lunes, 7 de marzo de 2022

AQUÍ TITULARES DE HOY LUNES 07/03/2022, DIARIO DE OPINIÓN, EL REPUBLICANO LIBERAL II, PARA LEER PULSA SOBRE EL TITULAR,

 

MARY ANASTASIA O'GRADY: CONSECUENCIAS DE CONSIDERAR INMORAL AL MERCADO Y MORAL AL ESTADO

Texto del discurso que Mary Anastasia O'Grady dio el 16 de marzo de 2012 en el evento Perspectivas de Políticas Públicas 2012, organizado por el Cato Institute. 

Muchos de ustedes sin duda están preguntándose qué posiblemente podría América Latina enseñarle a EE.UU. —dada nuestra fuerte Constitución, mercados abiertos, un poder federal limitado, y un banco central independiente (nada de mofas, por favor). Yo solía pensar así. Pero, en los últimos años, he visto una serie de similitudes alarmantes entre este país y nuestros vecinos del sur. Por supuesto que aquellos paralelismos no comenzaron con este presidente, pero definitivamente se han acentuado bajo la actual administración.

La explicación de moda para el subdesarrollo de América Latina ha sido la corrupción, la falta de educación, una infraestructura deficiente y —mi explicación favorita— la escasez de dinero. Pero estos son síntomas de malas políticas, las cuales resumo como las Tres P's de la Pobreza: Populismo, proteccionismo y prohibición. Nuestros desafíos son, ¿Cómo podemos evitar que nuestros políticos nos hagan dependientes del gobierno? ¿Cómo mantenemos los mercados abiertos? ¿Cómo cambiamos las leyes sobre las drogas de forma que prevengan que el crimen organizado reemplace a las instituciones democráticas?

Sin embargo, estoy cada vez más convencida de que, al igual que la corrupción y la mala infraestructura son productos derivados de las Tres P's, las Tres P's son también producto de algo más. La fuente de nuestros problemas económicos —tanto en América Latina como EE.UU. — es, creo yo, mucho más fundamental.

Considere dos simples observaciones. Primero, tomando prestado un principio fundamental del Instituto Cato, las ideas importan. Para ser más específica, aquellas ideas que prevalecen en la sociedad como legítimas son lo que importa. Y en segundo lugar, sin un espíritu emprendedor es imposible que una sociedad alcance la prosperidad.

Mirando más allá de los desafíos inmediatos de las políticas en América Latina, se vuelve evidente que son las ideas de la academia —y más ampliamente, de los intelectuales— las que han jugado el papel más importante en desalentar el espíritu emprendedor en América Latina durante el último siglo. Ideas hostiles a la actividad empresarial no son solo parte de la cultura popular, sino que están enraizadas en las instituciones elementales de estos países.

En su esencia, estas ideas sostienen que las ganancias son moralmente sospechosas y que la propiedad privada no está justificada, y son estas ideas las que obstaculizan directamente la prosperidad para cientos de millones de latinoamericanos.

¿Cómo sucedió esto? Como John Maynard Keynes escribió, "Las ideas de los economistas y los filósofos políticos, tanto cuando están en lo correcto como cuando no, son más poderosas de lo que comúnmente se entiende. En realidad, el mundo está gobernado por poco más. Los hombres prácticos que se creen totalmente exentos de cualquier influencia intelectual son por lo general esclavos de algún economista difunto. Los locos con autoridad" —no mencionaremos nombres— "que escuchan voces en el aire destilan su frenesí de algún escritorzuelo académico de algunos años atrás. Estoy seguro que el poder de los intereses creados es muy exagerado en comparación con la penetración gradual de las ideas". Esta es una verdad que América Latina no entendió hasta que fue demasiado tarde —y así es como nosotros lo haremos también si no hacemos hincapié en una defensa moral del mercado. Los latinoamericanos, por supuesto, no tienen problemas con ser emprendedores. Los que migran a EE.UU. tienen un largo historial de crear sus propios negocios una vez que llegan. Así que, ¿por qué no muestran estas mismas habilidades en casa? Creo que esto se debe a que las ideas que han dominado la región durante el siglo pasado han sido hostiles a la iniciativa empresarial.

