sábado, 4 de abril de 2020

MIBELIS ACEVEDO DONÍS: EL PEOR MOMENTO

Seguimos inmersos en los tiempos espesos de la cuarentena, expuestos al alud de lo real-irreal. Navegar en la historia ajena, transitar en redes -confinados en mundo sin volumen, asesta Martín Caparrós- a menudo anuncia un transitar entre lápidas. Cunden noticias rayanas en lo esperpéntico, personas desplomándose en las calles y cuerpos que esperan ser recogidos; gente que muere sola, sin aire, lejos de los suyos. Hijos, padres, abuelos o esposos que se despiden sin verse, sin estar preparados para esa mudanza fulminante, estrafalaria, aséptica. 

Naturalmente, todo nervio y recurso se enfoca en lo que promete hacer de 2020 el epítome del annus horribilis. No hay tiempo para desvíos, la lucha por sobrevivir aplaza otras agendas, por importantes que sean. En Venezuela, sin embargo, la historia parece desacompasada. Como ajenos aún al efecto borderline de lo que ocurre a escasos kilómetros de nuestras fronteras, vivimos una emergencia sui generis.

Y no es que nuestro país sea inmune a la catástrofe global. El virus ya muestra sus dientes filudos a una población despellejada, anémica, carente de todo; nos vuelve amenaza grosera, bomba de tiempo para los vecinos. No obstante, el conflicto político no da tregua. Bandos enfrentados ex-ante –y sus principales aliados- no dejan de recordar que la puja sigue viva, retando con su apretado nudo la posibilidad de que un desbordamiento de la peste nos agarre mirando hacia otro lado, inermes y furiosos.

Sin duda, la situación de base obliga a no desconectarnos del descalabro que se arrastra y que la nueva urgencia redimensiona. Allí sigue un gobierno autoritario que adueñado del poder fáctico, no parece proclive a habilitar espacios plurales y efectivos para la articulación de vida o muerte que muchos demandan. Pero en coto opuesto campea también la inoportuna intransigencia, ahora a lomos del “cisne negro” de la pandemia para empujar, sí-o-sí, una transición rápida hacia la democracia.

Sanciones por concesiones, anuncia por primera vez la dupla Pompeo-Abrams: carnada dirigida, según se infiere, sólo a un sector influyente del chavismo (FANB incluida) pero menos “expuesto”; elegible por tanto para efectos de dispensas. Sobra decir que esa remozada apuesta al quiebre –vista, quizás, como “audaz” respuesta a la percepción de ventaja, como frío aprovechamiento del imprevisto que debilita al enemigo en plena guerra- luce altamente explosiva cuando se suma a la variable de la riada humanitaria. Si anticipamos, además, el cierre de filas del régimen frente a la amenaza externa y la promesa segura de radicalización, la estrategia de acorralamiento podría incluso resultar contraindicada.

Tras exordio de garrote y “amenazas creíbles” de dudosa eficacia, de acopio de motivos que sugerían el casus belli, esgrimir la tardía zanahoria para reavivar una negociación (que al excluir de entrada a cabezas del bloque dominante, toma el cariz de ultimátum) no es lo único llamativo. El problema es el “cómo”, suponer que la transición puede ser impuesta a troche y moche, cortada y pegada desde afuera y en el peor momento imaginable. El cambio político no deja de ser parte de nuestras más caras aspiraciones, pero cabe preguntarse si el costo de oportunidad no luce demasiado alto en este instante, si se cuenta con plan B en caso de que la presión falle y las vidas de venezolanos no operen (¡cuánto asusta verbalizarlo!) como tácita ficha de cambio. También si a lo interno la opción de salida resulta suficiente para el adversario, si la potencial unidad de la oposición supera la potencial división del régimen, o si se contempla el hecho de que procesos sustentables de democratización están asociados a esfuerzos prolongados y coherentes, no a ocurrencias puntuales y aisladas.

