martes, 20 de octubre de 2015

THAYS PEÑALVER, CUBA CONTAGIADA DE VENEZOLANITIS

Desde que los Castro reciben ayuda de Venezuela los cubanos producen menos azúcar, tabaco, leche, ganado y pollo... según la FAO
“En el primer semestre” nos explica Raúl Castro “hemos experimentado severas restricciones externas, pero hemos logrado cumplir con las obligaciones de pago de los proveedores y los acreedores extranjeros, práctica que favorece el restablecimiento de la credibilidad en la economía nacional”. Tarde entendió Raúl Castro que si Venezuela estornuda, Cuba entra en un segundo periodo especial y hubo que correr a abrazar gente más confiable, es decir sus archienemigos.

Todo era hermoso con un barril a 100 porque Venezuela no solo le entregaba la mitad de las divisas con las que contaba la Isla, sino también contaba con dólares para comprar la mitad de sus exportaciones. Pero con un barril a 40 la cosa no es tan graciosa y hay que apretarse de nuevo el bolsillo, mientras reabren las embajadas y esperan que los gringos ayuden a la desvencijada Isla a salir del atolladero venezolano. En fin que mucho se ha hablado de la “influencia cubana” en Venezuela, pero nada se ha hablado de algo peor, la influencia venezolana en Cuba.

Haber metido 40 mil médicos, entrenadores, auxiliares etc. en Venezuela, que por logística significa cientos de miles de cubanos, durante 17 años, fue el peor error que pudo cometer la revolución cubana. No solo porque se le fueron miles al exilio, sino porque hacerlo en el mayor boom petrolero de la historia de Venezuela, en los barrios ultra liberales venezolanos destruyó sus valores y Cuba tuvo que enfrentar algo peor que el Ébola, la “venezolanitis aguda”.

¿Cuáles son los síntomas de la venezolanitis aguda? Simple, Cuba que apenas exportaba 1,6 millardos a la llegada de Chávez al poder, terminó exportando 6 millardos más a Venezuela y el dinero gratis, arrasó con la idea de producción. De acuerdo a la Oficina Nacional de Estadística y a la FAO, Cuba desde 1999 -cuyo campo estaba ya azotado por la posible ruina- dejó de sembrar 67% de las hectáreas y producir 57,65% de caña de azúcar. Dejó de producir un 52% de pollo, 36% de tabaco, 12% menos de ganado vacuno (30% menos de ganado estatal fue sacrificado) y 2% menos de leche. También de acuerdo a las estadísticas oficiales (ONE.CU) Bastó y sobró que se metieran a pescar con Chávez para que las capturas de peces desde 2008 descendieran un 20%.

De hecho, de no ser por la entrega de concesiones al campo y la pseudo privatización con cuotas de venta privada, el campo estatal cubano murió. De los casi 2 millones de hectáreas del gobierno, los revolucionarios solo pueden cultivar 421 mil hectáreas y la producción industrial (no azucarera) está todavía un 40% por debajo de 1990. De allí que el aprovechamiento de su parque ferroviario descendiera al 67% y el automotor de transporte al 52% de su capacidad.

Contagiada de “venezolanitis aguda” Cuba en 5 años perdió casi 10 mil camas de hospital (14%), de las cuales 6.500 eran de asistencia médica y mil especializadas y sus estadísticas establecen que cerraron 65 hospitales (30%) de las cuales al menos 16 eran institutos especializados o clínico quirúrgicos. Mientras que algo tan peligroso como eso es que en apenas 5 años, Cuba perdió 8 mil científicos de los que 4 mil son directivos de centros de investigación y el 14% eran investigadores de alto nivel.

Contagiada de “venezolanitis aguda” Cuba, pensó por primera vez como venezolano: “Esta suerte me va a durar toda la vida” y se endeudó sin parar, mucho más allá de sus posibilidades y lo importó todo sin parar. Pero un día, la especulación sobre el barril de petróleo se acabó y el barril “cubano” bajo a 39 dólares, se acabo el transporte gratis y también las exportaciones a Venezuela.

Pero en los últimos 20 años se creó en Cuba un país dentro del país. Los que tenían dólares venezolanos y miameros y los que no. Y prosperaron las castas, las cuotas y la repartición. Los que tenían para invertir y los que no y el Estado Cubano perdió todo su valor cuando millones de cubanos dejaron de ver al gobierno como algo que garantizaba su futuro. De allí, trabajar para éste carecía completamente de valor y trabajar para una empresa estatal se convirtió en lo que los venezolanos denominarían como: “una raya”, porque la vaca privada comenzó a dar pesos convertibles y la vaca estatal lo único que daba, era lastima. 

Hoy el gobierno cubano está aterrado con que los estadounidenses quiten los beneficios a Cuba. Pero Raúl Castro, por primera vez habla del contagio exterior, les grita a los suyos que ya está harto del vocabulario soez con el que habla la gente, está harto de que se orinen en las calles y que prospere la anarquía en su juventud, que la gente crie cerdos en las calles para venderlos y que se roben todo de las obras y hasta las plantas del jardín botánico para revenderlas, mientras en sus periódicos le explican al pueblo cubano que están negociando que no habrá cambios en las leyes de inmigración y así que el sueño de emigrar lo podrán seguir teniendo , mientras explican que las leyes por primera vez garantizaran el respeto a los dólares ganados y a la inversión privada de los cubanos. En fin que Raúl Castro salto a decir: “o cambiamos, o nos hundimos”, porque pudieron combatir durante años el contagio de la Florida, que a fin de cuentas era cubano. Pero jamás contaron con el contagio de venezolanitis aguda, ese, ni se lo esperaban.