En un nuevo libro titulado Redentores: Ideas y poder en América Latina, en el que el historiador mexicano Enrique Krauze perfila a doce individuos a quienes considera que representan las principales ideas políticas en la región desde mediados del siglo XIX hasta el siglo XX. Comienza con José Martí y termina con Hugo Chávez —y a lo largo incluye los perfiles de Eva Perón, Che Guevara, Octavio Paz, Gabriel García Márquez y el obispo Samuel Ruiz, entre otros. Estas personas, afirma Krauze, fueron los que sembraron las principales ideas políticas durante este período. Y estas ideas se enfocaron en la hostilidad hacia el individualismo. El colectivismo, la igualdad económica, y la socialización del riesgo fueron los temas seleccionados por la filosofía política —y fue la difusión de estas ideas lo que moldeó las normas y valores de sus respectivos países. Ni un solo nombre en esta lista, por cierto, es un empresario. Debería agregar que Krauze también incluye a Mario Vargas Llosa en el grupo. Él no es un colectivista pero es la excepción a la regla.

El poder de las ideas fue ampliamente entendido entre los intelectuales de izquierda durante todo el siglo XX. Se propusieron conseguir el control de la academia y lo lograron. Considere a Venezuela, donde la izquierda obtuvo el control total de las universidades y en las aulas surgió una nueva narrativa. Le dio la autoridad moral al Estado y denunció al mercado como inmoral. Venezuela está cosechando los frutos de ese adoctrinamiento en la actualidad. Millones de estudiantes latinoamericanos alrededor de la región han sido marinados en el mismo guiso. Esta perspectiva —que la redistribución del gobierno es la fuente de justicia y que el mercado es avaro y lleno de fracaso— ha tenido un profundo efecto en el clima político y económico de la región.

Hoy en día, las ideas del Che Guevara y de Eva Perón han sido desacreditadas. Los socialistas modernos —aquellos que rechazan al comunismo y al fascismo pero apoyan alguna otra forma de colectivismo— no atacan a la empresa privada de frente. Eso sería suicida porque el mercado ha creado tanta prosperidad. Ellos, por lo tanto, enfatizan no la riqueza de las naciones, sino la inmoralidad de la desigualdad. Esto, para los socialistas, es la parte más vulnerable del mercado.

En sociedades donde la moralidad del mercado es comprensible, defendida vigorosamente e impartida a las mentes jóvenes, a la ética del colectivismo no le va muy bien. Pero América Latina muestra lo que puede suceder cuando el mercado no es defendido. Incluso en una sociedad que ha logrado ganancias económicas mediante la adopción de políticas de libre mercado, si la población no está convencida de la legitimidad del mercado, intentará destruir lo que ha alcanzado.

Considere el caso de Chile, donde desde el año pasado los estudiantes se han desbocado por las calles, haciendo todo tipo de demandas a su gobierno, y acusando a aquellos que no ceden de ser inmorales. La tragedia es que el establishment del país —incluyendo al presidente— no ha sido capaz de presentar una defensa firme. Esto ocurre en Chile, el único lugar en la región que ha reducido la pobreza de manera realmente significativa. Debemos estar agradecidos con académicos como José Piñera, quienes han llevado la antorcha de la libertad a Chile. Pero el hecho es que mientras los chilenos son beneficiaros del sistema de mercado, no parecen convencidos de la moralidad de la propiedad privada —y de los diferentes resultados.

Fuera de Chile, las cosas son aún peores. En la mayor parte de la región, la idea de que la igualdad es la meta fundamental fue transmitida desde las universidades y consagrada en las mismas constituciones. Las constituciones latinoamericanas son de cientos de páginas. Tienen objetivos como garantizar el desarrollo nacional, la erradicación de la pobreza y la protección del patrimonio cultural. La Constitución de Brasil de 1988 establece derechos constitucionales para todo, desde la educación a la salud. Garantiza salarios mínimos, bonos de fin de año y vacaciones pagadas. La sección dedicada al deporte especifica que "el gobierno incentivará el ocio como una forma de promoción social".