Lowenthal y Bitar no desestiman el impacto de traumas políticos, sociales o económicos en la decisión de los autócratas de renunciar al poder, pero observan que esto desembocó en transiciones democráticas “sólo cuando ciertos segmentos del gobierno autoritario toleraron o apoyaron las demandas democráticas de la oposición”. Eso reafirmaría la necesidad de una labor de convencimiento que afecte al círculo del poder, distinta a la monda amenaza que podría fungir de bumerang a mediano-largo plazo… ¿se está considerando acá ese escenario complejo, o se abraza más bien el fast-track, un “como vaya viniendo” adoquinado por EEUU? En cualquiera de los casos, ¿cómo maniobrar al margen del pulso propio que impone la pandemia?

El timing, crucial para fijar hoja de ruta, añade una fricción ineludible al plan. El alcance incierto del virus bloquea la visión, igual que aquella niebla que en Austerlitz, como narra Tolstoi, impidió a rusos y austriacos aplastar a un Napoleón al que suponían derrotado de antemano. Sí: la amenaza del “muro de sombras” subraya otras certezas, eso que Feliciano Reyna resume sin efugios: ante el Covid-19, proteger la vida y la dignidad de las personas debe ser el centro de todas las decisiones. He allí la batalla que no espera.

Mibelis Acevedo D.
mibelis@hotmail.com
@Mibelis

JUAN GUERRERO: HECHO EN CHINA

Digámoslo de manera sarcástica: en China dejaron libre un murciélago que vivía encerrado en un laboratorio, y un chinito lo cazó y se lo comió. Sobre esto puede el lector, si así lo desea, indagar en una noticia (ver: https://youtu.be/FdZr59QC-E8 ) aparecida en la televisión italiana, en 2015, sobre experimentos adelantados por los chinos. 

Tan semejante es esa realidad a esta que ahora experimentamos, que sorprende y estremece la razón y el alma. Y es que más allá de las catastróficas consecuencias que desató para la humanidad este desafortunado ‘desliz chino’ con tantas muertes de inocentes, -que para muchos estrategas chinos, …y no tan chinos, son apenas daños colaterales- lo cierto es que ahora resulta una verdadera incertidumbre saber cómo saldremos de este macabro ensayo de la ingeniería genética asiática 

Pensando en un reordenamiento global del poder mundial, es claro que el Estado comunista chino está buscando acentuar su presencia en Occidente y para ello, esta circunstancia de una pandemia mundial, le permite posicionarse aún más, tanto por poseer el arma letal más mortífera, su propia población, organizada y en aumento (poco más de 1.395.380.000 habitantes), como por su creciente industria de biotecnología, aeroespacial, robótica y cibernética. 

China emerge de este desastre en mejores condiciones económico-financieras que los EE.UU., la Unión Europea y Rusia. Su población, que para los jerarcas del partido comunista se traduce sólo a números y porcentajes, es un recurso natural renovable. Organizados como sociedad inducida al trabajo colectivizado, y por lo tanto mano de obra de servidumbre a bajo costo, sus valores son impuestos por el Estado, con la planificación política que los convierte en mercancía utilitaria. 

Por consiguiente, para el Estado comunista chino y su sociedad, democracia, libertad, individualidad, no son valores ni principios indispensables para su existencia como Estado y nación. El trabajo incesante y la retribución que el Estado, a través de miles de fábricas, concede al obrero, muchas veces apenas con techo y comida, es suficiente para satisfacer a los millones de hombres y mujeres que anhelan una oportunidad para sobrevivir. 

Esa espantosa realidad de una sociedad de servidumbre hizo que miles de industrias y trasnacionales de Occidente se instalarán en suelo chino, para abaratar costos y hacer más rentable sus negocios. Por eso el repentino virus chino los sorprendió y de la noche a la mañana, en las bolsas de valores del mundo, las acciones bajaran y en un abrir y cerrar de ojos, fuera el gobierno chino la dueña y señora de esas acciones. 

Pero no creo que sea China quien fije después que pase la cuarentena, el rumbo de la humanidad ni menos, de la economía mundial. Pero sí hemos de ver a una China mucho más involucrada y afianzada en todos los escenarios donde se tomen decisiones fundamentales para el devenir de la humanidad.

