domingo, 6 de diciembre de 2015

CARLOS BLANCO, …Y A VECES PIERDO SIN QUERER…

La derrota política de Maduro ha alcanzado su clímax. Existe la convicción nacional e internacional según la cual el régimen pierde las elecciones del 6-D. Firme idea que ha cuajado en la conciencia colectiva: a pesar de todo, no eran invencibles. Han cosechado los resultados de un fracaso monumental y la sociedad se apresta a pasar la factura de la orgía interminable que ahora agoniza entre la desesperanza de los activistas y las Cortes de Nueva York.

Esa derrota política es la antesala de la derrota electoral, rúbrica de la voluntad nacional. El fracaso del régimen puede ser final, en el sentido de que la renuncia de Maduro se haga inevitable en los próximos días o semanas y se inicie la búsqueda de una transición suave, o que la debilidad del gobierno se haga extrema y los próceres rojos se avengan a un cambio interno que ya luce inexorable.

También es desde ya una victoria de la oposición. Por primera vez y de manera generalizada se ha superado el complejo de minoría y hay una convicción de que se es amplia mayoría. No es la primera vez que la oposición es mayoría, pero sí es la primera vez que este convencimiento tiene carácter de prejuicio popular, compartido por los dirigentes políticos.

El régimen está derrotado y tiene tres maneras de abordar su drama.

La primera, es aceptarlo. Camaradas, hasta aquí nos trajo el río. Tenemos que reconstituirnos, reflexionar mucho, ver los desastres heredados de Chávez y los que son genuina e intransferible creación de su heredero tarambana, y tal vez constituir una fuerza democrática sin el hálito de la corrupción y de los crímenes de estos tres largos lustros.

La segunda, es perder “por poquito”. Arreglar las cosas de tal modo que la derrota sea más leve. El problema de esta opción es que sus autores no la creerían, la oposición tampoco y la sociedad civil menos. En este caso, el régimen cargaría con la culpa del fraude, la oposición de aceptarlo (si es que lo aceptase) y los ciudadanos desencantados, en medio de la polémica resultante de cifras poco creíbles.

La tercera manera, enseñoreada la locura, es que el régimen se ponga a ganar mediante fraude, por mucho o “por poquito”. Caso en el que la puerca torcería el rabo. Sería lanzar el país por el despeñadero de las incertidumbres, ilegitimidades y caos. No habría manera de convencer a nadie de tal victoria. Ni a Tibisay.

Lo sensato es entender que la commedia è finita por abuso de sustancias tóxicas, principalmente de los recursos públicos.

Good bye, Nikolai.

2 DE DICIEMBRE 2015 - 12:01 AM
Carlos Blanco G.
@carlosblancog .
www.tiempodepalabra.com

Caracas - Venezuela

ANDRES RAFAEL SCOTT VELASQUEZ, PENSAMIENTO Y SALMO

El Salmo de Hoy
Domingo 06 de Diciembre del 2015

 
Salmo 126(125),1-2ab.2cd-3.4-5.6. 
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía que soñábamos:
nuestra boca se llenó de risas
y nuestros labios, de canciones.

Hasta los mismos paganos decían:
“¡El Señor hizo por ellos grandes cosas!”.
¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros
y estamos rebosantes de alegría!

¡Cambia, Señor, nuestra suerte
como los torrentes del Négueb!
Los que siembran entre lágrimas
cosecharán entre canciones.

El sembrador va llorando
cuando esparce la semilla,
pero vuelve cantando
cuando trae las gavillas.

PENSAMIENTO


Mi Pensamiento de Hoy 06   de Diciembre  del 2015
La importancia de callar en los momentos justos es de sabios, porque generalmente muchas veces el silencio es más persuasivo que la palabra

TÚ QUE ME LEES,
¿TENDRÁ QUE VER ESTO CONTIGO?


El Refrán de Hoy
Indio comido, indio ido


Tal Día Como Hoy 06 de Diciembre 2015
·        San Nicolás de Bari.
·        San Abraham de Kratia.
·        Santa Asela.
·        San Bonifacio Sibidense.
·        San Emiliano médico.
·        San José Nguyen Duy Khang.
·        Santa Leoncia.
·        San Mayórico.
·        San Pedro Pascual.
·        San Servio.
·        San Tercio.


