Ese día llamamos al Estado a repartir, y confundimos así lo público con lo privado. Ese día Nos Convertimos En Socialistas Sin Darnos Cuenta. Erramos las señales y extraviamos el Rumbo a la creación de riqueza, la prosperidad y la paz. Nos metieron por la izquierda y allí seguimos.
En América Latina, el populismo, estatismo y socialismo en lo político, y el proteccionismo en lo económico, construyeron las bases de una cultura irresponsable e ineficiente que ha prevalecido en buena parte y ha mantenido al continente alejado del Primer Mundo.
Desde hace varias décadas se le ha persuadido a los venezolanos de que: el libre mercado es algo detestable y nefasto, y la izquierda es “progresista”, y cuanto más interviene el Estado en la economía y actividades privadas es mejor (porque lo privado es “egoísta” Y contrario al bien común), y el socialismo es muy bueno al menos en sus intenciones de igualdad y generosidad con los pobres, y la “justicia social” Y la redistribución de la riqueza son plausibles y elevados ideales, los cuales conviene materializar y llevar a la práctica cuanto antes, a través de medidas y acciones concretas.
Por eso los Estatistas y Socialistas ganan, y en buena parte el espectro político se reduce a Estatistas moderados y estatistas radicales. Y siempre ganando los más radicales. Esa ha sido en buena parte la historia de Venezuela. Incluso desde 1958 a la fecha ha habido un Consenso básico en la dirigencia pública y privada y la clase política Venezolana, en contra del Capitalismo de libre mercado, y a favor del sistema intervencionista, estatista, socialista que existe actualmente. A favor del Statu Quo.
Por eso nadie discutía que el Estado debía intervenir por la fuerza en toda suerte de actividades económicas, así como en las esferas personales como salud, educación, familia, deportes y cualquier otra cosa. Ni que para cumplir tan amplia gama de funciones, debe contar con facultades, poderes y recursos ilimitados. Además, los Gobiernos defienden sus propias ideas en temas delicados como la crianza y educación de niños y adolescentes, sexualidad y creencias religiosas, y las imponen a la fuerza con sus omnimodos controles, y con el uso de su inmenso presupuesto. Porque también se aceptó que para sostener sus enormes gastos, los Gobiernos pueden decretar cuanto impuesto se les ocurra, imprimir billetes o dinero a discreción, generando con esto continuas alzas de precios, y endeudarse sin límite. Y poseer bancos y empresas de todas clase, expropiar y confiscar lo que sea al sector privado cuando lo deseen, y/o gerenciar a través de regulaciones, y también poseer centros docentes, hospitales, clínicas, etc
Ese es el sistema. Ese es el modelo. Esa es la receta que nunca se discutió y el debate que no se dió. Porque tuvimos un debate muy pobre, que siempre evadió los aspectos ideológicos por confusión y complejos con el socialismo, por la trampa de la justicia social y el bien común. Por eso el debate no se centró en el sistema, modelo o receta sino en las personas. Cuando surgía un grupo de personas que cuestionaba el sistema o modelo, todos de inmediato trataban de reprimirlos, silenciarlo o ignorarlo. Porque estaba en contra de ese consenso básico sobre el statu quo aceptado y aceptable para la dirigencia pública y privada. Eso fue un grave error que en buena parte estamos pagando hoy. Por eso también la unidad fracasó en buena parte y no ha sido eficiente para lograr la Salida.
Venezuela necesita conseguir una coherencia y consistencia frente al socialismo en cualquier versión. Frente al relativismo, al Foro de Sao Paulo, frente a muchos Impostores y farsantes que se encuentran en organizaciones internacionales como la ONU, la UE, y sobre todo en América Latina, debido a la cultura irresponsable e ineficiente que se ha construido en los últimos ochenta años. No somos contrarios al Estado sino al estatismo o socialismo, porque nos ha traído pésimos resultados. Nos ha traído, descuido en las obras públicas, administración de Justicia, orden y seguridad, protección de las fronteras, criminalidad desbordada y hacinamiento carcelario. Nos ha traído inflación, desahorro, desinversión, decaimiento económico, desempleo y pobreza, ineficiencia generalizada, vicios políticos, corrupción, desintegración familiar y pérdida de valores, con ruptura de los tejidos social y productivo, deterioro en la educación y en la salud.
Por eso siempre hemos propuesto Desestatizar la sociedad. El sistema político, económico y Social actual de América Latina es muy complejo, esto contribuye a hacer difícil encontrar formas para salir del sistema, y motivar a la gente a convencerse de la necesidad de rechazarlo.
En el caso venezolano debemos construir nuestro Rumbo Propio. Debemos saber y ser capaces de formular de manera comprensible a donde ir. La visión de la sociedad que se desea construir debe ser clara y no difusa, explícita y no implícita, intransigente en los valores y el cambio del sistema. Se debe saber cómo llegar. Se debe ser capaz de formular de manera simple y comprensible el procedimiento, el camino, la secuencia de las medidas que inevitablemente se deben tomar. Una parte importante es tener la capacidad y el valor de decirle a la gente la verdad sobre los costos inevitables del proceso de transformación y de la transición. Milton Friedman, premio Nobel de Economía, decía que “no hay almuerzos gratis”, del mismo modo, ” No hay reformas o transformaciones gratis “. Se debe convencer a la gente. Necesitamos una gran cruzada por la defensa de la libertad. Por una sociedad libre. Los enemigos de la libertad están al acecho de cualquier descuido o error. La unidad tiene que ser para salir del régimen y también del sistema. La destrucción no ha sido accidental, sino consecuencia inherente al socialismo y al estatismo que es su medio instrumental inseparable.
Venezuela puede ser el mayor receptor de la propuesta reciente del Presidente Trump de trasladar las fábricas e inversiones estadounidenses de Asia para América Latina.
Venezuela debe aprovechar esta gran oportunidad para construir Su Rumbo Propio al Primer Mundo. Hay que ir a lo esencial, tenemos que recuperar primero la libertad y poner orden en la casa para poder crear riqueza. Tenemos que hacerlo lo más rápido posible, antes de que sea imposible hacerlo en Democracia. Necesitamos cambiar de sistema y no solo de Gobierno.
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