecimiento fácil,
y la proliferación de oportunidades para que esa misma “ventaja” favorezca el
entorno familiar, los favoritos de los que detentan el control
gubernamental y los cómplices de turno.
Es importante estar convencidos de que mañana es
casi hoy. Que no se puede seguir
desperdiciando el tiempo ni abusando de la paciencia de los ciudadanos, y mucho
menos seguir ocupados en propiciar
situaciones que se traduzcan en más hambre para quienes han sido
históricamente excluidos, y los que excluyen los propios formatos gubernamentales
contrarios al derecho a vivir en un ambiente de libertad real, no
concesionaria.
Urge la formulación de un gran proyecto continental
fundamentado en las innegables ventajas culturales regionales, y que debe
comenzar por el acceso a la tecnología y a la infinita fuente de información
cibernética de parte de todos los
habitantes de los distintos rincones del Continente. Siempre fundamentado en un
objetivo educacional homogéneo para toda América Latina, con la mirada puesta
en su desarrollo, a partir del óptimo aprovechamiento de la Gerencia Técnológica pública y privada.
La investigación en atención y en razón del
aprovechamiento de las ventajas y
condiciones regionales debe estar alineada a ese mismo proyecto, que tiene que
incluir, además, el factor salud como un propósito social prioritario, para
garantizar el crecimiento y sano desarrollo de vida de todos los ciudadanos,
libres de enfermedades, epidemias y desnutrición.
Asimismo, es fundamental garantizar la seguridad
agroalimentaria, uno de los principales fantasmas que asoman la debilidad entre
algunos países regionales, en comparación con otros vecinos. El crecimiento
poblacional y la hambruna tienen que dejar de ser una amenaza regional, y
convertirse, por el contrario, en un reto de acciones inmediatas.
Valorando lo interno y conscientes de las
innegables ventajas regionales de que se dispone, hay que trabajar
inteligentemente en el aprovechamiento de esa innegable ventaja consistente de
la disposición de la mayor extensión de tierras cultivables y mayormente
ubicada en la gran franja ecuatorial, lo cual permite cosechar cultivos hasta
tres veces al año, sin la penuria de grandes e inclementes inviernos. Además,
se cuenta con las reservas hídricas más grandes del mundo, las que en un futuro
serán más valiosas que el oro; igualmente, con grandes reservas de materias
primas y recursos naturales. Y lo que es más importante, con un recurso humano
valioso y productivo, convertido, para desgracia de la región, en otra de las
exportaciones más ansiadas por otros países en envejecimiento acelerado y
organizados para competir globalmente. Ellos, desde luego, lo reciben con
beneplácito, al huir de sus respectivos países en procura de calidad de vida y
seguridad.
En el caso de Venezuela, para su dirigencia,
indistintamente del lugar donde se desempeñe, su comprensión de los retos
contempla que mañana es el día después de hoy, pero hoy hay que trabajar
responsablemente para que esa misma extensión del presente no siga signada por
inquietudes e incertidumbre. No hay tiempo que perder. También hay que
identificar y descartar oportunamente todo renacimiento de más populismo,
del mesianismo abarrotado de oportunistas, llenos de discursos y promesas
que sólo prosperan a partir del uso criminal de la ignorancia de algunos y las
necesidades insatisfechas de otros.
Aquí tampoco, como en el resto de
Latinoamérica, el pan y el circo no
pueden seguir siendo el guión para el engaño ciudadano. Hay que desenmascarar a
los falsos líderes y elegir inteligentemente, aprender a visualizar el mundo de
los mejores, de las gerencias efectivas, del empleo de la tecnología y de la
información como la base cierta para el progreso, de la vida de calidad.
Egildo Lujan Navas
egildolujan@gmail.com
@egildolujan
Fedecamaras
Fedenaga
Miranda – Venezuela
Enviado a nuestros
correos por
Edecio Brito Escobar
ebritoe@gmail.com
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