Thays Peñalver
thays.penalver@me.com

@thayspenalver

ÁNGEL OROPEZA: EL GOBIERNO NO SE VA A DEJAR

Arrancando en clara desventaja la carrera electoral, y desde una posición de evidente minoría, una de las estrategias sobre las cuales el gobierno cifra sus esperanzas para el próximo diciembre es en desmovilizar a la mayoría opositora. Y para ello, uno de sus aliados está en lo que la moderna Psicología Cognitiva denomina “anticipación negativa”.

La anticipación negativa es un patrón particular de pensamiento que lleva a quien lo padece a presuponer constantemente que algo va a salir mal, no dudar en ningún momento de esa predicción, y actuar en consecuencia. Típicos ejemplos de la anticipación negativa son frases como “mejor no voy porque me va a pasar algo malo”, “no llamo porque no me van a aceptar”, “mejor ni lo intento porque ya sé que no lo voy a lograr”, y otras de uso frecuente en algunas personas.

Lo esencial de este patrón psicológico es que se anticipa que las cosas saldrán mal sin tener datos que apoyen esas conclusiones. En otras palabras, se interpreta una posibilidad como si fuera una realidad segura y negativa, y se actúa conforme a ella. Y las consecuencias de esta tendencia a pensar así van más allá de lo meramente cognitivo. En efecto, con la anticipación negativa se incrementa la producción y las acciones combinadas de la hormona cortisol y las catecolaminas, activando el sistema nervioso autónomo y generando en consecuencia angustias, miedos y pesimismo.

Es cierto que la anticipación ante determinados riesgos y peligros nos protege y permite prepararnos lo mejor posible para afrontarlos. Pero, como afirma el doctor Elías Abdalá (Las trampas de la mente), cuando las desgracias que anticipa la mente son abstractas, exageradas o ilógicas, nos paralizan, enferman y limitan.

En el plano político, cuando la anticipación negativa se generaliza a muchas personas, no solo desestimula la organización popular sino que, además, contribuye a consolidar un piso actitudinal-psicológico de aceptación y resignación colectivas sobre las cuales los gobiernos autoritarios edifican su modelo de dominación.

Si mucha gente se convence de que frente a su entorno político no hay nada que hacer, que lo que ocurrirá es malo pero además inevitable, que solo queda rendirse porque no hay forma de cambiar o de siquiera enfrentar a quienes le oprimen, entonces el modelo de dominación comienza a echar raíces y a ser percibido como irreversible. No en balde una de las cosas que los gobiernos de signo autoritario primero buscan sembrar en la población es convencerla de su muy precaria eficacia política, esto es, de su muy reducida capacidad de influir sobre los hechos políticos y mucho menos de cambiarlos.

Este gobierno ha sido tan malo y tan largo que es lógico que, después de tanto tiempo, mucha gente crea que está condenada a seguirlo sufriendo. Y no solo eso: lo más grave es que termine pensando que es inevitable y que, no importa lo que pase, nada se puede hacer para cambiarlo. Un ejemplo de ello han sido las afirmaciones de algunos que aseguraban que no se iban a convocar las elecciones para este año. Ya conseguido el objetivo, juran que de todas formas no las habrá. Y que si las hay, la oposición no podrá ganarlas. Y si las gana, el gobierno no lo reconocerá. Y si no puede no reconocerlas, pues igual algo malo pasará, simplemente porque el gobierno “no se va a dejar”, como si torcer la voluntad mayoritaria de un pueblo fuera tan sencillo. Ya lo decía Fernando Savater: una vez que un pueblo toma la decisión de cambiar, no hay fuerza que pueda detenerlo. Es solo un asunto de tiempo.

La calle, las encuestas y las reacciones de perplejidad de los burócratas oficialistas son la mejor evidencia de que la realidad política cambió y el país se asoma a un amanecer distinto. Solo falta que empecemos a superar la desesperanza inteligentemente cultivada por el gobierno desde hace más de tres lustros y comencemos a darnos cuenta de que el país que queremos está a la vuelta de la esquina, y que solo depende de nosotros.

Ángel Oropeza

@angeloropeza

AMÉRICO MARTÍN, ABAJO EL TELÓN

Nada resultó casual en esta díscola aventura de socialismos y revoluciones postmarxistas que configuró la segunda gran utopía latinoamericana, la del siglo XXI. “La primera” transcurrió entre mediados del siglo XIX y finales del XX, menos de una centuria antes de nuestros desvelos de hoy. Fue un destino marcado. Sus hombres y mujeres de pensamiento y acción se desvanecieron. Y permítanme aclarar que la alusión a “hombres y mujeres” no la hago para premiar la moda actual, sino porque entre las socialistas más descollantes de la primera mitad del siglo XIX estuvo Flora Tristán, una peruana impresionante e inolvidable.

