Esa pelusita de
dólares son los que (por ahora) se presume han “desaparecido” y no en acción,
precisamente.
Asumiendo aquél sabio principio de que “nada se pierde, todo se
transforma” es obligante investigar.
El quid estriba en que la banda de
chavistas, integrada por militares, y civiles con militares, cuyos nombres
están ya en el tapete público, “transformaron” esos 230 mil millones de dólares
del Tesoro Público en fortunas personales.
Pero como los gringos pesquisan el
movimiento del dinero en el mundo, estos pillos de siete mil suelas, aparte de
ser juzgados, deberán reintegrar el dinero a la Nación, constreñidos a ello por
acuerdos internacionales existentes que suscribe la Institución Bancaria
universal.
Pedro Carreño, aunque por ahora no aparece entre los señalados (ya
aparecerá, no lo dude) a fin de trabar el curucuteo se adelantó a asegurar que
no existen pruebas de esos delitos, aunque otro parlamentario de su bancada,
seguramente ajeno a estos asaltos, considera que se justifica la investigación
y solo solicita que se haga con mesura para no banalizarla, lo cual es lógico
dada la camada de nuevos diputados ansiosos de protagonismo, que como diría
Andrés Eloy Blanco, meten más ruido que un carro viejo.
Hasta ahora no hemos
escuchado al gran jefe rojo Diosdado, imputado primero por Mario Silva y
posteriormente por Jorge Giordani y Edmée Betancourt, quienes son ex
funcionarios del gobierno chavista y compañeros de todos los pillos mencionados
en el Gran Saqueo.
José Angel Borrego
periodistaborrego@gmail.com
@periodistaborr1
Anzoategui .
Venezuela
No hay comentarios:
Publicar un comentario