lunes, 28 de septiembre de 2020

ACTUALIZACIÓN, EL REPUBLICANO LIBERAL II, MARTES 29/09/2020



 MIBELIS ACEVEDO DONÍS, DUELOS
Unknown, EL REPUBLICANO LIBERAL II - 8 hours ago
Imposible negar que, con exiguos paréntesis de recuperación, nuestra historia reciente ha estado bordada por la pérdida. Empezando por esa democracia que ya luce difusa, casi un mito cuya invocación congrega a quienes apenas podemos recordarla: primero lozana y tentando a todos con su fecundidad, luego sucumbiendo ante el ataque de lobos con caperuzas rojas. Ni hablar de esa condición de “país normal” que hoy de ningún modo se avista. En términos de básico respeto por la vida, el informe de ONU da cuenta precisa de la autolisis. He allí un sótano difícil de esquivar. Algunas de la...
CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ, JUANA LA LOCA
Unknown, EL REPUBLICANO LIBERAL II - 8 hours ago
Las utopías son invulnerables a la realidad. Desde Platón, llevan dos mil años de trizas y se levantan, se sacuden el polvo y reintentan. Marcuse en El final de la Utopía, desarrolla una idea de Marx: que el kapitalismo “realizará” la utopía, porque su producción de riqueza es tal que, al expropiarla y repartirla, la escasez será un mal recuerdo burgués. Inspirado por el Manifiesto comunista, un panfleto zafio pero fulgurante, el mundo asumió la barbarie. Se desmarcaron los socialdemócratas, aunque muchos siguieron llamándose socialistas democráticos. Pero pese a que el Presidente...
JESÚS ALEXIS GONZÁLEZ, ENSEÑANZA FLEXIBLE=EDUCACIÓN DISRUPTIVA
Unknown, EL REPUBLICANO LIBERAL II - 8 hours ago
La Educación Disruptiva es un método de enseñanza-aprendizaje o tipo particular de educación, que busca interrumpir las formas convencionales o marcos tradicionales abriendo espacio a una enseñanza flexible a la luz de un aprendizaje abierto, inclusivo y personalizado donde el estudiante asume un rol protagónico a través de una participación proactiva dandole importancia a la forma como se aprende, sustentado en comunidades de práctica y aprendizaje en función de la creación de conocimiento colaborativo apuntalado en las comunidades digitales en lugar del aprendizaje individual y ...
THAYS PEÑALVER, CAPRILES VERSUS GUAIDÓ
Unknown, EL REPUBLICANO LIBERAL II - 8 hours ago
¿Qué está pasando políticamente en Venezuela? Me preguntan con toda lógica desde España frente al bullicio de las últimas noticias, Nada. Es la respuesta más cercana a la realidad y ese es el problema del país. Venezuela está inactiva y el coronavirus vino a inmovilizar aún más todo. Pero entonces, ¿de dónde viene todo este ruido político? Por un lado, María Corina Machado no acepta pactar con el gobierno interno y, por el otro, Henrique Capriles avanza hacia unas elecciones donde los demás partidos políticos han sido robados o inhabilitados. Mientras tanto, para despertar del pro...
ENRIQUE PRIETO SILVA, EL INFORME DE LA ONU SOBRE DDHH EN VENEZUELA (II)
Unknown, EL REPUBLICANO LIBERAL II - 8 hours ago
Antes referimos que, a partir de 1998, luego de la firma del Estatuto de Roma o de la Corte Penal Internacional, surgió la esperanza de que no queden impune en Venezuela los delitos inherentes a la violación de los DDHH y crímenes de guerra y de lesa humanidad por falta de justicia en el país, a consecuencia de las propuestas “revolucionarias” de este manido y disparatado régimen de gobierno surgido de la locura del militarismo chavista. Dicho Estatuto entró en vigencia a partir de julio de 2002. También referimos, que consta en el Informe de la ONU, al que hacemos referencia, que...
ROMÁN IBARRA, AUTODESTRUCCIÓN XX (FIN)
Unknown, EL REPUBLICANO LIBERAL II - 9 hours ago
La situación venezolana no admite atenuantes; nuestras condiciones de vida son las peores de toda la historia republicana, y a pesar de ello, no se ve elaboración racional alguna –ni en el gobierno, ni en la oposición representada en la AN- para solventar la crisis terminal –en mi opinión- que vivimos los venezolanos hoy. Es tan cruel y criminal la conducción de la economía, que la paridad del bolívar con el dólar supera el monto del salario mínimo, lo cual, pone al ciudadano promedio en condiciones de supervivencia, o de pobreza atroz, tal como lo ha descrito la ONU, para quienes...


MIBELIS ACEVEDO DONÍS, DUELOS

Imposible negar que, con exiguos paréntesis de recuperación, nuestra historia reciente ha estado bordada por la pérdida. Empezando por esa democracia que ya luce difusa, casi un mito cuya invocación congrega a quienes apenas podemos recordarla: primero lozana y tentando a todos con su fecundidad, luego sucumbiendo ante el ataque de lobos con caperuzas rojas. Ni hablar de esa condición de “país normal” que hoy de ningún modo se avista. En términos de básico respeto por la vida, el informe de ONU da cuenta precisa de la autolisis. He allí un sótano difícil de esquivar. Algunas de las pavorosas denuncias, de hecho, han salido a la luz en otros momentos, pero el exhaustivo inventario hace más nítido el fardo de menoscabos que presentíamos.

Es el “dolus”, el dolor y su anticipo de angustia inmanejable lo que aquí ha ido cobrando cuerpo. La pérdida recurrente de todo cuanto nos es significativo podría estar cebando una suerte de duelo largo y sin remates. Uno que en el terreno de lo colectivo se vuelve patológico: pues ni termina de resolverse, ni hay nacimientos que lo mitiguen.

Freud definía el duelo como la reacción frente a la pérdida de una persona amada o de una abstracción que haga sus veces, como la patria, la libertad, un ideal. No es pernicioso en la medida en que, pasado cierto tiempo, se lo elabora y supera. "Juzgamos inoportuno e incluso dañino perturbarlo", añade. Sabiendo que la vida es breviario de pérdidas, encararlo es vital; sólo eso puede hacerlo productivo. Pero, ¿qué sucede si esa sensación se perpetúa, repotenciada por la privación múltiple y acumulada; agravada por la imposibilidad de compensar los muchos vacíos? ¿Cómo transitar por cada estación de esa herida sin terminar varados en la rabia, la melancolía, el convencimiento de que lo único que queda es la claudicación?

