miércoles, 12 de diciembre de 2018

ACTUALIZACIÓN, JUEVES 13-12-2018, EL REPUBLICANO LIBERAL

CARLOS BLANCO, ATRAPADOS EN LA RED

EL REPUBLICANO LIBERAL en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 34 minutos
La mayoría de los dirigentes opositores saeteados en las redes sociales atribuyen su desgracia a “laboratorios” de otros opositores, con frecuencia denostados como radicales. Los que se consideran atacados colocan su responsabilidad –muy a la venezolana, por cierto– en otros: los “guerreros del teclado” a los que contestan con furia desde… el teclado. En esta descarga de responsabilidades, los rechazados emergen envueltos en bruma angelical; los demás son los malucos que insultan a quienes solo deberían merecer reconocimientos por sus esfuerzos. Una de las aristas más perturbadoras... más »

CARLOS ALBERTO MONTANER, ¿CÓMO Y CUÁNDO TERMINARÁ EL EXPERIMENTO CUBANO DE FIDEL ALEJANDRO MAGNO?

EL REPUBLICANO LIBERAL en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 42 minutos
El 1 de enero de 2019 se cumplen 60 años de iniciada la Revolución Cubana. ¿Hasta cuándo durará ese engendro? El viernes 7 de diciembre de 2018, D. Luis Almagro, Secretario General de la OEA, puso el acento donde debía. Dijo que la Cuba de los Castro es el origen de todos los desórdenes políticos de América Latina y así había sido desde 1959. Adviertan que yo dije la Cuba de los Castro y no la Cuba comunista. El comunismo es una expresión de la desdicha política, pero puede ser de puertas adentro. Fidel y Raúl, en cambio, le agregaron un violento espasmo imperial que no ha cesado. ... más »

MARIO VARGAS LLOSA, EL DOCTOR CHIRINOS

EL REPUBLICANO LIBERAL en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 59 minutos
Por su prontuario, su narcisismo, sus delirios y sus crímenes parece un hombre inventado, pero el doctor Edmundo Chirinos existió y los españoles que van al teatro acaban de comprobarlo viendo en escena el espectáculo Sangre en el diván que dirige y protagoniza el director y actor venezolano Héctor Manrique. En el monólogo de hora y media que mantiene al público sobrecogido y medio ahogado por las carcajadas, el propio doctor Chirinos nos cuenta su odisea: fue psiquiatra, rector de la Universidad Central de Venezuela, miembro de su Asamblea Constituyente, candidato a la presidencia... más »

LEANDRO RODRÍGUEZ LINÁREZ , VENEZUELA, A LA ESPERA DE UN CISMA,

EL REPUBLICANO LIBERAL en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 1 hora
Los venezolanos, sobre todo los generadores de opinión, han caído en una discusión estéril, hacen creer que la crisis del país es producto de lo electoral y no es así, por tal motivo, quiénes participan achacan la culpa a los abstencionistas y viceversa. Sí bien es cierto, muchos regímenes autoritarios han caído a través de procesos electorales otros no, en Cuba por ejemplo se continúa votando amén de una élite cívico-militar indolente 60 años enclaustrada en poder … todo depende del contexto histórico y de los intríngulis de cada nación. Lo electoral en Venezuela ha muerto, el c... más »

GENARO MOSQUERA C. HASTA CUANDO FRAUDE

EL REPUBLICANO LIBERAL en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 1 hora
Un nuevo fraude por cierto intuido y esperado por la mayoría de los venezolanos que nos abstuvimos de votar por un evento organizado por el régimen bajo su instrumento el CNE volvió a aplicarse sin rubor. En efecto, hemos hecho el respectivo análisis estadístico, veamos: nuevamente se fija la población a votar en 20.714.612 sin tomar en cuenta que del país se han ido según las mejores estimaciones 3.750.000 venezolanos y la cifra crece día a día. Por supuesto que los porcentajes de los que votaron cambia si tomamos en cuenta la cifra del CNE o la de los que realmente están en el ... más »

ELIDES J. ROJAS L., ACOSTÚMBRESE, ACOMÓDESE, AMÓLDESE

EL REPUBLICANO LIBERAL en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 1 hora
Decíamos en la última columna que el chavismo, a pesar de la presión internacional y de tener un rechazo interno superior al 85%, tiende a atornillarse en la silla de Miraflores, a pesar del increíble daño que le causa la abstención, pues está claro que cada vez que la oposición deja de votar el régimen se tambalea muy feo. A tal punto de que Maduro le dice a Lucena, invéntate otra elección lo más rápido que puedas. Y casi de inmediato llaman a otros comicios. De lo que sea. De allí que se haga necesario adoptar ciertas costumbres sociales y legales que le den organicidad a la fo... más »

CARLOS BLANCO, ATRAPADOS EN LA RED


La mayoría de los dirigentes opositores saeteados en las redes sociales atribuyen su desgracia a “laboratorios” de otros opositores, con frecuencia denostados como radicales. Los que se consideran atacados colocan su responsabilidad –muy a la venezolana, por cierto– en otros: los “guerreros del teclado” a los que contestan con furia desde… el teclado. En esta descarga de responsabilidades, los rechazados emergen envueltos en bruma angelical; los demás son los malucos que insultan a quienes solo deberían merecer reconocimientos por sus esfuerzos. Una de las aristas más perturbadoras de este pequeño drama es que a tal quejío se suman periodistas, dirigentes y gentes principales de la comarca, que deberían entender como los que más los fenómenos comunicacionales.