Por supuesto, ¿quién podría oponerse si la meta principal es igualar al niño pobre con el empresario rico? El problema con una constitución que garantiza la igualdad de resultados es que no puede proteger los derechos individuales. Le da al gobierno no solo el poder, sino la obligación de utilizar la coerción hacia ese fin. El problema fundamental con el desarrollo de América Latina es la falta de libertad que emana de los mandatos constitucionales, los cuales se inmiscuyen en cada aspecto la acción humana.

Lo que estoy describiendo se origina en la clase intelectual, por supuesto, pero muchas de estas malas ideas en América Latina ganaron influencia porque la clase empresarial las ha apoyado. La Constitución venezolana de 1961 fue, en su mayor parte, un documento bastante sólido. Pero las facciones, como las hubiese llamado James Madison, comenzaron a desarticularla. La clase empresarial jugó un papel clave.

El periodista venezolano Carlos Ball describió el proceso así: "Muchos en la comunidad de negocios no se rebelaron contra la creciente intromisión del Estado porque vieron que era más fácil convencer a un ministro del gabinete que a un mercado de consumidores. Nunca olvidaré ver a empresarios venezolanos celebrando la nacionalización de las compañías petroleras extranjeras, sin darse cuenta que pronto los políticos irían tras ellos con más controles, regulaciones e impuestos".

La lección es que cuando el Estado se apodera de la autoridad moral en materia de decisiones personales, no hay fin a las medidas que tomará para restringir la libertad en el nombre de la justicia social. Nuestros vecinos del sur lo han demostrado. Usted puede pensar que esto no puede suceder en EE.UU. Desafortunadamente, yo estoy muy lejos de estar convencida.

Este artículo fue publicado originalmente en el Cato Policy Report (EE.UU.) en inglés, edición de mayo/junio de 2012.

Mary Anastasia O'Grady
O'Grady@wsj.com
@MaryAnastasiaOG
Wall Street Journal
Blog de Mary Anastasia O'Grady
Nueva York - Estados Unidos


ARIEL PEÑA: EN UCRANIA: ¿GUERRA POPULAR PROLONGADA?. DESDE COLOMBIA

Así Rusia conquiste a Ucrania y ponga un gobierno títere, la guerra en ese país europeo será prolongada, por lo que se ha visto hasta ahora, de acuerdo a la resistencia que está presentando la población; en consecuencia no es fácil la terminación de los enfrentamientos, ya que la invasión rusa va para largo, lo mismo que la fortaleza del pueblo ucraniano para rechazar la agresión, o sea que si no hay un solución a corto plazo, parafraseando a Mao Tsé-Tung, habrá una Guerra Popular Prolongada, en donde irrumpirá una guerra de movimientos, una guerra de guerrillas y una de posiciones en contra del ejército de ocupación.

Por eso no se puede pasar por alto, que Moscú tuvo una amarga experiencia cuando en 1979, invadió a su vecino Afganistán a pesar de que el régimen de Kabul era afecto a la URSS, pero después de 9 años, el Kremlin tuvo que retirar sus tropas, recibiendo una dura derrota que contribuyó a la disolución de la URSS y a la caída del comunismo en Europa oriental; de ahí que las invasiones de un país poderoso a otro más débil, no siempre terminan a favor del más fuerte, especialmente por el patriotismo y la resistencia que ofrecen los pueblos agredidos.

Hitler para comenzar la Segunda Guerra Mundial atacó a Polonia el 1 de septiembre de 1939, alegando la necesidad de defender su “espacio vital” para sobrevivir, ahora con la invasión de Rusia a Ucrania, Vladímir Putin invoca como coartada que su vecino es un peligro para la estabilidad de su nación, cuando el poderío militar ruso es infinitamente superior al de su rival, de modo que lo que quiere Putin es la anexión de Ucrania a mediano plazo, pues al haber sido agente de la KGB, es un melancólico del poderío que tuvo el imperio soviético en el pasado y quiere reverdecer esa potestad.