Pero dejemos eso ahí. Más interesante es el “omega” de la sedicente izquierda latinoamericana que en el siglo XXI se expandió vertiginosamente por la epidermis latinoamericana debido al auge de precios de los commodities, y no por obra de algún socialismo “aggiornado” del que ni sus propios autores pudieron desentrañar significados.
Brasil y sobre todo Venezuela cerrarán el año con cifras deplorables. Los países del Pacto del Pacífico, en cambio, soportaron la caída de exportaciones primarias, han diversificado economías y con inversiones crecientes y absorción de tecnologías avanzadas marchan hacia la condición desarrollada. Precios estables, moneda no envilecida, salario y empleo satisfactorios, sin inflación, sin recesión, acceso a los mercados más solventes del mundo, en fin…
Venezuela, prendida de su raído paracaídas ideológico no tiene salida y aferrada a una retórica revolucionaria desahuciada, menos. Compárese su pobreza con el notable acuerdo de Transpacífico, que cubre cerca de la mitad del producto mundial y que dará ímpetu adicional a Perú, México, Colombia y Chile en sociedad con EEUU y Japón, muy por encima del aturdido Mercosur, cuyo drama corre parejo con el de sus dos motores: Brasil y Argentina. Tampoco es casual que estos países estén siendo estremecidos por la más detestable corrupción. Venezuela los acompaña y supera holgadamente.
Bien dice el refrán: “el lobo pierde el pelo pero no las mañas”. La presidenta Rousseff, a quien siempre respeté, le ha dado vuelta al guante: el asunto ya no es la corrupción que la envuelve por todos los frentes, ni el retroceso económico, sino “el golpismo”. Válgame Dios. ¡Una oposición que todo cuanto ha hecho es mover las instituciones para combatir el delito!
¿Y del gobierno de Maduro qué podemos decir? A medida que nos acercamos al 6D se hace evidente que su arsenal se agota. No puede revertir la tendencia que lo enrumba hacia el colapso electoral. Ha mentido, ha provocado, ha inhabilitado y fomentó tensiones fronterizas en nombre de las cuales pretendía encausar por traición a la patria a los líderes opositores, o al menos posponer las parlamentarias en busca de un agónico respiro. Cuando se pierde la brújula, nada sale. Las argucias que desplegó fortalecieron a los perseguidos lo que a contrapelo incrementó su sorprendente aislamiento mundial.
Infundios, acusaciones inverosímiles y desprovistas de pruebas (que siempre promete y jamás concreta) revelan una desoladora incapacidad para apagar la luz del 6D e impedir el inexorable cambio democrático.
Que si el FMI le otorgará US$ 6 decenas de millones a la MUD para que dé un golpe de Estado.
Que los bancos mundiales están conspirando contra su gobierno
Que si la MUD saboteará unas elecciones- que tiene en el bolsillo.
¿Y de pruebas qué, amigo?
Esperen que ya vienen
¿Pero señor cuándo?
Cuando la NASA resuelva el problema del agua líquida en Venezuela
Humo, vacío, cero, oquedad, nada.
@AmericoMartin

EGILDO LUJÁN NAVA, LA SOBERANA HIPERINFLACIÓN

Es difícil y complicado mantenerse al día en Venezuela por el volumen de acontecimientos que ocurren de manera continua, en desmedro de todos sus estratos sociales.

De igual forma, es incomprensible que la venezolana se haya convertido en una sociedad capaz de aceptar estoicamente, sin exteriorizar  sufrimiento, el proceso  involutivo liderado por una minoría que ha creído en un añejo providencialismo ideológico, para destruir valores, principios morales y bienes materiales.

En reflexiones anteriores, se hicieron presentes la descripción del dolor familiar que provoca la partida de los muchachos, hijos, sobrinos, hermanos o vecinos,  en búsqueda de nuevos horizontes. Hoy, por el contrario, se hace inevitable escribir sobre los que permanecen aquí; de esa mayoría de los que nacieron en cualquier lugar de la Nación, y que se niegan a dejar la Patria, a perder la Patria, a permitir que la minoría gobernante materialice absolutamente la desaparición de la esperanza en un porvenir promisorio, porque no son posibles el cambio y el  restablecimiento económico, social, político  y moral de la tierra querida.

La minoría se siente segura y confiada en que los espacios conquistados durante los últimos 17 años, registran la suficiente fortaleza como para no cesar en el propósito de seguir avanzando. Y lo hacen porque, ante ella, ciertamente, todavía hay una considerable parte de la población que responde a lineamientos, mensajes y a un comportamiento acorde con lo que, supuestamente,  se hace y se decide en su nombre. Es ese llamado pueblo que hoy se siente con poder y libertad. Con ese mismo poder y esa misma libertad que, adicionalmente, se ha convertido en el nexo clientelar al que muchos se refieren, pero del que, lamentablemente, pocos se ocupan en evaluarlo a partir de su origen y de alterarlo con una acción capaz de impedir su vigencia y expansión.

Definitivamente, es un error político, social y económico perseverar en la ya costosa creencia de que en el ámbito popular se actúa sin entender porqué se hace; a qué se debe que, al hacerse de esa manera, no se pueda ni se sepa sopesar en que sí existe la posibilidad de poder superar dicha condición. Sobrevivir en un medio adverso no siempre es un milagro; puede darse porque hay una atención y una mano extendida, a cambio de un nexo solidario cuya vigencia va mucho más allá del favor recibido. Puede convertirse en clientelismo grupal o partidista. ¿Acaso no es la pragmática comprensión de ese hecho lo que hace posible que, repentinamente, aparezca una decisión desde el alto poder, dirigida a ofrecer una supuesta solución en cierta parte de la población, es decir, la que trabaja formalmente,  a partir de la modificación del salario mínimo?.

