En el fondo, hay un tema importante que merecería seriedad: avanzar desde una educación libresca, pasiva y encapsulada, hacia una educación activa, pertinente, vinculada de muchas maneras con la cultura y la sociedad. Esa educación debería mirar hacia el siglo XXI y preparar a las nuevas generaciones para impulsar una economía productiva y la más amplia creación cultural, en el marco de una sociedad justa y libre. Estamos muy lejos de eso.
Un cambio curricular de impacto no es viable ahora. Y serían contraproducentes los simulacros que lleven al estudiantado a perder tiempo en la escuela haciendo pequeñas tareas manuales que ya hace fuera de allí. Sin embargo, aun hoy podrían iniciarse con provecho otras iniciativas. Por ejemplo, a partir del Tercer Año de educación media general debería ser posible, de modo opcional, que las y los estudiantes pudieran tomar cursos en el Inces, como parte de su plan de estudios en el liceo. Esto es, con cupo y horas reservadas. Y que los resultados obtenidos en los mismos contaran para su promedio de calificaciones. No es factible que un liceo normal pueda ofrecer formación en algún oficio. Pero las instalaciones del Inces, mejoradas si es necesario, y su plantel de docentes, sí podrían asegurarla. El plan podría comenzar en zonas del país donde se esté logrando mayor actividad productiva, sea en agro, industria o servicios. De esta manera, a las y los jóvenes se les abrirían oportunidades laborales útiles, con beneficios para ellos mismos, sus familias y el país. Y al entrar preparados a un área de trabajo, sus estudios ulteriores podrían orientarse en la misma línea.
De otras vías para la vinculación educación-producción hablaremos en próximo artículo: recuperar a las escuelas técnicas, mejorar los proyectos escolares de acción comunitaria y, más adelante, desarrollar un área de tecnología a lo largo de la escolaridad obligatoria.
Aurora Lacueva
lacuevat@hotmail.com
Aurora Lacueva
@AuroraLacueva
@Unoticias
Venezuela
No hay comentarios:
Publicar un comentario