Además, históricamente Ucrania ha combatido la opresión de Moscú, pues no hay que olvidar al Ejercito Negro del anarquista Nestor Majnó, quien enfrentó al totalitarismo bolchevique después de la revolución de octubre, debido a que las pretensiones rusas iban en contravía del espíritu independentista en esa región, lo que produjo miles de asesinatos de ucranianos a manos de los comunistas.

A lo que hay que agregar El Holodomor que significa “matar de hambre”, también conocido como Genocidio ucraniano u Holocausto ucraniano, que es el nombre atribuido a la hambruna que desbastó a ese territorio, en el contexto de la colectivización de la tierra impulsada por la URSS, bajo el mando de Stalin, durante los años de 1932-1933, matando a 4 millones de personas de hambre; debido a lo cual históricamente Rusia ha buscado por todos los medios esclavizar a Ucrania, como ocurre actualmente.

Asimismo durante las purgas estalinianas de finales de la década de los treinta del siglo pasado, murieron miles de ucranianos, durante una campaña de represión y persecución política, llevada a cabo en la Unión Soviética, en donde opositores o supuestos traidores, fueron perseguidos o vigilados por laEN UCRANIA: ¿GUERRA POPULAR PROLONGADA? Así Rusia conquiste a Ucrania y ponga un gobierno títere, la guerra en ese país europeo será prolongada, por lo que se ha visto hasta ahora, de acuerdo a la resistencia que está presentando la población; en consecuencia no es fácil la terminación de los enfrentamientos, ya que la invasión rusa va para largo, lo mismo que la fortaleza del pueblo ucraniano para rechazar la agresión, o sea que si no hay un solución a corto plazo, parafraseando a Mao Tsé-Tung, habrá una Guerra Popular Prolongada, en donde irrumpirá una guerra de movimientos, una guerra de guerrillas y una de posiciones en contra del ejército de ocupación. Por eso no se puede pasar por alto, que Moscú tuvo una amarga experiencia cuando en 1979, invadió a su vecino Afganistán a pesar de que el régimen de Kabul era afecto a la URSS, pero después de 9 años, el Kremlin tuvo que retirar sus tropas, recibiendo una dura derrota que contribuyó a la disolución de la URSS y a la caída del comunismo en Europa oriental; de ahí que las invasiones de un país poderoso a otro más débil, no siempre terminan a favor del más fuerte, especialmente por el patriotismo y la resistencia que ofrecen los pueblos agredidos. Hitler para comenzar la Segunda Guerra Mundial atacó a Polonia el 1 de septiembre de 1939, alegando la necesidad de defender su “espacio vital” para sobrevivir, ahora con la invasión de Rusia a Ucrania, Vladímir Putin invoca como coartada que su vecino es un peligro para la estabilidad de su nación, cuando el poderío militar ruso es infinitamente superior al de su rival, de modo que lo que quiere Putin es la anexión de Ucrania a mediano plazo, pues al haber sido agente de la KGB, es un melancólico del poderío que tuvo el imperio soviético en el pasado y quiere reverdecer esa potestad. Además, históricamente Ucrania ha combatido la opresión de Moscú, pues no hay que olvidar al Ejercito Negro del anarquista Nestor Majnó, quien enfrentó al totalitarismo bolchevique después de la revolución de octubre, debido a que las pretensiones rusas iban en contravía del espíritu independentista en esa región, lo que produjo miles de asesinatos de ucranianos a manos de los comunistas. A lo que hay que agregar El Holodomor que significa “matar de hambre”, también conocido como Genocidio ucraniano u Holocausto ucraniano, que es el nombre atribuido a la hambruna que desbastó a ese territorio, en el contexto de la colectivización de la tierra impulsada por la URSS, bajo el mando de Stalin, durante los años de 1932-1933, matando a 4 millones de personas de hambre; debido a lo cual históricamente Rusia ha buscado por todos los medios esclavizar a Ucrania, como ocurre actualmente. Asimismo durante las purgas estalinianas de finales de la década de los treinta del siglo pasado, murieron miles de ucranianos, durante una campaña de represión y persecución política, llevada a cabo en la Unión Soviética, en donde opositores o supuestos traidores, fueron perseguidos o vigilados por la policía; además se realizaron juicios públicos, enviando a cientos de miles de ucranianos a campos de concentración del Gulag y otros fueron ejecutados. Es un contrasentido que Vladímir Putin, denomine como neonazis a los ucranianos, cuando fue lósif Stalin el que le dio alas al nazismo el 23 de agosto de 1939 con el Pacto Ribbentrop-Mólotov de no agresión entre Alemania y la URSS, lo que ocasionó que a los 8 días, las fuerzas alemanas cruzaran las débiles fronteras de Polonia y, en las dos semanas ulteriores, se sumaran los tanques del Ejército Rojo por el flaco del oriente para tomarse completamente a Polonia entre los 2 aliados; o sea que denominar como neonazis a los ucranianos y a su presidente Volodymyr Zeleznky es una treta de Putin, debido también a que el mandatario de Ucrania es judío, cuyos antepasados sufrieron la bestialidad Hitleriana. Las fuerzas invasoras rusas, creyeron que la caída de Kiev, capital ucraniana, era cuestión de unas pocas horas, pero se encontraron con una heroica resistencia, que jamás se imaginó el Kremlin, lo que llevó a que Putin amenazará a la humanidad con sus armas nucleares, por las sanciones económicas y culturales que profirió occidente; demostrándose el estado de descomponían que tiene el mandatario ruso, que hará hasta lo imposible por someter al pueblo ucraniano. De manera que si en pocos días no se encuentra una solución negociada a la guerra entre Rusia y Ucrania, esta se convertirá en un conflicto de mucha intensidad que puede involucrar a toda la especie humana; empero si Moscú se toma a Ucrania, lo que muchos consideraban como una operación especial, se transformará en una Guerra Popular Prolongada, que desgastará y desmoralizará a Rusia. Por: Ariel Peña policía; además se realizaron juicios públicos, enviando a cientos de miles de ucranianos a campos de concentración del Gulag y otros fueron ejecutados.


