HAY QUE HACER LO DE AYER
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela es, en opinión
generalizada entre dirigentes políticos y especialistas en la materia, la más
acabada en cuanto se refiere a los derechos fundamentales que se ha haya
redactado desde 1811 hasta nuestros días.
Los artículos que van del 1o. al 9o. definen la República que anhelamos
y merecemos. Ese articulado marca la pauta de convivencia entre iguales y de
cómo debe ser la relación Estado-Nación, gobierno-ciudadano. Identifica
derechos y deberes. Ordena acudir a su texto ante la imperiosa necesidad de
eliminar trombos que represen el fluir democrático. Invocar el artículo 350
constitucional, pero cómo hacerlo en dictadura.
Porque en este contrato social,
como en los de 1947 y 1958, es primordial la vigencia de la democracia
materializada en las libertades de opinión, asociación, económica y elección;
la pluralidad, la alternancia y remoción
de autoridades, desde el Presidente hasta el Alcalde, por vía del Referéndum
Revocatorio. El detalle está en el cómo, porque ese “armamento” constitucional
requiere de absoluta imparcialidad del CNE y son bastante conocidas y sufridas
las tramoyas armadas por ese organismo para liquidar la democracia. Trampas
concebidas por el constituyente chavista y adoptada por el ciudadano atrapado y
alelado por la verborrea de Chávez.
Ahora bien, infinidad de opinadores, especialmente los “guerreros del
teclado”, con preferencia desde la barra de un bar o en la comodidad de una
residencia mayamera, despotrican contra la Mesa de Unidad Democrática, porque
no logró que el triunfo del 06-12-2015 se tradujera en el derrocamiento del
régimen dictatorial militarista presidido por Nicolás Maduro, el infeliz muñeco
de ventrílocuo.
Quienes así desbarran, sin querer queriendo, juegan a favor del
gobierno. Porque la República Civil fue suplantada por el régimen dictatorial
comunista modelo Siglo XXI, el cual no contempla cambios de gobierno al
vencimiento del período constitucional; una dictadura más cruel de cuantas
creímos finiquitadas el 23-01-1958. Aquellas infames tiranías vernáculas fueron
crueles como corresponde a toda satrapía: ladronas, asesinas, oscurantistas y
frenaron el desarrollo armónico del país. Con magín de gañanes, asaltaron la
“finca” Venezuela y ordeñaron las vacas hasta que los derrocó otro chafarote o
la muerte los separó.
Hoy enfrentamos un monstruo de mil cabezas que inocula su doctrina
totalitaria en la mente de nuestros niños y jóvenes prometiendo la creación del
hombre nuevo; autodenominándose democrático porque realiza elecciones cuando
cree asegurado el triunfo pero adultera los resultados cuando es derrotado,
además ha pervertido importantes sectores de la sociedad con inmorales dádivas
de bienes, el “derecho” al funcionario público para el enriquecimiento ilícito
mediante trabas administrativas tasadas en dólares y otorgando licencia a su
hordas rojas-rojitas para cometer todo tipo de tropelías contra la ciudadanía.
Mientras tanto los “arrojados” guerreros del teclado desbarran contra la MUD y
no aportan idea alguna para la aplicación práctica del tan manoseado 350. Algunos
insinúan la violencia. Pero, es el caso que, la MUD ni los partidos ni las
organizaciones no gubernamentales que la forman tienen poder de fuego para
enfrentar al malandrage cívico-militar del que, POR AHORA, dispone el corrupto
narco-castro-chavismo enquistado en los mandos de la República.
Entonces ¿qué tenemos? Voluntad y convicción democrática. ¿Qué hacer? En
el distante ayer la conjunción de partidos, sindicatos, profesionales,
educadores, estudiantes, empresarios, algún contacto militar y el clero con
demoledora pastoral, más acciones de calle: mítines relámpago, volanteo de manifiestos denunciando el latrocinio y el crimen, llegamos a las
jornadas victoriosas del 21,22 y 23-01-1958.
Hoy dos activistas, una moto, un
altavoz arengando en cada cola, barrio o centro de trabajo denunciando a los
ladrones que nos desgobiernan y matan de mengua a nuestros niños por falta
comida y medicamentos. El poder de fuego lo aportarán los militares dignos en
el momento más agudo de la crisis. Se producirá el quiebre, se derrumbará la
dictadura. Así ocurrió en pasados momentos de nuestra accidentada historia
republicana y así sucederá en este nuevo episodio que convoca a la defensa y
sanación de la patria herida.
German Gil Rico
gergilrico@yahoo.com
@gergilrico
Miranda - Venezuela
Visto el largo introito, que casi se prolonga hasta el epílogo, imaginé que el autor propondría alguna fórmula distinta a la del discurso muy emotivo pero sin carga concreta para solventar los escollos. Continúo igual: sin expectativa coherente ni liderazgo oportuno.
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