jueves, 8 de agosto de 2019

ACTUALIZACIÓN, EL REPUBLICANO LIBERAL II, VIERNES 09-08-2019


MIBELIS ACEVEDO DONÍS: ENTROPÍA Y ATASCO

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 7 minutos
El desequilibrio interno, la enfermedad, todo lo trastocan. El mejor clima puede resultar hostil, la palabra inocua convertirse en chillido perverso, el breve tránsito trocar en dilatado peregrinaje hacia ninguna parte. La noción de entropía invocada por la Segunda Ley de la Termodinámica, esa medida de desorden de un sistema que debe controlarse si se aspira a la preservación, bien podría alertarnos frente a ese desbalance, esa dispersión de energía que desencaja al organismo vivo. Si no se ataja, la pérdida de centro acaba por adulterar la relación con el entorno y sentenciando l... más »

THAYS PEÑALVER: "VENEZUELA NECESITA UN PÉREZ JIMÉNEZ"

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 7 minutos
Al repetir esto se está educando a las nuevas generaciones para que crean que se requiere que los militares sigan dominando al país Esta es una de las frases más educativas que existen en Venezuela, digo educativa porque es proferida por muchos civiles que piensan que quedan regios, pero no se dan cuenta de que cuando la dicen están “educando” en los cuarteles a cuanto teniente sueña con ser un nuevo prócer y sobre todo colaborando con el “chavismo mental”. Pero además “Una mentira que se repite mil veces se convierte en verdad”, frase de las que han sido padres Goebbles, el famoso... más »

GIOCONDA CUNTO DE SAN BLAS: AGRO VENEZOLANO, HISTORIAS PARA EL SIGLO XXI

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 7 minutos
En el relato bíblico, el episodio de Abel, pastor de ovejas que ofrece al Señor el sacrificio de los primogénitos de sus ovejas y Caín su hermano, agricultor que entrega como ofrenda frutas y verduras, llega a su clímax cuando, implacable, ese dios severo y sangriento acepta las dádivas de Abel, despreciando las de Caín quien, en un arranque de celos, mata a su hermano menor. Yo, irreverente, digo que Caín, al dedicarse a la agricultura unos 10 a 12 mil años atrás, rompió su dependencia con el dios iracundo y abrió el camino hacia el sedentarismo que hizo posible el asentamiento de... más »

SJ. LUIS UGALDE: PEREZA POLÍTICA Y TRAGEDIA NACIONAL

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 7 minutos
No queremos negociar, sino que se vayan todos los corruptos-ineptos y su “Socialismo del siglo XXI”. De acuerdo, pero cómo se logra eso. Ahí, en el cómo, empieza la política o queda en evidencia la falta de ella. No basta anunciar lo necesario, la política hace que lo necesario sea posible y que este se transforme en realidad. No es buen médico quien rechaza la enfermedad y proclama la salud pero ni cura ni sana. En Venezuela hay centenares que se consideran grandes políticos porque proclaman rotundamente la obvia necesidad de salir del actual gobierno criminal, corrupto e inepto, ... más »

ANTONIO DE LA CRUZ: BARBADOS -NO HAY MÁS TIEMPO QUE PERDER-

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 7 minutos
La negociación entre Juan Guaidó y Nicolás Maduro está enmarcada por la incertidumbre. Cada encuentro es precedido por afirmaciones que indican el fin del diálogo. La semana pasada Maduro propuso un diálogo continuo, “capaz de pasar meses y años con tal de pasar cualquier coyuntura” para solucionar los conflictos del país. En su rol de “policía bueno” repite la estrategia de los diálogos ocurridos en 2014 y 2016-2017. Esperar-ver, acompañado del Estado-criminal. Lo que le permitió mostrar resiliencia ante las protestas no violentas de las fuerzas democráticas en 2014, y sortear el ... más »

TRINO MÁRQUEZ: LAS SANCIONES, ¿APLAUDIRLAS O CONDENARLAS?

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 4 horas
El asunto es complicado de encarar y no admite respuestas simples. Las sanciones aplicadas por Donald Trump contra el gobierno de Nicolás Maduro, por rebote, terminarán golpeando a los venezolanos, desde los empresarios hasta los modestos trabajadores. Este efecto no buscado le servirá a Maduro para alimentar el sentimiento antinorteamericano existente entre los militantes del Psuv y en otros sectores, incluidos algunos grupos opositores. Conviene recordar que ninguno de los graves problemas que enfrenta el país se debe a las sanciones. Ha sido la mezcla letal de soberbia, incompe... más »


MIBELIS ACEVEDO DONÍS: ENTROPÍA Y ATASCO

El desequilibrio interno, la enfermedad, todo lo trastocan. El mejor clima puede resultar hostil, la palabra inocua convertirse en chillido perverso, el breve tránsito trocar en dilatado peregrinaje hacia ninguna parte. La noción de entropía invocada por la Segunda Ley de la Termodinámica, esa medida de desorden de un sistema que debe controlarse si se aspira a la preservación, bien podría alertarnos frente a ese desbalance, esa dispersión de energía que desencaja al organismo vivo. Si no se ataja, la pérdida de centro acaba por adulterar la relación con el entorno y sentenciando la perturbación a la irreversibilidad. 

