jueves, 5 de diciembre de 2019

OVIDIO PÉREZ MORALES: CORRUPCIÓN CREATIVA

La biografía de la corrupción ofrece un material abundante, pues cubre toda la historia de la humanidad, dado que esta es pecadora desde el inicio, como leemos en el libro del Génesis. Y si la corrupción es amplia en su extensión, es de una gran riqueza en comprensión. En su vasto escenario se despliegan de modo impresionante la inteligencia, la imaginación, la creatividad y la innovación humanas.

La corrupción, fenómeno multiforme, se ejemplifica en el trueque que hizo la dirigencia sacerdotal de Israel con el apóstol Judas: un inocente profeta galileo por treinta monedas contantes y sonantes. Jesús, que vino a salvarnos del mal uso de la libertad y comunicarnos vida nueva, sufrió en su persona las consecuencias de uno de los primeros pecados capitales, la avaricia. En los libros del Antiguo Testamento encontramos casos patentes de trampas -aun en los patriarcas Abraham y Jacob- al igual que una repetitiva condena de faltas morales como sobornos, balanzas fraudulentas y falsos testimonios.

El pecado no es, por cierto, un tema que aparece en los libros de economía y política, como tampoco en los de tecnología, ya que son su lugar propio, pero sí se manifiesta muy activo en quienes administran bienes, manejan la res pública y utilizan los maravillosos inventos comunicacionales.

La corrupción administrativa y política está hoy sobre el tapete de la actualidad nacional. Pero ¿cuándo no lo ha estado? Antes de hacer memoria resulta pertinente, sin embargo, reflexionar acerca de la admonición del Señor Jesús a los acusadores de una mujer sorprendida en flagrancia: “Aquel de ustedes que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra” (Jn 8, 7).


Los obispos de Venezuela en 1904 -por entonces eran solo una media docena- en una Instrucción Pastoral dirigida al clero y demás fieles del país, dice en el capítulo titulado “De la obligación de extirpar los vicios” algo que parece escrito en estos finales de 2019: “De semejante perturbación del criterio moral proceden los fraudes y latrocinios y otros horrendos crímenes contra la justicia que mancillan las conciencias y llevan la miseria a infinitos hogares” (No. 667).

Abuso del lector citando in extenso lo que denunciaron entonces los obispos porque nos debe servir para la urgente reconstrucción nacional: “Lamentamos aquí el robo no solo en una forma ordinaria y vulgar (…) sino muy particularmente en la forma que llamaríamos decente si pudiera caberle tal epíteto a tan fea iniquidad. Nos referimos, en efecto, a ese género de fraude ya tan generalizado que consiste en apropiarse con harta facilidad lo ajeno por medio de ganancias exageradas en negociaciones ilícitas: nos referimos a la lepra del peculado, que corroe todo el organismo nacional, siendo ya principio aceptado por la casi universalidad de los criterios que defraudar el erario público no es pecado; por lo cual ya nadie se contenta con los proventos legítimos de su empleo, sino que cada uno se sirve del suyo para aumentar por medios reprobables sus recursos y fortuna, o para dilapidar mayores sumas de dinero en las exigencia del lujo y la satisfacción de todos los apetitos de la sensualidad: nos referimos a los contratos escandalosos (…) ya casi no se conceptúa como robo sino la obra brutal y grosera del ratero o del salteador, mientras el campo vastísimo de las otras especies de latrocinio, de donde proviene el mayor desequilibrio moral y material de los pueblos, está completamente abierto a la humana codicia (…) no hay remisión posible para los pecados de que tratamos si a la penitencia no se agrega la restitución”(Instrucción  667). No sobra subrayar que la corrupción se da tanto en lo público y como en lo privado.

Para reconstruir el país no basta el cambio de dirección política. Se requiere, junto a medidas contraloras y judiciales efectivas, un cambio moral y cultural. La corrupción ha penetrado hasta los tuétanos. Se roba desde las alcabalas de guardias y policías, hasta los altos mandos de las empresas, pasando por notarías, alcaldías y servicios públicos. Por eso la Venezuela de las mayores reservas petroleras del mundo está en lo que en criollo llamamos “la carraplana”. Pero ¡ánimo!, saldremos adelante con nuestro esfuerzo y el favor de Dios.