Ing. Andrés Scott Velásquez

Andres Rafael Scott Velasquez 
anscott25.11@gmail.com
@andresscott
Guarico - Venezuela

ARIEL PEÑA, LA NAVIDAD Y LA FIESTA JUDÍA DE LAS LUCES, DESDE COLOMBIA

Desde el anochecer del próximo 6 de diciembre  comienza la fiesta judía de las luces que va hasta el anochecer del  14.  Sabiendo  que se especula  bastante  sobre el origen pagano de la Navidad y todo lo que tiene que ver con la terminación del año y el inicio de uno nuevo,   precisamente por estos días  los judíos celebraran  la fiesta de las luces o Hanukkah, también llamada de la dedicación del templo, que el mismo Jesús  conmemoro según el  evangelio de San Juan  10:22,23 “Se celebro por entonces en Jerusalén la fiesta de la dedicación, era invierno, Jesús se paseaba por el templo en el pórtico de Salomón”.

La  conmemoración judía  de las luces fue el resultado de una gesta heroica de Judas Macabeo que en el año 164 a.c    logro liberar  a  Palestina del paganismo helénico, que era impuesto por el rey  seléucida,  Antioco IV Epifanes, el cual había ordenado construir un templo a Zeus  en Jerusalén, recordando que la fecha de  Hanukkah coincide  en algunas oportunidades  con el 25 de diciembre  y  el solsticio en el  hemisferio norte.
Eso significa que los señalamientos  que se le  hacen a la  Navidad  acerca de  su origen pagano, por parte de algunas  sectas religiosas y grupos anticristianos, diciendo que  el imperio romano acomodo la fiesta  de Mitra, dios persa del sol, al nacimiento de Jesús,  no son ciertos, porque fue hasta el año  274 d.c  a instancias del emperador Aureliano que la fiesta del sol paso  a ser parte del imperio, consagrando la autoridad del sol-invictus como culto oficial estatal dedicándole el campo de  Marzio. Sin embargo  desde mucho antes los cristianos ya celebraban el nacimiento de Jesús en la fecha que conocemos hoy.
Porque hay que resaltar   que  los  primeros cristianos conmemoraban la  fiesta Judía del Hanukkah o de las luces, como el  maestro  lo había enseñado, por esas circunstancias fue que  Teófilo de Antioquia, propuso entre los años 171 y 183 d.c  celebrar la natividad  el 25 de kislev del calendario judío, que coincide con la fiesta luminaria, sabiendo que Jesús es la luz del mundo, y  esa   iniciativa fue acompañada por  San Hipólito de Roma tomando como fecha  la propuesta anterior, ello ocurrió aproximadamente en el año 204 de nuestra era.
De lo anterior se desprende que parte de  la  confusión sobre  la Navidad, se presenta porque la Biblia evangélica, solo tienen 66 libros, pues en el año de 1862 las Sociedades Bíblicas le sustrajeron los llamados libros apócrifos, en donde se encontraba 1 y 2 de Macabeos, los cuales hacen mención  a la  fiesta de las luces en  primera de Macabeos 4:36,52-59 y la  segunda en 1:18; 10:5.   Las  sociedades Bíblicas Unidades en una  edición de Reina y Valera llamada  “la Biblia del siglo  de Oro” en el 2009, se arrepienten e  incluyen nuevamente los  libros  Deuterocanonicos  o apócrifos entre ellos los dos de  Macabeos.
Por  la  situación de entrecruzamiento con  la Biblia al no conocerse  todos los libros por parte de  las denominaciones evangélicas,  ello ha sido aprovechado por  sectores  marginales y fundamentalistas religiosos, para  decir que   el 25 de diciembre día del nacimiento de Mitra dios  iraní de la luz y dedicado al sol, fue la base para instituir  la natividad de Jesús, lo cual  reiteramos no es verdad.
También es bueno referirse a algunos Evangelios apócrifos, que sirven de consulta para conocer más  sobre el  nacimiento de Jesús, como es el caso del evangelio  Armenio de la Infancia que  en el capítulo 8 versos  5  y  6, habla  del frio  que hacía por ser invierno y que la fecha  fue  el 21 del mes de  Tébeth, o sea el  6 de enero, además habían pastores y boyeros  que habitaban  y trabajaban en los contornos, e hicieron  un pesebre, también en el capitulo X habla  de los pastores que vieron y adoraron  al niño.
El capitulo once del mismo  evangelio Armenio, menciona a los tres reyes magos que visitaron al mesías, y sus  nombres  eran   Melkon de los persas, Gaspar de los indios; y el tercero Baltasar  rey de los árabes, así mismo  el  evangelio apócrifo de  pseudo-Mateo, el  cual es tomado como referencia por el  Corán, libro  sagrado del Islam, se refiere al buey  y  al  asno que  adoraron al  niño, cumpliéndose lo dicho por el profeta Isaías en   1:3 “el buey conoce a su dueño, y el asno al pesebre de su  Señor”
Entonces  no hay duda que la purificación del templo judío o fiesta de las luces en  el año 164 antes de Cristo, creada  por  Judas Macabeo, tiene que  ver  indiscutiblemente  con la celebración del  nacimiento del salvador, pues en esa ocasión durante 8 días se pudo encender el  candelabro del templo, con el aceite que no alcanzaba sino para un día, siendo la fiesta de Hanukkah el  25 de kislev tercer mes del calendario hebreo entre finales  de noviembre y fines de diciembre del calendario gregoriano.
En ese orden de ideas, la encarnación del hijo de Dios, es  un acontecimiento trascendental que busca la armonía universal entre los seres  humanos, sin importar las  creencias religiosas, recalcando que en todas estas festividades, hay que recordar que Jesucristo es el sol de Justicia y la luz del mundo, por lo tanto se deben de  superar  los sofismas que se tejen alrededor de la Navidad y las fiestas de fin de año, porque existe la tradición, la palabra de Dios y el magisterio de la Iglesia, que durante 2000 años, han servido para guardar el depósito de  la fe.