En el siglo XX la información estaba básicamente en manos de los medios impresos y audiovisuales clásicos. Con el desarrollo de las nuevas tecnologías la comunicación se incrementó; ya no hay emisor que no sea receptor y viceversa; millones se informan instantáneamente y reaccionan del mismo modo, con la fascinación de estar inmersos en los acontecimientos y con los riesgos de la precipitación. En el caso nuestro, con la muerte de los medios a manos del régimen, las redes se han convertido en el espacio de la opinión pública donde esta se constituye y macera. No es, como dicen los quejillosos, un espacio mínimo de acoso a unos dirigentes que de otro modo gozarían de inmenso prestigio, sino el lugar que en el marco de la dictadura defiende la existencia de, al menos, un nivel de plaza abierta y ciudadana. En una democracia los premios y castigos ocurren mediante elecciones; en una dictadura del siglo XXI, mediante la máquina implacable de la opinión en las redes.

Resulta patético que los que se reclaman como vanguardia de la sociedad, muchos de los cuales dicen luchar por la libertad, no soportan en los demás un minuto de libertad cuando ejercen la crítica.

La crítica no es nunca ejercida a la medida del –de lo– criticado (“constructiva” la llaman), sino del que la ejerce. Y será la plaza pública la que la integre de buena o mala manera, a su vez con el ejercicio de la crítica sobre la crítica misma. Por tanto, reclamar una protección especial para los dirigentes mediante la añagaza de inspirar lástima (“pobrecito, no tiene sueldo…” u otras parecidas) es desviar el asunto.

El fondo de la cuestión es simple; no entenderlo es fatal. Si se observa bien, hay dirigentes que son vueltos leña casi con cualquier posición que adopten. Tal catástrofe de opinión no es la acción de un “laboratorio” sino el reclamo que se le hace a la dirigencia política por no haber cumplido con la oferta de salir del régimen.

De allí, el derrumbe de los ídolos. De allí, el escepticismo galopante.

Carlos Blanco
@carlosblancog

CARLOS ALBERTO MONTANER, ¿CÓMO Y CUÁNDO TERMINARÁ EL EXPERIMENTO CUBANO DE FIDEL ALEJANDRO MAGNO?


El 1 de enero de 2019 se cumplen 60 años de iniciada la Revolución Cubana. ¿Hasta cuándo durará ese engendro?

El viernes 7 de diciembre de 2018, D. Luis Almagro, Secretario General de la OEA, puso el acento donde debía. Dijo que la Cuba de los Castro es el origen de todos los desórdenes políticos de América Latina y así había sido desde 1959.
Adviertan que yo dije la Cuba de los Castro y no la Cuba comunista. El comunismo es una expresión de la desdicha política, pero puede ser de puertas adentro. Fidel y Raúl, en cambio, le agregaron un violento espasmo imperial que no ha cesado. 

¿Por qué sucedió este fenómeno? Cuando Fidel Hipólito Castro tuvo la edad legal para cambiarse el nombre se convirtió en Fidel Alejandro Castro. 

Su modelo era el enérgico macedonio que construyó muy rápidamente uno de los mayores imperios de la historia.

La primera juventud de Fidel Alejandro Castro fue la de Cayo Confite en 1947, una expedición organizada por la Legión del Caribe y, fundamentalmente, por los cubanos. 

Ya estaba en marcha, ya se había movilizado, el Alejandro Magno cubano, aunque nadie lo advirtiera.

Aunque abortado por el Departamento de Estado, fue un esfuerzo descomunal que incluía 2,700 hombres, donde predominaban los dominicanos y los cubanos (casi el doble de Bahía de Cochinos) y 27 aviones y avionetas. 

Por cierto,  cuando tuvo el mando de Cuba, Fidel hizo matar a dos de los jefes de esa expedición, sus enemigos jurados Eufemio Fernández y Rolando Masferrer. 

A Eufemio lo fusiló en 1961, y a Masferrer le dinamitó el auto en Miami en 1975. También lo han acusado de participar en el atentado a un tercer jefe de Cayo Confite, a Manolo Castro, con quien no tenía parentesco. Manolo Castro fue asesinado en febrero de 1948.  

