Como aficionado, más
no, fanático del futbol, con mucha frecuencia disfruto por la televisión
partidos de futbol en muchos países y por diferentes copas y equipos; en
especial a nuestra “Vinotinto”. Debemos por comenzar que nuestro país nunca,
por muchas razones, ha sido granja con potencial de jerarquía internacional, a
pesar de contar con muchas granjas y pollos.
El fútbol venezolano
tímidamente comenzó su enseñanza con los primeros institutos educacionales
regentados por sacerdotes españoles o italianos, posteriormente algunas
universidades y clubes privados con los cuales comenzó el fútbol profesional.
Recuerdo en los finales de años cuarenta y principios de los cincuenta, cuando
un gran promotor del fútbol internacional, Damián Gaubeka, patrocinaba y
lograba traer cada año equipos españoles, brasileños y colombianos para torneos
en los cuales participaban equipos locales. Años de las transmisiones por radio
y época, en los cuales, a pesar de las inconvenientes propios para las
transmisiones, los locutores y comentaristas la hacían con la mejor veracidad
posible.
Pasaron los años y
nuestro futbol, nuestra calidad de fútbol, siguió el mismo péndulo que marcaba
el rumbo del país. En ese vaivén, llegamos al año 2016, y nos encontramos con
el péndulo señalando, bien grande, la palabra FRACASO, y como siempre, hay que
buscar un CULPABLE, desde el mismo momento en que nuestra Vinotinto recibió el
gol de empate en el reciente juego con Chile. Ya había calificada como el
equipo redentor del futbol profesional venezolano. Buscando, más que razones,
culpabilidad, se señaló intermitentemente los garrafales errores de la defensa
y, al fin, con la derrota 4 x 1 no podían aguantar más lo que sentían por
dentro: la culpa de Noel Sanvicente.
Un hombre venezolano a carta cabal, que se entrega con pasión y gran
profesionalidad a la dirección del equipo que le corresponda. Si lo que recibió
no fueron restos de jugadores, sino rencillas, dirigentes de tribuna con voz, y
un abanico de jugadores profesionales, algunos de ellos ya acostumbrados a las
luces, comodidades y dólares de equipo europeos, asiáticos y africanos. Otra
vida, otro futuro y otra manera de jugar. San Vicente tuvo que simultáneamente
que regar semillas de jugadores y enderezar ramas. No conozco las
interioridades de la mucha gente que trabaja en la dirección del la Federación
Nacional de Fútbol Profesional, en pro cuando el río suena, piedras debe traer.
Y el rió por el que han llevado a la Vinotinto pareciera que viene contaminado
al igual que el de muchas Federaciones Internacionales cuyos dirigentes, más de
cincuenta, están señalados e inculpados por la justicia. Ojalá seamos la
excepción de esa merienda.
Es un hecho público y
notorio que las disciplinas deportivas de masas, equipos, no se conforman de un
día para otro. El fútbol, el béisbol y el atletismo no nacen, se hacen; si, se
hacen sembrando semillas en todos los rincones del país, no sólo con la idea de
formar grandes atletas sino como disciplinas para inculcarles principios y
valores de convivencia humana y alejarlos de los antivalores. Pero la
responsabilidad de darles muchas oportunidades a los niños y en la juventud no
es solo de empresas privadas sino del Estado en todos sus niveles: estados,
municipios, parroquias e intercambio entre unidades educativas vecinales,
parroquiales, municipales, distritales, estadales, hasta llegar al honor de
formar parte de las selecciones nacionales.
El deporte como la educación debe ser de enseñanza gratuita. Los
destacados, de acuerdo a sus exaltadas condiciones para una disciplina
deportiva, al cumplir la mayoría de edad podrán decidir hacer de su capacidad
una profesión que le garantice la satisfacción de sus necesidades como seres
humanos. Y uno se pregunta, en dónde está el dinero para los gastos e inversión
en deportes, por allí estaban y se esfumaron en las chimeneas de PDVSA -Casa
Matriz de la Beneficencia Pública Nacional en Internacional- sus filiales, y
una buena parte en la fianza.
Yo sí considero que
Noel Sanvicente tiene la capacidad necesaria para rescatar y mejorar a la
VinoTinto. Por supuesto, también habrá otros, iguales o con mejor capacidad,
pero no debemos olvidar que ni el futbol, el beisbol, el básquetbol y ni el
atletismo se juegan solos, enfrente de ellos hay también entrenadores y equipos
que desde hace muchos años están haciendo lo que nuestros gobiernos deberían
haber hecho desde hace mucho tiempo: preparar los semilleros, cultivarlos,
alejar las malas hierbas y fortalecerlos; en fin, abrirles el camino… su
capacidad los orientará hacia la meta de su esperanza.
Noel Sanvicente,
recuerda que Simón Bolívar, Páez, Sucre, Urdaneta, Cedeño y muchos otros,
lucharon y, perdiendo muchas batallas, aprendieron que “Dios concede la
Victoria a la Constancia.”
Noel Sanvicente, tu
voluntad, esfuerzo y ejemplo será reconocido por tu pueblo y premiado por Dios
Daniel
Chalbaud Lange
vonlange1939@gmail.com
@danielchalbaudl
Carabobo
– Venezuela
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