En política, la entropía-enfermedad-desbalance también aparecería con la polarización. La perversa división de la opinión pública en compartimientos estancos y nada dispuestos a promover síntesis constructivas, termina apilando energía inútil y desvirtuando, incluso, la percepción de la propia realidad. Son circunstancias en las que la fuerza tanática se apropia del ámbito de intercambio y lo somete a la lógica del instinto de muerte, la pulsión autodestructiva, el displacer, la patológica compulsión a la repetición. 

En sistema social tan malogrado como el venezolano, el desbalance deja su torva pisada. Tal desgaste no sólo afecta a quienes detentan el poder, sino a una dirigencia opositora que, contra el sano hábito de auscultar y dar fin a los círculos viciosos, ha terminado cebando la escisión, las grietas que dividen a la opinión y la hacen refractaria a la idea de una sociedad donde lo natural es que las diferencias se diriman. Hablamos de esa sociedad que no aspira a suprimir el conflicto sino a gestionarlo, a tratar la ecuación del caos y del orden como pares dialécticos que, según afirma Rodríguez Kauth, se complementan para mantener un “equilibrio inestable”. 

De ese aumento del desorden interno del cual la sociedad no logra deshacerse, surgiría el llamado empate catastrófico. En tanto situación que afecta la relación dialéctica entre fuerzas que se disputan la hegemonía, como muy gramscianamente la describe Álvaro García Linera, se caracteriza por la “confrontación de dos proyectos políticos nacionales de país, dos horizontes de país con capacidad de movilización, de atracción y seducción de fuerzas sociales; confrontación en el ámbito institucional -puede ser en el ámbito parlamentario y también en el social- de dos bloques sociales conformados con voluntad y ambición de poder, el bloque dominante y el social ascendente; y una parálisis del mando estatal y la irresolución de la parálisis”. Ese atasco puede “durar semanas, meses, años; pero llega un momento en que tiene que producirse un desempate, una salida”. 

Igual que cualquier organismo sometido por los desórdenes de la enfermedad, ninguna sociedad puede darse el lujo de vivir a expensas del desequilibrio permanente, la referencia esquizoide, la exaltación, la fiebre continua, la confrontación, el grito destemplado, el dolor que no cede, lo anómalo. La inestabilidad endémica obliga a encontrar curación; no hacerlo implicaría condenar a la sociedad y sus inermes ciudadanos a la autofagia.

Construir una fuerza que exorcice el atasco y resuelva la tensión que inmoviliza -la dualidad del poder, lejos de zanjarlos, sólo ha logrado profundizar los desbalances- pasa entonces por recurrir a la virtud equilibrante de la política, por devolver al ciudadano su condición no de objeto, sino de sujeto de poder; por encontrar una fórmula útil para hablar-actuar juntos y articular visiones en una síntesis plural y representativa de las posiciones de cada sector. Misma labor de auto-entendimiento que, por cierto, inspiró al cuarteto de Túnez en medio de la compleja crisis que atravesó el país tras la caída de Ben Ali. 

Sí, la consecución de un punto de bifurcación óptimo, de calidad (y con ello nos referimos al obtenido por medios democráticos) depende en buena medida de la índole del liderazgo en ascenso, de una identidad inmune a las modas opináticas, del afán por procurar un espacio donde la verdad deliberativa encuentre oportunidad de manifestarse y prevalecer, por encima de derivas extremistas. 

Mientras la polarización impone sus desfigurados parámetros, claro, esa tarea se complica. En ese sentido, es hora de evaluar si el preámbulo no-político, el que ha apelado a la vía insurreccional o a la derrota moral del adversario abona a la solución negociada o a la inercia, si refrena de algún modo la entropía o la agudiza. Los resultados y no las bellas intenciones están a la vista. A ellos debemos remitirnos cuando los alcances fácticos de cada bando entran en visible competencia. 

Asumiendo que, tarde o temprano, el empate catastrófico tendrá finiquito, es forzoso preguntarse: ¿cómo queremos que se produzca? ¿Cómo resultado de un acuerdo imperfecto pero funcional, o de la chusca movida “estabilizadora” que podría coronar con la entronización del mal que combatimos? He allí el riesgo: ser botín de la entropía creciente es otra opción sobre la mesa. 
Mibelis Acevedo Donís
@Mibelis

THAYS PEÑALVER: "VENEZUELA NECESITA UN PÉREZ JIMÉNEZ"

Al repetir esto se está educando a las nuevas generaciones para que crean que se requiere que los militares sigan dominando al país

Esta es una de las frases más educativas que existen en Venezuela, digo educativa porque es proferida por muchos civiles que piensan que quedan regios, pero no se dan cuenta de que cuando la dicen están “educando” en los cuarteles a cuanto teniente sueña con ser un nuevo prócer y sobre todo colaborando con el “chavismo mental”. Pero además “Una mentira que se repite mil veces se convierte en verdad”, frase de las que han sido padres Goebbles, el famoso ministro de propaganda nazi y Vladimir Lenin.

La verdad es que cuando se inició la planificación de la Autopista Caracas la Guaira, Marcos Pérez Jiménez estudiaba en el Perú porque en Venezuela no habían academias militares reales. Cuando se aprobaron los estudios generales –que duraron casi una década- Pérez Jiménez era apenas un capitán del ejército y cuando se aprobaron los planos de toda la obra en 1947, el futuro dictador ni siquiera tenía la mas remota posibilidad de opinar al respecto.