China, aún con la duda sembrada sobre el origen de este virus y su propagación como pandemia, aparece ahora como un verdadero y real competidor del liderazgo global frente a los EE.UU., la Unión Europea y Rusia, centros tradicionales del poder mundial. 

La tecnología de punta, de origen que siempre exhibió el país del norte, junto con la tradición de los valores, principios y religión que usaron durante siglos los países europeos, están siendo desafiados por la cultura global de la China continental. No olvidemos que esa nación conforma en sí misma un continente, un mundo. Tanto por su población como por la férrea organización impuesta por un Estado totalitario y centralizado, a más de ser, por tradición, una cultura imperial.

El resto de las sociedades y países que conforman el llamado mundo occidental, con sus seculares valores y tradiciones, tanto de Europa, América, Oceanía, tendrán que adecuarse a las nuevas estructuras del poder global que tendrá a China como paradigma de nuevas relaciones de poder. Y donde la libertad, igualdad, democracia, solidaridad, entre otros valores, estarán siendo revisados y adecuados a la llamada sociedad de la servidumbre.

Juan Guerrero
 camilodeasis@hotmail.com    
@camilodeasis   

VÍCTOR ANTONIO BOLÍVAR CASTILLO: ¿CON QUIÉN NOS VAMOS A ENTENDER?

En memoria a los jóvenes caídos en su lucha contra la dictadura

El tema es muy grueso como para esquivarlo, el planteamiento de un gobierno de emergencia nacional en los términos expuestos por el presidente Guaidó, contenidos en el llamado Marco de Transición Democrática para Venezuela propuesto por Estados Unidos a través de su vocero Elliott Abrams plasmado en un artículo de The Wall Street Journal, tiene muchas aristas que pudieran complicar su cabal comprensión y desde luego su eventual implementación.

La motivación, como base fundamental de la propuesta, es muy clara: “Ayudar a los venezolanos a escapar de la crisis nacional que la caída de los precios del petróleo y el coronavirus han profundizado”, por lo que se propone como “un camino para que Venezuela salga de años de represión y conflicto político”. Un leitmotiv impecable.

Para procurar esos objetivos, se plantea esencialmente: a) “que tanto Maduro, el ex presidente que se ha aferrado al poder, como Juan Guaidó, el presidente interino, se hagan a un lado para que los miembros electos de la Asamblea Nacional de ambos lados puedan crear un Consejo de Estado que sirva como gobierno de transición, que celebre elecciones presidenciales libres y justas”.- b) “Un nuevo Consejo Nacional Electoral, equilibrado e independiente, es también crítico, y una Corte Suprema independiente debe reemplazar a la actual”.- c) “unos medios de comunicación libres e independientes con el fin de la censura generalizada del régimen”. d) “que cada partido, incluido el del régimen, el PSUV, pueda competir en igualdad de condiciones en elecciones libres y justas”.- f) “Los militares desempeñarán un papel esencial en el cambio pacífico y en la configuración del futuro de Venezuela”.

La viabilidad de su implementación es la parte más neurálgica del planteamiento. La sola posibilidad de que haya el más mínimo atisbo de su consideración por parte del régimen parece impensable, ni siquiera con el inexplicable gancho de la paridad que por cierto no aparece mencionado en ninguna parte del marco de transición. Para ellos, ceder a esas condiciones, es una inaceptable capitulación en la que entregarían en bandeja de plata la cabeza de Maduro y sus secuaces. No lo van a hacer.

No hay hueso sano en el chavo-madurismo.  Es muy difícil que haya algún funcionario o ex funcionario que por acción u omisión no haya formado parte de alguna de las mafias que fueron y son verdaderos subsistemas de corrupción, represión, narcotráfico y terrorismo de ese macrosistema que es el régimen como organización criminal y que son los tumores cancerosos que están causando su metástasis.

De nuestro lado, el “solo no podemos” no debe llevarnos al extremo de plantear un gobierno paritario, que no proporcional, con quienes actuaron o se hicieron de la vista gorda de terribles delitos de tráfico de armas, violación de los derechos humanos, corrupción, extracción ilegal y tráfico de oro, contrabando de gasolina, robo al tesoro nacional, coimas, extorsión y secuestro, delitos electorales, usurpación, etc., que aunados con la incapacidad, chapucería y mediocridad ha generado la destrucción del país y sus instituciones.

