lunes, 7 de marzo de 2016

EDUARDO LÓPEZ SANDOVAL, MAL DE LEYITIS, O LA LEY DE LA ENFERMEDAD

Este título muy bien pudo ser el de una noticia de primera plana en un diario de circulación nacional, “Aprobada por la Asamblea Nacional en primera discusión la Ley Orgánica de la Enfermedad”, o “Rueda de Prensa de sindicatos Escuálidos y Fascistas, solicitan a la Asamblea la inmediata aprobación de una ley que atienda las enfermedades”. Pero no, en principio este mensaje no se refiere a una ley que tenga por objeto la cura de las enfermedades tropicales, no. Se trata más bien de la enfermedad que sufre el país que cree que todos los problemas los podemos solucionar con un cuerpo de normas aprobado por el Poder Legislativo.

La enfermedad es de todos. Es de la psiquis del colectivo venezolano, es mental. (Arre este paréntesis por Celia Cruz: “¡Qué pena me da tu caso, lo tuyo es mental!).
Intentamos una vista en retrospectiva y nos encontramos con material para varios tomos de profundidades académicas de Historia de Venezuela. La enfermedad parece adquirida de los conquistadores,  en esa época de princesas indias vírgenes violadas por barbudos de mal olor. Veamos lo que nos dice Wikipedia: “El obispo dominico Bartolomé de las Casas, levantó un debate en torno al maltrato a los indígenas con el sistema de las encomiendas, por lo que el Emperador Carlos V convocó a una junta de juristas a fin de resolver la controversia. De esta junta surgieron las llamadas Leyes Nuevas, en 1542, que ponían a los indígenas bajo la protección de la Corona.”. El problema era que el Conquistador maltrataba al indio, y se pensó que la solución era crear una ley para la cura de esta dolencia social. Se creó, y el problema siguió hasta el exterminio. Estos son los eventos predecesores de la enfermedad que tratamos hoy, el Mal de Leyitis. El síndrome parece crónico, aún lo padecemos. Las manifestaciones del padecimiento hacen especiales crisis cada cierto número de años. Intentemos decirlo con palabras de médico: el paciente convulsiona. Que es con decires de un ciudadano común: una nueva Constitución. Con los dolores propios de este parir: otra República, otros gobernantes, el caballo del escudo vuelve el pescuezo, nuevas promesas que no se cumplirán, –como las Leyes de Indias y el maltrato a los indios-, incluso nuevos nombres para la Nación, otra estrella en la bandera…
Varias docenas de Constituciones soportan los  tristes y quebrados libros de Historia de Venezuela. Pero no hablemos hoy de estos trances constituyentes mayores, tratemos a los síntomas menores llamados leyes.
Las sociedades con el Mal de Leyitis se ven afectadas generalmente cuando el gobernante demagogo organiza en un cuerpo de normas escritas su mentira. El pueblo requiere esa pócima de mentira como un drogadicto su ración. Sabe, como el adicto, que esa droga lo mata, pero así igual hasta roba por la inyectadora, y pierde sangre al desesperarse al buscar la vena, y vota.
La mentira de la Ley como solución a todos los problemas la creemos todos, es el fundamento del Mal de Leyitis. Hay un enfermo activo, el líder, que convive con la víctima que lo aúpa…, y se pone la franela del partido.
Siglo pasado.
Corrían los primeros años de la década de los ochenta, el problema era tal hoy, medalla de oro en las Olimpíadas de la Corrupción Administrativa. Los gobernantes crearon la mentira, Venezuela toda tomó con avidez la ración de la mortal droga. Los resultados fueron tal las Leyes de Indias contra el maltrato a los indios, la pócima se llamó Ley de Salvaguarda del Patrimonio Público. El robo creció hasta Goliat de hoy.
Quien esto escribe se incluye, se cuenta dentro de los venezolanos que creyeron devotamente que esta Ley era el fin de la Corrupción Administrativa. Pero nada. Me dije que nunca más sería víctima de otra patraña como ésta.  Que no caería de nuevo en esta telaraña de droga.
Seguimos por décadas un tanto separados del vicio pero no lo suficiente como para decir que estaba curado.
