viernes, 26 de febrero de 2016

LUIS GARRIDO, REFLEXIONES SOBRE EDUARDO FERNÁNDEZ


No estando Eduardo Fernández en el pugilato partidista del ayer político y el presente azaroso de hoy, podemos decir que nunca le hemos  negado su  claridad de enfoque en los problemas del país.  En nuestra apreciación seguimos sosteniendo que  el grave pecado político de Eduardo fue la separación de su mentor el doctor Rafael Caldera;  y pudiéramos decir que con ese paso atrasó el reloj  y  congeló su indiscutible oportunidad   -más temprano que tarde-  de colocarse la banda presidencial.     

Cabe aquí el concepto reeleccionista de Rómulo Betancourt y lo que fue la obsesión del patriarca copeyano.   La confianza ciega de Rómulo por su "pupilo" lo llevó a colocarlo en primera línea y fue así cuando en la confrontación interna  por la candidatura entre Raúl Leoni y Carlos Andrés, este último  pronunció aquella frase lapidaria que sepultó toda ambición y personalismo: "en política hay que saber esperar".  Lo demás es historia reciente escrita por sus protagonistas con el impulso de su conciencia y el sello de sus ideales.  En política dos más dos  necesariamente no son cuatro;  las aguas volvieron a su cauce, el partido verde celebra los 100 años del nacimiento de Rafael  Caldera y a Eduardo Fernández -aún separado de Copey-   nadie  puede negarle  su condición social cristiana.  

Observamos en Eduardo un gran celo por la paz del país;  pero él la mira con el cristal de un gobierno de unidad nacional, por encima de la realidad de dos modelos incompatibles.  Pudiera significar que para su conocimiento ya Nicolás Maduro tiene sus maletas preparadas y que la línea blanda del PSUV esté dispuesta a entregar el poder condicionado a la conformación de un gobierno de transición.   

Los planteamientos de Eduardo son ampliamente razonados.  Indican las consecuencias de la lentitud de los actores para ampliar el consenso de la unidad, dando el primer paso para desmontar la polarización que es el espejo donde se mira la Venezuela fracturada.  No somos optimistas;  ver a Maduro rodeado  en una mesa  con los líderes de la Asamblea Nacional es como pensar en renunciar a la lucha diaria que nos toca librar respondiendo al clamor del pueblo, que en sus sufrimientos lo que pide es otro gobierno.  No compartimos algunas ideas de Eduardo, pero estamos convencidos de que voces  cómo las de  él, son las  que está reclamando Venezuela.   

Luis Garrido
luirgarr@hotmail.com
@luirgarr
Carabobo - Venezuela   

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