Ariel Peña
arielpena49@yahoo.com
@arielpenaG

Colombia

GABRIEL S. BORAGINA, LA "NECESIDAD" DEL "GASTO SOCIAL", DESDE ARGENTINA

Hoy en día, resulta prácticamente indiscutible la necesidad de las llamadas políticas públicas que alientan el denominado "gasto social". Es más, hasta se considera políticamente incorrecto cuestionar, o siquiera insinuar hacerlo, la implementación de medidas asistenciales como parte del programa de cualquier partido político. Aunque la cuestión parezca moderna o reciente, lamentablemente no lo es, habida cuenta que tal supuesta necesidad se ha planteado, y se lo viene haciendo, desde que el mariscal Otto von Bismarck instituyera lo que hoy se conoce como el "estado benefactor" o de "bienestar", allá ya en el lejano siglo XIX. Ni siquiera los rotulados países "desarrollados" han escapado a la tendencia de sus gobiernos a instrumentar políticas asistenciales. En los EEUU (que normalmente se tienen –erróneamente- como el paradigma del liberalismo y de una economía capitalista) esta tendencia fue muy fuerte desde las décadas de los 50´y 60´hasta nuestros días. Los planes "sociales" organizados por el gobierno americano fueron cada vez más intensos, más amplios, y demandaron, con el tiempo, menos requisitos para ser admitidos en ellos:
"El resultado ha sido una continua simplificación de los requerimientos de elegibilidad, una reducción de los trámites burocráticos y la desaparición de los requisitos (de residencia, trabajo, e incluso ingresos) para obtener un subsidio por desempleo. A cualquiera que se anime siquiera a sugerir que a los beneficiarios del asistencialismo debería requerírseles que acepten un empleo y abandonen el sistema se lo considera un reaccionario, un leproso moral. Y como ya casi ha desaparecido el antiguo estigma, la gente tiende cada vez más a pasar rápidamente al régimen asistencial en lugar de salir de él."[1]
Rothbard alude a los desincentivos, de los cuales "El más importante de ellos ha sido siempre el estigma que significaba para toda persona el subsidio a la desocupación, que la hacía sentir que vivía parasitariamente a expensas de la producción en lugar de contribuir a ella"[2]. Al desparecer este estigma, y al mismo tiempo, al incrementarse la oferta de planes "sociales" por parte del gobierno central, se iban creando otros alicientes que son los señalados en la cita. En otras palabras, el gobierno -y toda una cultura creada por los defensores de los sistemas socialistas- impulsaron la tendencia de la gente a demandar del sistema político subvenciones al desempleo (primero) y a la pobreza (después), al unísono que promovían estímulos para permanecer en dichas situaciones de inactividad laboral y carencia, dado que -de todas maneras- tanto el desempleado como el indigente estaban conscientes que, en cualquier momento, podían acudir a las autoridades para requerir ayuda económica, o -en el peor de los casos- esas mismas autoridades iban a ofrecérselas, porque además de ser lo políticamente correcto, consistía en un mecanismo idóneo para adquirir popularidad política, y en última instancia, los votos necesarios para acceder al poder.
 "Irving Kristol escribió cáusticamente acerca de la "explosión del asistencialismo" de la década de 1960: Esta "explosión" fue creada, en parte de manera intencional, y en una mayor parte en forma inconsciente, por funcionarios y empleados públicos que llevaban a cabo políticas públicas en relación con una "Guerra contra la Pobreza". Y estas políticas fueron defendidas y promulgadas por muchas de las mismas personas que luego se mostraron perplejas ante la "explosión del asistencialismo". No es sorprendente que tardaran en darse cuenta de que el problema que intentaban resolver era el mismo que habían creado. "[3]