Lo que acaba de producirse hace pocas horas, definitivamente,  no pasa de ser un vulgar ardid busca votos ante la inmediatez de unas elecciones parlamentarias. Pero está allí, en esa relación en la que se combinan el dispensador del supuesto beneficio y del que lo recibe, más allá, desde luego, de que eso se traduzca mañana en un desplazamiento de votantes a favor de un candidato o grupo o en contra de otros. Está ahí, ante los ojos de los venezolanos que recibirán el beneficio del llamado aumento y los que no lo recibirán El Presidente de la República lo califica de logro laboral positivo. Y lo hace exaltando la decisión de haber aumentado el salario en un 130% durante el 2015.

El Jefe de Estado sabe perfectamente que se trata de un aumento insólito y único en la economía mundial, digno de “Ripley” y de asombro en cualquier país. Porque lo que evidencia dicha procedimiento, es que, para hacerle frente a la escandalosa inflación que afecta la capacidad de compra de millones de ciudadanos, se recurre a un recurso incapaz de recomponer la intranquilidad social que provoca una economía totalmente resquebrajada: a la ilusión monetaria. Es un procedimiento aislado del conjunto de decisiones que se deberían estar instrumentando, para impedir que la inflación siga perfilándose poco a poco como una tragedia hiperinflacionaria, en el medio de una economía recesiva, sin rumbo, y en la que ya no tienen cabida el ocultamiento de informaciones por el Banco Central de Venezuela, ni las interesadas interpretaciones acerca de cuánto es que cree el Presidente sobre la verdad inflacionaria del país, y en cuánto dólares se traduce el hecho de recibir una determinada cantidad de bolívares.

Las razones que ya no pueden cambiarse para justificar supuestos beneficios a partir del cambio salarial, están dadas por lo siguiente: la pérdida del poder adquisitivo de la moneda. Anteriormente, Bs. 4,30  equivalían a un dólar, y hoy, según uno de los cambios oficiales, vale Bs. 198,oo; es decir,  un Bolívar de antes vale hoy Bs. 46,04. En el 2008, le eliminaron tres ceros al valor del Bolívar por la ya enorme devaluación. Eso se traduce en que un Bolívar de antes realmente equivale a Bs. 46.040 de los de hoy. Desde luego, si se toma el valor del mercado paralelo, de Bs. 700 por dólar, el valor del Bolívar de antes equivaldría a Bs. 162.790 de los de hoy. Ante esta brutal devaluación, todos los aumentos salariales quedan hechos polvo cósmico y el poder adquisitivo de los venezolanos es una simple ilusión. Un ejemplo ilustrativo lo exhibe el comercio textil: un "Blue Jean" regular cuesta hoy Bs. 48.000. Y con el salario aumentado al día de hoy, con todo y cesta ticket, cualquier interesado en comprarlo tendría que trabajar tres meses sin gastar en más nada, para poder adquirirlo.

0tra razón, no menos importante, sin duda alguna, es el terrible índice inflacionario venezolano, catalogado como el peor o más elevado del mundo. El Presidente se permitió afirmar que este año no superará el 90%. Los economistas, en cambio, lo ubican entre el 160% y el 200% para el mes de septiembre. Pero el venezolano de a pie ha visto cómo muchos de los productos básicos han aumentado hasta tres veces su precio en lo que va del año. La referencia estadística del Cendas, por su parte, indica que la Canasta Básica Familiar se incrementó en el 2014 en un 220.3% y hasta octubre del 2015 lo ha hecho en 193,8% .

¿Pueden creer realmente los consumidores que un aumento salarial del 130% en lo que va de año, resuelva el hambre, la escasez y las posibilidades del poder adquisitivo de los bolsillos venezolanos?. Por supuesto que no. ¿Y quién ha causado este desastre?. ¿La guerra económica?. ¿El Imperio?.¿Los “pelucones”?. ¿O será el despilfarro, la regaladera, la corrupción, o una pésima y cuestionable administración de los dineros públicos durante los últimos tres quinquenios?.

El aumento salarial no es la solución. Eso es “pan para hoy y miseria para mañana”,  además de que contribuye a que aumente la inflación y se disminuya el poder adquisitivo. La solución está en eliminar el concepto del estado empresario. Hay que dejar el esfuerzo emprendedor en manos de los ciudadanos. Lo han estado haciendo la República Popular China, Rusia, y, próximamente, Cuba; es decir, los países que cometieron el mismo error que Venezuela, y que,  para poder salir de sus terribles pobrezas, hambre y sufrimiento de sus respectivos ciudadanos, entendieron que la alternativa eran libertades económicas y economía de mercado.

Simultáneamente, hay que aumentar la capacidad de producción en todos los renglones posibles; incluidos el agro, el petrolero y el minero. Asimismo, reducir las importaciones, unificar el valor de la moneda a un valor real, recuperar el valor adquisitivo del signo monetario, para que se incremente la capacidad de compra de los consumidores. Desde luego, al  aumentar la capacidad de producción, se generarían plazas de trabajo bien remuneradas y seguras, ampliando las posibilidades y esperanzas de todos.

No hay que aplaudir sin pensar. No vale comprar espejitos ni ilusiones. Hay que  eliminar los fanatismos ideológicos. El asunto de fondo no es de derechas ni de izquierda. Recientemente,  el Papa Francisco calificó a las  ideologías como un mal o veneno de la humanidad. Los únicos objetivos de los venezolanos deberían ser: paz, esperanza y calidad de vida. Y eso hay que alcanzarlo con participación ciudadana. El primer paso es el de ejercer el derecho ciudadano de votar el 6 de diciembre. Hay que convertirlo en el inicio de  ese gran cambio que Venezuela pide a gritos, y así, posiblemente, cada día no sería ese motivo de complicaciones existenciales de hoy.