A nadie le importa que Rómulo Betancourt fuera quien inauguró el primer tramo –Maiquetía-Catia la Mar, porque la gigantesca obra exigía reformar buena parte de Caracas y la Guaira antes de comenzar. Cuando la gran obra central finalmente se licitó a todas las grandes compañías extranjeras en Junio de 1949, Marcos Pérez Jiménez no tenía absolutamente algo que ver con la construcción de aquella magnifica obra –que duró mas de cuatro años- y en su exposición como presidente en 1951, el doctor Germán Suárez Flamerich dijo que las obras estaban tan adelantadas, que probablemente ocurriría antes su inauguración a los primeros meses de 1953, razón por la que un año antes de convertirse en dictador, ya los viaductos, los cortes de la montaña y casi dos tercios de la obra estaban completamente finalizados.

Pero aun cuando yo le demuestre, documentos en mano que Marcos Pérez Jiménez tuvo poco o nada que ver con la construcción de tamaña obra, que ya estaba construida en cerca del 85% cuando era Ministro de la Defensa, aun cuando usted puede solicitar todos los documentos en la Biblioteca o Hemeroteca Nacional, la mayoría de la gente incluso luego de leer éste artículo, seguirá diciendo que el dictador construyó la autopista, solo porque la televisión enseñó que inauguró el tramo final, que era el mas pequeño e insignificante de todos.

Eso es lo que se ve en las fotos y en YouTube con un Pérez Jiménez acompañando, como Ministro de la Defensa, al presidente de la Republica (Flamerich) pero no se debió a ninguno de ellos, ni a Betancourt, ni a la Junta, sino como todas las demás del Plan Nacional de Vialidad, se les debe a los arquitectos, ingenieros y urbanistas de la generación del 28, los mas grandes héroes civiles que haya parido la historia de la nación y que a pesar de los truhanes y malhechores vestidos de verde, lograron hacer de Caracas lo que es hoy.

Por eso cuando muchos repiten “es que lo que Venezuela necesita es a un Pérez Jiménez” porque construyó la autopista, no solo está diciendo algo que no es cierto, sino que está educando a las nuevas generaciones en que lo que necesitan es que los militares sigan dominando al país.

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Ocurre lo mismo con la Ciudad Universitaria, proyectada y construida a partir de 1942 y comenzada a ejecutar durante diez años antes de la llegada del dictador, al que se le imputa su construcción cuando apenas inauguró las obras que ya estaban avanzadas desde su licitación y construyéndose desde 1949. Por eso hay que decirlo claro y en alta voz: Pérez Jiménez ni construyó la autopista Caracas-La Guaira, ni construyó la Ciudad Universitaria. Ni tampoco proyectó las obras que ya estaban diseñadas entre 1940 y 1949 del Centro Simón Bolívar, ni las obras del centro de Caracas cuya planificación central fue aprobada en 1939 con las que concluye el “periodo francés de Caracas” iniciado en la época de Guzmán Blanco y que en especial se les debe a los gigantes arquitectos, urbanistas e ingenieros civiles de esa generación de superhéroes del 28.

Por eso las avenidas Andrés Bello, Bolívar (concluida la obra principal en 1949), Sucre, Nueva Granada, México y Victoria (Presidente Medina), no son tampoco obras de Pérez Jiménez porque ya estaban en plena construcción a su llegada y fueron proyectadas desde 1940. Repetir que Pérez Jiménez es una necesidad o que él fue quien las realizó, como si él hubiera planificado realmente esas obras gracias a su “mentalidad desarrollista”, no solo es una necedad, sino que educa al coronelato a que son ellos los únicos en capacidad de desarrollar a Venezuela y que les debemos mucho, cuando no le debemos un carrizo, porque la historia de Venezuela ha sido una larga lucha entre los civiles preparados y los políticos armados.

Pero repito, aunque las evidencias estén allí, es imposible que no salga alguien de turno a decir que fue el dictador, como repetirán como loros que Pérez Jiménez eliminó los ranchos de Caracas y de nada valdrá explicar que cuando Marcos Pérez Jiménez era capitán, habían 7.776 ranchos en Caracas, cuando lo nombraron presidente su propio censo revelaba que existían 20.993 y cuando salió del poder habían 54.237 ranchos en Caracas. En otras palabras Pérez Jiménez en sus propias memorias perdió la famosa “Batalla contra los ranchos” como la perdió Páez en 1830 y como la hemos perdido siempre, porque el rancho solo puede ser erradicado desde adentro y desde la cabeza de sus ocupantes.

Solo haciendo lo contrario a lo que si hizo Perez Jimenez se puede prosperar, es decir producir, crear industria, creando puestos de trabajo y mucha educación se puede ganar esa batalla. Por esa razón la Venezuela que habitaría la “Ciudad Radiante” planificada y construida bajo la influencia nada menos que de Le Corbusier, una verdadera obra de arte, la convertirían en el 23 de Enero, mientras el rancho y la marginalidad comenzaron a devorarse por dentro a la “Petit-Paris”. Porque nuestros políticos de antes o de ahora piensan que pueden llevar al habitante del rancho a un mejor lugar, sin antes educarlos para cambiarles la mentalidad que ranchifica.