Semanas después, en abril de 1948, le tocó el turno al Bogotazo. Ahí Fidel Castro vio alguna acción y le tomó el pulso a la muerte. Todo eso reforzó su vocación, como me expresó alguna vez un comandante nicaragüense, de “nido de ametralladora en movimiento”. 

En 1952 Fulgencio Batista dio un golpe militar contra el gobierno legítimo de Carlos Prío y se desató para siempre Fidel Alejandro Magno. La violencia era la atmósfera que le convenía. 

En 1958, en la Sierra Maestra, se lo dijo en una carta a su amante, secretaria y amiga íntima Celia Sánchez: tras la derrota de Batista pensaba dedicarse a combatir a Estados Unidos. 

Fidel Alejandro deliraba con sus planes de conquista planetaria. Se lo repitió al historiador venezolano Guillermo Morón en 1979. 

Cuando se convirtió en el amo de Cuba, utilizó la Isla para lanzar a sus guerrillas y a sus agentes  a docenas de países, hasta convertirse en el más audaz condottiero revolucionario de la segunda mitad del siglo XX. 

Pero más grave aún es que le impuso a su gobierno y a la sociedad cubana su propia naturaleza aventurera, de la cual es difícil sacudirse, aunque la infinita mayoría de los cubanos piense que fue y es una locura persistir en esas locas tareas. 

El intervencionismo de Fidel Castro llegó a su apogeo durante su invasión a Angola, en África: la más larga operación militar que recuerda la historia de América: de 1975 a 1991. Fueron los soviéticos los que, contra la voluntad del cubano, lo forzaron a dejar su presa africana. Quedó muy molesto por ese abandono de Gorbachov.

Por eso, tras tres décadas de intensa colaboración con Moscú, cuando desaparecieron la Unión Soviética y el comunismo europeo, Fidel Alejandro siguió batallando solo. Continuó, como un obseso, “haciendo la revolución” a tiros. 

Fidel Alejandro no creía en el descanso o en el abandono. La “luta continua”, como decían los mozambiqueños. 

Pero no estuvo solo mucho tiempo. Buscó a Lula da Silva y, con los escombros del comunismo destrozado, más la potencia del Partido de los Trabajadores, armó el Foro de Sao Paulo. Lo hizo para protegerse y para continuar luchando. 

Los españoles tienen una expresión entre humorística y barroca para describir esa conducta: Fidel era inasequible al desaliento. 

No le importaba que el marxismo-leninismo hubiera sido desacreditado. Le seguía sirviendo de pretexto para continuar su incesante contienda. 

Tampoco le interesaba el destino económico de los cubanos, ya sin el amparo de los subsidios soviéticos. 

Unos cuantos millares de cubanos se quedaron ciegos como consecuencia de la neuritis óptica producida por la desaparición de la magra ración de proteína que los protegía. 

Era el “periodo especial”, del cual ni siquiera hemos salido tras casi treinta años de penurias inútiles.

Fidel, estaba dispuesto a “sostenella, pero no enmendalla”, como reza la divisa de los peores empecinados españoles, esa pobre gente que confunde la terquedad con el carácter.

Así las cosas, en 1994 apareció Hugo Chávez en el panorama isleño y Fidel lo conquistó para sus planes delirantes. A Fidel Alejandro le pareció una variante del idiota útil.
  
No lo quería demasiado, al extremo que desvió las relaciones del venezolano hacia su entonces Canciller, Felipe Pérez Roque y hacia su segundo al mando, Carlos Lage –luego ambos fueron defenestrados- porque a los ojos racistas y encumbrados de Fidel Alejandro, Chávez le parecía (y lo dijo en privado) un “negrito parejero”. 

Se colocaba “parejo” a él y eso era intolerable. 

Tampoco era difícil seducir a Chávez. En ese momento el teniente coronel Hugo Chávez estaba bajo la influencia de Norberto Ceresole, un fascista argentino que provenía del peronismo de izquierda. 

Ese asesor fue bien pagado y se retiró a rumiar su molestia. Luego optó por morirse alejado del mundanal ruido. 

A principios de 1999 los agentes y operadores políticos de la Seguridad cubana lograron hacer presidente de Venezuela a Hugo Chávez. Cuando asumieron su causa apenas tenía el 2% de apoyo popular. 

Como la suerte le acompañaba en su periodo presidencial, hasta que apareció el cáncer cono un ladrón silencioso, el precio del petróleo subió escandalosamente y Fidel Castro pudo financiar su nuevo juguete imperial: el Socialismo del Siglo XXI (Cuba, Venezuela,Nicaragua, Bolivia y el Ecuador de Rafael Correa),más un espacio económico llamado la ALBA, la Alianza Bolivariana de los Pueblos de América, que era la alternativa comunista al ALCA, el Área de Libre Comercio de América. 