Egildo Lujan Navas

@egildolujan

MARIO AUGUSTO BEROES RÍOS, LORENZO MENDOZA, A LOS VENEZOLANOS

Lorenzo Mendoza dejo a los venezolanos el siuiente mensaje:

En relación con la grabación ilegal y la difusión por televisión de una conversación telefónica privada que sostuve con el economista venezolano Dr. Ricardo Hausmann, director del Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard, rechazo contundentemente los intentos de manipular a la opinión pública con la clara intención de  querer utilizarme en la política venezolana. Como empresario, mi trabajo ha sido siempre contribuir con el desarrollo integral de  Venezuela y los venezolanos, mediante la inversión continua, la generación de empleos dignos y el fortalecimiento de la producción nacional.

Al mismo tiempo, como empresario y sobre todo como venezolano, me preocupa la difícil situación económica que atraviesa Venezuela. Sus efectos impactan diariamente a millones de venezolanos y también de manera directa a las empresas. En nuestro caso, nos hemos visto forzados a suspender la producción en varias de nuestras operaciones por falta de materia prima, repuestos, empaques y otros insumos, afectando a miles de familias venezolanas.

Por esta razón, regularmente converso con economistas de distintas tendencias y puntos de vista, que se encuentran trabajando tanto en Venezuela como en el exterior, para conocer sus opiniones sobre la situación económica del país e intercambiar planteamientos que aporten soluciones para superar la difícil situación que vivimos todos los venezolanos. De hecho, no es nada nuevo que líderes y expertos, de distintas ideologías económicas y políticas, consideren urgente implementar cambios económicos en el país, tal y como lo reseñan ampliamente los medios de comunicación nacionales e internacionales, y lo reclaman los venezolanos en su día a día.

Como toda Venezuela sabe, yo mismo he planteado en varias ocasiones iniciativas para mejorar la situación en la que estamos, todas enfocadas en aumentar la producción nacional y diversificar la economía, para que volvamos a impulsar lo “Hecho en Venezuela”. Varias de mis propuestas las presenté hace más de un año y medio al Presidente Nicolás Maduro y al país,  en una reunión pública a la cual él me invitó y que fue televisada en cadena nacional. Entre esas propuestas se encuentran: incrementar la producción nacional para eliminar la escasez y asegurar un sistema de acceso a las divisas para el pago a proveedores que sea dinámico, transparente y eficiente, que impida la interrupción de la producción (https://goo.gl/0W42y4   http://goo.gl/WUpkaS ).

Nuevamente reitero mi compromiso con Venezuela y con los venezolanos. Me enorgullece decir que sigo aquí trabajando y luchando, como millones de venezolanos, para aportar soluciones desde la iniciativa privada, que es y seguirá siendo un factor fundamental en la construcción de un mejor país para todos. Lorenzo Mendoza

Mario Augusto Beroes Ríos

@marioberoes22

FERNANDO MIRES, ACERCA DEL USO CORRECTO DE LAS PALABRAS EN LA POLÍTICA, DESDE ALEMANIA

Las palabras son las armas de la política. Cuatro ejemplos: Alemania, Cataluña, la Cuba de los Castro y la Venezuela de Maduro

