martes, 22 de marzo de 2022

AQUÍ TITULARES DE HOY MARTES 22/03/2022, DESDE VENEZUELA PARA EL MUNDO, EL REPUBLICANO LIBERAL II, PARA LEER PULSA SOBRE EL TITULAR,

CARLOS BLANCO: ¿CÓMO SE LES DETIENE?. ESPECIAL DE HOY MARTES 22/03/2022

ESPECIAL DE HOY MARTES 22/03/2022

¿CÓMO SE LES DETIENE?


CARLOS BLANCO


1.- Veo, con el mismo estupor de todos, el crimen contra Ucrania y su gente. Me pregunto muchas cosas, entre las cuales me vienen de primero ¿cómo se desarrollan esos monstruos? ¿Eran así o se volvieron así? ¿Cómo son capaces de avanzar arrolladoramente sin que se les detenga? ¿Por qué quienes pueden detenerlos no lo hacen, a pesar de que los signos de lo que harán están escritos en sus primeros pasos?

2.- Hitler no fue Hitler cuando le permitieron tomarse los Sudetes o cuando se anexó Austria. Lo fue mucho antes, desde el golpe de la cervecería en Munich, en 1923. Tardó desde entonces 10 años en llegar a la Cancillería de Alemania y 15 años antes de las acciones en Austria y Checoslovaquia. Hitler se fue haciendo Hitler en la medida en la que fue visto como un loco, después como un loco peligroso sin porvenir y poco a poco se instaló en el alma de buena parte de los habitantes de su país, fuese como inevitabilidad, como posibilidad o como ilusión.

3.- Chávez era el loco Chávez, el llanero simpaticazo animador de fiestas, con el vozarrón del declamador, alimentado por una ambición ilimitada en un mundo ruralizado, chiquito para sus ganas. Su gracejo le permitió que sus conexiones con la insurgencia de la izquierda extrema pasaran como “las vainas del loco Chávez”. Mientras tanto, él regaba la matica de su insurrección todos los días, con paciencia y salivita, como el elefante a la hormiguita. Sus compañeros sabían que estaba conspirando, sus superiores lo supieron, el Presidente lo supo, pero era imposible que aquel recitador municipal pudiera llegar muy lejos. “¡Cómo le vamos a arruinar su carrera a ese hablador de pistoladas!”, podrían haber dicho algunos de sus superiores.

4.- Putin el converso exagente de la KGB, impulsor de la tarea que comenzaron Gorbachev y Yeltsin para disolver aquella máquina de muerte que fue la Unión Soviética, y llevarla a un estado aproximado a la democracia (¡claro, sin exagerar con eso de la democracia!) La vieja matrona asesina comunista de la URSS daba paso a un Estado mafioso, capaz de crear su propia clase dominante con burócratas, militares y oligarcas hechos a punta de privatizaciones entre camaradas; también un país menos cerrado, que buscaba el reconocimiento y la simpatía mundiales. Pero la cabra tira pa’l monte.

5.- Progresivamente el judoca, el gimnasta, el taimado, resultó un Stalin disfrazado de Putin, con el delirio de imitar a Pedro El Grande, Emperador de todas las Rusias. Ahora se ve al hombre de la media sonrisa convertido en el jefe de una máquina de matar dentro del territorio de Ucrania. Hasta el momento con una resistencia feroz, militar y ciudadana de la gente de ese país, conducida bajo el liderazgo admirable, potente, de su joven y valiente presidente, Zelensky, y con la solidaridad internacional abrumadora que no ha hecho sino crecer con los días.

6.- No engañaba a nadie. Su autoritarismo se hizo evidente muy temprano. Se le tuvo de contertulio en la danza de las naciones, incluso después de los zarpazos que ya había dado en varias regiones que él consideraba que pertenecían a Rusia o que con argumentaciones tramposas podían ser reclamadas. Avanzó, avanzó muy lejos, mientras Occidente se distraía con sus conflictos internos, con nacionalismos menores, con disputas alrededor de cuestiones tan obvias como las del combate a la pandemia, y con el combate doméstico de los intereses parciales por legítimos que fueren.