Negación, falaz subterfugio

Pensando en esa lastimada psique, Elisabeth Kübler-Ross propuso un itinerario para abordar la tarea. La negación, lo sabemos, suele inaugurar el arduo camino. Así prospera la urgencia de aplazar la aflicción, de desviarla, de esfumar su insoportable mohín por un tiempo. Ah, pero en nuestra magullada polis este apeadero parece eterno, alimentado por la fatigosa manía de no ver la realidad tal como se presenta, sino como deseamos que sea.

Tras el artificioso autocontrol se agazapan el pasmo, la ansiedad, el miedo. Por eso las abstracciones temerarias, los disparos al mensajero, las tesis auto-complacientes, las disquisiciones sobre lo-que-dijo-pero-en-realidad-quiso-decir, las propuestas colmadas de inventiva pero sin capacidad de concreción, el “ahora sí”. Por lo visto, ante el hecho político que al mismo tiempo desnuda toda nuestra carencia, el "juicio de realidad " -ese reconocimiento y aceptación de la pérdida, apunta Melanie Klein- se licúa. Mala cosa. Mientras la negación perdure, mientras la ausencia no sea incorporada conscientemente, la búsqueda de salidas será tan vana como el afán del ciego Sísifo, empecinado en llevar una y otra vez su pesada piedra a la cima de la montaña.

La ira, el abismo

Insulto. Maldigo. Muerdo. La rabia y el resentimiento surgen como otra forma de dispersar el efecto del trauma. Penosamente, como explicó Roland Barthes, ese trauma tiende a suspender el lenguaje y bloquear la significación. Azuzados por el dislocamiento y cuando la frustración avisa que la escabechina es irreversible, solemos lanzarnos a la furiosa caza de culpables. Proyectar esa ira hacia el entorno cercano podría parecer terapéutico, sí, pero a la larga no es menos auto-destructivo. Desconcertados por la impotencia frente al verdugo, llamamos “traidores”, “divisionistas”, “falsos” a aquellos que ungimos como chivos expiatorios. Son ellos quienes hoy reciben el latigazo que eventualmente restallará en nuestras espaldas.

Racionalizar para sanar

“¿Por qué ocurrió? ¿Qué habría pasado si hubiésemos actuado de otro modo?”. Son las preguntas que asaltan a continuación. Corregir la historia no es posible cuando se trata de un final irrevocable como el de la muerte física, por ejemplo; pero esa negociación con lo presente anuncia el camino hacia un estado de comprensión crucial para la auto-reparación. Llegado ese punto podría presumirse que en lo adelante nos debatiremos entre aceptar la falta, vivir con y a pesar de la pérdida, replantear el vínculo; o por el contrario, sumergirnos en la invalidante melancolía, en la parálisis. En ese angostamiento del Yo que, según Freud, remite a “una entrega incondicional al duelo que poco o nada deja para otros intereses'".

Ante la tragedia venezolana cabe pensar que nada es más peligroso que renunciar al impulso vital, esa posibilidad de tramitar efectivamente el “dolus” colectivo. Los líderes tienen mucho que ver con eso, siempre que primero lidien con su propio duelo, claro está; el abatimiento victimista de quienes deberían tomar el toro por los cuernos no es más un lastre. Un país despojado demanda la asunción de una faena que no niega el desgarro, que no niega ese trozo de muerte que cada quien lleva consigo. Pero que tampoco niega el pensamiento, pues distingue en él su arma más piadosa.

Mibelis Acevedo D.
mibelis@hotmail.com
@Mibelis

CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ, JUANA LA LOCA

Las utopías son invulnerables a la realidad. Desde Platón, llevan dos mil años de trizas y se levantan, se sacuden el polvo y reintentan. Marcuse en El final de la Utopía, desarrolla una idea de Marx: que el kapitalismo “realizará” la utopía, porque su producción de riqueza es tal que, al expropiarla y repartirla, la escasez será un mal recuerdo burgués. Inspirado por el Manifiesto comunista, un panfleto zafio pero fulgurante, el mundo asumió la barbarie.

Se desmarcaron los socialdemócratas, aunque muchos siguieron llamándose socialistas democráticos. Pero pese a que el Presidente Rómulo Betancourt detuvo la guerrilla de los años 60, diez años después de la caída del Muro de Berlín, nuestro gran aporte al mundo fue, como Juana la Loca, exhumar y entronizar el cadáver que, esta vez sí sería amable. Un gran marxista disidente, Lucio Coletti, escribió que “un socialismo de rostro humano era como un rinoceronte de rostro humano”. 

Los fans dicen que “todo ha sido un error, porque el verdadero socialismo hasta ahora no ha existido, sino un capitalismo de Estado”. La teoría y la práctica de dos siglos demuestran que socialismo es solo capitalismo de Estado, “control de los medios de producción”, con autoritarismo político variable si los ejecutores son dictadores del proletariado o socialdemócratas. Doquiera se acosó a los “explotadores”, los productores de riqueza, se recaló en la depauperación absoluta o, en el mejor de los casos, relativa. 

Algunos acuden al burladero de un “socialismo sueco”, paradójicamente país situado en el top los veinte con economías de menor intervención estatal, junto a Canadá, Hong Kong, Nueva Zelanda, Holanda, Chile, Suiza, Irlanda, Reino Unido, Singapur, Australia y otros. Para más señales, Suecia decidió desde el siglo XX la aterradora herejía de no tener ley del trabajo ni salario mínimo, y se norman por contratos colectivos y diálogo tripartito. Y ¿casualidad? es sexto en el Índice de Progreso Social del mundo.

¡Unidos jamás serán vencidos!

Toman las decisiones sociales y laborales, entre socialdemócratas, el movimiento obrero, liberales, conservadores y la organización empresarial. Son parte del Estado de bienestar europeo, pero principalmente de la economía social de mercado alemana. Asumir que tener empresas poderosas es objetivo de todos los suecos, burgueses y proletarios, permitió el milagro de Electrolux, Ikea, Saab, Ericcson, Volvo (vendida a China, por decisión colectiva). 

Desmedraron (desmadraron) la lucha de clases, las políticas económicas y sociales son de consenso y el Estado no las impone. En los 70 llegaron a ser la segunda economía mundial, cometieron errores “de época”, universalizaron la seguridad social gratuita al cien por ciento de la población: educación, empleo, transporte, salud, desde la cuna hasta la tumba. Esta utopía comenzó a naufragar en los 70 con la crisis petrolera mundial y el alza de los precios de la energía.