Mucho se ha insistido acerca de la relación entre política y guerra. No faltan motivos: la política como la guerra requiere del enfrentamiento entre adversarios y por lo mismo de armas. Pero las armas de la política son las palabras. Cuando la política agota las palabras, estamos cerca de la guerra.
Si las palabras son las armas de la política, tenemos que escoger las armas para enfrentar al adversario. En cierto sentido el adversario determina el tipo de armas a usar. Así como en la guerra no podemos enfrentar a un tanque con una bayoneta, en la política no podemos enfrentar a un dictador con un lenguaje sublime.
En política la hegemonía solo puede ser lograda mediante el acertado uso de las palabras. Derrotar al adversario es lograr que nuestras palabras y no las del adversario sean las que dominen en el espacio ciudadano. Al llegar a ese punto no debemos olvidar la primera regla de la semiótica. Dice así: la realidad es una construcción gramatical.
De lo que se trata en política es de derrotar al adversario imponiendo la hegemonía de un discurso gramatizado en cadenas de significantes. Por cierto, ningún significante da cuenta total del significado que pretendemos revelar. Hay que usar por consiguiente los significantes más adecuados. Tal vez deba explicar este punto con ejemplos.
Siguiendo las discusiones en la lucha electoral que tuvo lugar en Cataluña me fue posible observar como diversos grupos políticos se referían al nacionalismo catalán empleando diversos significantes. Los partidos catalanistas se autodenominaban “independentistas”. Sus adversarios en cambio los llamaban “separatistas” e incluso “escisionistas”. Y bien, si las diferencias semánticas entre esos tres significantes no parecen ser muy grandes, en el marco de la discusión política sí son gravitantes.
Independencia significa liberarse de un Estado opresor. Separatismo significa restar una parte de la nación a otra nación. Escisionismo alude a una ruptura sin reconciliación. ¿Cuál de estos términos impondrá su hegemonía? Gran incógnita. Lo único que sabemos es que de esa hegemonía depende el destino de la nación española.
Hay en Europa otro país en donde la lucha política se ha transformado en una discusión (aparentemente) nominalista. Me refiero a Alemania. Pero a diferencia de España, el objetivo allí es imponer un significante sobre un fenómeno que irrumpe desde fuera del espacio político común, a saber, los enormes contingentes de árabes, predominantemente sirios, que entran al país. Sin embargo, al igual que en España, la denominación hegemónica del fenómeno tendrá gran importancia para el curso de la política en los próximos años.
Según sectores conservadores los recién llegados son simplemente “emigrantes”. Para los grupos de la ultra derecha en cambio, se trata de una “invasión”. Los socialdemócratas se debaten entre la terminología conservadora y el uso de términos neutros, como “asilados”. Para  Angela Merkel y quienes apoyan su política de puertas abiertas, los recién llegados son lo que son: “refugiados de guerra”.
Las intenciones que subyacen en cada término son evidentes. Si hablamos de emigrantes nos encontramos frente a un problema que no es político sino demográfico. Si hablamos de invasiones, hay que pensar en bárbaros que vienen a imponer sus costumbres y religiones. Si hablamos de asilados, la tarea es hacer un corte discriminatorio entre los que vienen por razones políticas y los que huyen de bombardeos. Si hablamos de refugiados de guerra, hay que recibirlos a todos.
Todo esa variedad semántica nos demuestra como la significación de un hecho condiciona a la política que hay que asumir frente a ese hecho. Así se prueba una vez más que las palabras que usamos (no sólo en política) a la vez que emergen de una realidad son portadoras (y constructoras) de realidad.
Sin embargo, que la denominación de Angela Merkel: “refugiados de guerra” sea la más exacta, no garantiza de por sí su hegemonía. Términos como invasiones (incluso inundaciones) apuntan a remover miedos ocultos. De la misma manera, términos como emigrantes o asilados son usados para desviar la atención con respecto a la palabra “guerra”, la menos popular en Alemania. En política, ya deberíamos saberlo, no siempre se impone la verdad.
Para que el discurso más verdadero logre su hegemonía se requiere no solo de su verosimilitud sino del más intenso debate público. La terminología que al final se impondrá nos dirá de modo preciso cuales son los sectores o grupos políticos que ejercen hegemonía en la política de un determinado país.
En España y en Alemania el debate público está garantizado al menos por instituciones democráticas, por una prensa libre y por la pluralidad política. Pero ¿qué ocurre cuando la competitividad entre los significantes se encuentra bloqueada o entorpecida desde el poder como suele suceder en regímenes no democráticos?
En América Latina tenemos dos casos extremos. Me refiero a Cuba y a Venezuela.
En esos dos países cuyos gobiernos son controlados por partidos-estados, los detentores del poder han logrado imponer durante mucho tiempo un discurso oficial. Pero también, en los dos casos, dicho discurso ha terminado por perder credibilidad (hegemonía), aún entre sus propios divulgadores. Esa ausencia de credibilidad origina a su vez el desarrollo de contra-discursos los que si bien no llegan a hacerse públicos en los medios de difusión, no por eso dejan de existir.
Fidel Castro y Hugo Chávez lograron -y quizás hay que remarcar: no solo por la fuerza- imponer la creencia de que ellos eran portadores de una revolución. Hoy día, sin embargo, son muy pocos los que creen que Raúl Castro o Nicolás Maduro sean representantes de alguna revolución. ¿Qué nos dice este síntoma? Algo muy sencillo: Si el discurso de regímenes no democráticos pierde su credibilidad (hegemonía) nos encontramos frente a una profunda crisis de legitimidad de esos regímenes.
El caso de Raúl Castro es patético. Cuando pronuncia la palabra revolución todo el mundo se pregunta: ¿Puede hablarse en tiempo presente de una revolución después de más de medio siglo de haber sido iniciada? Y si de todas maneras eso fuera posible: ¿Contra quienes la están haciendo? ¿Contra el capitalismo, precisamente en el país que ha sido convertido en el paraíso de los turistas? ¿el que más ha abierto las puertas al capital extranjero en toda América Latina? Raúl Castro no puede ni siquiera engañarse a sí mismo. La palabra revolución solo tiene sentido para designar a la oposición como contrarevolución y así continuar manteniéndose en el poder con la fuerza de las armas y no con las de la política. Dicho lo mismo en términos casi gramscianos: el castrismo es todavía una fuerza instrumental dominante pero ya ha dejado de ser una fuerza política hegemónica.
Frente a esa realidad la oposición cubana tiene dos opciones que no se contradicen entre sí: designar al régimen de Castro como lo que es, una dictadura militar y designarse a sí misma como “democrática”. Ese segundo camino ofrece la ventaja de que, sin ser nombrado, el régimen es entendido como una dictadura y a la vez la oposición conforma su propia identidad política ante sí y frente al enemigo.
Para Maduro a su vez, toda la oposición está formada por la “derecha fascista”, absurdo significante dedicado a designar a un conjunto político pluralista en el cual los partidos social-democráticos tienen preeminencia. No obstante, a diferencias de Castro, Maduro debe contar con la existencia de contra-discursos muy consolidados en la arena política.
Por un lado, para sectores de la oposición el gobierno de Maduro es fascista, para otros, comunista, e incluso para algunos, las dos cosas a la vez. Pero por otro lado ha aparecido un contra-discurso popular cuyos significantes tienen que ver muy poco con las terminologías en rigor. Lo vamos a decir del modo más sencillo:
A la señora que hace colas para conseguir alimentos, al marido cuyo sueldo ha sido devorado por la inflación, en fin, a la gran mayoría, les importa muy poco si el gobierno es autoritario, fascista, estalinista, bonapartista o cesarista. Para ellos ese gobierno es antes que nada “un gobierno incapaz” (otros dicen “gobierno de mierda”: pero es lo mismo).
“Gobierno incapaz” es un significante surgido de la experiencia cotidiana. Por lo mismo debe ser entendido en su connotación política. Ese significante nos dice que la mayoría de los ciudadanos votará el 6-D en contra de los oficialistas no porque de pronto haya descubierto que representan a una dictadura. Lo va a hacer por la sencilla razón de que la experiencia ha mostrado que ese gobierno ha provocado una feroz crisis económica, política y moral, crisis frente a la cual no es capaz de ofrecer ninguna alternativa. Eso quiere decir que el principal enemigo de ese régimen ha sido su propia incapacidad. Publicitar y politizar esa incapacidad ha sido, a su vez, un mérito de los partidos políticos organizados en la MUD.
Por cierto, “gobierno incapaz” no es una categoría sociológica ni politológica. No obstante, según las informaciones de que dispongo, ese significante ya ha establecido su hegemonía gramatical en el discurso político popular. Harían bien los candidatos si atendieran a ese detalle.
Denunciar al régimen como a una dictadura en el marco de una lucha electoral, más allá de que efectivamente lo sea, solo interpela a los sectores más politizados del país: a los que sufren directamente las arremetidas dictatoriales. En cambio, denunciarlo como “gobierno incapaz” interpela y moviliza a la mayoría, incluyendo a muchos que en el pasado votaron por el chavismo. Y sin mayoría –es bueno recordarlo- no puede haber hegemonía.
La exactitud semántica y la exactitud política de una palabra no siempre coinciden entre sí. La política en tiempos electorales no se rige por normas académicas.
Fernando Mires