La situación que se describe en la cita guarda un notable paralelismo con el mundo de nuestros días y -con particularidad- en nuestra región, donde esos mismos planes "sociales" (y otros de la más variada naturaleza, pero que -en esencia- se sustentan todos ellos en común en la teoría sacrosanta del redistribucionismo) han sido abundantes en las últimas décadas, y aun hoy en día se consideran prácticamente incuestionable su vigencia y permanencia. Dos factores son los que sobresalen, y que se desprenden del texto entrecomilladlo: 1) en principio, se alude a que de manera consciente los funcionarios públicos promovieron las políticas asistenciales, quizás creyendo de buena fe que las mismas beneficiarían a sus destinatarios. En otras palabras, parece indicarse en esos promotores una suerte de buenas intenciones al amparo de una cierta ignorancia económica respecto de los resultados que tales programas derivarían, el más importante de ellos la "explosión" mencionada. Hoy en día, si bien esa ignorancia persiste, no hay que dejar de lado el hecho cierto de que muchos funcionarios -por experiencia- ya conocen las secuelas funestas de las políticas "sociales", pero aun así las promueven y mantienen de mala fe a sabiendas de sus nocivos efectos para las masas desposeídas.
"He aquí [...] las razones que hay detrás de la "explosión del asistencialismo" en la década del 60:
1. El número de pobres que son elegibles para la asistencia social aumenta a medida que se amplía el alcance de las definiciones oficiales de "pobreza" y "necesidad". Esto fue lo que hizo la Guerra contra la Pobreza; la consecuencia fue, automáticamente, un aumento en el número de "personas elegibles". "
2. El número de personas pobres elegibles que actualmente solicitan asistencia social crecerá a medida que aumenten los beneficios de la asistencia como lo hicieron a lo largo de la década de 1960—. Cuando los pagos de beneficencia (y los beneficios asociados, como Medicaid y los vales para alimentos) compiten con los salarios bajos, muchas personas pobres preferirán, racionalmente, recibir la beneficencia. Hoy en día, en la ciudad de Nueva York, como en muchas otras grandes ciudades, los beneficios del asistencialismo no sólo compiten con los salarios bajos, sino que los superan.
3. El rechazo de aquellos realmente elegibles para recibir asistencia social -un rechazo basado en el orgullo, la ignorancia o el temor- disminuirá si se instituye cualquier campaña organizada para "reclutarlos". En la década del 60 fue lanzada exitosamente una campaña semejante por a) varias organizaciones comunitarias auspiciadas y financiadas por la Oficina de Oportunidad Económica (Office of Economic Opportunity), b) el Movimiento de Derechos al Bienestar Público (Welfare Rights Movement) y c) la profesión del trabajo social, en la que ahora había numerosos graduados universitarios que consideraban un deber moral ayudar a la gente a recibir asistencia social, en lugar de ayudarla a abandonar el régimen de beneficencia. Además, las cortes de justicia cooperaron allanando varios obstáculos legales (por ejemplo, los requerimientos relativos a la residencia) [...]. "[4]
[1] Murray N. Rothbard. For a New Liberty: The Libertarian Manifesto. (ISBN 13: 9780020746904). Pág. 171-173
[2] Murray N. Rothbard, ob. cit, idem. .
[3] Murray N. Rothbard, ob. Cit. idem.
[4] Murray N. Rothbard, bn. Cit. idem

Gabriel Boragina
gabriel.boragina@gmail.com
@GBoragina
Acción Humana

Buenos Aires- Argentina