Es un contrasentido que Vladímir Putin, denomine como neonazis a los ucranianos, cuando fue lósif Stalin el que le dio alas al nazismo el 23 de agosto de 1939 con el Pacto Ribbentrop-Mólotov de no agresión entre Alemania y la URSS, lo que ocasionó que a los 8 días, las fuerzas alemanas cruzaran las débiles fronteras de Polonia y, en las dos semanas ulteriores, se sumaran los tanques del Ejército Rojo por el flaco del oriente para tomarse completamente a Polonia entre los 2 aliados; o sea que denominar como neonazis a los ucranianos y a su presidente Volodymyr Zeleznky es una treta de Putin, debido también a que el mandatario de Ucrania es judío, cuyos antepasados sufrieron la bestialidad Hitleriana.

Las fuerzas invasoras rusas, creyeron que la caída de Kiev, capital ucraniana, era cuestión de unas pocas horas, pero se encontraron con una heroica resistencia, que jamás se imaginó el Kremlin, lo que llevó a que Putin amenazará a la humanidad con sus armas nucleares, por las sanciones económicas y culturales que profirió occidente; demostrándose el estado de descomponían que tiene el mandatario ruso, que hará hasta lo imposible por someter al pueblo ucraniano.

De manera que si en pocos días no se encuentra una solución negociada a la guerra entre Rusia y Ucrania, esta se convertirá en un conflicto de mucha intensidad que puede involucrar a toda la especie humana; empero si Moscú se toma a Ucrania, lo que muchos consideraban como una operación especial, se transformará en una Guerra Popular Prolongada, que desgastará y desmoralizará a Rusia.