@FernandoMires1

PEDRO CORZO, LAS VISITAS PAPALES A CUBA, DESDE ESTADOS UNIDOS

Más allá de las valoraciones positivas o negativas que cada quien haga sobre las visitas papales a Cuba, hay que reconocer que esa pequeña isla del Caribe, que no se distingue por un alto número de practicantes de la religión católica, ha tenido el privilegio de ser congratulada por tres Papa en quince años, una distinción que muchos países no pueden mostrar.

Los cubanos no fueron ni son en su mayoría practicantes de la religión Católica. La casi totalidad de la población se reconocía creyente de esa observancia, pero estaba muy lejos de practicarla con la devoción y la constancia que toda fe demanda.

El número de creyentes en la isla nunca fue comparable con el de otras naciones del hemisferio,  representatividad que fue afectada dramáticamente a partir del triunfo de la revolución, porque un número importante de feligreses, por miedo u oportunismo, decidió abandonar sus creencias.

La asistencia a la iglesia se redujo dramáticamente y las personas negaron su creencia en Cristo no tres veces, sino en infinidad de ocasiones, cuando en el país se instaló una nueva religión en la que el Dios era Fidel Castro y el castrolicismo la verdad revelada.

El régimen impuso valores y normas que se inspiraban en el pensamiento de Fidel y en el marxismo, con la premisa de que la "Religión era el Opio de los Pueblos". Atacó a fondo los fundamentos éticos de la sociedad cubana, siendo sus objetivos  más importantes las religiones en general, y la iglesia Católica el blanco clave a destruir, para así construir el nuevo orden prometido.

Fue una experiencia indeleble para los creyentes que en defensa de su fe fueron discriminados, perseguidos, humillados, encarcelados y fusilados, como ocurrió entre otros muchos, con Alberto Tapia Ruano y Virgilio Campanería, quienes antes de morir, gritaron Viva Cristo Rey.

Los extremismos del régimen han sido padecidos por todos los cubanos, pero en particular, por quienes en defensa de su fe o convicciones políticas, ambas inclusive, enfrentaron el totalitarismo.

Por lo antes expuesto es válido preguntarse por qué tres obispos de Roma han decidido viajar a Cuba. Cuáles son los factores que determinan que un máximo jerarca de la Iglesia vaya a un país.

Las visitas papales han de responder a un protocolo que se inicia con los contactos entre el gobierno anfitrión y el visitante, pero lo mas importantes, es que, las partes deben concluir que el encuentro será beneficioso para ambos y con esa premisa, coordinar de mutuo acuerdo el desarrollo  del periplo.

Los Papas viajan a los países con varios objetivos pero específicamente en el caso Cuba es de suponer que la Iglesia ha concluido que la devastación de valores que el totalitarismo ha causado en la nación cubana demanda la atención directa de quien es capaz de tener la mayor comprensión de los problemas de una comunidad y la capacidad para resolverlos, no obstante, paradójicamente, ninguno de los tres pontífices se ha reunido con los perseguidos ni con los que más sufren.

La Iglesia como tal ha ganado espacios en la sociedad cubana a  partir del viaje de Juan Pablo Segundo, particularidad que se ha acentuado con las visitas de Benedicto XVI y Francisco, por lo que es de suponer que los beneficios adquiridos se incrementen y que paulatinamente acceda a los derechos que disfrutan en otros países.

Pero cuales son los beneficios para el régimen. Que buscan los renegados Fidel y Raúl Castro al permitir que tres Papa viajen a la isla, y desarrollen su labor proselitista sin restricciones, mientras continúan reprimiendo a todos los que reclaman el respeto a sus derechos, incluidos lo que se acercan al Pontífice para denunciar los crímenes de la dictadura.