La ALBA funcionaba como un mecanismo para dispensar favores y petróleo. Venezuela era la gran anfitriona “pagana”, mientras el ALCA ofrecía, fundamentalmente, acceso al mercado norteamericano, así que muchos islotes caribeños optaron por subordinar su política exterior a los caprichos y estrategias de Fidel Castro y Chávez. 

Los miembros de la ALBA son los mismos del Socialismo del Siglo XXI, menos Ecuador, que no necesitaba el petróleo venezolano, más Surinam, a los que se agregan los islotes caribeños: Antigua y Barbuda, Dominica, Granada, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, y Haití como observador. 

Quien pechaba con las responsabilidades económicas del grupo era Venezuela, pero el Estado que trazaba la estrategia era Cuba. 

Los venezolanos pagaban la factura, que enriquecía a algunos gobernantes, como era el caso de Daniel Ortega por medio de ALBANISA, un conglomerado de sociedades, que le servían para recibir cuantiosos subsidios chavistas de los cuales utilizaba cierto porcentaje para sostener a su clientela política nicaragüense. 

La única condición que se les imponía a los miembros de ALBA era que suscribieran los dictados de La Habana-Caracas en materia diplomática, como, por ejemplo, la elección del chileno José Miguel Insulsa al frente de la OEA, un hombre que se prestó irresponsablemente al juego antidemocrático de Chávez y Castro, pese a los improperios que más de una vez le propinó Chávez. 

Ese mundo, como sabemos, ha llegado a su fin, al menos por ahora. La elección de Mauricio Macri en Argentina, Sebastián Piñera en Chile y Jair Bolsonaro en Brasil lo demuestran, aunque la presidencia de Andrés Manuel López Obrador en México es de signo diferente. 

Eso lo sabe La Habana, pero el mensaje y el ejemplo que emana de Cuba es muy negativo. Raúl Castro les dice, con su ejemplo, y seguramente con sus palabras en el terreno privado, que resistan hasta que el péndulo se mueva en la otra dirección, algo que sucederá aproximadamente en una década si se repiten los patrones históricos habituales. 

En todo caso, ¿cómo terminará la aventura castrista? Para abordar ese asunto me acogeré al ejemplo y los razonamientos del gran periodista inglés Bernard Levin. 

En 1977, cuando la URSS estaba en auge y Leonid Brezhnev mandaba en Moscú, mientras Jimmy Carter comenzaba su tembloroso gobierno en Estados Unidos, el diario The Times de Londres le pidió a su mejor columnista, a Levin, que especulara sobre el fin del comunismo en la URSS. 

Levin explicó que un día llegaría a la jefatura de la Unión Soviética una cara nueva que comenzaría a cambiar el destino del país. ¿Por qué? Porque los soviéticos no eran diferentes a los checos que en 1968 se habían levantado contra los atropellos y excesos de los comunistas. Tenían las mismas ansias de libertad y la misma íntima decencia.

Ese nuevo dirigente comunista fracasaría en sus reformas y sería sustituido por una oposición que no tomaría venganzas, que no ahorcaría a los responsables de la dictadura en los postes de la luz, y el comunismo desaparecería sin cataclismos históricos.

Hasta ese punto, Levin acertó el quién y el cómo, pero lo más asombroso es que también acertó en el cuándo. 

En su famoso artículo, escrito, repito, en 1977, se atrevió a predecir que ello ocurriría en el verano de 1989, año, por cierto, en el que Jaruzelski tuvo que ceder el gobierno polaco a Solidaridad. Año en el que en el mes de noviembre los alemanes derribaron el Muro de Berlín y el comunismo comenzó a derrumbarse como un castillo de naipes.

El comunismo cubano terminará de la misma manera. ¿Cómo lo sabemos? Porque quienes gobiernan tienen moral de derrota y, salvo a los psicópatas, a nadie le gusta pertenecer al bando de los canallas.

Los castristas perciben que por el camino elegido por los Castro no hay posibilidades de redención. Saben que serán más pobres y los cubanos más infelices cada día que pase. 

Es verdad que hay unos cuantos centenares al frente de la banda que se benefician del “modelo” cubano del Capitalismo Militar de Estado, pero no son suficientes para detener el curso de la historia. No creo que falte mucho tiempo antes de que el sistema y el gobierno comiencen a desmoronarse. Tal vez tendrán que desaparecer Raúl Castro y la generación del Moncada. Ya todos andan cerca de los noventa años. De manera que, al menos para la oposición, “la luta continua”.---

Palabras pronunciadas en el Center for a Free Cuba, organismo presidido por el embajador Jmes Cason y por el activista Frank Calzón. Washington, 8 de diciembre de 2018.    

 Carlos A. Montaner
@CarlosAMontaner

MARIO VARGAS LLOSA, EL DOCTOR CHIRINOS

Por su prontuario, su narcisismo, sus delirios y sus crímenes parece un hombre inventado, pero el doctor Edmundo Chirinos existió y los españoles que van al teatro acaban de comprobarlo viendo en escena el espectáculo Sangre en el diván que dirige y protagoniza el director y actor venezolano Héctor Manrique.