Basta revisar la lista de diputados del régimen para darse una idea la dificultad de llevar adelante la propuesta en la AN. Son diputados electos, entre otros, integrantes de la bancada oficialista: Tania Diaz, Freddy Bernal, Darío Vivas, Fernando Soto Rojas, Jesús Montilla, Pedro Carreño, Julio Chávez, Ramón Lobo, Marleny Contreras de Cabello, Diosdado Cabello y  Blanca Eekhout. Hasta pudiera regresar para participar el diputado Adel el Zabayar, hoy en Siria combatiendo a favor de Bashar al Assad. ¿Permitirá el régimen la mutilación profiláctica de su bancada para integrar un gobierno de emergencia nacional y decidir la conformación de un Consejo de Estado?

Por otro lado, nos preguntamos si por no estar señalados como perpetradores de los delitos de narcotráfico y terrorismo, pudieran integrar ese Consejo de Estado Jorge Rodríguez, Delcy Rodríguez y Jorge Arreaza, entre otros. ¿Querrán ellos, queremos nosotros? ¿Estarán los militares en ese Consejo de Estado y quiénes serían?

La última interrogante, simple pero necesaria, es ¿con quién nos vamos a entender?

Víctor Antonio Bolívar Castillo 
vabolivar@gmail.com
@vabolivar

VICENTE BRITO: LAS DECISIONES ESPERADAS NO SE TOMAN… PERO SI SE RESTRINGEN DERECHOS CIUDADANOS

Las decisiones esperadas y algunas anunciadas no se toman, lo cual contribuye a profundizar la compleja situación que afecta a las familias Venezolanas; como el crecimiento de la inflación, reducción de los ingresos familiares, menor consumo, perdidas de empleos, etc.

Lo observado es que en la actual coyuntura con la presencia del coronavirus en el país, se toman decisiones antagónicas a los derechos ciudadanos como el decreto 6522 publicado en la gaceta oficial con fecha del 23 de marzo del 2020, donde se congela hasta el primero de septiembre del presente año los pagos de alquileres de locales comerciales y vivienda principal Si bien esta medida luce como un alivio a la compleja situación económica que afecta a los arrendatarios, los cuales se han visto obligados a cerrar sus negocios o permanecer en sus casas sin poder ejercer sus actividades cotidianas y disminución en el ingreso familiar. La misma constituye una afectación de los derechos de propiedad y le crea una perdida significativa a los propietarios; no solo por no poder percibir los arrendamientos sino por el efecto causado en el valor de los inmuebles para aquellos que han sido puestos en venta. A los estos haber sido afectados con tales medidas.

Las medidas aplicadas en los demás países del mundo donde se han visto afectados por el coronavirus, se han aprobados paquetes de auxilio financiero a las empresas y las familias necesitadas, utilizando los recursos públicos para apoyar a los que resultan afectados por esta coyuntura económico social causado por esta pandemia. Lo que hemos observado en Venezuela es otra medida limitativa de los derechos de propiedad pretendiendo apoyar a unos en desmejoras de otros, creando más efectos negativos que beneficios en las actividades económicas con sus consecuencias en el empleo y el necesario crecimiento de la actividad privada como solución a la crisis social en que nos encontramos.

Lo mismo observamos en el suministro de combustible para camiones y maquinarias agrícolas para facilitar la actividad productiva tan necesaria en estos momentos. Paralizando la preparación de tierras para lograr metas de siembra para el venidero ciclo de invierno o el transporte de los productos agrícolas y ganadero. Muy pocos países del mundo tienen estas restricciones de combustible actualmente. Aquí, menos se justifica en donde se cuenta con las mayores reservas de petróleo y posee refinerías con capacidad de procesar más de un millón de barriles por día. No existe repuesta oficial a esta situación que no se justifica ni se entiende, ya que dependemos de la importación de combustible para cubrir las necesidades de consumo.