7.- Los monstruos crecen, se fortalecen bajo el descuido de quienes están llamados a combatirlos porque éstos siempre creen que más adelante, si se descarrían los manejarán. En Venezuela hay dos ejemplos contrapuestos de cómo operar en estas situaciones. Con Chávez ya se sabe lo que pasó, las fuerzas vivas expresadas en los “notables” criaron el gatito que les resultó tigre y cuando creció se los almorzó, satisfecho, y estableció su propio circo de empresarios, políticos, gremialistas, es decir, su propia clase dominante. En cambio, Marcos Pérez Jiménez fue el senador más votado en las elecciones de 1968 y las fuerzas institucionales del país produjeron una enmienda constitucional que lo inhabilitó para la actividad política. Así el antiguo dictador, en plan de convertirse en líder popular, fue liquidado institucionalmente antes de que creciera y se convirtiera en fuerzaperturbadora.

8.- La Enmienda N°1 de la Constitución de 1961 dice así: “Artículo 1.- Se introduce una enmienda a la Constitución que llevará el número uno, redactada así: «No podrán ser elegidos Presidente de la República, Senador o Diputado al Congreso, ni Magistrado de la Corte Suprema de Justicia, quienes hayan sido condenados mediante sentencia definitivamente firme, dictada por Tribunales Ordinarios, a pena de presidio o prisión superior a tres años, por delitos cometidos en el desempeño de funciones públicas, o con ocasión de éstas. De lo acordado por los organismos competentes no habrá otro recurso que el de apelación ante la Corte Suprema de Justicia en pleno, ejercido por cualquier elector. La Corte deberá decidir dentro de los diez días siguientes al recibo de la solicitud. Esta apelación se oirá en un sólo efecto». Como el general había sido condenado y cumplido su pena en prisión, fue diseñada esta Enmienda para él y cumplió su propósito: no volvió más a la escena política.

9.- Si las instituciones no funcionan para prevenir a los potenciales tiranos a los que las democracias, mejores o peores, permiten elevarse, entonces a lo largo del sendero será imposible sacarlos mediante el uso de los recursos institucionales que, a su paso, habrán destruido completamente. Hay quienes lo aprenden demasiado tarde y buscan aminorar los efectos de los monstruos que han permitido con este o aquel artículo de la Constitución que por supuesto los tiranos no tienen intención alguna de cumplir, salvo cuando les convenga.

10.- Se suele echar mano con frecuencia a la idea de que cada paso de los tiranos “los desenmascara” y la verdad es que ese señalamiento encubre la incapacidad de derrocarlos a tiempo. Cada derrota de los demócratas se encubre con un nuevo “desenmascaramiento” del autócrata, al final de lo cual este quedará desenmascarado y los que se le oponen, liquidados.

11.- En síntesis, o se les ataja cuando son prospectos de tiranos mediante las instituciones o no queda más camino que la fuerza cuando desarrollan toda su maldad y tienen bajo control el poder militar, el poder político y la plata. Este tema plantea una cuestión mucho más profunda y es la capacidad de la democracia para combatir con armas democráticas a los que buscan demolerla.

12.- Un viejo tema, pero recurrente. Los demócratas recuperan la democracia con instrumentos no democráticos porque son requeridos de violar el orden institucional prevaleciente; de lo contrario, tienen que empeñar una parte valiosa de su tiempo en el pastoreo de nubes.

Carlos Blanco
carlos.blanco@comcast.net
@carlosblancog
Venezuela – Estados Unidos

GABRIELA CALDERÓN DE BURGOS : NEGOCIANDO POR EL PODER

Llama la atención que cuando el Partido Social Cristiano (PSC) vota con los correístas (UNES) el gobierno y sus partidarios lo perciben como una conspiración malsana que pretende desestabilizar el orden democrático, pero cuando la bancada del gobierno se alía con UNES es, en cambio, sensato y por el bien del país. También, cuando el PSC y el gobierno coincidieron en no apoyar la destitución a la superintendente de bancos, ¿estaba acaso el gobierno conspirando con aquellos que tienen motivaciones malsanas?