Ariel Peña
arielpena49@yahoo.com
@arielpenaG
Colombia

ALFREDO M. CEPERO: LA FABULA DEL OSO Y EL PAJARO LOCO. DESDE ESTADOS UNIDO

Con Trump en la Casa Blanca, Putin no se atrevió a robarse ni una pulgada de tierra.

El primer cañonazo en cualquier guerra constituye siempre un acontecimiento traumático, aun cuando se haya llegado al mismo en forma progresiva. Sin embargo, por mucho que yo traté de imaginarme la batalla, la realidad resultó ser muy diferente. Eso fue precisamente lo que ocurrió cuando Rusia enfiló sus misiles contra objetivos dentro de Ucrania a las 5:40 de la mañana, hora de Moscú, el pasado 24 de febrero. En las siguientes nueve horas me llené de coraje para concentrarme en la horrible realidad de lo que muy bien podría convertirse en la mayor conflagración europea desde la Segunda Guerra Mundial.

Ahora bien, a diferencia de la Guerra Fría que siguió a la Segunda Guerra Mundial, ya no vivimos en el mundo bipolar de aquellos tiempos. Ahora vivimos en un mundo donde varias superpotencias controlan la mayoría de la economía, las armas y la influencia cultural. Asimismo, en ese mundo tratan de influir—aunque sin éxito alguno—la debilitada Organización del Tratado del Atlántico del Norte y la desprestigiada Organización de las Naciones Unidas. De ahí que muy bien podríamos decir que—para las naciones pequeñas—éste es un mundo de “sálvese quien tenga recursos para defender sus riquezas y su soberanía”. Ahí está la Ucrania heroica sirviendo de ejemplo a lo que acabo de decir.

Por otra parte, para entender mejor las razones de este conflicto tenemos que analizar las personalidades y los objetivos de Valdimir Putin y de Joe Biden. Putin es un asesino congénito cuyo principal objetivo es restablecer el poderío de la antigua Unión Soviética. Biden es una marioneta de la izquierda demócrata cuyo único objetivo es enriquecer a la mafia de la familia Biden. En la lucha y la miseria de este conflicto se derramará mucha sangre ucraniana y rusa. Cada gota de esa sangre manchará las manos de estos dos forajidos. Porque esta no es solo una guerra de Putin sino una guerra facilitada por la incapacidad de Joe Biden. Y ninguno de ellos tiene el más mínimo interés en servir a los pueblos que desgobiernan.

BIDEN Y PUTIN CONFRONTAN SUS PROPIOS PROBLEMAS

En cuanto a Biden, su deplorable conducta en esta guerra hace más profundo el hoyo en que se encuentran él y su partido de frente a las elecciones parciales del próximo mes de noviembre. Y prueba al canto. El prestigioso Rasmussen Report preguntó a una muestra de 1,000 americanos: “¿Cómo califica usted la forma en que el presidente Biden ha manejado la agresión rusa a Ucrania?” Casi las dos-terceras partes—el 64 de por ciento—calificaron su desempeño como negativo, el 15 por ciento como mediocre y el 49 por ciento como pobre. Esa es la razón por la cual el ex Secretario de Defensa, Robert Gates, dijo una vez que Joe Biden había estado durante cuatro décadas en el lado equivocado de todos los asuntos de política exterior y de seguridad nacional.

Putin, por otra parte, confronta serios problemas dentro de su propio país. Son muchos los rusos cansados de su dictadura y que, como los ucranianos, quieren disfrutar de la libertad que se les ha negado desde los zares hasta la fecha. Millares de rusos salieron a las calles el jueves pasado para protestar contra la invasión de Ucrania. La represión fue brutal y su resultado fue 1745 presos en 54 ciudades, 954 de ellos en el mismo Moscú.