En el monólogo de hora y media que mantiene al público sobrecogido y medio ahogado por las carcajadas, el propio doctor Chirinos nos cuenta su odisea: fue psiquiatra, rector de la Universidad Central de Venezuela, miembro de su Asamblea Constituyente, candidato a la presidencia lanzado por el Partido Comunista, y tuvo entre sus pacientes nada menos que a tres presidentes de la república: Jaime Lusinchi, Rafael Caldera y el comandante Hugo Chávez. Hombre influyente y poderoso, por su consultorio pasaron miles de pacientes, de los que abusó con frecuencia e incluso asesinó, como a la estudiante Roxana Vargas, un crimen por el que estuvo en la cárcel sus últimos años de vida.

Lo más extraordinario del espectáculo tal vez no sea la espléndida recreación que hace de semejante personaje Héctor Manrique, vistiéndose y desvistiéndose, cantando, bailando y delirando sin tregua, exhibiendo su egolatría y desmesura hasta extremos descabellados, sino que todo aquello que dice el doctor Chirinos en el escenario lo dijo de verdad a una periodista, Ibéyise Pacheco, que lo grabó y publicó luego en un libro que lleva el mismo título de la obra de teatro, adaptada y dirigida por el propio Héctor Manrique.

A Héctor lo conocí hace ya una punta de años, en Caracas, porque dirigió una obra mía, Al pie del Támesis —un bello montaje, diré al pasar—, que llevó luego a Colombia. El comandante Chávez solo comenzaba la obra de demolición de una Venezuela cuya vida cultural fosforecía aún por su diversidad y riqueza. No sólo el teatro, también la danza, la pintura, la música y la literatura. Pero el país vivía un peligroso encandilamiento con el militar golpista, cuyo levantamiento contra el gobierno legítimo de Carlos Andrés Pérez había sido reprimido por un Ejército leal a las leyes y a la Constitución. Como es sabido, el comandante sedicioso, en vez de ser juzgado, fue indultado por el presidente Rafael Caldera y se convirtió al poco tiempo en un líder popular que arrasó en las elecciones.

A mí me costaba trabajo entenderlo. ¿Cómo un país que había sufrido dictaduras tan feroces en el pasado y que había luchado con tanta hidalguía contra el régimen espurio de un Marcos Pérez Jiménez podía caer rendido ante la demagogia de un nuevo caudillito matonesco, inculto y mal hablado? Con una excepción, sin embargo: los intelectuales. Ellos fueron mucho más lúcidos que sus compatriotas. Con pocas excepciones —apenas cabrían en una mano—, se mantuvieron en la oposición o al menos guardando una distancia prudente, sin participar en el embelesamiento colectivo, en la absurda creencia, tantas veces desmentida por la historia, de que un hombre fuerte podía resolver todos los problemas sin los enredos burocráticos de la inepta democracia.

Lo único bueno de las dictaduras es que, aunque provocan desastres, siempre mueren

La Venezuela de aquellos años, con sus grandes exposiciones, sus festivales internacionales de música y de teatro, con sus editoriales flamantes, sus museos y sus encuentros y congresos que atraían a Caracas a los pensadores, escritores y artistas más celebrados en el mundo, ahora está muerta y enterrada. Y tardará muchos años e ingentes esfuerzos resucitarla.

Los discursos que regurgita ante el público en Sangre en el diván el delictuoso doctor Edmundo Chirinos se parecen mucho a los del comandante Chávez, volcando una lluvia de injurias contra la morosa y corrupta democracia y prometiendo el paraíso inmediato a sus creyentes. A los venezolanos que le creyeron les ha ido tan mal como a los encandilados pacientes del psiquiatra que terminaban dejando su sangre en el diván. Muchos de ellos comen ahora sólo lo que encuentran en las basuras.

La obra que interpreta Héctor Manrique no ha sido prohibida en Venezuela —por el contrario, lleva cuatro años en cartelera y muchas decenas de miles de espectadores—, acaso porque los censores son menos perceptivos que lo que exigiría su triste oficio, y, también, porque, a primera vista, Sangre en el divánpodría parecer un caso aparte, el de un individuo fuera de lo común, la muy famosa excepción a la regla, el “mirlo blanco”.

Ojalá que el horror que ha vivido Venezuela estos años la preserve en el futuro de volver a renunciar a la razón

Sin embargo, no es así. Mucho de lo que después iría a ocurrir en Venezuela se muestra, resumido en el escenario, en la siniestra odisea del doctor Edmundo Chirinos, su poder acumulado a partir del fraude y su locuacidad enfermiza. Renunciar a la razón puede dar frutos extraordinarios en los campos de la poesía, la ficción y el arte, como lo sostuvieron el surrealismo y otros movimientos de vanguardia. Pero abandonarse a la sinrazón, a lo puramente emotivo y pasional, es peligrosísimo en la vida social y política, un camino seguro a la ruina económica, a la dictadura, en fin, a todos esos desastres que han llevado a uno de los países más ricos del mundo a ser uno de los más pobres y a ver a millones de sus habitantes lanzarse al exilio, aunque sea andando, para no morirse de hambre.