Algunos dirán que hay que analizar cuándo se da esa alianza con los correístas antes de acusar de doble moral. Pero si lo hacemos, el gobierno sale mal parado: han votado con correístas para aumentar impuestos a fines del año pasado, contradiciendo una de las banderas más antiguas de su partido y comunicando un mensaje indistinguible del correísmo en el campo fiscal, y ahora el bloque oficialista se alió con los correístas para concederle amnistía a quienes incendiaron Quito, han invadido tierras, secuestrado personas, entre otros delitos. Algo que Thalía Flores y Flores denominó “el pacto de la impunidad”.

Durante la llamada Revolución Ciudadana se persiguió a la oposición, conforme se santificaba todo lo que hacía el Ejecutivo. Lo que tenemos hoy, que preocupa a los que se quejan de la falta de gobernabilidad, es más bien un aspecto característico de las democracias representativas normales: división de poderes, una cambiante conjugación de diversas fuerzas políticas en el poder legislativo y un Ejecutivo que está obligado a negociar.

Para mirar la política sin romance hay que dejar de percibir a los actores como buenos y malos. Realmente todos los políticos tienen el potencial de hacer el mal y el bien, generalmente actúan como el resto de los mortales buscando avanzar sus intereses propios. Sus motivaciones son difíciles de conocer, ciertamente no las podemos demostrar sino estamos adentro de sus cabezas, podemos intuir que son malas en torno al comportamiento pasado, pero seguramente que no quisiéramos vivir en una sociedad donde todos somos sentenciados antes de actuar por nuestro comportamiento pasado o en base a intuiciones. Pero incluso puede ser que aún cuando los políticos actúen para beneficiarse personalmente beneficien a los demás o, viceversa, que actuando desinteresadamente terminen perjudicando al resto. Esto tiene que ver con las consecuencias no intencionadas de la acción colectiva.

La gobernabilidad no implica que el Ejecutivo tenga un ejército de alzamanos en el poder legislativo. ¿Se acuerdan de cuando tuvimos eso?

Dentro de la oposición al gobierno sin duda habrá quienes busquen derrocar al gobierno, con fines que les convengan a sus intereses particulares, pero no hay que olvidar que algunos lo hacen por razones legítimas como el oponerse a que quien dirige la función legislativa no respete las reglas del funcionamiento de dicho cuerpo.

En la política es normal que hayan negociaciones, alianzas puntuales, pactos en los que se intercambian “favores”, etc. Usualmente, los políticos obedecen a sus intereses personales. Puede que el resultado beneficie o no a la sociedad en general, muchas veces no. Por eso debemos limitar el poder de los políticos y aumentar el de los individuos.

Gabriela Calderón de Burgos
gcalderon@cato.org
@gabricalderon
@InstitutoCato
Ecuador
Gabriela Calderón de Burgos es editora de ElCato.org, investigadora del Cato
Este artículo fue publicado originalmente en El Universo (Ecuador) el 18 de marzo de 2022.

MARIO VARGAS LLOSA: EL DELIRIO DE LA SOBERBIA

Extraordinario el libro que ha escrito Carlos Granés en todos estos años de coronavirus y pandemia, mientras Vladimir Putin se preparaba para invadir Ucrania y matar ucranios: Delirio americano (Una historia cultural y política de América Latina), (Taurus), obra inmensa de casi seiscientas páginas, que comienza con la muerte de José Martí, recién llegado a Cuba para luchar por su independencia, y termina medio siglo más tarde, en 2016, con el fallecimiento de Fidel Castro.