Pérez Jiménez tampoco es responsable por planificar el barrio 2 de Diciembre (23 de Enero), cuya obra se debe a los mismos grandes urbanizadores y al mismo equipo de arquitectos del Banco Obrero que crearon antes la Delgado Chalbaud y el Paraíso, de lo que si es responsable fue de triplicar su tamaño contrariando a esos urbanizadores, porque creía ingenuamente que eliminando los dos barrios donde vivían los comunistas, se desharía de ellos. Y precisamente por estar mas pendiente de cobrar el 5% de las comisiones por las obras “lo cual era perfectamente legal” (Perez Jimenez dixit) fue la razón por la que los comunistas, se lo comieron vivo.

Por eso el problema principal era el drama de un país que no buscaba un verdadero desarrollo, no era que Pérez Jiménez fuera bueno o malo, sino que todos creían que construir una “Petit Paris” traería la modernidad en vez de educar a sus niños, en un país en el que solo estaban inscritos en los planteles educativos (según memoria y cuenta del propio dictador) 646 mil de los 1,7 millones de niños en edad escolar (pág. 57). Pero el problema era tal que solo uno de cada 4 niños en Venezuela estudiaba una primaria que le permitiera continuar el bachillerato (el resto eran primeras letras) y casi el 60% de la población de nuestro querido país, no sabía leer ni escribir para el día que Hugo Chávez cumplió 4 años.

Era el drama de una nación que prefería construir un minúsculo hotel en la cima de una montaña –obra que es la mas estúpida de nuestra historia y que si es de Pérez Jiménez- al costo de todas las escuelas que hacían falta. Porque al venezolano lo que le llena de orgullo es enseñar una construcción excéntrica construida por el Estado, en vez de los logros de millones de educados. Obras absurdas mientras solo habían menos de mil estudiantes universitarios inscritos, porque la verdad es que el primer decreto de Pérez Jiménez fue suspender las actividades de la Universidad de Mérida y Zulia y el segundo decreto, fue decretar el cierre de la Central y declararla “zona militar” dejando a Venezuela desnuda de luces, para atender nada menos que la llegada de la era de la computación. Porque nadie entendió que había que dejarse de excentricidades afrancesadas cuando desde el otro lado lo que habían eran pobreza, ranchos y enfermedades endémicas en pleno desarrollo. Había que invertir en industrias, en trabajos, pero sobre todo en educación. Y de eso, no se ocupó el “tan necesario” dictador.

Mientras que Pérez Jiménez cerró las únicas tres universidades con menos de mil alumnos inscritos, solo autorizó la apertura 89 escuelas públicas de las cuales, se construyeron 47, pues las restantes eran casas de familia con el modelo “escuelas de un solo maestro”. Con solo el costo del paseo los Próceres, se pudieron haber construido las 1.976 que hacían falta y dotarlas de presupuesto por cinco años. Las obras planificadas por Pérez Jiménez, fueron en realidad los disparates mas grandes y costosos de nuestra historia, el minúsculo Hotel Humboldt sirve para todo menos para hotel, pues devora millones de dólares al año en mantenimiento y operaciones, sin casino e incluso con este, las perdidas son gigantescas. El Hotel Guaicamacuto tendría que ser remodelado tres veces, porque tras su inauguración y la primera llegada de turistas extranjeros, estos se quejaron pues ninguna habitación tenía baño adentro, por lo que hubo que demoler todo su interior y ser vendido al Sheraton. Esa era una Venezuela con ínfulas de nuevo rico, que nunca entendió sus prioridades.

Finalmente la frase que titula este articulo viene siempre acompañada de “es que con Pérez Jiménez se podía dormir con la puerta abierta” engañando a quien lo escucha, como si fuera gracias a un estado policial que se podía dormir tranquilo, cuando la realidad es que la Venezuela provinciana de los años cincuenta, como la de prácticamente todo el planeta, eran sociedades simples en las que no había mayor violencia. Engañan con la frase, porque esa Venezuela no volverá jamás, como no volverán los años cincuenta en los Estados Unidos, ni en Europa.

Por eso los que repiten peligrosamente que Pérez Jiménez es una necesidad, educan permanentemente al coronelato en las academias, con aquello de que los problemas de Venezuela los puede resolver un solo hombre uniformado y no los millones de venezolanos educándose. Enseñan permanentemente a que un solo coronel puede resolver el tema de los ranchos, sustituyéndolos por Misión Vivienda, un solo coronel puede resolver el tema de la delincuencia con un estado policial. Un solo coronel puede poner a producir mas petróleo rezando, un solo coronel puede hacer producir el campo, mejorar la economía o puede convertirnos en potencia. Eso es lo que en realidad dicen, los que invocan a Pérez Jiménez.

Y si no lo logra, es porque no se trata del coronel correcto y se ponen a buscar otro. La realidad no es que los militares nos gobernaron durante tantos siglos por la amenaza de sus armas, sino por la debilidad y la cobardía de los civiles que no quieren tomar las riendas de su destino, abriendo constantemente las puertas de que: “aquí lo que hace falta es un militar”.

Una frase tan simplista, tan necia y tan absurda que raya en lo homicida. Una frase que cada vez que se repite y lo escucha un teniente como Hugo Chávez, piensa que al pasar su examen de Estado Mayor ya esta listo para seguir “desarrollando” a Venezuela. Los que repiten esa necesidad, son los civiles que añoran permanentemente una bota militar y son los que ya están educando, al próximo Hugo Chávez en los cuarteles.