De nada de eso hablamos con Héctor Manrique cuando bajé a los camerinos del teatro a darle un abrazo y a felicitarlo. Le pregunté si es cierto que no hay una palabra en su monólogo que no dijera de verdad el doctor Chirinos, y me confirmó que es así, y me presentó además a Ibéyise Pacheco, que fue quien lo entrevistó, durante muchas horas, en la celda de la cárcel donde el asesinato de una paciente lo tenía confinado. Con Héctor me hubiera gustado recordar aquellos años hermosos en que la literatura y el teatro nos parecían las cosas más importantes del mundo, y también parecía creerlo así toda Venezuela, por las revistas culturales que aparecían cada semana, y la cantidad de nuevos escritores y artistas y compañías de teatro y de conciertos que surgían y disputaban las noches de Caracas. Aquello no sólo ocurría en la capital, también en el interior del país, donde aparecían nuevas universidades y nuevos artistas. Venezuela entera parecía recorrida entonces por una avidez frenética de cultura y creatividad. Y recordar a grandes amigos que ya no están más, como Salvador Garmendia o Adriano González León, el autor de País portátil, una magnífica novela, que, me dicen, cayó súbitamente muerto en el bar donde tomaba siempre la última copita, y de aquel grupo revoltoso de jóvenes, El Techo de la Ballena, que sembraron Caracas de escándalos anarquistas.

Lo único bueno de las dictaduras es que, aunque provocan desastres, siempre mueren. Con el paso del tiempo, su recuerdo se va empobreciendo y, a veces, los pueblos que las padecen llegan a olvidarse que las padecieron. Pero dudo que ocurra muy pronto con la que ha convertido a Venezuela en un país que no es ni sombra de aquel que conocí a mediados de los años sesenta. Ojalá que el horror que ha vivido todos estos años, convertida poco menos que en uno de los sanguinarios delirios del doctor Edmundo Chirinos, la preserve en el futuro de volver a renunciar a la razón y a la sensatez, que en política son la única garantía de no perder la libertad.

Mario Vargas Llosa
@Mariovargasllo

LEANDRO RODRÍGUEZ LINÁREZ , VENEZUELA, A LA ESPERA DE UN CISMA,


Los venezolanos, sobre todo los generadores de opinión, han caído en una discusión estéril, hacen creer que la crisis del país es producto de lo electoral y no es así, por tal motivo, quiénes participan achacan la culpa a los abstencionistas y viceversa. Sí bien es cierto, muchos regímenes autoritarios han caído a través de procesos electorales otros no, en Cuba por ejemplo se continúa votando amén de una élite cívico-militar indolente 60 años enclaustrada en poder … todo depende del contexto histórico y de los intríngulis de cada nación.



Lo electoral en Venezuela ha muerto, el chavismo comprendió que lo electoral ya no le generaría dividendos después del 6D de 2015, las secuelas de la cubanización del país comenzaron a ser inocultables, los petrodólares comenzaron escasear producto del comportamiento natural del precio del barril y posterior autodestrucción de la Pdvsa roja rojita, por tal motivo, comenzó a confeccionar “procesos electorales” donde candidatos, votantes y resultados cumplan con las necesidades del régimen.

Nos guste o no, en la actualidad en Venezuela lo electoral es irrelevante, les contamos; la forma como el chavismo aniquiló la Asamblea Nacional electa por el pueblo, la ilegal manera cómo el gobierno evitó el revocatorio, la imposición inconstitucional, a sangre y lágrimas de la “constituyente”, las destituciones, encarcelamientos e inhabilitaciones de principales figuras opositoras así como de organizaciones políticas, la retención o desvío de recursos a las alcaldía y gobernaciones no afines al Psuv, al igual que la imposición de autoridades designadas a dedo por el presidente de la nación en paralelismo ilegal e ilegitimo a éstas, dan cuenta que el camino electoral se agotó, cumplió su cometido, pese que el régimen se quedó con más del 90% de todas las plazas de poder se deslegitimó abruptamente, dentro y fuera de la nación.

Es un romanticismo infantil pensar que el chavismo será sustituido vía electoral cuando él controla a placer toda la institucionalidad de la nación, aún en las naciones dónde el voto derrotó las dictaduras había, en primer lugar, condiciones mínimas de institucionalidad (coyunturales o no) las cuales permitieron el respeto a la decisión del pueblo, en Venezuela no existen.