Entre estas dos fechas, según Carlos Granés, se resume una historia cultural latinoamericana (en la que, por fin, está incluido Brasil), que según él, tiene como norma, desde los tiempos postcoloniales, luchar contra los Estados Unidos, desde el arielismo derechista de José Enrique Rodó hasta las guerrillas contemporáneas, que estallan en diversas partes de América Latina, y duran, por ejemplo en Colombia, hasta nuestros días. No estoy muy de acuerdo con esta tesis, pero, para refutarla cabalmente, hay que pasarse unos diez años repitiendo la hazaña de Granés y leyendo toda la inmensa cantidad de libros que él ha revisado en este tiempo, de modo que sólo me atrevo a decir que la mayoría de los buenos escritores latinoamericanos no escribieron sus mejores libros con esta intención (entre ellos, por ejemplo, Borges, Octavio Paz, Vallejo, García Márquez, Neruda, Rulfo, César Vallejo, Onetti) aunque algunos de ellos se acomodaran en la vida corriente a defender esta tesis militante. Pero, repito, para refutar esta idea que preside este notable volumen hay por lo menos que trabajar tanto como él en este libro, que, creo, es el más importante que se ha escrito resumiendo la historia y la cultura latinoamericana, de principio a fin. Porque, aunque el libro esté concentrado en el siglo XX, hay en él extensos párrafos sobre la historia prehispánica e incluso post guerrillas, la época actual, que muestran un dominio y conocimiento de la historia y la cultura de América Latina (el “delirio de la soberbia” según Carlos Granés) extraordinario y ejemplar.

Un aspecto verdaderamente desconocido hasta ahora en las grandes síntesis que se han hecho de la cultura y la historia de América Latina ha sido el de la experimentación vanguardista, a la que el libro de Granés dedica muchas páginas. Y demuestra, de manera categórica, que escritores como el chileno Vicente Huidobro y el argentino Leopoldo Lugones estuvieron, respectivamente, al frente de movimientos internacionales de gran envergadura que desbordaron sus respectivos países y crearon tendencias internacionales de gran valía y originalidad, que contaminaron a las nuevas generaciones y surgieron, entre los discípulos de aquellos pioneros, algunos poetas y prosistas que conviene releer por su riqueza y originalidad, que pasaron casi desapercibidos en su época.

Delirio americano está muy bien escrito y no hay en él libros que no hayan sido leídos y valorados por su propio autor. Esto es algo que merece ser subrayado, pues lo distingue entre la enorme cantidad de ensayos supuestamente informados que se han escrito sobre la historia y la vida cultural de América Latina, que excluían por lo general al Brasil y pasaban muy por encima de un examen riguroso y preciso, como nos da este libro, sobre lo que ocurría en los distintos países del continente, tanto en la plástica pictórica, como en la vida política y literaria, de modo que revela un panorama muy preciso, y en cierto modo exaltante por su variedad y su riqueza, de la vida cultural latinoamericana, mucho más importante que lo que se había creído hasta ahora. El libro es también eso: una revalorización de los esfuerzos muy ricos y múltiples de la literatura y el arte de América Latina en los años que, se creía hasta ahora, la cultura latinoamericana aparecía como una mera extensión de lo que se hacía en los Estados Unidos y en Europa occidental. El ensayo de Granés tiene, entre otras virtudes, la de mostrar que en el siglo XX tanto la literatura como el arte de América Latina revelan, para quien quiera enterarse, una originalidad notable, a veces en consonancia con lo que sucedía en otras partes del mundo, y, a veces, como durante la época modernista, de manera autónoma, incluso en el dominio de la experimentación y la vida política.