Nació una rama torcida llamada “cultura del bienestar”: desestímulo al trabajo, la producción y la superación de los individuos, que vivían del Estado. Pese a tener una de las poblaciones más saludables del mundo, Suecia presentaba los niveles más asombrosos de permisos por enfermedad, y desempleo. Para mantener el Estado de bienestar, siguieron el tobogán europeo: incrementar impuestos, lo que reduce la inversión y el empleo, y el modelo declinó.

Pero los grupos de poder mantuvieron la mirada en las tendencias mundiales y en el arranque de la globalización en los 90. Para modernizar el Estado de bienestar modelo del mundo, lejos de enquistarse, se involucraron en las herejías “neoliberales” de la globalización. Lo que llama Mauricio Rojas Reinventar el Estado de bienestar (Edit. Gota a gota: 2010) Crear fondos privados de pensiones y jubilaciones (también lo hizo Chile), flexibilizar la estabilidad laboral para que el trabajador valore su plaza.

Uno ve lo que quiere

Como altos impuestos desestimulan la inversión, con el consecuente freno del producto interno y de la oferta de empleos, ante el reto de la inmigración y la vagancia juvenil, el “socialismo sueco” estremece a los paladines antineoliberales del planeta: privatiza la dispensa de servicios esenciales, nada menos que salud, educación, energía, aguas blancas, a empresas privadas que garantizan mayores eficacia y eficiencia, naturalmente financiados por la seguridad social. La tercerización.

Esta mala palabra, tercerización o subcontratación, hizo eficiente el gasto social. Un médico sueco atendía 3.5 pacientes diarios mientras que en el resto de Europa era más del doble. Las reformas modernizadoras cambiaron radicalmente y pese a los problemas que sobreviven, el sistema se recuperó. Por eso se callan, la izquierda que desconfía de las reformas al mercado laboral, eufemísticamente flexiestabilidad, y mucho más de la privatización de los servicios, y la derecha que cuestiona al Estado.

Esta maravilla de la ingeniería social fragmentaria se debe a la pareja de economistas Gunnar y Alva Myrdal, ambos Premio Nobel (por separado) y militantes socialdemócratas, que la concibieron en los lejanos años 30. Ojalá quienes gobiernan y gobernarán en Venezuela leyeran El reto de la sociedad opulenta, un libro muy despreciado por reformista cuando yo era estudiante. Y alguien se ocupe de enterrar el olisco cadáver socialista de Felipe, ya no el Hermoso, sino el exterminador. 

Carlos Raul Hernandez
carlosraulhernandez@gmail.com
@CarlosRaulHer
@ElUniversal

JESÚS ALEXIS GONZÁLEZ, ENSEÑANZA FLEXIBLE=EDUCACIÓN DISRUPTIVA

La Educación Disruptiva es un método de enseñanza-aprendizaje o tipo particular de educación, que busca interrumpir las formas convencionales o marcos tradicionales abriendo espacio a una enseñanza flexible a la luz de un aprendizaje abierto, inclusivo y personalizado donde el estudiante asume un rol protagónico a través de una participación proactiva dandole importancia a la forma como se aprende, sustentado en comunidades de práctica y aprendizaje en función de la creación de conocimiento colaborativo apuntalado en las comunidades digitales en lugar del aprendizaje individual y presencial. El docente cumple un rol de retroalimentación con el alumnado procurando desarrollar sus habilidades personales y sociales haciendo hincapié en el proceso al tiempo que la responsabilidad del aprendizaje recae en el estudiante. En tal escenario, se produce una ruptura de la jerarquía docente-alumno hasta propiciar una pedagogía de carácter democrático donde ambos colaboran en igualdad de condiciones apuntalado por un aprendizaje en linea que facilita el acceso a experiencias de alta calidad de forma personalizada; al tiempo de incorporar el aprendizaje invertido asumido como un enfoque pedagógico en el que la instrucción directa se realiza fuera del aula, y el componente presencial dentro de ella para desarrollar actividades de aprendizaje significativo a los efectos que el estudiante asocie la nueva información con la que ya posee; siendo equivalente a un modelo en el cual se intercambian la función del aula—se enfoca más en resolver dudas, intercambiar ideas con compañeros y profesores en aras de poner en practica lo aprendido—y de la casa—donde se revisa previamente toda información.

A tenor de lo señalado, vale resaltar que la Educación Disruptiva hace referencia a una ruptura del marco tradicional de enseñanza centrado en la institución o en un curso, en pro de ir hacia un modelo centrado en el usuario confiriéndole la posibilidad de crear a la par de consumir información y conocimiento, en un contexto de enseñanza flexible y un aprendizaje abierto, inclusivo y personalizado bajo la siguiente estructura conceptual:

1.-Enseñanza Flexible: Confiere tal característica al comienzo y finalización del curso, al tiempo para los momentos de estudio y el tiempo/ritmo, a los momentos de evaluación, a los contenidos (tópicos del curso), a los requerimientos para participar, al enfoque instruccional y los recursos (organización social del aprendizaje), a la logística (tiempo y lugar donde el apoyo está disponible), a los canales de distribución. De igual modo, aporta experiencias que provienen de:

a.- La educación a distancia en cuanto a que la educación debe ir a la gente y no a la inversa, aprendizaje centrado en el alumno, diseño y producción de materiales de aprendizaje, la elección y utilización de tecnologías, la experiencia en la colaboración institucional y en la red para el apoyo del aprendizaje;

b.- La educación en el campus reconociendo la importancia de la interacción y el contacto personal entre profesor y alumno habida cuenta de ser el aprendizaje una actividad social;

c.- El uso de las tecnologías (TICs y TACs) que facilitan cambiar la variedad, cantidad, fuente y medios de información requeridos para el aprendizaje.

2.- Aprendizaje Abierto: Atribuye al alumno la posibilidad de participar activamente en la toma de decisiones sobre el aprendizaje y supone una concepción distinta tanto de la organización administrativa como de los materiales y sistemas de comunicación, en especial de las metodologías a instrumentar; al tiempo de formalizar distintos sistemas que ayudan al alumno a tomar el control y gestionar su propio aprendizaje bien sea en el ámbito formal, no formal o informal. Tal enfoque, incluye apoyo a los alumnos para decidir sus propios objetivos de aprendizaje y para gestionar tanto el contenido como el proceso.