SOBRE EL TITULO DE ESTE ARTICULO

Ahora quiero hacer referencia al título de este artículo. En el mismo he parafraseado el título del libro “Fábula del Tiburón y las Sardinas” del guatemalteco Juan José Arévalo. Explicaré, por lo tanto, los personajes que han dado vida a este artículo de “La Fábula del Oso y el Pájaro Loco”.

EL PÁJARO DESORIENTADO

En 1940, Walter Lantz creó el personaje El Pájaro Loco—un pájaro carpintero llamado en ingles llamado en inglés Woody Woodpecker—que apareció por vez primera en una película de animación de ese mismo año. El síndrome de este personaje ha sido formulado por la psicóloga Nadia Persun, de la Universidad de Chicago, y consiste en una persona no se muestra dispuesta a ceder, y que repite constantemente los mismos argumentos demenciales.

EL OSO OPORTUNISTA

En todas las tradiciones y leyendas del mundo hay un lugar para el oso, un animal que representa la sabiduría, la fuerza y la capacidad de reflexión. Una bestia solitaria que recorre tranquila cada rincón de su reino, un reino que se extiende desde el helado Ártico hasta las secas sabanas del Perú, desde las montañas del Tíbet hasta las islas de Alaska. Putin sueña con reconstruir su reino en la forma de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

EL ARTISTA CONVERTIDO EN ESTADISTA

Pero el Oso Putin ha visto frustrado el sueño de reconstruir su imperio. Se le ha atravesado en la garganta el hueso del heroico pueblo ucraniano y de su presidente Volodymyr Zelenskyy. Un improbable líder que ha dado un salto mortal de las pasarelas artísticas a la inmolación personal para salvar a su pueblo. Un hombre que rechazó la oferta del Pajaro Loco Biden de sacarlo del país para salvarle la vida. La respuesta de Zelenskyy fue categórica: “La lucha está aquí. Lo que necesito son armas no un viaje de placer.” Ese es el material del que son hechos los estadistas. Ese es el lenguaje de los valientes que no entienden los cobardes como Joe Biden.

LA FUERZA ES EL ÚNICO LENGUAJE QUE RESPETAN LOS DÉSPOTAS.

Aunque la frase tiene sus orígenes en los emperadores romanos fue Ronald Reagan quién la puso de moda en los tiempos modernos. Su “Paz a través de la fuerza” determinó la política de su gobierno y se convirtió en lo que hemos dado en llamar “Doctrina Reagan”. Su principal admirador y, en cierta medida, su imitador ha sido Donald Trump. Durante los últimos veinte años Donald Trump ha sido el único presidente de los estados unidos que “paró en seco” a Vladimir Putin y sus aspiraciones de reconstruir el Imperio Soviético. Con Trump en la Casa Blanca, Putin no se atrevió a robarse ni una pulgada de tierra.

Con otros presidentes como George W. Bush, Barack Obama y Joe Biden—tanto republicanos como demócratas—Putin se apoderó de territorios por la vía de la fuerza. En el 2014, durante el gobierno de Obama, Putin anexó a Rusia la península de Crimea para ganar acceso al Mar Negro. Y bajo Biden ha decidido robarse a toda Ucrania.

Surge entonces la pregunta de ¿Por qué no hizo lo mismo con Donald Trump? La respuesta es muy sencilla: Trump era amable pero firme y, sobre todo, impredecible; mientras que Bush, Obama y Biden, intentaron apaciguar a al loco del Kremlin. Estos tres apaciguadores compartían la teoría de que el verdadero problema era la agresividad americana y que, por lo tanto, Putin tenía la razón.

AQUELLAS LLUVIAS TRAJERON ESTOS LODOS

Vladimir Putin no llevó a cabo la invasión de Ucrania de un día para otro. Una operación de tal naturaleza lleva cierto tiempo de planificación y, en mi opinión, esa planificación comenzó el primer día de la presidencia de Joe Biden. En ese primer día, Biden firmo 17 decretos dejando sin efecto el mismo número de decretos de Donald Trump. El más importante cancelando el oleoducto de Keystone a través del cual se importaba petróleo de Canadá a los Estados Unidos. Gracias a Keystone y a otras medidas con respecto a la explotación de esquistos los Estados Unidos se habían convertido por primera vez en 70 años no solo en autosuficientes sino en exportador de energía.