 No amigos, Venezuela no necesita a un Pérez Jiménez, sino al concurso de millones de civiles educados en todas las áreas y ramas del saber.

Cara.., ¿por qué eso es tan difícil de entender?.
Thays Peñalver
@thayspenalver


GIOCONDA CUNTO DE SAN BLAS: AGRO VENEZOLANO, HISTORIAS PARA EL SIGLO XXI

En el relato bíblico, el episodio de Abel, pastor de ovejas que ofrece al Señor el sacrificio de los primogénitos de sus ovejas y Caín su hermano, agricultor que entrega como ofrenda frutas y verduras, llega a su clímax cuando, implacable, ese dios severo y sangriento acepta las dádivas de Abel, despreciando las de Caín quien, en un arranque de celos, mata a su hermano menor.

Yo, irreverente, digo que Caín, al dedicarse a la agricultura unos 10 a 12 mil años atrás, rompió su dependencia con el dios iracundo y abrió el camino hacia el sedentarismo que hizo posible el asentamiento de la población en ciudades, dando alas al nacimiento de la cultura, al desarrollo de las capacidades del hombre según su libre albedrío, a la civilización, dejando atrás la vida errante de Abel.

En ese proceso agricultor, los descendientes de Caín comenzaron a experimentar con los pastos que encontraban, separando aquellos en los que veían un mejor grano, una mayor espiga; en fin, los agricultores emprendieron sin saberlo un trabajo de domesticación y mejoramiento genético que hizo posible, unos 8 mil años atrás, el surgimiento del maíz (ahora sabemos que por mutaciones en cinco regiones del genoma) a partir del minúsculo teozintle en las tierras mayas, o el de la papa y sus infinitas variedades en el altiplano quechua, por citar solo dos cultivos originarios de tierras americanas.

El mejoramiento genético usado por nuestros ancestros a través de los siglos puede hoy en día ser acelerado por procesos biotecnológicos o de ingeniería genética, bajo estricta regulación (el [http://AGRICULTURA%20PARA%20EL%20SIGLO%20XXI%203.docx]Protocolo de Cartagena es uno de esos instrumentos legales) a fin de evitar usos indebidos o perjudiciales. Ellos sirven para lograr una mayor producción y paliar el hambre a menor riesgo ambiental; o una protección contra plagas; o la introducción de un suplemento alimentario beneficioso, entre muchos otros provechos, como se ha documentado para la soya, el arroz, el maíz, el tomate, por citar unos pocos cultivos modificados de amplio uso. Además hay alimentos que se han “transgenizado” naturalmente, caso de la batata que adquirió genes de Agrobacterium en forma natural. Hoy en día, a nivel mundial 80% de los cultivos de soya, dos tercios de algodón y un tercio de maíz son transgénicos.

Todo esto viene a cuento porque las dramáticas declaraciones recientes de directivos de Fedeagro (Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela) indican que la producción nacional de maíz ha caído 65% en los últimos 10 años, en parte porque la compra en el exterior de semillas certificadas (no transgénicas, mejoradas por procedimientos convencionales) ha sido reducida a un magro 16% de lo necesario para cubrir la demanda nacional. Así las cosas, el autoabastecimiento nacional de maíz hoy representa apenas 26%, a lo que se suman 34% de arroz, 24% de caña de azúcar y 26% de café.

De tal manera que cuando la pesadilla “revolucionaria” acabe, habrá que reconstruir el agro de manera acelerada para impulsar el progreso. El Plan País para el sector agrícola no podrá circunscribirse a aspectos económicos y legales, subsidios, compra de maquinaria, todos ellos indispensables, sino también a adquisición de conocimiento, investigación, tecnologías, aplicaciones surgidas de las instituciones académicas y universitarias, emprendimientos basados en tecnología, que hagan posible el resurgimiento del sector agrícola a tono con el siglo XXI, en función de lograr la producción de semillas certificadas nacionales, mejoramiento genético para un crecimiento más rendidor, ingeniería genética para erradicación de plagas fitopatógenas, entre muchas otras posibilidades, bajo el marco legal que nos ofrecerá la nueva Ley de Semillas, ya aprobada por la Asamblea Nacional y en espera de un cambio de aires políticos para su ejecútese.

Al igual que los mayas de antaño, también nosotros somos “hombres de maíz”, como ellos se llamaban a sí mismos cuando hacían mejoramiento genético del teozintle de forma empírica. Solo que ahora tenemos la oportunidad de hacerlo con procedimientos científico-tecnológicos ya establecidos, que harán posible una recuperación más veloz del aparato productivo agrícola nacional, si nos proponemos.

Hay quienes se resisten al empleo de estos métodos, tal vez por desconocimiento de sus fundamentos y de las regulaciones estrictas que los rigen, quizás por ignorar que desde tiempo inmemorial estamos consumiendo alimentos modificados genéticamente. Pero como dice el Premio Nobel en Química 2009 Venkatraman Ramakrishnan, “para alguien como yo, que ha crecido en India, esas resistencias se ven como cosa de gente que nunca ha conocido el hambre”. Vale también para Venezuela. Es mucha la hambruna entre nosotros.

