Este título muy bien pudo ser el de una noticia de
primera plana en un diario de circulación nacional, “Aprobada por la Asamblea
Nacional en primera discusión la Ley Orgánica de la Enfermedad”, o “Rueda de
Prensa de sindicatos Escuálidos y Fascistas, solicitan a la Asamblea la
inmediata aprobación de una ley que atienda las enfermedades”. Pero no, en
principio este mensaje no se refiere a una ley que tenga por objeto la cura de
las enfermedades tropicales, no. Se trata más bien de la enfermedad que sufre
el país que cree que todos los problemas los podemos solucionar con un cuerpo
de normas aprobado por el Poder Legislativo.
La enfermedad es de todos. Es de la psiquis del colectivo
venezolano, es mental. (Arre este paréntesis por Celia Cruz: “¡Qué pena me da
tu caso, lo tuyo es mental!).
Intentamos una vista en retrospectiva y nos encontramos
con material para varios tomos de profundidades académicas de Historia de
Venezuela. La enfermedad parece adquirida de los conquistadores, en esa época de princesas indias vírgenes
violadas por barbudos de mal olor. Veamos lo que nos dice Wikipedia: “El obispo
dominico Bartolomé de las Casas, levantó un debate en torno al maltrato a los
indígenas con el sistema de las encomiendas, por lo que el Emperador Carlos V
convocó a una junta de juristas a fin de resolver la controversia. De esta
junta surgieron las llamadas Leyes Nuevas, en 1542, que ponían a los indígenas
bajo la protección de la Corona.”. El problema era que el Conquistador
maltrataba al indio, y se pensó que la solución era crear una ley para la cura
de esta dolencia social. Se creó, y el problema siguió hasta el exterminio.
Estos son los eventos predecesores de la enfermedad que tratamos hoy, el Mal de
Leyitis. El síndrome parece crónico, aún lo padecemos. Las manifestaciones del
padecimiento hacen especiales crisis cada cierto número de años. Intentemos
decirlo con palabras de médico: el paciente convulsiona. Que es con decires de
un ciudadano común: una nueva Constitución. Con los dolores propios de este
parir: otra República, otros gobernantes, el caballo del escudo vuelve el
pescuezo, nuevas promesas que no se cumplirán, –como las Leyes de Indias y el
maltrato a los indios-, incluso nuevos nombres para la Nación, otra estrella en
la bandera…
Varias docenas de Constituciones soportan los tristes y quebrados libros de Historia de
Venezuela. Pero no hablemos hoy de estos trances constituyentes mayores,
tratemos a los síntomas menores llamados leyes.
Las sociedades con el Mal de Leyitis se ven afectadas
generalmente cuando el gobernante demagogo organiza en un cuerpo de normas
escritas su mentira. El pueblo requiere esa pócima de mentira como un
drogadicto su ración. Sabe, como el adicto, que esa droga lo mata, pero así
igual hasta roba por la inyectadora, y pierde sangre al desesperarse al buscar
la vena, y vota.
La mentira de la Ley como solución a todos los problemas
la creemos todos, es el fundamento del Mal de Leyitis. Hay un enfermo activo,
el líder, que convive con la víctima que lo aúpa…, y se pone la franela del
partido.
Siglo pasado.
Corrían los primeros años de la década de los ochenta, el
problema era tal hoy, medalla de oro en las Olimpíadas de la Corrupción
Administrativa. Los gobernantes crearon la mentira, Venezuela toda tomó con
avidez la ración de la mortal droga. Los resultados fueron tal las Leyes de
Indias contra el maltrato a los indios, la pócima se llamó Ley de Salvaguarda
del Patrimonio Público. El robo creció hasta Goliat de hoy.
Quien esto escribe se incluye, se cuenta dentro de los
venezolanos que creyeron devotamente que esta Ley era el fin de la Corrupción
Administrativa. Pero nada. Me dije que nunca más sería víctima de otra patraña
como ésta. Que no caería de nuevo en
esta telaraña de droga.
Seguimos por décadas un tanto separados del vicio pero no
lo suficiente como para decir que estaba curado.
Les cuento esta recaída, porque fui testigo de excepción.
En la última década del siglo pasado, en el último gobierno de Caldera, fui
Diputado del último Congreso Nacional. Tal como las Leyes de Indias y la Ley de
Salvaguarda del Patrimonio Público, se presentó el Código Orgánico Procesal
Penal ante el anhelante país. Tal las veinte y pico de Constituciones, ahora
sí, esta sí ¡Esta es la solución a todos
nuestros males! Todos sabemos la situación de calamidad que sufre la Justicia.