La Nación espera soluciones que permitan resolver aunque sea parte de las distintas limitantes que nos afectan. Para ello se requieren decisiones que faciliten salidas convenientes al interés nacional; y no que se sigan afectando los derechos ciudadanos especialmente el de propiedad como mecanismos de solución a la conveniencia del estado todopoderoso.

Vicente Brito
vicent.brito@gmail.com
@vicentejbrito
Presidente Red por la defensa al Trabajo, la Propiedad y la Constitución 
Caracas-Venezuela

LEANDRO RODRIGUEZ L.:GOBIERNO DE EMERGENCIA NACIONAL ¡UNA QUIMERA!

Sin titubeos, el régimen de Nicolás Maduro dirá ¡No! a la quimera del “Gobierno de Emergencia Nacional” por la única razón de ser una iniciativa de Guaidó, sería oxigenarlo. El castrismo venezolano sencillamente responderá con más y más China – Cuba como lo ha venido haciendo en la coyuntura del coronavirus, de hecho, ha afirmado reiteradamente cuenta con todo lo necesario, además, controla férreamente todo el flujo informativo nacional.  

No sabemos cómo calificar esta jugada de Guaidó, sí el objetivo es mal poner al régimen lo ha hecho muy bien, pues seguramente los venezolanos mirarán con muy malos ojos el régimen niegue esa alianza toda vez que la crisis del país es estructural, no solamente médica. Creemos firmemente ese debe ser el objetivo porque siquiera pensar el régimen aceptaría es una niñería.  

Lo volvemos a repetir, el castrismo venezolano, alias chavismo, tiene como norte fijo lo político-ideológico, ello ha funcionado en Cuba por más de 60 años y es la misma fórmula que aplican en Venezuela, con resultados diversos, pero, al fin y al cabo, aún retienen el poder. No importa cuales serán las consecuencias de asumir el virus chino solo, pero el régimen de Maduro lo hará a capa y espada.  

Por otro lado, hay un costo político importante. En una sociedad irremediablemente radicalizada, extremista políticamente, el que Guaidó haya insinuado trabajar en conjunto con el “régimen usurpador” hará mella en sus bases, sobre todo luego del acido recrudecimiento de las acciones internacionales, concretamente de Estados Unidos contra los cabecillas rojos. Mientras los aliados internacionales tratan de hundir al régimen, Guaidó les lanza un salva vidas, repetimos, no es nuestra opinión, es una interpretación que desde los primeros momentos del anuncio de Guaidó ya se hizo sentir.  

El régimen ha entrado, desde la evasión del revocatorio en 2016, en una etapa de predictibilidad agobiante, ya no hay cálculos sino ley del garrote, depende exclusivamente de la violencia institucionalizada, recurrirá a ella como nunca antes porque su precariedad ha alcanzado niveles tan históricos como insalvables. 

Rusia recoge a su petrolera Rosneft ante las recompensas fijadas a sus socios venezolanos, sin embargo, tratará de continuar metiendo la mano a Venezuela de una manera menos notoria. Al igual China que siendo el aliado comercial más importante de USA seguramente fue advertido de las recompensas (y todo lo que lo implica), el gigante asiático también reconducirá su relación con el chavismo.  

El “Gobierno de Emergencia Nacional” murió al nacer, los réditos que acumule Guaidó serán iguales a sus críticas, pero creemos lo negativo sopesará más. Por parte del chavismo continuará sumando reveses, pero ello es una alcancía insaciable toda vez que aún controle las armas, recursos e instituciones del Estado venezolano. 

Venezuela continúa su rumbo dependiendo de factores internacionales, de sus movimientos, de su lentitud, mientras que la realidad venezolana es cada vez más avasalladora, mortal. Al coronavirus le acompaña una escasez absoluta de gasolina que agudiza la escasez de medicinas, de alimentos, amén del caos total de los servicios públicos como salud, agua y electricidad. Todo está muy definido fuera de nuestras fronteras, dentro el panorama se complica cada día más, principalmente para el venezolano de a pie. 