3.- Aprendizaje Inclusivo: Bajo los lineamientos de la UNESCO, se basa en el principio que cada alumno tiene características, intereses, capacidades y necesidades de aprendizaje distintos, siendo que los sistemas y programas educativos puestos en marcha son los que han de tener en cuenta la amplia diversidad de dichas características y necesidades. Se ocupa de aportar respuestas pertinentes a toda gama de necesidades educativas en contextos pedagógicos escolares y extraescolares, a la luz que “la educación es un derecho, no un privilegio”.

4.- Aprendizaje Personalizado: Hace referencia a un enfoque educativo cuya finalidad es ajustarse a las fortalezas, necesidades, habilidades e intereses de cada estudiante, quien debe recibir un plan de aprendizaje basado en lo que sabe y en cómo aprende mejor; en el marco de al menos cinco estrategias: 4.1- Creación de metas individuales; 4.2- Los estudiantes pueden tomar decisiones sobre el contenido o la estructura del aprendizaje; 4.3- La evaluación del progreso de cada estudiante puede adoptar diversas formas supeditadas a demostrar un nivel adecuado de competencia, o lo que es lo mismo los estudiantes avanzan a su propio ritmo; 4.4- La estructura del tiempo de aprendizaje y las formas de agrupación de los estudiantes responde a sus necesidades; 4.5- Los aspectos del currículo y los programas de estudio, tienen como objetivo desarrollar las habilidades y competencias del estudiantado más allá del contenido académico.

Permítasenos concluir con una cita: “Dime y olvido. Enséñame y recuerdo. Involucrame y aprendo.” (Benjamin Franklin)

Jesús Alexis González 
jagp611@gmail.com
@jesusalexis_gon

THAYS PEÑALVER, CAPRILES VERSUS GUAIDÓ

¿Qué está pasando políticamente en Venezuela? Me preguntan con toda lógica desde España frente al bullicio de las últimas noticias, Nada. Es la respuesta más cercana a la realidad y ese es el problema del país. Venezuela está inactiva y el coronavirus vino a inmovilizar aún más todo.

Pero entonces, ¿de dónde viene todo este ruido político? Por un lado, María Corina Machado no acepta pactar con el gobierno interno y, por el otro, Henrique Capriles avanza hacia unas elecciones donde los demás partidos políticos han sido robados o inhabilitados. Mientras tanto, para despertar del profundo letargo llega el Informe Bachelet develando los tupidos velos que el chavismo ha mantenido a raya a lo largo de 21 años.

Más allá de este escenario la gran pregunta es: ¿es este el fin del apoyo político mutuo y de la unidad opositora de Venezuela?

Lo primero que hay que recordar es que en 2015 la oposición política que representaba las fuerzas democráticas no solo ganó de forma masiva e inequívoca la contienda electoral, sino que por primera vez en la historia de Venezuela -desde 1958- un grupo político lograba el 56% de los votos en el Parlamento.

La legitimidad de esa elección fue tal, que sacaron más votos en una elección legislativa que los que obtuvo algún presidente de la era democrática, -los cuarenta años – Hugo Chávez en 2006 o Nicolás Maduro en sus dos elecciones.

Es pues esa la verdad que llegó para cambiar por primera vez en Venezuela desde que el chavismo ascendió al poder, el escenario político. Por una parte, gracias a esa legitimidad se acabó la retórica del régimen que basaba su legitimidad en el voto y sacaba provecho de la popularidad.

Con este nuevo orden ya no era lo mismo atacar, enjuiciar, perseguir o encarcelar a un líder o activista político que a un diputado, como no es lo mismo encarcelar al líder de un partido político que al vicepresidente del Parlamento, y tampoco es lo mismo allanar la sede de un partido político o impedir la entrada de los diputados a las instalaciones de un Congreso.

Lo que convirtió al régimen en una dictadura fue el atropello brutal contra un poder político elegido legítimamente y legalmente establecido.

Porque allanar la sede de uno o varios partidos ha ocurrido en Colombia incluso con el Partido del presidente Iván Duque, en Ecuador, en Argentina y en todas partes, o enjuiciar partidos y a políticos ocurre todos los días en el planeta por lo que nunca habrá solidaridad automática con nadie.

Así que lo que atrajo la atención del planeta, lo que hizo que la ONU llegara a Venezuela y lo que convirtió al régimen de Venezuela en una dictadura fueron las innumerables persecuciones políticas e ideológicas y el atropello brutal contra un poder político elegido legítimamente y legalmente establecido.

Fin de ciclo

Para entender lo que voy a analizar también hay que tener en cuenta que todo un ciclo político estaba concluyendo en Venezuela cuando la oposición por primera vez obtuvo esa histórica mayoría. Fidel Castro y Hugo Chávez habían fallecido. Lula Da Silva se encontraba pagando condena en la cárcel y su sucesora había sido desterrada de la política. Rafael Correa terminaría en el exilio y condenado y los Kirchner comenzaban a ser historia en Argentina.

Mientras tanto, la gran apuesta por partidos anti establishment como el Movimiento 5 estrellas de Italia o Podemos, cuyo objetivo era borrar del mapa a los partidos tradicionales, se transformó en fuerza de gobierno y terminó cosechando los mismos porcentajes de votantes de las izquierdas unidas de siempre, pero con distinto nombre. En todos esos países, el único logro real fue no solo el de haber ayudado a mantener al statu quo, sino haber despertado a la inquietante extrema derecha que dormía plácidamente desde hacía algunas décadas.

El ciclo opositor comienza con la caída de la izquierda y el ascenso al poder de las distintas derechas en Latinoamérica desde la Patagonia hasta el Río Grande, el clima anti dictatorial se hizo más poderoso aún hasta que llegó el que faltaba, Donald Trump. Se iniciaron entonces desde Estados Unidos algunos movimientos que Trump complementaba con amenazas verbales y el envío fue ficticio de barcos de guerra al Caribe. Así se creó la impresión de que había que meter la lupa en Venezuela de manera urgente.  

Entonces ¿qué está pasando en Venezuela? 

Absolutamente nada porque se ha silenciado el tan necesario debate entre los líderes, un intercambio público de ideas que debería ser ineludible para los demócratas en este momento tal y como lo han planteado María Corina Machado y Henrique Capriles.

Un debate no significa que no exista unidad democrática, sino todo lo contrario. Se prohibió lamentablemente porque pareciera que pactar, lograr consensos o unirse con un propósito común significa callar. Por lo tanto, al negar un debate tan vital es donde la oposición política enfrenta nada menos que su posible desaparición y la terrible consecuencia será que ante esto, no pasa ni pasará nada.