Mons Ovidio Pérez Morales
coroconcert@hotmail.com
@OvidioPerezM

JURATE ROSALES: POR SEGUNDA VEZ, SE REPITE LA TRAMPA

El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, afirma el dicho. En este caso, es incluso peor, porque las  piedras que los venezolanos tienen en su camino para tropezar nuevamente son dos: una sería la de volver a votar con aparatos electrónicos. La otra piedra, mucho más inmediata, sería elegir un Consejo Nacional Electoral al gusto de Nicolás Maduro si los diputados de la oposición siguen sin ponerse de acuerdo. Lo cual sería muy grave para Venezuela, para todos los venezolanos y para el futuro del país.

Empecemos con los votos digitalizados y su más reciente ejemplo, ocurrido hace un par de días durante una votación en Estados Unidos. La semana pasada corrió el desconcierto al ver los resultados de una votación por el cargo de juez en el condado de Northampton, en Pennsylvania. De una cantidad total de 55.000 votos en 100 mesas de votación, el candidato del partido demócrata sólo había obtenido 164 votos. Dado que ese resultado fue considerado imposible, cundió el pánico en cuanto a la fidelidad de las máquinas electrónicas de votación.

Los miembros de las mesas se tomaron su tiempo para anunciar el resultado y procedieron a un recuento de todos los papelitos depositados por los votantes en las urnas. El resultado fue que por un pequeño margen, el ganador resultó ser el candidato que la electrónica había dado de perdedor.

El caso –que data de menos de una semana– acaba de ser relatado con infinidad de detalles por el periodista local que reportaba sobre esas elecciones para el diario “The New York Times”, Nick Corasaniti, quien seguramente a partir de allí sacará punta a su reportaje, cuidado si para escribir todo un libro. Por el momento, en su largo artículo se contentó con analizar cada uno de los eventuales errores que pudieron arrojar ese fantasioso resultado electrónico.

Su primera indagación fue para revisar la contratación de la empresa que puso las máquinas de votación, la americana ES&S.  Su nombre es conocido en Venezuela por un escándalo que ocurrió cuando se trataba de las elecciones generales del año 2000 y cuando esa empresa desistió de trabajar en elecciones venezolanas, aduciendo presiones e incluso amenazas. (En ese año 2000 sus técnicos, llegados al país para las labores de escrutinio, fueron presionados incluso con una pistola en la boca; se refugiaron en una embajada; rompieron el contrato y más nunca volvieron a Venezuela.  La fecha de las elecciones tuvo que ser cambiada y para las siguientes apareció por primera vez la empresa Smartmatic, que desde entonces cumplió con todos los requisitos del chavismo).

En el caso presente de la elección de un juez en Pennsylvania, al aparecer dudas sobre el resultado electrónico, hubo que recurrir al modo  manual para contar los votos. Lo cual, una vez más, arroja dudas en cuanto a lo impredecible del conteo con máquinas electrónicas.

Muchos países europeos siguen contando todos los votos manualmente y tienen razón. Cabe recordar que nada menos que el fundador de Microsoft, Bill Gates, hace unos años advirtió que «la última cosa para la cual nunca se debe utilizar la informática, son las elecciones”, al explicar la facilidad con la que es posible alterar los resultados (IP, 12 de  octubre 2016).

En cuanto a las más de dos décadas de toda clase de elecciones venezolanas con la empresa venezolana Smartmatic, es de recordar que sólo hubo dos veces en que el resultado no fue el “programado” por el chavismo: en el intento de Chávez de cambiar su propia Constitución para asemejarla a la cubana, y en las elecciones legislativas de 2015, cuando una treta inesperada impidió arrojar un resultado deseado por el gobierno.

Los venezolanos mayores de 40 años seguramente recuerdan ambos eventos. El primero ocurrió en las elecciones del año 2007 para aprobar por votación universal el texto de una segunda Constitución chavista y ésta fue rechazada por los votantes. Esa noche, el Estado Mayor de la Fuerza Armada, al conocerse el resultado que todavía no había sido publicado y según el cual los votantes habían rechazado el nuevo texto constitucional, visitaron a Chávez y exigieron que el verdadero resultado fuese publicado y respectado. Está el relato de la furia de Chávez esa noche frente a los generales, pero el rechazo por los votantes de esa segunda constitución calcada en la de Cuba, tuvo que ser respetado gracias a los generales que, de aprobarla, hubieran perdido el monopolio de la Fuerza Armada.