“No busquemos satisfacer nuestra sed de libertad bebiendo de la copa de la amargura y el odio” 
Martin Luther King

Gioconda Cunto De San Blas
@davinci1412 

SJ. LUIS UGALDE: PEREZA POLÍTICA Y TRAGEDIA NACIONAL

No queremos negociar, sino que se vayan todos los corruptos-ineptos y su “Socialismo del siglo XXI”. De acuerdo, pero cómo se logra eso. Ahí, en el cómo, empieza la política o queda en evidencia la falta de ella. No basta anunciar lo necesario, la política hace que lo necesario sea posible y que este se transforme en realidad. No es buen médico quien rechaza la enfermedad y proclama la salud pero ni cura ni sana.

En Venezuela hay centenares que se consideran grandes políticos porque proclaman rotundamente la obvia necesidad de salir del actual gobierno criminal, corrupto e inepto, sin contaminarse en negociaciones: salir de todos, castigarlos y sustituirlos con un gobierno impoluto. Perfecto. ¿Quién cree que esto no debe ser aplaudido? Pero resulta que este buen deseo sin cómo, sin política, puede ser más bien una ilusión de aparente visión superior y solución impecable, y venenosa siembra de la antipolítica. Es como el médico ilusionista que no opera, ni da tratamiento, ni cura, pero proclama rotundamente su verbal repudio a la enfermedad.

Pero cambiar el infierno venezolano en sociedad humana es hoy una tarea muy difícil: ¿cómo hacer para que esa necesidad se convierta en efectiva posibilidad y esta se transforme en realidad? En el cómo empieza la política y el diálogo dialéctico entre la muy negativa realidad y el ideal de la sociedad alternativa que queremos. Convertir el mal reinante en bien es tarea muy exigente, dura y difícil y el animal político no se torea desde las gradas sino jugándose la vida frente a los cuernos del animal.

Este terreno político, donde se juegan ilusiones, falsas promesas y partos difíciles, es ideal para embaucadores ambiciosos, pues la política es el reino del poder y quien se apropia del Estado conquista la llave para disfrazar de bien común sus ambiciones individuales. Las mayores propuestas políticas empiezan con la frescura y brillo de los grandes ideales sociales; luego viene la frustrante metamorfosis donde vemos con horror cómo algunas de las mariposas más bellas y atractivas se convierten en asquerosos gusanos que se arrastran y engordan en el estercolero. En las dos últimas décadas (1998-2018) hemos visto a líderes chavistas transformados en gusanos de la política; algo más triste y escandaloso que lo visto antes en partidos decadentes. Pero también hemos visto nacer auténticos políticos honestos que han dado su comodidad y su vida para que el cambio necesario se haga realidad. Centenares y miles de jóvenes (y no tan jóvenes) que con su familia han perdido la paz y vida o están en la cárcel.

¿Cómo salir de este régimen? Claro que es necesaria la salida de Maduro y su régimen dictatorial, que se prolongó eliminando las elecciones presidenciales constitucionales de fines del 2018. Sabemos que los usurpadores del poder no van a renunciar voluntariamente. No es menos claro que esta dictadura tiránica ha acumulado poderes, levantado murallas y trincheras para resistir y aplastar a quienes quieren cambiar. Invocan grandes principios humanitarios y democráticos, pero saben que su único argumento para perpetuarse es la fuerza.

Al mismo tiempo la gran mayoría de los que fueron chavistas (incluso ministros) está convencida de que este régimen podrido agoniza y su continuación es muerte para los venezolanos. Este chavismo que sufre junto a la gran mayoría nacional reclama una negociación para concretar la ruta de salida de la dictadura y la construcción de una Venezuela democrática y próspera con oportunidades de vida para todos. La absoluta necesidad de la salida del régimen y la reconstrucción del país es un deseo que se estrella contra la fuerza del actual régimen tiránico y dictatorial y la debilidad de nuestras fuerzas internas, aunque potencialmente sean tan infinitas como el hambre y la miseria reinante. La justicia necesita sumar una fuerza mayor que la tiranía.

En diciembre de 2018 los demócratas aparecíamos divididos, disminuidos y casi anulados... Desde enero todo ese potencial resurgió aglutinado en torno a Guaidó al ser elegido presidente de la Asamblea Nacional y por tanto presidente encargado de la República (art. 233) para conducir al restablecimiento de la Constitución y a la elección presidencial. La esperanza empezó a constituirse en fuerza creciente gracias a que la oposición democrática –junto con más de medio centenar de las principales democracias del mundo– se unió en torno al no reconocimiento del fraude electoral de mayo de 2018. Hoy el mundo democrático (nacional e internacional) exige la salida del dictador para ir cuanto antes a elecciones presidenciales sin Maduro, ni su CNE, ni su tramposa Asamblea Constituyente, ni… Transición con medidas socioeconómicas inmediatas, y elecciones libres sin candidatos opositores anulados, ni presos políticos, con acompañamiento internacional…

Sumar y aglutinar fuerzas para hacer valer esta verdad democrática frente a la fuerza de la tiranía. Que en Oslo o en Barbados, en Lima, en Washington o en Bruselas, que esto sea lo defendido dentro y fuera del país con el presidente encargado Guaidó. Sumar todas las fuerzas morales y democráticas del mundo y todas las presiones para que cese cuanto antes la actual situación criminal de muerte en todas las dimensiones del país: política, economía, salud, educación, servicios públicos, convivencia…

Es el camino político para hacer posible lo necesario e impedir el fracaso de la transición y la reconstrucción. Es un grave obstáculo la pereza política que evade el cómo y no quiere integrar la pluralidad política en una tarea superior. Para llevar todo esto adelante se necesitan y tenemos dirigentes muy sacrificados dispuestos a sufrir todo ataque y persecución gubernamental (y de la antipolítica opositora). Es también imprescindible que millones de venezolanos nos preguntemos qué hago y qué puedo hacer yo para que la Venezuela necesaria se vaya haciendo realidad en la reconstrucción nacional.