Hay que entender que Venezuela está llegando al final de un periodo histórico para la oposición, junto a un nuevo ciclo de política internacional que reinvierte las políticas. Es decir, en Latinoamérica está cambiando nuevamente de ciclo y también llegó el fin de la incontestable legitimidad electoral y constitucional opositora que terminará con las próximas elecciones del 6 de diciembre, si la Unión Europea no consigue aplazarlas.

Vendrá otra forma de oposición porque desde el punto de vista del ciclo, lo hecho, hecho está y lo que no se hizo sencillamente no pasó.

No significa el fin de la oposición, solo significa que vendrá otra forma de oposición porque desde el punto de vista del ciclo, lo hecho, hecho está y lo que no se hizo sencillamente no pasó.

Los diputados electos en 2015 ya no serán diputados a partir de enero para el resto del planeta, la presidencia «en disputa» dejará de serlo, el Parlamento estará en otras manos y comenzará un nuevo periodo histórico al constituirse lo que hoy conocemos como oposición en una disidencia, como la cubana, es decir sin la representatividad que otorga la Constitución y el voto.

Las elecciones en EEUU

A esto se le añade el debate interno sobre las elecciones estadounidenses, pues si gana Joe Biden, como por ahora es lo que está previsto a menos que ocurra un milagro, lógicamente cambiará la política con Maduro considerada como «un fracaso abyecto», de nuevo se favorecerá la apertura con Cuba y con ello los derechos humanos pasarán –como en el caso de Barack Obama– a un segundo plano en el debate.

Eliminará sanciones unilaterales y volverá la política de no intervención quizás apostando por un diálogo consensuado con Europa e Iberoamérica.

De ahí que un sector de la oposición encabezado por Capriles plantea preguntas muy claras en un debate prohibido. La primera es cuál es el nuevo proyecto de unidad, es decir en torno a qué proyecto y a qué futuro. También quieren saber qué tipo de continuidad es la que están planteando para la supervivencia política. Y concluye: ¿Es el grupo actualmente en el poder opositor, el propicio en caso de que gane Biden y enfrente el nuevo ciclo iberoamericano?

Como ese debate tampoco se va a dar en Venezuela, porque repito que está terminantemente prohibido debatir, lógicamente quedan las individualidades preguntándose algo muy simple y actuando como María Corina Machado y Henrique Capriles: ¿Cómo voy a sobrevivir yo políticamente, cuando el 5 de enero desaparezca la oposición, tal y como existía legítimamente electa, y nos enfrentemos al nuevo panorama legal, nacional e internacional?

Para entender esto último también se debe comprender lo que hace el adversario, siempre metódico y cartesiano cada vez que traman una elección -anunciada insistentemente desde el 2019- en el medio de la negativa radical opositora y que ya desde ahora plantea sorpresas. A medida que la oposición descarta su participación masiva, el régimen avanza.

No les importará si cuentan o no con la Unión Europea y las demás instituciones de vigilancia, incluso ceder espacios y condiciones otrora impensables, porque saben perfectamente que con la participación del 20% del electorado y un clima de confrontación entre las oposiciones, junto al poder de su maquinaria (empleados públicos y familia) su éxito estará asegurado.

Y aquí es necesario detenerse para entender al adversario, porque hay que eliminar el falso concepto –promocionado por un sector radical opositor- de que esas elecciones pretenden «legitimar a Maduro».

El plan está diseñado para eliminar al gobierno interino y toda su legitimidad que se fundamenta en el poder legislativo y busca acabar con la oposición política.

Maduro no es reconocido como presidente legítimo y en el mundo seguirán sin reconocerlo formalmente, de hecho al chavismo poco le importa «legitimar» algo, y mucho menos una nueva Asamblea Nacional. El plan está diseñado para eliminar al gobierno interino y toda su legitimidad que se fundamenta en el poder legislativo. Busca también acabar con la oposición política, a sabiendas de que quien quede en pie en 2021 será con quien se debe hablar.

A fin de cuentas todos siempre hablaron con Mugabe, así como con Gadafi y con Fidel, aunque para hacerlo la comunidad internacional haya tenido que ponerse un pañuelo en la nariz, del mismo modo que lo hacen con los autócratas europeos, que dicho sea de paso y salvando las distancias, siguen torturando y apaleando a la oposición.

Es en esencia lo mismo que ocurre con el Informe Bachelet. Mientras algunos sectores opositores lo venden un logro propio o esperan un desenlace gracias al horror que allí se describe, el informe en sí no le importa porque ya todo eso estaba escrito desde el año 2017. Es decir, lo que puede hacer cada avance es ahondar más en lo que ya se conoce.

Lo que sí cuenta para el régimen, lo importante para ellos, es lo político, de allí la calculada aparición de Michelle Bachelet cuando dijo a los embajadores: «Saludo la decisión del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, de indultar a 110 personas, la mayoría políticos». O celebra un año más: La renovación de la Carta de Entendimiento (..) triplica el número de oficiales  (..) con mayor autonomía jurídica, así como la formalización de un mecanismo de intercambio».

De esta manera, inserta en la comunidad un puente y demuestra que están dispuestos a cooperar alejando por décadas cualquier actuación internacional si tenemos en cuenta que la aniquilación siria y las atrocidades en el Congo tardaron una década en llegar a juicio.

María Corina Machado, fiel a sí misma

Sobre lo que viene: no es la legitimidad de Maduro lo que se discute en esta elección. Y eso nos lleva finalmente a las individualidades y a su supervivencia política. Líderes como Machado y Capriles fueron los únicos que hicieron públicas sus posiciones, pero hay que analizar también que en el seno de la Unidad hay partidos que van a ir a las elecciones, unos con sus partidos divididos, y otros liberándose la disciplina partidista, porque se trata de apostar a su supervivencia lógica bajo la consigna de que «más vale un diputado legítimo, que mil activistas entusiastas».

 Y eso nos lleva a María Corina Machado, quien no ha dicho nada que no explicara desde el 2017. Objetivamente es una falacia que su postura rompa la Unidad Democrática porque ella está alineada con el proyecto de no ir a votar. Su cálculo es perfectamente político, al igual que otros líderes que se plantean lo mismo.

Si el 6 de enero, cuando asuma la nueva Asamblea, todos van a ser «activistas» o «disidentes», principalmente de redes sociales, sus partidos van a desaparecer del escenario político. La lógica les indica que deben conservar su núcleo de apoyo político desmarcándose de quienes van a estar en igualdad de condiciones a partir del 6 de enero.

