miércoles, 23 de marzo de 2016

GUSTAVO A. FONSECA B., DILMALANDRA Y LULADRÓN

De rutina, he tenido la costumbre de no inmiscuirme, con mis reflexiones, en asuntos de países extraños al nuestro y nuestros problemas; cuando lo he hecho, es porque encuentro una importante asimilación con nuestras realidades, y sólo con esa motivación he expresado opinión en esos casos.
Y ahora, en este asombroso caso que está viviendo Brasil con su presidenta y el sin tierras, siento que estoy inmerso en otro más de los casos de nuestra cotidianidad rojo-rojita.
Rouseff, ya extensamente cuestionada por corrupción flagrante y descarada, incurre en otra malandrada más en su inmoral actuación como presidenta-corrupta, y, para proteger a un ladrón convicto y comprobado, en una acción de solidaridad entre colegas de delito,  lo designa ministro de su gabinete de delincuentes cuyas manos se han hundido hasta lo más profundo en la tarea de depredación del patrimonio de los brasileños. Pero los brasileños no son idiotas, “como lamentablemente ha demostrado ser una importante porción de nuestra sociedad”, y han ocupado las calles de los más importantes centros poblados del país, en acción proactiva, para impedir que la podredumbre imponga su imperio sobre ellos.
Y a este complejo de pensamiento, llega también el recuerdo del caso Honduras, pequeño país centroamericano donde un pueblo harto y con decisión colectiva, ocupó las calles para protestar contra un gobierno corrupto y ladrón, y en 48 horas de ocupación continua y sin desmayo, dieron al traste con la pandilla de delincuentes públicos que ocupaba el poder.
Y de inmediato, en una comparación obligada por las circunstancias a que nos han traído los delincuentes rojos-rojitos, mi mente vuela a nuestro entorno y se me nubla el alma con lo desventajosa que, para nosotros, es la comparación. Mientras hondureños y brasileños se encabritan y toman las calles de manera total, en esta dolida Venezuela de hoy en manos de una caterva inmoral de delincuentes ladrones y asesinos, las colectividades de todo color social malgastan precioso tiempo que debería emplearse en luchas libertarias y trabajo productivo, haciendo interminables colas, o en típicos campamentos de gitanos, alrededor de todo supermercado, abasto, bodega o pulpería que conozcan, en actitud más que mendicante, para que, luego de horas de vergonzosas colas y esperas y con la limitación del obligado número de cédula para tener acceso, “sean premiados” con míseros 2 paquetes de jabón en polvo, o 2 latas de fórmula infantil, o 2 paquetes de pañales, o 1 “maleta” de 12 rollos de papel higiénico, o 2 de cualquier otro producto regulado que puedan conseguir en el sitio, y todo esto, con los indignantes “o”, por persona.
E inevitablemente vienen a mi mente las preguntas que tenemos más de década y media haciéndonos y haciéndoles, ¿Cuánto tiempo más seguirán tantos venezolanos comportándose como borregos abúlicos y soportando los dislates de los delincuentes en el y con poder?; ¿Qué fue de ese bravo pueblo del que hacían apología Salias y Landaeta en su composición patriótica?; ¿Continuarán, cada sábado que no tengan otra cosa que hacer, realizando concentraciones y marchas sin objetivos específicos o finalidades claras?; ¿Será que la indecencia y la desvergüenza impuestas por el régimen sátrapa se convertirán en el modo de vida de la nación?; y finalmente, ¿Será que nunca se reunirá el suficiente valor colectivo para, haciendo de lado el pánico que paraliza, tomar masivamente las calles de todo el país para librar la lucha colectiva que nos reconduzca al camino de la libertad y la decencia?
Reaccionemos, porque esta Venezuela vergonzante se está convirtiendo en país de zombies sin un ápice de moral y decencia corriendo por arteria y venas.

“VENEZUELA MERECE EL MEJOR DESTINO, Y LOGRARLO ESTÁ EN NUESTRAS MANOS Y CONCIENCIAS”

                                            GUSTAVO A. FONSECA B.
                                                        2.145.816
Gustavo Alberto Fonseca Betancourt
gustavo1143@yahoo.com.mx
Miranda – Venezuela

Enviado a nuestros correos por
Adela Fabra Martin
adela.fabra@gmail.com
@AdelaFabra
Caracas - Venezuela

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