Esta decisión festinada de Biden en su intento de borrar todo lo que recordara a Trump produjo tres consecuencias negativas: el aumento de las emisiones de CO2 (dióxido de carbono), la pérdida de millares de empleos bien remunerados y una inseguridad regulatoria que paralizó nuevas inversiones. Y para congraciarse con los países europeos Biden anuló las sanciones de Estados Unidos contra Nord Stream 2 que abría la puerta para la venta de gas ruso a Alemania y a otros países de Europa. Estas medidas dejaron a los Estados Unidos dependientes del petróleo árabe y hasta del gas ruso así como a los países europeos dependientes del gas vendido por el carnicero del Kremlin.

EL DETONADOR DE LA INVASIÓN DE UCRANIA

No me cabe la menor duda de que el desastre de la fuga de Afganistán en que se retiró a los soldados americanos dejando desamparados a los civiles fue el detonador de la invasión de Ucrania. Asimismo se dejaron atrás 80,000 millones de dólares en armas sofisticadas, muchas de las cuales han ido a parar a China, Rusia e Iran.

Pero lo más perjudicial fue el abandono en medio de la noche de la Base Aérea de Bagram que actualmente es operada por China Comunista. La misma China Comunista que se prepara en estos momentos para invadir a Taiwan. Ese es el legado que nos dejarán Biden y los titiriteros que lo manipulan por instrucciones de Barack Obama.

SANCIONES DÉBILES Y TARDÍAS

Después de pujar por un tiempo que parecía eterno se produjo al fin el parto de las sanciones contra Rusia a las que le hicieron más publicidad que al consabido “parto de los montes”. El sábado pasado los Estados Unidos y varios países europeos decidieron finalmente imponer castigos financieros contra el Banco Central y otros bancos de Rusia por la invasión de Ucrania. Estas sanciones debieron haber sido impuestas desde el mismo momento en que Putin comenzó a desplegar soldados en la frontera con Ucrania. Quizás en ese momento habrían producido el efecto de detener la invasión. Ahora son un esfuerzo inútil para esconder el bochorno de abandonar a Ucrania.

NO CONFÍEN EN LA PALABRA DE UN ESPÍA.

En el momento en que redacto estas líneas me llegan informaciones sobre unas conversaciones—según el Presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy—sin condiciones previas entre rusos y ucranianos en la frontera entre Ucrania y Bielorrusia, cerca del río Pripyat. En situaciones como esta es importante que los ucranianos anden con mucha cautela porque los déspotas no negocian sino derrotan. Y los espías no tienen palabra sino ponen trampas.

LA ALIANZA RUSO-CHINA Y EL EJE DEL DESPOTISMO.

Vladimir Putin sabe, porque lo ha sufrido en carne propia, que las guerras no se ganan solamente con poderío militar sino que necesitan poderío económico para salir triunfantes. Sabe que así fue como Ronald Reagan le ganó la batalla a Gorbachov y pulverizó a la Unión Soviética. Está consciente de que la economía rusa—del tamaño ínfimo de la de Italia—jamás podrá superar a la economía americana. De ahí su estrecha alianza con una China Comunista que financiará sus aventuras militares a cambio de una participación en el botín.

Pero las cosas están yendo aún más lejos. China y Rusia se han aliado para la exploración y explotación de minerales en el Océano Ártico; así como están en proceso de crear un eje del despotismo con la participación de Moscú, Pekín, Teherán y Pyongyang. El objetivo es despojar a los Estados Unidos de influencia en el Medio y Lejano Oriente. Si este país se dejara engañar por sueños de izquierda podríamos despertar un día “hablando en chino”.

Alfredo M. Cepero
alfredocepero@bellsouth.net
@AlfredoCepero
Director de www.lanuevanacion.com
Cuba - Estados Unidos