Leandro Rodríguez Linárez 
leandrotango@gmail.com
@leandrotango   

LEONARDO MORALES P.: UN MUNDO SACUDIDO

Dentro de las angustias y vicisitudes que suponen vivir en circunstancias que amenazan la existencia y que desnudan las debilidades mundiales para atender una emergencia sanitaria como la de ahora, destacan otras preocupaciones que rondan en las oficinas y demás despachos desde donde se ejerce el poder estatal.

La pandemia llegará a su fin dejando en algunos la amarga experiencia de unos cuantos días encerrados y, en otros casos, el dolor por la pérdida de seres queridos, pero en ese devenir, antes de que la vacuna sea descubierta, bien por EE.UU., Japón, Alemania, China, Rusia o cualquier otra nación, lunares de diversas magnitudes se observan en el mundo.

América: perpleja

El continente americano va mostrando las debilidades de su liderazgo político: en Ecuador, lamentablemente sacudido por la pandemia, Lenin Molina se ve pequeño frente a la crisis; Bolsonaro y su populismo corren el peligro de ser barridos en poco tiempo; en Venezuela la insolidaridad y el particularismo van conduciendo a una profundización de la crisis social y política.

Frente a estos muy puntuales señalamientos nadie asoma su frente para dar alguna orientación: la OEA como el organismo más importante de la región nada ha dicho y seguramente nada dirá. Recién, cuando ya la emergencia sanitaria internacional se había apoderado de la atención mundial, fue reelegido el “diplomático” Almagro. Luego de una distraída nota de prensa mas nada se supo del “diplomático”. El Grupo de Lima parece haber entrado en estado catatónico.

Unión quebrantada

La Unión Europea que se izaba como unos de los referentes fundamentales dentro de un mundo multipolar mostró que la unidad en el día a día es posible, no obstante, cuando las dificultades son complejas, el interés nacional, voltear a lado contrario de la dificultad y desechar la necesaria cooperación priman sobre los fundamentos que le dieron vida. Frente a la emergencia sanitaria internacional, la región europea se mostró mezquina, con escasa solidaridad respecto a otros países, al punto que un estado opta por negar a Italia el suministro de mascarillas, así como a Serbia la ayuda en equipos médicos y medicinas.

“La inclusión, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la no discriminación”, valores sobre los que se edifica la UE palidecieron frente a la acción de algunos de sus Estados miembros. De manera pública o muy privada, superada la emergencia sanitaria internacional, se verán las caras los defensores de la UE, se interpelarán sobre la pertinencia de una Unión que no es capaz de actuar en consonancia con los valores suscritos. También tendrán al frente, con potentes y sólidos argumentos, a los euroescépticos que no dejarán escapar la oportunidad que los “unionistas” le sirvieron en bandeja de plata.

Competencia vigorosa

La búsqueda de la vacuna, su logro y su distribución global permitirá la superación de la pandemia, pero otras preocupaciones se ciernen sobre un mundo en el que cada quien busca ejercer su hegemonía.

Los norteamericanos insistirán en mantenerse como la potencia indiscutible en un mundo en el que aparecen otros actores estatales. Sus potencialidades son innegables, parecieran contar con todo, no obstante, la superpotencia militar y económica nacida junto a la URSS en 1945, de manera inverosímil acepta la ayuda que Rusia y China, competidores reales en un mundo multipolar, le dispensan para que enfrente la emergencia sanitaria que ha tocado con fuerza el suelo de Franklin, Hamilton, Jay, Jefferson, Madison, y George Washington.

Un debate que recorrerá las academias, think tank y otros espacios propios de la política tendrá que ver sobre la eficacia de los regímenes autoritarios frente a las dificultades de la democracia liberal para atender certeramente los problemas nacionales. El mundo post-pandemia será distinto a lo pensado por Fukuyama luego de la caída del mundo comunista. China pasará a ratificar su importancia global, no solo por haberse convertido en la fábrica del mundo, sino también porque es capaz de competir en otras áreas, incluida la solidaridad, vergonzosamente extraviada en Occidente, y exhibir un sistema de gobierno aparentemente eficaz.

Leonardo Morales P. 
leonardomorale@gmail.com
@LeoMoralesP