Un ejemplo, entre las mil novedades que contiene este ensayo: la influencia del nazismo y el hitlerismo en América Latina. A mí me han sorprendido, por ejemplo, las páginas que el ensayo dedica a este tema. Ignoraba por completo que el reino de los Somoza en Nicaragua, lo inaugura un movimiento cultural específicamente nazi del que es miembro el primero de esta estirpe siniestra, que se proponía nada menos que extender por el continente el racismo y los métodos violentos que aplicaba ya en Alemania el movimiento hitleriano. También me ha sorprendido –y convencido, además– la influencia del fascismo italiano y el movimiento nazi alemán en Brasil y en la Argentina, una influencia que Carlos Granés hermana, con argumentos sólidos, entre el movimiento peronista y el futurismo brasileño, el que, por lo demás, tiene dos caras, una negativa en el campo político, y una positiva en lo literario y artístico, que produce un sinnúmero de artistas y escritores de alto nivel.

Hay algunas páginas en este libro que es difícil no leer a carcajadas: las de los dictadores, por ejemplo. Qué repulsiva colección de personajes se contorsionan en estos capítulos, desde la desgraciada Centroamérica, hasta el Río de la Plata y las islas del Caribe. Acaso, en este campo, sea difícil no disfrutar con el libro de Carlos Granés en las páginas que describen lo que significó la Revolución Cubana como estallido de lo que creíamos una nueva forma de libertad en el continente americano bajo la dirección de Fidel Castro y del Che Guevara, y el empobrecimiento de estas ideas a medida que pasaban los años y Cuba se iba convirtiendo, cada día más, en una dictadura vulgar, como es la de hoy día, contra la que protestan los artistas, convertidos en la vanguardia de una nueva libertad para esa islita que alguna vez asombró e ilusionó al mundo entero, antes de convertirse en una típica dictadura caribeña.

Granés no ha descuidado ningún aspecto de la vida cultural en este libro admirable. Las artes plásticas ocupan muchas páginas en él, por supuesto, pero también la música, y los actos delirantes de la guerrilla cultural, sobre todo en México y en el Brasil, páginas donde Granés hace una demostración de erudición informativa que, quisiera subrayarlo, es notable, y, al mismo tiempo, entre trágica y divertida. Esta mezcla es tal vez una de las mayores originalidades de su ensayo: cuando él parece ir naufragando en un mero catálogo, surgen de pronto personajes característicos, como el ecuatoriano Velasco Ibarra, que se preciaba de dominar a su pueblo siempre que le dieran un balcón, o los famosos “indigenistas” a los que él dedica más páginas de las que se merecen, a mi juicio, sobre todo en lo que dice de una de las peores novelas que se escribieron en aquella tendencia. Me refiero a Huasipungo, de Jorge Icaza. Hay, creo, una sobrevaloración de esta novela en su libro, una de las muy escasas exageraciones que, me parece, figuran en este ensayo excepcional.

Creo que entre los libros publicados en estos años, el ensayo de Carlos Granés quedará como uno de sus más firmes valores, en un campo –el ensayo– en el que, pese a escritores como Henríquez Ureña o Alfonso Reyes, América Latina no ha sido demasiado pródiga.

© Mario Vargas Llosa, 2022.
Mario Vargas Llosa
vargas_llosa@gmail.com
@Mariovargasllo
Perú-España
Piedra de Toque - El delirio de la soberbia | Listín Diario
https://listindiario.com/puntos-de-vista/2022/03/20/713677/el-delirio...

ALFREDO M. CEPERO: LA NOCHE DEL IMPERIO. DESDE ESTADOS UNIDOS

Ahora es Joe Biden quién tiene las manos machadas con la sangre de los mártires de Ucrania.

Según mis percepciones personales, la luz es el movimiento, la transparencia y el coraje. La sombra es la inercia, el misterio y la cobardía. Los Estados Unidos pasan en este momento por una noche que parece no tener fin. Pero ustedes y yo sabemos que nada es eterno bajo los cielos de Dios y que—las parciales de 2022 y las generales de 2024—serán el final de esta noche tenebrosa que ha transformado lo que una vez fue un imperio respetado y temido en la vergüenza de sus ciudadanos y la burla de sus enemigos. La culpa descansa en la imagen deprimente que proyecta el actual inquilino de la Casa Blanca. Porque la fuerza de la presidencia no descansa en el lugar donde vive el mandatario sino en el carácter y la capacidad del presidente de turno. Este que tenemos ahora es una total y absoluta desgracia.