SJ. Luis Ugalde
lugalde@ucab.edu.ve
Caracas - Venezuela

https://americanuestra.com/luis-ugalde-s-j-pereza-politica-y-tragedia-nacional/

ANTONIO DE LA CRUZ: BARBADOS -NO HAY MÁS TIEMPO QUE PERDER-

La negociación entre Juan Guaidó y Nicolás Maduro está enmarcada por la incertidumbre. Cada encuentro es precedido por afirmaciones que indican el fin del diálogo. La semana pasada Maduro propuso un diálogo continuo, “capaz de pasar meses y años con tal de pasar cualquier coyuntura” para solucionar los conflictos del país. En su rol de “policía bueno” repite la estrategia de los diálogos ocurridos en 2014 y 2016-2017. Esperar-ver, acompañado del Estado-criminal. Lo que le permitió mostrar resiliencia ante las protestas no violentas de las fuerzas democráticas en 2014, y sortear el referéndum revocatorio presidencial en 2016. Maduro busca hacer lo mismo en 2019. 

Sin embargo, la naturaleza de la crisis de gobernabilidad es distinta en 2019. Pasó de ser una situación complicada a una compleja. Hoy, el régimen de Maduro es caracterizado como una dictadura (Pepe Mujica, et al.) que viola los derechos humanos (Informe Bachelet) y considerado un régimen ilegal (usurpador) por más de 50 países democráticos. 

Por lo que en esta ocasión, la solución pacífica, política y democrática como consecuencia de la negociación en Barbados debe ser sólida. La hoja de ruta para restablecer la democracia, elaborada y acordada por Guaidó y Maduro deberá tener los garantes de Estados Unidos, China, Rusia y de la Unión Europea. 

Para ello, las fuerzas democráticas deben prepararse para predecir y tomar las precauciones antes de cualquier estrategia distinta empleada por Maduro, como esperar-ver, o la elección parlamentaria. El PSUV está en modo preelectoral. Está censando sus militantes, recorriendo el país.  

Asimismo, Guaidó debe formar las alianzas con todo el espectro político anti-Maduro. Porque la formación de esta coalición cambia el equilibrio de poder en la mesa de negociación y en el apoyo internacional. El argumento de la división dejará de ser una excusa para algunos sectores que afirman: un nuevo gobierno no garantiza la estabilidad política en Venezuela.

Otro factor que se debe tomar en cuenta es el pensamiento creativo, para poder acordar en Barbados la celebración de la elección presidencial con justicia transicional.

Además, Guaidó debe seguir mostrando su carácter valiente. En este sentido, debe asumir el liderazgo del mecanismo de Oslo, sin el miedo a perder parte del capital político. Porque hasta ahora la iniciativa la ha llevado Maduro. Lo que introduce ruido en la mesa de negociación de Barbados al llevar a los venezolanos a experimentar un déjà vu.

Mientras tanto, Estados Unidos, en su rol de policía malo, con la orden ejecutiva 13692 del pasado lunes protegió los activos del Estado venezolano en el país norteamericano; principalmente la refinería Citgo por el cobro de la empresa canadiense Crystallex, para saldar el pago por la indemnización de 1.400 millones de dólares. 

Por lo que ningún acreedor podrá tomar coactivamente las instalaciones de Citgo por la falta de pago derivado de una demanda contra la República (álter ego de Venezuela). Es decir, que el gobierno interino de Venezuela podrá iniciar la renegociación de la deuda externa con los tenedores de los bonos soberanos y corporativos sin el riesgo de perder Citgo, por ahora. 

Sin embargo, los fondos tenedores de la deuda venezolana están en el limbo porque enfrentan un dilema: vender a cualquier precio los bonos, o mantenerlos con el riesgo de alejarse del índice de referencia de JP Morgan Chase, que eliminó de sus índices los bonos de Venezuela la semana pasada. Lo que despierta en el mundo financiero entender la salida a la crisis política en Venezuela, porque tiene que resolver una cartera de 60.000 millones de dólares, y unos compromisos incumplidos por pago de 15.869 millones de dólares hasta diciembre de 2019. Una situación que debería aprovechar Guaidó para lograr su agenda, por los vasos comunicantes entre Wall Street, La City, Luxemburgo con los gobiernos de Occidente. Y evitar que se conviertan en fondos buitres. 

Estos elementos están presentes en Barbados. Lo que genera incertidumbre para alcanzar la solución pacífica, política y democrática a la crisis en Venezuela. Porque cualquier variación agotará el tiempo del diálogo. Solo la capacidad de adaptación, variación y creatividad de las fuerzas democráticas podrán vencer la estrategia de Maduro de comprar tiempo. No hay más tiempo que perder.

