miércoles, 11 de noviembre de 2020

DANIEL HERNÁNDEZ LUENGO, "IN GOD WE TRUST", DESDE VENEZUELA

En años recientes algunos medios de comunicación y sus periodistas fariseos formaron sociedades de ayuda mutua con grupos secretos en diversas potencias, con el fin de instaurar un poder hegemónico de conspiración internacional conocido como el Nuevo Orden Mundial.

Las labores encomiásticas en las que recíprocamente se prodigan esos seres oscuros van en contra de toda acción justa, legal, moral o espiritual; tanto “Antifa” como “Black Live Metters”, pretenden aparecer a los ojos del mundo con chispas de brillantes falsos, haciendo creer al vulgo que son auténticas piedras preciosas que trabajan en pro de los derechos civiles.

Estos afanosos palangristas suelen llegar ataviados con ese donaire almibarado que caracteriza a los hipócritas. Sin vergüenza y sin ética, hacen uso de la mayoría de los medios para engañar y alienar las masas en su adocenado proyecto, pues, no fueron creados para informar sino para manipular la opinión pública cómo ocurrió en el reciente fraude electoral, dónde de manera infame han querido imponer un nuevo presidente con resultados ficticios.  

A todos los seudocomunicadores que se prestaron para el juego sucio debemos quitarles la careta o el vestido de arlequín con el que se pavonean. El título de periodistas les queda grande en su afán de desvirtuar la realidad y en lo repugnante y bajo que es su mal proceder.

El mérito de los hombres se consigue por sí mismo, con esfuerzo, trabajo y dedicación, y sus buenas obras serán la mejor recomendación ante los ojos de los hombres sensatos empapados en patriotismo.

Aquellos periodistas que no tienen virtudes ni méritos suficientes para levantarse hasta el nivel de los verdaderamente dignos, son los que echan mano del recurso del oportunismo satánico y el juego sucio para poder trascender.

Cada ciudadano traza un camino con el voto legal, “el válido”, por ello, su decisión debe ser respetada y defendida con un reconteo público ante las cámaras, y ante la nación, pues, en caso de estafa está amparado en la constitución.   

Las gestiones apenas comienzan y el peso de la ley caerá para todos aquellos que se prestaron para dar muerte a la democracia, ya que más allá de ser objetivo o no al momento de comunicar o ejercer un derecho, se debe ser responsable con dicha acción.

El que tenga ojos que vea…

Daniel Hernández Luengo
dahlpahg@gmail.com
@danielovtsky
Miembro de la Academia de Historia del Zulia
Maracaibo – Venezuela

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