Por lo tanto la postura de Machado no causa verdaderos problemas a la unidad: exigió el Tiar y Guaidó lo introdujo en la OEA. Ahora exigió el R2P y Guaidó lo exigió en la ONU, por lo que en la práctica hay unidad de criterios.

En este sentido, lo único irritante fue la postura del encargado estadounidense que intentó usarla para desvincular su enorme responsabilidad en todo esto. Porque no fue solo ella quien creyó que Estados Unidos tenía alguna intención de crear una amenaza creíble, la realidad es que María Corina Machado fue la única que dijo que solo quedaba trabajar en crear esas condiciones.

Fue toda la oposición la que creyó eso, y aún peor que ella, actuaron en consecuencia. Se lo creyeron los que se marcharon a Cúcuta pensando que había 5.000 soldados y un verdadero apoyo latinoamericano. Se lo creyeron los del varapalo del 30 de abril. Se lo creyeron los nacionalistas y socialistas que acompañaban a la oposición y se marcharon a desenterrar los kalashnikov, y más aún los que se creyeron que en verdad había una flota estadounidense en el Caribe.

Muchos en Venezuela creyeron en la diplomacia de micrófonos de Estados Unidos. Demasiados sembraron el cuento de unos barcos que venían al rescate cuando cualquier adolescente en Twitter podía buscar y verlos en realidad una semana más tarde llegando a sus puertos para abrazar a sus familias. Si eso lo podía ver un adolescente, imaginemos a los analistas de inteligencia rusa o cubana.

La amenaza creíble ocurrió únicamente en la cabeza de buena parte de la oposición y todos, sin excepción actuaron impulsivamente. Por eso fue injusto que un funcionario extranjero como Elliot Abrams, quien además había creado ese insólito bluf, haya dicho que no entiende cómo Maduro sobrevivió para luego burlarse de una líder de la oposición venezolana (dijo que era surrealista su propuesta de intervención de EEUU).

Los venezolanos no debieron aceptar la burla contra una conciudadana, eso y la respuesta de Machado quedarán para la historia: ¿quien se hubiera creído que un presidente norteamericano, un secretario de estado y un asesor de seguridad nacional podían mentirle a los votantes estadounidenses? Al día siguiente la burla se transformó en desmentido.

Por eso llegados los últimos minutos, María Corina Machado simplemente intenta que su grupo político sobreviva y por lo tanto ni altera al status quo, ni los planes de la oposición, porque son los mismos. De manera que por ese lado no está pasando nada.

El cálculo de Capriles

Vayamos entonces al cálculo político de Capriles, quien a mi juicio también obvio, intenta sobrevivir como líder de una minoría legítimamente electa. Su cálculo parece una locura pero no lo es. De hecho, es frío y quirúrgico, porque en el escenario probable puede ser uno de los pocos líderes que quede en pie en el futuro.

Sabe que no tiene los votos, que enfrentará el descrédito opositor junto al despiadado ataque de sus iguales, que carece completamente de maquinaria para vigilar sus votos y sin presupuesto alguno de campaña. Aún así convocará contra una maquinaria que obtendrá entre un 80 y un 90% de los diputados. Además, lo hará justo cuando, de acuerdo a las advertencias de la Academia de Ciencias, la pandemia estará en un punto muy difícil en Venezuela.

No hay manera de que no sepa que va a ser aplastado a tal punto que irá a las elecciones –de darse un mínimo de garantías- con su discurso del día siguiente escrito: «Si hubiéramos votado (..) si no hubiéramos caído en la trampa de la abstención (..) no habríamos regalado la Asamblea (..) pero los pocos que salieron tienen la obligación…».

Capriles sabe que el régimen necesita al menos unos pocos opositores, y esos pocos significarán mucho a partir del 6 enero.

Y aquí, precisamente en esta última frase es donde está el frío cálculo, Capriles sabe que el régimen necesita al menos a unos pocos opositores y en este escenario esos pocos significarán mucho a partir del 6 de enero de cara al planeta que no entiende más que de elecciones, constituciones y derecho internacional. (El debate interno poco importa, ese es un problema doméstico que cada pueblo debe resolver).

La única cara negativa de su visión es precisamente la pandemia. Que ocurran elecciones en países que tienen sólidos sistemas de salud es una cosa. Pero convocar a la población de riesgo en una pandemia, cuando no hay capacidades, cuando no hay gasolina ni la población puede adquirir una mascarilla real, cuando los hospitales y sus médicos están desbordados y muriendo diariamente, cuando la mayoría empobrecida no tiene cómo comprar una caja de aspirinas, mucho menos los miles de dólares de medicinas antivirales y lo que queda de la clase media no tiene seguros, ni decenas de miles de dólares para una clínica.

Convocar a millones, muchos de ellos en condición de riesgo a permanecer horas en colas, para luego entrar a un espacio cerrado con la carga viral de cientos, no solo sería un acto de irresponsabilidad política de Capriles, más aún para los miles de venezolanos que deben permanecer todo un día en esos espacios cerrados, (jefes de mesa y observadores etc), también alentaría a la abstención.

En particular le pido que haga todo lo posible por salvar vidas, y si no puede cambiar las condiciones electorales, al menos llame a crear las condiciones para salvar esas vidas.

Pero ellos son los únicos que lo han dicho abiertamente, por eso es un error pensar que solo ellos necesitan sobrevivir junto a los partidos divididos y políticos libres -de esos partidos- que acompañarán clandestinamente a Capriles duplicando su apuesta como en una ruleta.

El gobierno interino, pendiente de Trump

El cálculo del liderazgo que integra el gobierno provisorio también necesita sobrevivir en medio de una crisis tremenda. Saben que se acabó hace tiempo el juego de la amenaza creíble y confirmaron por el libro de Bolton que Trump no tiene los votos ni de su partido para una aventura semejante y que por ahora está perdiendo las elecciones.

Sospecha que con este nuevo ciclo latinoamericano con López Obrador en México y Kirchner en Argentina, los partidos de Morales y Correa de vuelta al poder, y en un futuro el de Lula, mientras que los partidos que apoyaban al chavismo en Portugal, Italia y España impedirán siquiera un debate, no tienen absolutamente opción distinta en los próximos cinco años, más que reinventarse.

Visto eso enfrenta otros problemas igual de graves. El primero es el lógico desgaste tras cinco años de expectativas. Enfrenta el difícil silencio autoimpuesto hasta el 4 de noviembre para ver quién resulta ganador en Estados Unidos. Si gana Trump, esa parte de la oposición continuará su actual política de apostar por la ayuda de Estados Unidos. Si pierde, habrá que pensar rápidamente qué hacer.