En segundo lugar, factores esenciales que habían sido útiles a estas tiranías llegaron a formar parte del tejido que exigía cambio, no solo en el ámbito político sino económico y militar, fueros cismas que propiciaron la caída de esos nefastos totalitarismos. Venezuela colapsa agónicamente, el chavismo ya lo hizo, se ve obligado recurrir a técnicas populistas salvajes, del pasado, como entrega de comida puerta a puerta, bonos que además de atizar la hiperinflación son una burla a quienes lo reciben, la violencia institucionalizada es la única vía en la que el chavismo cifra esperanzas de retención del poder, aunado al manejo oscurantista de los bienes y riquezas de la nación, por sí fuera poco, penden sobre él presuntas acusaciones de corrupción globalizada, narcotráfico y vínculos terroristas, todo esto agrava su exigua sobrevivencia.

El cisma en el gobierno comenzó, figuras protagónicas de esta mentalidad (no es una corriente política) le desertan a diario, posee niveles críticos de reservas de simpatizantes, sectores importantes lo abandonan, a nivel internacional está asediado en un mundo globalizado donde todo se sabe y las consecuencias son veloces e inevitables. Por otro lado, la oposición reacciona a la necesidad/presión de reunificación. En la política no hay fórmulas, solo causas y efectos… a Venezuela no la salvará un desenlace electoral, será algo inesperado.

Leandro Rodríguez Linárez
leandrotango@gmail.com
@leandrotango

GENARO MOSQUERA C. HASTA CUANDO FRAUDE


Un nuevo fraude por cierto intuido y esperado por la mayoría de los venezolanos que nos abstuvimos de votar por un evento organizado por el régimen bajo su instrumento el   CNE volvió a aplicarse sin rubor. En efecto, hemos hecho el respectivo análisis estadístico, veamos: nuevamente se fija la población a votar en 20.714.612 sin tomar en cuenta que del país se han ido según las mejores estimaciones 3.750.000 venezolanos y la cifra crece día a día. Por supuesto que los porcentajes de los que votaron cambia si tomamos en cuenta la cifra del CNE o la de los que realmente están en el país..



Según el análisis de varias encuestas debidamente tratadas para medir su confiabilidad  concluimos que el 83% del venezolano rechaza y desea un cambio de régimen hastiado de tanta corrupción y de los males inducidos en la gente. Como según tan desprestigiado organismo votaron 5.673.063 personas significa que en promedio los votantes en todos los estados del país alcanzaron un promedio de 18,26% con una abstención del 82%. O sea que 8 de cada 10 no creen en el sistema y no fueron a votar.

Nunca he creído que hay tantos votantes como afirma el  CNEc  y menos aún si tomamos en cuenta que se ha ido al exterir  tanta gente. Si consideramos que el oficialismo tiene un 27 % de afectos, como es posible que ganen con el 91% los cargos de concejales, este indicador señala que nuevamente se confirma la hipótesis de 3 millones de votos fantasmas que andan en el sistema bajo control del CNE para teñir como dicen ellos un gran y avasallante triunfo y teñir de rojo el país, Solo ellos se lo creen.

Los que fueron a votar según las mismas encuestas un poco mas de un cuaarto es afecta al régimen es decir un 27% que por su condición de empleados públicos, militares, milicianos y afectos por otras razones votaron  a su favro por cargos nominales y por listas, el resto es decir el 68% decidió votar por las razones que sean, Esto quiere decir, que de los cargos en subasta 3 de cada 10 corresponderían a militantes de régimen y 7 a los opositores de cada municipio. Pero con la varita mágica del CNE dictaminan que 7 del PSUV son ganadores y 3 de la ingenua oposición. Esta magia electoral la conocemos con el nombre de FRAUDE.

Es interesante observar los datos por entidad federal, el promedio de votantes fue del 18,3 % con desviación estándar de un 3% pero de esta distribución se salen los Estados Amazonas, Apure, Falcón y Yaracuy con un porcentaje muy alto de votación en relación al promedio, por tanto, se presumen irregularidades marcadas en dichos estados. Nada de extrañar pues siempre ha sido de esa manera de manera continuada en el tiempo

Vale la pena, expresar que ese 83% de venezolanos que creen en la democracia no fueron a votar porque no creen en el sistema, creen en la democracia y en un sistema confiable, incluso están conscientes que el TSJ legitimo sentenció en junio de este año y decidió INCONSISTENTE EL REGISTRO ELECTORAL Y DECLARO NULO EL SISTEMA ELECTORAL por tanto los que votaron desconocen al TSJL, muy lamentables a pesar que entendemos que su participación fue un problema de conciencia.

