lunes, 6 de marzo de 2017

LORENZO GARCÍA TAMAYO, DEMASIADO BUENO, PARA SER REAL.

PROYECTO PAÍS VENEZUELA RECONCILIADA

Demasiado perfecto para ser verdad.  La perfección no existe. Nada más propio de la naturaleza humana, que su imperfección. Venimos con ella.  Es sello indeleble que nos recuerda día a día nuestra condición humana.   Si fuéramos perfectos,  seríamos androides.  Como aquel otro refrán que reza “quien mucho abarca poco aprieta”,   buena muestra de tal evidencia.  

La reflexión de hoy,  se fundamenta en ese axioma lógico racional del demasiado bueno y el que mucho abarca.  Pretendo con ello,  tratar de entender y explicar según he venido analizando,  las razones del porque  el Documento de la Alianza Nacional Constituyente conocido como Bases Constituyentes, no ha logrado el propósito que,  con tanto entusiasmo y esperanzas,  sus promotores y seguidores esperábamos de él.

Lo primero que llama la atención es la identidad que asumimos para definirnos. Lo hacemos diciendo que somos una red nacional de organizaciones. Es decir, somos un tejido conformado por otros, nuestra identidad viene de terceros, y asumimos la presunción de creer que quienes estén “más o menos” contestes con unos Puntos Clave que tienen que ver con logística, participación, actuación, y difusión dialéctica, son quienes en definitiva conformarían la identidad de la Alianza.

Quien mucho abarca poco aprieta.

Juntos pero no revueltos.

Si esta acción de la ANC tuviera como fin específico y único,  como muchos aún lo pregonan  o piensan que es,  o debe ser así,  de que solo es para que la Constituyente elabore una nueva constitución, lo anterior podría entenderse como válido. Pero no es así. Por qué sino establecemos con precisión,   los contenidos institucionales (Bases e Instrumentos Internacionales),  políticos (Título I Principios Fundamentales), y legales (Títulos II, III y IV)   amalgamados en el documento Bases Constituyentes, es imposible trasmitir colectivamente una convicción plural y masiva del mismo. Esa es una de las razones, sino la principal,   del porqué ha sido tan difícil convencer,  o al menos adicionar voluntades firmes y contestes, sobre todos los fundamentos que encierra un proyecto que va mucho más allá de la gestión y hechura legal constituyente (Títulos II, III y IV), que ha sido siempre lo que se destaca por sobre los temas políticos e institucionales,  que a mi juicio,  son la indispensable esencia  para el cambio radical que requiere el país,  como manera competente para transformar la estructura del estado centralizado por la del estado descentralizado.

Las dos últimas Cartas Magnas que han regido por más de cincuenta años el estamento constitucional de nuestra República, es decir la del 61 y la del 99, expresan tácitamente  que somos un País Federal Descentralizado. Ergo, no es el papel, que lo aguanta todo, quien modifica el modelo de estado que tenemos o que podría modificarse hacia el futuro. Sin voluntad política, no hay cambio que valga. La Constituyente podría, contribuir en la hechura de esos cambios   pero no es garantía exclusiva de lograrlo, porque sin la voluntad política, insisto, no hay cambio que valga.

Si asumimos ser una red para aliar organizaciones, nos convertimos en una suerte de facilitadores. Por regla general,  el facilitador es neutral. ¿Y no lo sé? Pero percibo en carne propia, que no es cómodo encarnar la posición neutral del facilitador, en un país que está cayéndose a pedazos hace más de doscientos (200) años. 

Si requerimos convencer sobre la puesta en marcha de unas reglas inéditas,  es necesario, además de la implícita honestidad,  demostrar a los interlocutores que su implementación, esta apartada de vías complicadas, difíciles y/o confusas. Y esto no se ha logrado  precisamente,  porque las Bases Constituyentes adolecen de vías confusas de difícil y complicada comprensión.  Y porque no se han hecho las separaciones necesarias entre el proyecto político e institucional con el de  la propuesta legal para la constituyente originaria. Que a la postre son objetivos y herramienta,  unos y otro.  

Me consta que existen muchos venezolanos dentro y fuera del país de comprobada rectitud ciudadana,  que no entienden la posición ambivalente de la ANC desde el punto de vista político e institucional. 

Jamás he sido secesionista, ni lo seré. Me duele el país como a cualquier ciudadano responsable que cree en la sustentabilidad del desarrollo y en las bondades que ha generado el hombre globalmente en las últimas décadas a través de los avances en ciencia y tecnología. Hoy sabemos que todos los seres humanos vivos dedicados a la ciencia y la investigación son en número, más de la mitad que la de todos los seres humanos que en toda la historia de la humanidad fueron investigadores y/o científicos.

Ojalá,  para bien del país, la Dirección Nacional de la ANC, asuma el liderazgo político del Proyecto País Venezuela Reconciliada. Sin vacilaciones. Y nunca como convidados de piedra o facilitadores.


Maracaibo, 27 de febrero de 2017

Lorenzo Garcia Tamayo
lorenzogarciatamayo@hotmail.com
lorenzogarciatamayo@gmail.com
@lorenzogarciata
Nueva Esparta - Venezuela
Zulia- Venezuela

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