ALGUNOS INQUILINOS DE LA CASA BLANCA

Veamos algunos de los anteriores. Construida hace 222 años por George Washington, quién nunca vivió en ella, el primero en ocupar la Casa Blanca fue John Adams. Por ella han pasado, entre otros muchos, el multifacético Thomas Jefferson, el compasivo Abraham Lincoln, el corajudo Theodore Roosevelt, el pusilánime Jimmy Carter y el gigantesco Ronald Reagan. Por ella han pasado muchos sinvergüenzas, pero mencionarlos a todos haría la lista demasiado larga. Me limito a decir que este “rascabucheador” de Joe Biden, el número 46, es el más inepto, más corrupto y más oportunista de todos los presidentes americanos en los últimos cien años. Como Nerón tocando el arpa durante el incendio de Roma en el 64 AD, Biden toca el “arpa del cambio climático” mientras la clase media americana sufre bajo una inflación galopante y unos precios astronómicos del combustible.

PETROLEO VENEZOLANO

Pasemos revista a algunas de sus fechorías. La presión del pueblo americano sobre Biden a causa de la destrucción de Ucrania por el genocida Vladimir Putin lo obligó a cancelar las compras de petróleo a Moscú. Pero como él disfruta negociando con tiranos, Biden envió una delegación a Venezuela para comprar petróleo a Nicolás Maduro. Sin embargo, se vio obligado a dar “marcha atrás” cuando el senador demócrata Bob Menéndez y el republicano Marco Rubio se opusieron enérgicamente a la posibilidad de que la administración de Joe Biden reanudara la compra de petróleo a la Venezuela gobernada por el "dictador" Maduro. Al mismo tiempo, el presidente de Colombia, Iván Duque, viajó a Washington para reunirse con Joe Biden, y le ofreció el petróleo colombiano, presentándolo como una mejor alternativa que el venezolano.

LOS NEGOCIOS SUCIOS DE HUNTER BIDEN.

Una exposición de los correos electrónicos de Hunter Biden publicados por The New York Post mostró al frecuentemente problemático hijo de Joe Biden, aprovechando el acceso a su padre, entonces vicepresidente, y presentándole al ejecutivo de una compañía de gas ucraniana, que estaba bajo escrutinio en ese momento. Asimismo, Hunter Biden recibió 3,5 millones de dólares de Elena Baturina, la viuda multimillonaria de Yuri Luzhkov, antiguo alcalde de Moscú y asociado conocido de Putin. Al mismo tiempo, en su libro “Secret Empires”, el investigador Peter Schweizer describe la forma en que la empresa de Hunter cerró un trato con el Banco de China, de propiedad estatal, y creó el fondo de inversión de 1.000 millones de dólares llamado Bohai Harvest RST (BHR por sus siglas en inglés).

EL VIEJO CORRUPTO

En marzo de 2016, Joe Biden hizo uno de sus muchos viajes a Ucrania. Allí, en persona, les dijo a los líderes del país que tenían que deshacerse del fiscal Viktor Shokin, si querían los mil millones de ayuda estadounidense. Biden estaba preocupado de que Viktor Shokin investigara a Hunter. Un tiempo más tarde, en un discurso ante el Council of Foreign Relations, Biden admitió haber chantajeado a los ucranianos y cito: "Les dije que me iba en seis horas (...) si no lo despedían no recibían el dinero. Y, al final, el hijo de puta, fue despedido". La mala palabra es de Biden.

LA VERDADERA COLUSIÓN CON RUSIA.

Los demócratas se pasaron tres años acusando a Donald Trump de ser un agente de Vladimir Putin. Al final fueron incapaces de probar sus mentiras. Pero la verdadera conspiración con Rusia fue la de Barack Obama y la de Joe Biden. A tal punto de que Biden pidió a Putin que fuera su intermediario en las conversaciones con los clérigos iraníes.