La otra única votación que el gobierno no pudo manejar a su antojo, fue la de la elección del parlamento en 2015. Lo que ocurrió ese día lo sabemos por un relato del general (r) Carlos Julio Peñaloza (“Zeta”, 18-12-2015), quien describió en detalle cómo un grupo de oficiales retirados, expertos en guerra electrónica, lograron bloquear la transmisión de supuestos “resultados” enviada en directo desde el centro cubano de Copextel, situado en la isla. Es cuando se supo que las máquinas de votación utilizadas en Venezuela siempre fueron bidireccionales. Razón suficiente para nunca más hacer una elección  que no fuera de escrutinio manual.

Los diputados electos en ese diciembre de 2015 terminan su cadencia en diciembre 2020 y cabe admirarlos por una labor que inicialmente era totalmente ad honorem y con muchos riesgos, incluyendo el de perder la libertad, tener que exilarse, o verse víctima de un atentado. Es notable que durante todos estos años no pasen ahora de cuatro o cinco los parlamentarios que encontraron una teta de dudosa procedencia para subsistir. Sin embargo, temo que pese al estoicismo de la mayoría, las trampas del Tribunal Supremo chavista para desactivar a los diputados indígenas, y ahora las de dividir a la oposición con acusaciones de recibir dinero de fuentes dudosas,  dificulten que se logre la mayoría necesaria para elegir un nuevo Consejo Electoral -condición absoluta para sanear las futuras elecciones.

De los topos que siempre han existido en ese cuerpo colegiado llamado Asamblea Nacional, algunos se destaparon de inmediato –como el suplente de María Corina Machado, el exlíder estudiantil Ricardo Sánchez, quien se pasó con armas y bagaje al otro lado del hemiciclo. Otros se evidenciaron cuando traicionaron al entonces presidente del parlamento, Henry Ramos Allup, el día  en que intentaba lograr una votación para elegir  un nuevo Consejo Nacional Electoral. Era en diciembre de 2016 y era el último día de sesiones de ese año. Lo relató en su memoria y cuenta del año 2016 el propio Ramos Allup: “Sobre la suspensión de designación de rectores del CNE, cuando constatamos que no teníamos los 109 diputados, dijimos no vamos a votar, porque nosotros no somos ellos (gobierno)”. Para el quorum faltaron cuatro diputados que ese día no aparecieron, de los que dos eran del partido de Manuel Rosales, Un Nuevo Tiempo. Esperemos que esta vez, no repitan la “hazaña”.

Estamos ahora en diciembre del 2019 y en enero empezará el último año de vigencia del actual parlamento, actualmente presidido por Juan Guaidó, quien además asume el cargo de presidente interino de la república, con la tarea de organizar elecciones presidenciales. Para eso, por segunda vez, se considera necesario elegir un nuevo Consejo Nacional Electoral. Repito: por segunda vez, puesto que ahora, nuevamente, el parlamento inició el procedimiento para la elección de los miembros de un nuevo CNE, y nuevamente, para la sesión de esta semana donde era previsto adelantar el proceso, no hubo quorum, porque faltaron los diputados de Un Nuevo Tiempo. A ver si se enserian.

Por el momento, nuevamente, para elegir al nuevo CNE, ahora en 2019, ya faltó una vez de nuevo el quorum. ¿Quiénes faltaron? ¿Otra vez, de los faltantes dos son del partido –UN Nuevo Tiempo. ¿Tendrán remedio? ¿Han pensado en lo que hacen?  ¡Qué dice sobre este repetido descalabro el jefe del partido Un Nuevo Tiempo y excandidato presidencial, Manuel Rosales, devuelto a Venezuela del exilio de una mano, digamos que bondadosa?

Jurate Rosales
@RevistaZeta
@enpaiszeta
Directora de la Revista Zeta, columnista en El Nuevo País con la sección Ventana al Mundo. Miembro del Grupo Editorial Poleo.

GABRIEL BORAGINA: POLÍTICOS RICOS, PUEBLOS POBRES


La aparente paradoja por la cual líderes políticos que sostienen y defienden un discurso "de izquierda" (socialista, valga la aclaración en estas épocas de alta confusión semántica) ganan adhesiones y elecciones al mismo tiempo que se hacen ricos cuando alcanzan alguna cuota de poder, e inmensamente ricos cuando asumen todo el poder posible sin perder seguidores y adictos sino -por el contrario- incrementarlos tiene explicación -en mi opinión- en lo siguiente:


La ideología marxista se ha extendido por todo el planeta y domina la mente humana, claro que en diferentes grados que van del 1% al 100%. En el extremo del 100% encontramos al marxismo-leninismo, aunque afortunadamente no son muchas las personas que aglutinen explícitamente a esta corriente hoy en dia. Y en escala decreciente al marxismo gramsciano.