La pandemia impide cualquier organización de presión… hoy no se puede hacer otra cosa que esperar.

El siguiente problema enorme es la propia pandemia que impide lógicamente cualquier organización de presión y como se privilegió la acción de corto plazo, por la planificación y el trabajo político sistemático para convertirse en una opción de gobierno, hoy no puede hacer otra cosa que no sea esperar y para muchos, esa espera luce como una posición de brazos caídos.

De esta manera, la única opción que tienen para conservar algún resquicio de legitimidad, es apelar a un referendo consultivo cuyo primer problema es el humanitario, es decir, el mismo de Capriles, convocar a millones en plena pandemia y con eso pudiera de alguna forma darle alguna sostenibilidad.

Esta modalidad tiene además del problema humanitario también algunos otros. El primero es el técnico; es decir, qué países van a integrar una validación de una consulta semejante, cómo se van a validar las firmas y huellas para que el mundo le de alguna validez. ¿Cuántas firmas le dan realmente validez para el mundo a algo como lo propuesto? El problema técnico es complejo en tan corto plazo y no tiene respuestas claras.

De sortear los problemas humanitario y técnico, ¿cómo se logra una movilización en medio de una pandemia sin gasolina, una circunstancia que tiene clausurada a Venezuela? Es una cuestión práctica muy relevante.

De ser factible que se logren superar estas coyunturas en tan corto tiempo, el artículo en que se basa se refiere a «materias de interés nacional» como ocurre en todos los países. ¿Cómo convencer a la renuente comunidad internacional de una consulta que va a ser atacada ferozmente como un mecanismo supra constitucional o constituyente? El reto para la oposición será entonces convencer a buena parte del planeta que consideraría inconstitucional ese mecanismo, pues sería abrir consultas parecidas en sus propias tierras.

Porque el problema no es solo de ámbito constitucional sino de orden jurídico interno, que no es otro que el valor mismo de las consultas, como en Cataluña o el separatismo alemán, o cuando la Unión Europea ha desoído no pocas consultas de sus países. En otras palabras, tendrán que esforzarse como nunca en convencer a todos los medios y políticos de esta forma sui generis de legitimidad, en una Europa y America que cambiaron a un nuevo ciclo.

Por lo tanto, no es un problema entre Guaidó y Capriles, simplemente todo el liderazgo de oposición intenta sobrevivir después de una fecha que es constitucionalmente ineludible.

¿Quienes sobrevivirán? Todos enfrentan grandes riesgos, pero si juegan bien sus cartas paradójicamente todos podrían obtener alguna forma de legitimidad, aunque no sea la que ellos esperan. Pero sin duda la oposición será muy distinta a partir del 5 de enero y eso a mi juicio no es malo, porque Venezuela necesita con urgencia una nueva forma de hacer política.

Thays Peñalver
thays.penalver@me.com
@thayspenalver

Thays Peñalver es abogada y periodista. Es autora de La conspiración de los 12 golpes.

ENRIQUE PRIETO SILVA, EL INFORME DE LA ONU SOBRE DDHH EN VENEZUELA (II)

Antes referimos que, a partir de 1998, luego de la firma del Estatuto de Roma o de la Corte Penal Internacional, surgió la esperanza de que no queden impune en Venezuela los delitos inherentes a la violación de los DDHH y crímenes de guerra y de lesa humanidad por falta de justicia en el país, a consecuencia de las propuestas “revolucionarias” de este manido y disparatado régimen de gobierno surgido de la locura del militarismo chavista. Dicho Estatuto entró en vigencia a partir de julio de 2002.

También referimos, que consta en el Informe de la ONU, al que hacemos referencia, que al menos desde abril de 2017, en el marco de manifestaciones y la inestabilidad política conexa, se ha alegado que “fuerzas de seguridad del Estado con frecuencia utilizaron violencia excesiva para dispersar y reprimir manifestaciones, y que han detenido y encarcelado a miles de miembros de la oposición, reales o aparentes, algunos de los cuales habrían sido presuntamente sometidos a graves abusos y maltrato durante su detención”.

Sin dudas, hay muchas mas violaciones a los DDHH, vistos en todas las informaciones tenidas por órganos oficiales y privados, en referencia a las acciones represivas tomadas por el Ejecutivo Nacional, con la gravedad de que han quedado en evidencia la conchupancia del Poder Judicial, que ha avalado estas violaciones, al permitir que se produzcan errores de acción y procedimiento en los órganos que fungen como represores, cuya identidad y autoridad legal y constitucional para el ejercicio de la función policial ha sido cuestionada, dada la incoherencia funcional y su naturaleza como órganos de investigación criminal y/o de orden público, cuyo fundamentó está especificado en el artículo 332 de la Constitución: “…los órganos de seguridad ciudadana son de carácter civil…”, por lo que, cuando el GN actúa en funciones de Orden Público, no lo hace con su carácter de funcionario militar, sino como funcionario de seguridad ciudadana. En todo caso, conforme al mismo artículo 261 mencionado, “…La comisión de delitos comunes, violaciones de derecho humanos y crímenes de lesa humanidad serán juzgados por los tribunales ordinarios.”

Es de gravedad, lo que hemos venido criticando, tanto en el Foro Penal Venezolano, como en el Foro Militar Venezolano, que se haya militarizado la función policial, dando campo a la acción inconstitucional, de utilizar los órganos de la Fuerza Armada Nacional en la represión de las manifestaciones públicas; y mas grave aún, que se haya penalizado esta actividad como de delitos militares, utilizando en este absurdo jurídico a la Justicia Militar, violando el contenido preciso del artículo 261 de la Constitución, que establece, que esta justicia solo es para delitos de naturaleza militar, lo que es incompatible con esta actuación. Y mas grave aún, que el mismo artículo establece que los delitos comunes, violaciones de DDHH y crímenes de lesa humanidad deben ser juzgados por tribunales ordinarios. Es decir, aparta expresamente a los tribunales militares de todo lo que tiene que ver con orden público.

