lunes, 14 de marzo de 2016

LUIS D. ÁLVAREZ V., CEGUERA HACIA CUBA,

El pasado diez de marzo se conmemoró el sexagésimo cuarto aniversario del derrocamiento del presidente cubano Carlos Prío Socarrás. A pocos meses de realizar las elecciones en las que se elegiría a su sucesor, Fulgencio Batista Zaldívar ejecutó la acción de fuerza, sumiendo a su país en una penosa dictadura, tal vez tan cruel y miserable como la que le sucedió.

Sin embargo, pocos recordaron la fecha y obviaron el hecho de que Prío Socarrás fue el último de los Jefes de Estado cubanos electos, es decir que en la isla no existe la posibilidad de sufragar por un Presidente desde hace casi setenta años. La comunidad internacional no percibió ese detalle, pues estaba muy ocupada sonriéndole a la dictadura y haciéndole carantoñas, para darse cuenta del talante criminal de su proceder.

Por una parte, el gobierno del presidente Obama se ha empecinado en adelantar un costoso acercamiento con Cuba que pareciera concretarse con una visita a La Habana en los próximos días. Lo delicado es que desde que se hizo el anuncio, la represión hacia la disidencia cubana ha arreciado y el gobierno de Raúl Castro ha fortalecido su política, a medida que exige a Estados Unidos, a través de medios de comunicación oficiales, que le permita seguir profundizando su revolución, que cese el embargo y que se anule el estatus migratorio especial para los exiliados de ese país.



Colombia también mantiene una dependencia hacia el gobierno cubano por el carácter de anfitrión que juega en el cada día más polémico acuerdo de paz. Cuba aprovecha de beneficiarse financieramente de las conversaciones y saca provecho político de erigirse como un garante de la paz, sin que nadie pregunte por la suerte de las Damas de Blanco, de Guillermo Fariñas y no se exijan averiguaciones sobre el extraño accidente que costó la vida a Oswaldo Payá.

Debe rememorarse aquella reunión de la Organización de Estados Americanos en la que los cancilleres por unanimidad, y de pie, (incluyendo a Hillary Clinton) aplaudieron el posible regreso de Cuba a la organización. Sin embargo, en su típica y regular actitud de desprecio, el gobierno de Castro manifestó no estar interesado en retornar.

Casi siete décadas han pasado desde que los cubanos eligieron Presidente por última vez y 64 años han transcurrido desde que la voz del militarismo depuso a Carlos Prío Socarrás, quien por cierto fue un gran aliado de Venezuela al reconocer como Primer Ministro a la Junta Revolucionaria de Gobierno y como Presidente haber abierto los brazos para que muchos exiliados, entre ellos Rómulo Betancourt y Luis Beltrán Prieto Figueroa se radicaran en Cuba durante la dictadura militar en Venezuela.  Desafortunadamente, pocos tienen tiempo de ver la historia y observar que al abuso de Batista lo sustituyó la perpetuidad de los Castro. Pero eso parece no importar, pues al son de la dignidad y los derechos humanos lo sustituye una macabra marcha de desolación que parece que resulta mucho más melodiosa para los líderes del continente.

Luis D. Alvarez V
luis.daniel.alvarez.v@gmail.com
@luisdalvarezva
Internacionalista

Caracas - Venezuela 

No hay comentarios:

Publicar un comentario