Por debajo de ese 100% hallamos a todos los individuos que dicen "no ser" ni comunistas, ni socialistas, ni de izquierdas, etc. pero que, sin embargo, están de acuerdo con opiniones tales como la que "los ricos deben pagar más impuestos y en mayor alícuota que los pobres", que "el gobierno debe redistribuir la riqueza", "igualar rentas y patrimonios", etc. Lo que en los hechos implica aceptar (aunque ellos lo nieguen) que los ricos explotan a los pobres, al menos en alguna medida mayor o menor, pero dar, por cierto -de una forma o de otra- la teoría de la explotación marxista. Niegan para sí mismos el rótulo de marxistas, no obstante, el menor dialogo con cualquiera de ellos y las respuestas a nuestras preguntas denotan que piensan como verdaderos marxistas, mal que les pese.

Poca gente tiene buena opinión sobre el capitalismo, a la vez que está convencida que es el sistema que "domina al mundo", idea que impregna no solo a los pobres sino a sujetos de posición acomodada.

En esta mitología popular el gobierno es el instrumento de "la justicia social" que "debe" combatir al capitalismo "imperante" y destruirlo o -al menos- disminuir su poder, para (acto seguido) redistribuir la riqueza "mal habida" de los "capitalistas" y repartirla entre los pobres. Por eso, el súbdito populista no ve con malos ojos el enriquecimiento de sus cabecillas populistas sino al contrario, lo que ellos "ven" es que cuanto más ricos son los políticos populistas más pobres son los representantes del "capitalismo" mundial o local. Esto explica que personajes nefastos y siniestros como Hitler, Mussolini, Stalin, Perón, Fidel Castro, Chávez, como hoy Maduro, Evo Morales, los Kirchner y muchos otros hayan sido o sean enormemente ricos, porque la mayoría de las masas lo ve como el botín arrebatado a los "capitalistas" que será -hoy o mañana- repartido entre los más desfavorecidos.

Encuentro aquí la razón por la cual lo que yo califico como enriquecimiento por corrupción de los jefes populistas un seguidor populista no lo ve de ese modo y lo defiende de palabra y luego en las urnas con su voto al que -para mí- es un corrupto socialista (en realidad, la corrupción es inherente al socialismo).

Si de algo se culpa a los gobiernos (en esta mentalidad tan popularmente extendida) es de no ser eficaces en cuanto a la expropiación de los capitalistas, y la pobreza se atribuye a esto, y no a su verdadero motivo: la inexistencia de tal "capitalismo" que sólo habita en la mente enfermiza de populistas y socialistas. Los dirigentes populistas inculcan a las masas que el hambre y la miseria no son culpa de los gobiernos "de izquierda" sino de los "de derecha" que "no quieren" combatir al capitalismo. Ellos entienden por "capitalismo" a los grupos empresarios, banqueros y -en algunos casos- grandes comerciantes y punto.

Esto demuestra también porque habitantes de zonas muy pobres o carenciadas votan a gobernadores ricos que los mantienen en esa condición mientras estos lucran de sus impuestos y hechos de corrupción, al tiempo que siguen siendo elegidos masivamente comicios tras comicios. Aun para la persona más ignorante parece "evidente" que no es el gobierno el que lo conserva en ese estado y en la pobreza sino el "maldito capitalismo". Y que cuando la pobreza aumenta es por dos "razones" posibles: o el gobierno donde ello ocurre es ineficaz para combatir al capitalismo, o bien se ha convertido en cómplice de los capitalistas. No existe para dicho tipo de masa ninguna otra explicación, o no están preparados para aceptar razonamientos más profundos y consistentes. Menos aún para aceptar la verdadera causa de la pobreza: la ausencia de capitalismo.

De esta manera se puede entender -aunque no excusar- el hecho innegable de más pobres votando o apoyando implícita o explícitamente a políticos ricos, o justificándolos cuando asumen poderes de facto. Todas las tiranías se disculpan a sí mismas discurseando que se tuvieron que convertir en tiranías para enfrentar "el creciente poder" del "imperialismo capitalista", "grupos económicos", etc. es decir, aceptando el planteo fundamental de Marx y de Engels (la dictadura del proletariado) tan errado por estos como por sus "modernos" continuadores.