Les cuento esta recaída, porque fui testigo de excepción. En la última década del siglo pasado, en el último gobierno de Caldera, fui Diputado del último Congreso Nacional. Tal como las Leyes de Indias y la Ley de Salvaguarda del Patrimonio Público, se presentó el Código Orgánico Procesal Penal ante el anhelante país. Tal las veinte y pico de Constituciones, ahora sí, esta sí ¡Esta es  la solución a todos nuestros males! Todos sabemos la situación de calamidad que sufre la Justicia. Créanlo, excepcionalmente tuve la oportunidad de ser constructor de esta ley que establecía el Sistema Acusatorio, oral, que  se vendió como que iba a ser la solución a todos los males judiciales que sufría este país. Pero siguió sufriéndolos. La posición es de verdad excepcional, porque elaboramos la viciosa droga y la consumimos creyendo la solución. De verdad.
Año pasado.
En las elecciones parlamentarias demagógicamente se prometió la Ley de Amnistía si se obtenía la mayoría simple. Se obtuvo una mayoría calificada, ¿y? La MUD no leyó la Constitución en su Artículo 214 que establece el Veto de Bolsillo del Presidente, en tanto el Poder Judicial no tiene voz. La Ley de Amnistía resultó ser una generosa porción de la maldita droga.
En nuestro auxilio cito al pana  BELTRÁN VALLEJO,  vallejobelis3@gmail.com, que dice: “En el caso de la ley de amnistía, ya el gobierno ladró, y lo hizo con todo su talante autocrático y soberbio, lo hizo subsumido en su miserable nada. El gobierno es un rey desnudo, pero rabioso. Maduro dijo que esta ley es “inconstitucional”. Esta “sentencia” de un mandatario presidencial…”.
La sentencia de un Poder ya fue dictada por otro, no hay República.
Mes pasado.
Sectores importantes de la oposición, afectados por el Mal de Leyitis, han prometido leyes, que en tanto son inviables son agravamientos del mal. Como la Enmienda Constitucional, que  además de tener razones de derecho para no pasar la constitucionalidad en manos del TSJ, tiene las “razones”  políticas para no tener vida. O el Referéndum Revocatorio, que como cualquier evento que tenga que pasar por el TSJ, no tiene vida. Sólo es un bebedizo vicioso para el enfermo.
Semana pasada.
Todos los Proyecto de Ley presentados, o casi todos…
Las Leyes se diferencian, orgánicas, especiales  y ordinarias; un carácter es que las primeras organizan a las otras, por lo que ocupan un mayor rango. En este país de la quinta  república, -o más bien del tercer mundo-, casi todas las leyes demagógicamente las hacen orgánicas, con lo que se hace que casi ninguna sea subordinada. Las leyes no funcionan, y es que ese no es el objetivo, la mentira es lo primordial.
El catálogo de las leyes que precedieron a la Ley de Amnistía es luengo.
Hay una que nombran Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo. ¿Alguien sabe para qué sirve? ¿Existió antes  de la susodicha ley,  financiamiento al terrorismo? ¿Bajaron los índices  después de la Ley? ¿Existió delincuencia organizada, y ahora? Esta última pregunta sonó a chiste, pero no reír por favor…
¿Alguien que me ayude y me diga para que se gastó tinta en la Ley Orgánica contra la Discriminación Racial? OR-GÁ-NI-CA.
Lo mismo,… ¿Ley Orgánica de Emolumentos, Pensiones y Jubilaciones de los Altos Funcionarios y Funcionarias del Poder Público?
La Ley Orgánica de la Contraloría General de la República y del Sistema Nacional de Control Fiscal, ¿controla algo?
Ley Orgánica del Sistema y Servicio Eléctrico. ¡Y se fue la luz!
Idem: Ley Orgánica de las Comunas,  Ley Orgánica del Sistema Económico Comunal, Ley Orgánica de Contraloría Social y Ley Orgánica de los Consejos Comunales... Ley Orgánica de Reordenamiento del Mercado interno de los Combustibles Líquidos.
¿Qué tan libres de la violencia viven las mujeres de Venezuela gracias a la Ley Orgánica sobre el Derecho de la Mujeres a una Vida Libre de Violencia? ¿Antes de la ley cómo era esta violencia?
¿La Ley Orgánica de Identificación, servirá para identificar al ciudadano que ocupa la presidencia de la República?
¿La Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas, por qué no evita que la india amamante al indiecito con una perolita de pedigüeña en los semáforos?
Ahora sí, por leer hasta aquí, un chiste de premio: Ley Orgánica de la Defensoría del Pueblo… ¿Defiende a quién?
Muy a pesar de la Ley Orgánica de Contribuciones Parafiscales para el Sector Agrícola, ni el arroz ni el maíz se producen, ni café.
La lista es como interminable, Mal de Leyitis. Estas son algunas de las inútiles dentro de las Orgánicas, entre las Especiales y las, la inutilidad es mayor. Punto.
Eduardo López Sandoval
llanerodigitalcalabozo@gmail.com
@eduardocalabozo

Guarico - Venezuela

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