Hemos visto con gran preocupación, que, mientras la Constitución expresamente reduce la función de la FAN a la defensa militar en la seguridad del Estado, y aparta a los militares activos de la participación política, indignamente el TSJ en sentencia específica de la sala Constitucional y de la Sala plena, haya desnaturalizado el contenido del artículo 330 de la Constitucional al decidir en amparo solicitado por el Frente Institucional Militar, que la participación de los militares en manifestaciones políticas públicas, lo hace en “reconocimiento al su comandante en jefe”, en contra del contenido constitucional que prohíbe la participación del militar activo en cargos de elección popular, en campañas o proselitismo político. ¿Podríamos decir, que los magistrados que votaron a favor de esta sentencia pueden considerarse incursos en la violación del artículo de la Constitución, cuyo contenido repetimos?: “Todo acto dictado en ejercicio del Poder Público que viole o menoscabe los derechos garantizados por esta Constitución y la ley es nulo, y los funcionarios públicos y funcionarias públicas que lo ordenen o ejecuten incurren en responsabilidad penal, civil y administrativa, según los casos, sin que les sirvan de excusa órdenes superiores.”

Recordar también a los magistrados, que conforme al artículo 25 del Estatuto de la Corte Penal Internacional, que la responsabilidad penal es individual y la Corte tendrá competencia respecto de las personas naturales, como los son los magistrados pudieran ser enjuiciados por sus actos, ya que ni siquiera pueden alegar cumplimiento de órdenes superiores; y de serlo, sería indignante para la conciencia de la República, que hubiera que aleccionar a los magistrados de su máximo Tribunal de Justicia, “en lo que respecta a las relaciones entre superior y subordinado”, donde queda claro que el superior será penalmente responsable por los crímenes de Ia competencia de la Corte que hubieren sido cometidos por subordinados bajo su autoridad y control efectivo, en razón de no haber ejercido un control apropiado sobre esos subordinados, o no hubiere adoptado todas las medidas necesarias y razonables a su alcance para prevenir o reprimir su comisión o para poner el asunto en conocimiento de las autoridades competentes a los efectos do su investigación y enjuiciamiento. También, que el subalterno que

cumpla la orden arbitraria es también responsable sin que pueda alegar el cumplimiento de órdenes superiores.

También son responsables los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia de la militarización de la función policial y de la justicia, ya que no lo han impedido de oficio como debieran hacerlo, y tampoco han resuelto el amparo solicitado por el Foro Militar Venezolano a la Corte Marcial, para que ésta anule todas las actuaciones de los tribunales militares que han sometido a juicio a civiles y militares por la presunta comisión de delitos que no son de naturaleza militar; amparo en el cual por mandato legal declinó competencia ante la Sala Constitucional del TSJ, aún sin resolver después de casi dos años de su solicitud.

En la próxima entrega continuaremos con la absurda creación de organizaciones militares al margen del mandato constitucional y la judicialización también inconstitucional de la inteligencia militar.

Enrique Prieto Silva 
enriqueprietosilva@yahoo.com
@Enriqueprietos

ROMÁN IBARRA, AUTODESTRUCCIÓN XX (FIN)

La situación venezolana no admite atenuantes; nuestras condiciones de vida son las peores de toda la historia republicana, y a pesar de ello, no se ve elaboración racional alguna –ni en el gobierno, ni en la oposición representada en la AN- para solventar la crisis terminal –en mi opinión- que vivimos los venezolanos hoy.

Es tan cruel y criminal la conducción de la economía, que la paridad del bolívar con el dólar supera el monto del salario mínimo, lo cual, pone al ciudadano promedio en condiciones de supervivencia, o de pobreza atroz, tal como lo ha descrito la ONU, para quienes viven con menos de un dólar diario.

Hoy es imposible acceder a servicios básicos o esenciales, como agua; luz; transporte superficial y subterráneo; salud; gasolina; gas; alimentos, y otros, que anulan las condiciones mínimas de dignidad para el ser humano.

Por una parte, el gobierno lleva adelante el proceso electoral para renovar el parlamento mediante la violación de normas constitucionales y legales, tal como denuncia con fecha 25 de septiembre de 2020, la Alta Comisionada para los DDHH de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet. Previo a ello, el ex presidente del CNE, Andrés Caleca, introdujo ante el TSJ un amparo para suspender las elecciones y corregir los vicios en ella contenidos, sin que haya habido respuesta de ese tribunal. Y por la otra, Guaidó como representante de la AN, llamó a la abstención a manera de boicot contra el proceso electoral, en lugar de luchar contra la adversidad y el ventajismo grotesco impuesto por el régimen.

Tanto el informe de expertos de la ONU presentado la semana anterior, como esta nueva denuncia de la Alta Comisionada, ponen al gobierno de Maduro francamente en entredicho frente a la comunidad internacional, pero encuentran  a la oposición fragmentada de manera incomprensible, entre quienes auspician por una parte, abstención; quienes queremos condiciones para participar y derrotar al gobierno, y quienes solo ven como salida, una intervención militar, acerca de la cual, todos los que tienen como hacerla, la rechazan.

Frente a esa negativa reiterada, en lugar de procurar la unidad de la oposición para presionar por condiciones electorales, ofrece un discurso dirigido a la ONU en el que solicita protección, con lo cual demuestra que no sabe como hacer para resolver la crisis, en medio de la renuncia en pleno de la comisión de ética de su propio partido, y el reclamo de su aliado Primero Justicia, por la claridad en el manejo de recursos de la nación.

Mayor desmadre, imposible. Y Mientras todo eso ocurre, aparecen tesis jurídicas irrealizables, según las cuales, la actual AN se puede prorrogar el mandato sin participar en elecciones, y con ello sostener el interinato presidencial. Y por si fuera poco, aparece una ex magistrada de la Corte Suprema de Justicia, diciendo que no, que lo que hace falta es una ¨ley de mutación¨, mejor que la tesis de la prórroga, según ella, para conjurar la crisis.

Como se ve, tanto el gobierno, como la oposición venezolana, comportan un laboratorio inigualable, de experimentos políticos, que de no ser porque en medio de ello, hay un padecimiento socioeconómico trágico e inmenso que nos lleva incluso a la muerte, sería el escenario perfecto para la risa y la burla sostenidas.

Parafraseando al Presidente Betancourt, quien se refería a los comunistas en tiempos de su gobierno, como: ¨un arroz con pollo, pero sin pollo¨, hoy valdría decir que la oposición venezolana se comporta igual.

Dilapidado el inmenso capital político producto del 6D/15 en divisiones y megalomanías innecesarias, y ¨liderazgos¨ extemporáneos, hoy somos tristemente desesperanza, y frustración, en lugar de fuerza, coherencia, y estímulo para quienes más sufren: los pobres.  

Roman Ibarra
romanibarra@gmail.com
@romanibarra