Antonio de la Cruz
@iatrends
@antdelacruz_
 Washington, DC

A Todo Momento
@ATodoMomento_
http://atodomomento.com/opinion/barbados-tiempo-que-perder/

TRINO MÁRQUEZ: LAS SANCIONES, ¿APLAUDIRLAS O CONDENARLAS?

El asunto es complicado de encarar y no admite respuestas simples. Las sanciones aplicadas por Donald Trump contra el gobierno de Nicolás Maduro, por rebote, terminarán golpeando a los venezolanos, desde los empresarios hasta los modestos trabajadores. Este efecto no buscado le servirá a Maduro para alimentar el sentimiento antinorteamericano existente entre los militantes del Psuv y en otros sectores, incluidos algunos grupos opositores.

Conviene recordar que ninguno de los graves problemas que enfrenta el país se debe a las sanciones. Ha sido la mezcla letal de soberbia, incompetencia, desidia y corrupción la que los ha provocado. La debacle del sistema eléctrico, la falta de mantenimiento de los acueductos, la diáspora, el deterioro del sistema de salud público y del sistema educativo, aparecieron en plena bonanza de los precios petroleros. No puede afirmarse que la hiperinflación, causa de la pulverización del salario de los venezolanos, sea debido a las sanciones financieras. Tampoco que la decadencia de Pdvsa tenga que ver algo con el cerco económico. La destrucción del sector privado de la economía, que tanto les preocupa a algunos economistas, no comenzó con las penalizaciones al régimen. La aniquilación de los empresarios particulares fue una decisión de Hugo Chávez luego de los sucesos del 11 de abril de 2002. A partir de esa fecha su venganza consistió en asfixiar al sector privado para construir un sistema económico al estilo cubano: grandes empresas públicas controladas por la burocracia del régimen, especialmente los militares, y un segmento residual subordinado a la ‘economía comunal’. De esa manera complacía a la franja más modernista y voraz del oficialismo, y a los más ortodoxos y frugales marxistas-maoístas.

Desde el punto de vista económico, la alternativa al levantamiento de las sanciones, o a la ausencia de ellas, no es un futuro luminoso de crecimiento y desarrollo. No nos espera un giro progresivo hacia una economía de mercado, con reglas claras, un estado de derecho sólido y una intervención mínima del Estado. La experiencia de dos décadas de gobierno chavista-madurista demuestra hasta el hastío, que Maduro y su equipo tienen incrustados en los genes el sovietismo en su versión cubana: la economía debe estar supeditada al dominio del aparato político y el sector privado tiene que ocupar un lugar marginal.

En el plano político, es cierto que las sanciones le dan basa al discurso antiimperialista, pero, ni de lejos puede compararse la experiencia de Fidel Castro con la del modesto Maduro. Castro fue un fenómeno que, en parte, puede explicarse por la Guerra Fría, y en parte por el predominio que el marxismo ejercía entre los intelectuales, los partidos políticos de izquierda y los universitarios. La infinita incapacidad de Castro para gobernar quedó enmascarada por su también infinita capacidad para sobrevivir. Su carisma logró seducir a los propios cubanos, víctimas de sus costosos devaneos, y a millones de seres que lo idolatraron, a pesar de sus desvaríos. Castro y el Che Guevara fueron los máximos exponentes de una revolución que ha significado una tragedia para la isla antillana y para América Latina.

Maduro se encuentra muy lejos de ese ideal. Él y sus más estrechos colaboradores, Diosdado Cabellos y Vladimir Padrino, no encarnan ningún mito nacional o continental. A ese equipo no lo quieren ni en el Psuv. El marxismo se eclipsó en el mundo universitario. Muy pocos intelectuales asumen ese credo. El antiimperialismo cuenta con pocos pregoneros. El ejemplo patético del derrumbe de esa corriente acabamos de verlo con la lánguida reunión del Foro de Sao Paulo en Caracas. Unos cuantos nostálgicos fueron atraídos para rumiar su amargura y su fracaso. La izquierda democrática latinoamericana no quiere mantener ninguna relación con el régimen de Nicolás Maduro y su gente. Las sanciones no le servirán para alimentar un discurso que ya perdió fuerza y que solo sobrevive entre los minúsculos grupos de adeptos que lo siguen.

La alternativa política ante el levantamiento de las sanciones no reside en la promesa de unas elecciones presidenciales libres y competitivas, ajustadas a la ley del sufragio, sino al desafuero de la arrogancia de Maduro, quien se niega a admitir que en él se centra la crisis global de la nación, y que sólo su desplazamiento hacia un lado permitirá que los graves problemas del país comiencen a resolverse.

Las sanciones podrían profundizar la crisis nacional sin que las dificultades se superen. Ese riesgo existe. En Sudáfrica y en la Nicaragua de los años 80, cuando Daniel Ortega había terminado de arruinar al ya pobre país centroamericano, las condenas internacionales fueron eficaces porque se mantuvo una presión interna gigantesca, no exenta de violencia. En Venezuela, sin una presión similar, los castigos estarán predestinados a fracasar.

Parte de la presión reside en continuar con el diálogo. Todos los escenarios están planteados. Mantener las negociaciones es uno de ellos. Norteamericanos y vietnamitas conversaban a las afueras de París, mientas los combates en Vietnam continuaban a todo vapor. Esa referencia histórica nunca hay que olvidarla.

Trino Márquez 
@trinomarquezc