Es por eso que los políticos más "moderados" evitan hablar del capitalismo en términos elogiosos, y se cuidan mucho de prometer en sus campañas electorales que si llegaran al gobierno promoverán el capitalismo o medidas afines a este, porque saben que tales declaraciones les restarían votos si las incluyeran en sus plataformas electorales, y porque tampoco la mayoría de ellos cree en ese sistema, excepto cuando suponen utilizarlo para incrementar sus propios patrimonios. Pero desconocen que no se hacen ricos por poner en práctica los principios del capitalismo sino los contrarios al mismo. Dado que lucrar a costa de los contribuyentes no es capitalismo, es simple y llano latrocinio y rapiña.

Cuando un partido quiere desalojar a otro de la competencia electoral no hay arenga más estratégica, demagógica y más efectiva para semejante propósito que acusar a los partidos contrarios de querer defender o representar a "los ricos" y a "los capitalistas", esto genera entusiasmo y apegos entre las multitudes y votantes. Es decir, esta perorata sumada a que en la mente de los sufragantes está implícito el Dogma Montaigne por el cual "la riqueza de los ricos es consecuencia de la pobreza de los pobres" brindan al demagogo la fórmula perfecta para aumentar su caudal de votos en cualquier elección. Por ejemplo, en el caso argentino el peronismo opositor predicó desde el comienzo mismo del mandato del presidente Macri que este "gobernaba para los ricos" (lo que desde luego era falso) y así, finalmente, logró vencerlo en las elecciones respectivas.

Gabriel S. Boragina
gabriel.boragina@gmail.com
@GBoragina

ALBERTO BENEGAS LYNCH (H): EL PAPEL DE LA NUEVA OPOSICIÓN, CASO ARGENTINA

Es una verdad de Perogrullo que todas las personas de bien desean lo mejor para su país. En nuestro caso venimos de fracaso en fracaso desde que se estrenó el populismo en nuestro medio y se revirtió el formidable éxito que hizo que fuéramos un ejemplo de progreso moral y material en el concierto de las naciones civilizadas, debido a la aplicación de recetas compatibles con la sociedad abierta. Luego vino la avalancha de estatismos que bajo diversas denominaciones nos empobreció bajo la ficción de que recursos gubernamentales operarían de la nada, como si no fueran producto del saqueo al fruto del trabajo ajeno.

En el actual contexto, sería lamentable que el gobierno saliente estime que el apoyo logrado en distintas manifestaciones y marchas proselitistas y el respaldo obtenido en las urnas se deben a un apoyo a su gestión, puesto que ha sido como expresión de la imperiosa necesidad de preservar las instituciones republicanas, de modo muy especial la libertad de prensa y lo que queda en pie de la Justicia. Este apoyo, así concebido, permitió establecer una oposición de peso en ambas cámaras, si bien resulta mucho más notoria en Diputados que en el Senado.

A esta altura debe recordarse que el sistema republicano se basa en cinco columnas fundamentales en el contexto del reaseguro de la libertad de expresión, sin límite de ninguna naturaleza. Estas cinco bases son la igualdad ante la ley anclada en la Justicia como "dar a cada uno lo suyo", la responsabilidad de los gobernantes ante la ciudadanía por lo realizado, la nítida división de poderes, la transparencia de los actos de gobierno y la alternancia en el poder a través de elecciones confiables.

Esto es lo que debe defender a capa y espada la nueva oposición durante la próxima gestión gubernamental, para lo cual, desde luego, resulta primordial poner en claro que la gestión hoy en funciones ha fracasado rotundamente en cuanto a lo más acuciante, es decir, a la incapacidad para reducir el tamaño elefantiásico de un Leviatán desbocado. De esta situación se sigue la presión tributaria, la deuda exponencial, el adiposo déficit total y el haber generado una inflación mensual equivalente a la anual en naciones normales.

No caben pretextos y el relato de anécdotas irrelevantes, solo importan los resultados. Está en juego la supervivencia de la República, antes de que se promulgue una "ley de medios" como subterfugio para amordazar la libertad de expresión, antes de reformas constitucionales nefastas, de modificaciones en el esquema judicial y de revocar, frenar y revertir fallos que quitan sustento a la corrupción administrativa.