En resumen, nueva trampa como afirme hace unos días, el 10 de diciembre la fulana dirá que ganaron 591 concejales contra 32 de la oposición, es decir, el 91% afectos al régimen, cuando la realidad es que a pesar que voto un 18% que para mí fue el 13% la cifra es al revés, es decir 9 para la oposición y 1 para el chavismo-madurismo, ¿Pero este cuento ya lo han echado varias veces, quien se lo cree?  Ya veremos, el cambio se aproxima y en la transición elaboraremos de verdad un registro real y haremos unas elecciones de verdad.

Genaro Mosquera C.
@genamos

ELIDES J. ROJAS L., ACOSTÚMBRESE, ACOMÓDESE, AMÓLDESE


Decíamos en la última columna que el chavismo, a pesar de la presión internacional y de tener un rechazo interno superior al 85%, tiende a atornillarse en la silla de Miraflores, a pesar del increíble daño que le causa la abstención, pues está claro que cada vez que la oposición deja de votar el régimen se tambalea muy feo. A tal punto de que Maduro le dice a Lucena, invéntate otra elección lo más rápido que puedas. Y casi de inmediato llaman a otros comicios. De lo que sea.



De allí que se haga necesario adoptar ciertas costumbres sociales y legales que le den organicidad a la forma de vida en chavismo y así no tener más problemas ni inconformidades. Se trata de hacer del chavismo una modalidad de existencia, sin pena y sin la lloradera oposicionista que, entre abstención y salidas violentas fracasadas, apenas si le han cortado una uña a Maduro. Toca, pues, como decíamos, prepararse para resistir como gato contra Pitbull y buscar la manera de amoldarse. Así lo señalamos: acostumbrarse, amañarse, ajustarse, habituarse, aclimatarse, acomodarse, adaptarse, familiarizarse. ¿A qué cosas o a qué situaciones? Sigamos revisando el mapa donde aparecen cantidad de detallitos que molestan, pero que ahora mismo se asumen sin mayor problema. Veamos, pues.

El metro, las busetas, los buses, las perreras. Claro. Depende del servicio de transporte que usa con regularidad, pero el problema es el mismo. El régimen y sus políticas han generado la caída general de todo lo que sea posible imaginar. Entre otras cosas, la movilidad de los ciudadanos. No hay suficientes cupos y asientos para quienes todavía trabajan o se mantienen en el país. Pero, alguna ventaja tiene el “apurruñamiento” obligado en diferentes horas del día. La gente se conoce mejor, hay más intimidad y cercanía. Se han reportado casos de matrimonios y hasta embarazos no planificados. De todo puede pasar en el metro o en una perrera. Es algo así como hombre con hombre, mujer con mujer y viceversa, como dijo las mis aquella en Colombia. También han aparecido algunos atletas no pensados de tanto andar colgados en las puertas y ventanas de las camioneticas. En todo caso, con la limpieza que tiene el régimen después de haberse llevado miles de millones de dólares en pleno ejercicio de necesidades socialistas individuales y grupales, tipo Alejandro Andrade, alias El Tuerto, pana eterno y supremo del líder fallecido también eterno y supremo; está muy claro que esta modernidad de servicio se mantendrá así por muchísimo tiempo. Y, además, hay que tomar en cuenta que para esta materia no hay Clap posible ni militar mágico. A la cola, a pegarse, pues.

Líneas aéreas. Quedan pocas internacionales. Tampoco hay mu¬chas opciones nacionales. Y varias con propietarios identificados como miembros de la cúpula chavista y, no obstante, la gente por esa razón no dejan de usar sus aviones. No importa que sean magistrados o militares. Qué más da. Lo cierto es que esto tampoco cambiará mientras el chavismo sea jefe. Cuatro cosas para acostumbrarse. Tremendos maratones con varias conexiones para llegar a destinos que antes eran directos, extraños aviones arrendados, líneas aéreas de tierras lejanas que salen y llegan vacíos y, lo mejor, solo se compra pasajes si tiene dólares. De resto, le sale autobús hasta Argentina. En contraparte, el chavismo vuela en aviones privados, de Pdvsa o de la oligarquía cubana.

Agua. Construya o compre su tanque. Cero inversiones en redes de distribución o grandes represas. Lo que ahora mismo enfrenta gran parte del país en materia de desierto socialista en plena ciudad, se agravará sin dudas. Si el chavismo no mejoró el servicio de agua potable cuando tuvo plata, menos lo hará después del asalto. No hay con qué y los chinos no prestan para estas cosas. Menos los rusos. Así que prepare su perola.

Comida. O vende las joyas de la abuela o se inscribe en la lista Clap. No se siembra ni se cría suficiente para todos los súbditos y eso no cambiará. El chavismo, a punta de expropiaciones, confiscaciones e invasiones destruyó todo. Y está limpio. Y lo que compra afuera para alimentar a la gente es en realidad un tremendo negocio para los de siempre dentro del régimen. Así que haga caso al comandante muerto y siembre su conuco en el cuarto, en el baño o en la terraza. Usted escoge.

Esta lista es larga. Da para más.

Elides Rojas
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