Créanlo, excepcionalmente tuve la oportunidad de ser constructor de esta ley
que establecía el Sistema Acusatorio, oral, que
se vendió como que iba a ser la solución a todos los males judiciales
que sufría este país. Pero siguió sufriéndolos. La posición es de verdad
excepcional, porque elaboramos la viciosa droga y la consumimos creyendo la
solución. De verdad.
Año pasado.
En las elecciones parlamentarias demagógicamente se
prometió la Ley de Amnistía si se obtenía la mayoría simple. Se obtuvo una
mayoría calificada, ¿y? La MUD no leyó la Constitución en su Artículo 214 que
establece el Veto de Bolsillo del Presidente, en tanto el Poder Judicial no
tiene voz. La Ley de Amnistía resultó ser una generosa porción de la maldita
droga.
En nuestro auxilio cito al pana BELTRÁN VALLEJO, vallejobelis3@gmail.com, que dice: “En el
caso de la ley de amnistía, ya el gobierno ladró, y lo hizo con todo su talante
autocrático y soberbio, lo hizo subsumido en su miserable nada. El gobierno es
un rey desnudo, pero rabioso. Maduro dijo que esta ley es “inconstitucional”.
Esta “sentencia” de un mandatario presidencial…”.
La sentencia de un Poder ya fue dictada por otro, no hay
República.
Mes pasado.
Sectores importantes de la oposición, afectados por el
Mal de Leyitis, han prometido leyes, que en tanto son inviables son
agravamientos del mal. Como la Enmienda Constitucional, que además de tener razones de derecho para no
pasar la constitucionalidad en manos del TSJ, tiene las “razones” políticas para no tener vida. O el Referéndum
Revocatorio, que como cualquier evento que tenga que pasar por el TSJ, no tiene
vida. Sólo es un bebedizo vicioso para el enfermo.
Semana pasada.
Todos los Proyecto de Ley presentados, o casi todos…
Las Leyes se diferencian, orgánicas, especiales y ordinarias; un carácter es que las primeras
organizan a las otras, por lo que ocupan un mayor rango. En este país de la
quinta república, -o más bien del tercer
mundo-, casi todas las leyes demagógicamente las hacen orgánicas, con lo que se
hace que casi ninguna sea subordinada. Las leyes no funcionan, y es que ese no
es el objetivo, la mentira es lo primordial.
El catálogo de las leyes que precedieron a la Ley de
Amnistía es luengo.
Hay una que nombran Ley Orgánica contra la Delincuencia
Organizada y Financiamiento al Terrorismo. ¿Alguien sabe para qué sirve?
¿Existió antes de la susodicha ley, financiamiento al terrorismo? ¿Bajaron los
índices después de la Ley? ¿Existió
delincuencia organizada, y ahora? Esta última pregunta sonó a chiste, pero no
reír por favor…
¿Alguien que me ayude y me diga para que se gastó tinta
en la Ley Orgánica contra la Discriminación Racial? OR-GÁ-NI-CA.
Lo mismo,… ¿Ley Orgánica de Emolumentos, Pensiones y
Jubilaciones de los Altos Funcionarios y Funcionarias del Poder Público?
La Ley Orgánica de la Contraloría General de la República
y del Sistema Nacional de Control Fiscal, ¿controla algo?
Ley Orgánica del Sistema y Servicio Eléctrico. ¡Y se fue
la luz!
Idem: Ley Orgánica de las Comunas, Ley Orgánica del Sistema Económico Comunal,
Ley Orgánica de Contraloría Social y Ley Orgánica de los Consejos Comunales...
Ley Orgánica de Reordenamiento del Mercado interno de los Combustibles Líquidos.
¿Qué tan libres de la violencia viven las mujeres de
Venezuela gracias a la Ley Orgánica sobre el Derecho de la Mujeres a una Vida
Libre de Violencia? ¿Antes de la ley cómo era esta violencia?
¿La Ley Orgánica de Identificación, servirá para
identificar al ciudadano que ocupa la presidencia de la República?
¿La Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas, por
qué no evita que la india amamante al indiecito con una perolita de pedigüeña
en los semáforos?
Ahora sí, por leer hasta aquí, un chiste de premio: Ley
Orgánica de la Defensoría del Pueblo… ¿Defiende a quién?
Muy a pesar de la Ley Orgánica de Contribuciones
Parafiscales para el Sector Agrícola, ni el arroz ni el maíz se producen, ni
café.
La lista es como interminable, Mal de Leyitis. Estas son
algunas de las inútiles dentro de las Orgánicas, entre las Especiales y las, la
inutilidad es mayor. Punto.
Eduardo López
Sandoval
llanerodigitalcalabozo@gmail.com
@eduardocalabozo
Guarico - Venezuela
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