Al final se desmoronó el castillo de naipes cuando Rusia exigió que todo acuerdo para que la República Islámica reanudara su programa nuclear fuera acompañado de una garantía firmada por el Secretario de Estado norteamericano que eximiera de sanciones al vínculo comercial, técnica y militar entre Moscú y Teherán. Sin firma de Rusia no habría acuerdo nuclear, y sin firma de EEUU no habría firma rusa. Antony Blinken se negó a firmar la exención que pedía su par Serguéi Lavrov. No hubo acuerdo nuclear.

¿QUIÉN TIENE LA CULPA DE QUE UCRANIA NO HAYA RECIBIDO AVIONES POLACOS?

Según el portavoz del Pentágono, John Kirby, el secretario de Defensa de EE.UU. Lloyd Austin dijo al ministro de Defensa de Polonia que EE.UU. no apoya la transferencia de aviones de combate MiG-29 a la Fuerza Aérea de Ucrania, ya sea que Polonia los transfiera a Ucrania y EE.UU. respalde la flota de Polonia o que Polonia transfiera los MiG-29 a EE.UU. para luego darlos a Ucrania. Ahora es Joe Biden quién tiene las manos machadas con la sangre de los mártires de Ucrania.

LOS VERDADEROS “MACHOS”

En marcado contraste con la cobardía de Biden, los primeros ministros de Polonia, Eslovenia y la República Checa viajaron la semana pasada en tren a Kiev para mostrar su respaldo a Ucrania mientras el bombardeo ruso se acercaba al centro de la capital. Los tres líderes procedieron con el viaje pese a temores dentro de la Unión Europea sobre los riesgos de seguridad de viajar dentro de la zona de guerra. No se revelaron más detalles sobre el itinerario, a excepción de que los tres se reunieron con el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy y con el primer ministro Denys Shmyhal.

LA COREOGRAFIA DE LA HIPOCRESÍA.

Ante el ejemplo de estos tres ministros, Biden tenía que hacer aunque fuera un alarde de solidaridad con el pueblo de Ucrania. En tal sentido, la Casa Blanca ha anunciado que Joe Biden viajará a Bruselas en los próximos días para una reunión con los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN). No irá como habrían ido Ronald Reagan o Donald Trump a dictar pauta para los demás participantes. De eso nada. Irá a hacer “acto de presencia” y a recibir instrucciones de unos antiguos aliados que ya no escuchan a Washington sino a Pekín.

EL DEPRIMENTE PANORAMA ACTUAL

¡Dios mío! Nos encontramos en manos de un presidente incapacitado que es prisionero de los asistentes con que Barack Obama lo ha rodeado y de una vicepresidenta que carece de todo talento y de toda experiencia. Entre un “jamonero”—como llamábamos en Cuba a los rascabucheadores—y una mujer promiscua que ascendió al poder utilizando sus atractivos sexuales. Nos encontramos en un momento en que el gobierno de Arabia Saudita está demasiado ocupado para contestar una llamada de Joe Biden, el presidente de la que fuera una vez la primera potencia mundial. ¡Esto es humillante!

LA REDENCIÓN ESTÁ A LA VUELTA DE LA ESQUINA

Ahora bien, muy pronto tendremos en América un presidente que defenderá los intereses de este pueblo. Y muy pronto tendremos un consejo de ministros con líderes serios que sabrán cómo utilizar su influencia para construir un mundo mejor. Pero eso no ocurrirá hasta noviembre de 2024. Mientras tanto, este país continuará caminando por un campo minado de retos y el mundo será cada día más peligroso. ¡Tenemos que apretarnos los cinturones!

Alfredo M. Cepero
alfredocepero@bellsouth.net
@AlfredoCepero
Director de www.lanuevanacion.com
Cuba - Estados Unidos