El comienzo del gobierno macrista estuvo adornado con el bailecito del presidente en la Casa Rosada con la banda presidencial, lo cual dista mucho de un gesto republicano. La primera medida en el plano económico fue la irrupción de nuevos ministerios y la primera medida en el terreno institucional fue la pretensión de designar por decreto a dos ministros de la Corte Suprema.

Es perentorio consolidar la nueva oposición, alejada de los personajes que contribuyeron al referido fracaso. Sería del todo impropio que pretendan constituirse en referentes de la oposición a partir de la asunción del gobierno recién electo aquellos que cargan las pesadas mochilas de la deplorable administración que, entre muchas otras cosas, termina con cepos cambiarios y otras múltiples regulaciones dignas del estatismo más exacerbado.

Además de lo aludido sobre las fallas del gobierno que termina (que es lo principal para descartar la idea de mantener la misma dirección), como una nota a pie de página debe tomarse en cuenta que es probable que la actual cabeza del Ejecutivo esté obligada a acudir a Tribunales en varias causas en su contra, que por más que resultaran injustas debilitan y desgastan la capacidad de maniobra de un referente en la oposición.

Se requiere la suficiente cintura y reflejos políticos para proceder sin demora en el sentido señalado. A nuestro juicio, quienes podrían asumir las nuevas responsabilidades son políticos de la Unión Cívica Radical más cercanos a la tradición inaugurada por su fundador, Leandro Alem, desviada a partir de la Declaración de Avellaneda de 1945. Esto no solo debido al extraordinario ideario en su tramo original, sino a que se trata de una expresión de lo que hasta ahora ha sido una coalición electoral que debería apuntar a ser en el futuro una coalición de gobierno que recoja la mencionada tradición original.

En este contexto debe tenerse muy presentes pensamientos de gran trascendencia de Alem. En el debate sobre la federalización de Buenos Aires, en 1880, expresó: "Más el poder es fuerte, más la corrupción es fácil. Para asegurar el poder legítimo, es necesario impedir a todo trance que él exagere sus facultades". Recomendaba además "una política liberal que deje el vuelo necesario a todas las fuerzas y a todas las actividades" y concluía: "gobernad lo menos posible porque mientras menos gobierno extraño tenga el hombre, más avanza la libertad, más gobierno propio tiene y más fortalece su iniciativa y se desenvuelve su actividad".

En igual línea argumental, Alem, a contracorriente de la sandez de "vivir con lo nuestro", patrocinaba la completa apertura de las fronteras al comercio en "El Argentino", en 1894, en un texto titulado "El proteccionismo y el pueblo" y en 1891 en el "Manifiesto Radical" se refiere a los peligros de la inflación monetaria que firma Alem como presidente y lo secundan Joaquín Castellanos, Carlos Estrada, Daniel Tedín y Abel Pardo. Allí se resume el cuadro de situación al sostener que "Es un axioma ante la conciencia argentina que el mal se ha producido por exceso de oficialismo."

Lo dicho no es óbice para la necesaria tarea de trabajar en otros espacios para contribuir a la difusión y ejecución de plataformas liberales y las faenas que se vienen desarrollando al efecto de dar la batalla cultural. Pero insistimos que para que esto último tenga lugar y se amplíe su radio de acción es menester conservar los principios esenciales del sistema republicano. No es responsable poner la carreta delante de los caballos. Primero hay que asegurar lo esencial de la República, para lo cual debe fortalecerse la nueva oposición gracias a la oportunidad que le brindaron las urnas en las elecciones del 27 de octubre. No debe confundirse el plano académico con el político, pues son dos esferas sustancialmente distintas.

Ahora bien, si las bancadas de la nueva oposición van a competir por la promulgación de las medidas estatistas que nos han asfixiado hasta el presente, para eso es mejor evitar disimulos y asociarse a la alianza del gobierno recién electo.

Por último, hago votos para que no se recurra a las absurdas y contraproducentes expresiones de "ajuste" o "shock" si es que se quiere liberar recursos atrapados en las pesadas telarañas estatales al efecto de engrosar los bolsillos de la gente. Ya bastantes ajustes y shocks padecen cotidianamente los argentinos desde hace mucho tiempo para soportar nuevos embates de ese calibre.

Alberto Benegas Lynch (h): 
@abenegaslynch_h 
Autor del libro El poder corrompe (2019).