Ver a Fidel que hace años no ocupa la jefatura del estado cubano compartiendo con dos Papas -Benedicto XVI le recibió en la Nunciatura y Francisco inexplicablemente fue a visitarle a su casa- debió haber sido un duro golpe para muchos de los que fueron formados y defendieron los valores y principios que la iglesia Católica, sostiene e inspira.

Siempre se ha dicho que hay que perdonar a quienes ofenden, pero también que el perdón debe estar precedido por un sincero acto de contrición, en consecuencia, si el arrepentimiento hizo presa de la voluntad de un pecador de la abyección de Fidel, solo un sumo pontífice podría darle la absolución.

De estar Fidel Castro arrepentido de sus depredaciones, habría que reconocer que una vez más la Iglesia ha vencido a quienes fueron sus verdugos temporales, pero de no haber mediado el remordimiento en la oscura alma del déspota, lo apropiado sería volver a leer el Maquiavelo del fin justifica los medios, y mejor,  si se cuenta con incienso para disipar las malas acciones.

Pedro Corzo

@PedroCorzo43

RICARDO VALENZUELA, MUERTE AL OGRO FILANTRÓPICO, DESDE MEXICO

Hace unos días el Financial Times publicaba un artículo autoría de John Paul titulado; "Falta de estado de derecho socava las reformas en México", en el cual surge una advertencia: "Existe el peligro de que el desencanto público con la podredumbre de las instituciones pueda llevar a los mexicanos a sucumbir finalmente a las tradiciones latinoamericanas del populismo. "Si bien Octavio Paz habló del “ogro filantrópico” describiendo las estructuras estatales que alimentan el populismo con recursos públicos, también es posible resaltar la existencia, en un entorno de claro desborde popular, del otro rostro estatal, la faz del “monstruo interventor”, especie de “Leviatán confiscatorio”. Éste, merced a un proceso de reingeniería institucional y bajo el paraguas de una transformación legal, se encarga de minar las bases de la seguridad jurídica colocando los fueros del Derecho a merced del intervencionismo político.

Después de tres décadas de errores y aciertos tratando de ejecutar reformas que nos rescaten del subdesarrollo, México ha encontrado dos grandes obstáculos; el primero ha sido la reforma de su macroeconomía. Sin embargo, reformar la macroeconomía, aunque vital, no es suficiente para lograr la ansiada prosperidad. El segundo es contra esos elementos culturales que nos han tenido atrapados--la corrupción y sus derivados que no han permitido que el espíritu empresarial y una saludable sociedad civil se desarrollen.

Las reformas macroeconómicas pueden limpiar los escombros que han dejado los diabólicos sistemas populistas, pero ellas no pueden, por sí mismas, crear las nuevas estructuras para generar la inversión, el empleo y de esa forma sustituir los viejos esquemas. El espíritu empresarial y una robusta sociedad civil, deben ser responsables de catapultar la economía hacia esos estadios de prosperidad. Un país sin una clase empresarial libre de las ataduras gubernamentales y sin una robusta sociedad civil, por más que le construyan una hermosa macroeconomía, jamás podrá progresar.

México continúa atrapado en esa maraña de corrupción, procedimientos burocráticos, leyes, mandatos y regulaciones que solo sirven para oficializar la corrupción y establecer el entorno para los sobornos que chupan la vida de los pocos negocios emergentes. Así como los vampiros chupan sangre de una res a diario pero la mantienen viva flaca y enferma para seguir succionando, esa red de complicidades sabotea la actividad empresarial y no le permite emerja fuerte, competitiva y la sociedad civil se desarrolle autónoma e independiente. 

Colombia, Perú y de alguna forma México, medio limpiaron los escombros de lo viejo pero no le han dado vida a lo nuevo. Las empresas paraestatales han sido privatizadas, las economías se abrieron y miles de gentes han perdido sus trabajos. En una economía con espíritu empresarial, esos trabajadores estarían ya empleados en nuevas negocios compitiendo en el mercado mundial. En Inglaterra, por ejemplo, las privatizaciones de la Thatcher destruyeron miles de empleos, pero hoy día Inglaterra es más rica y próspera que nunca y los nuevos trabajos se han generado en números récord. Sin embargo, en América Latina no ha sucedido lo mismo.

Las reformas iniciales en México se han implementado. Sin embargo, la segunda batalla tal vez lleve décadas el ganarla y no es claro qué fuerzas puedan enfrentar tal reto. Cuando el Estado se retira como el principal agente económico, la sociedad civil debe tomar esa responsabilidad, por ello esa sociedad civil requiere de un entorno adecuado para florecer.

Dada la importancia de esta segunda tarea, vale la pena el considerar acciones radicales. Millones de mexicanos han logrado que sus talentos empresariales florezcan creando riqueza y empleos.....en Estados Unidos. Es la misma gente, con los mismos talentos, la misma lengua que tenemos en México.

El ingreso de los treinta millones de mexicanos en EU, es el triple del ingreso de los ciento veinte y cinco millones que viven en México. Lo diferente es el entorno político y legal. Texas, Nuevo México, Arizona y California tienen grandes concentraciones de población de origen mexicano y la mayoría ha prosperado a niveles jamás imaginables. Sería interesante llevar a cabo algunos experimentos audaces para establecer qué elementos de su ambiente podrían ser duplicados en nuestro país, para el beneficio de todos los mexicanos.

En Asia los países que se recuperaron con más agilidad de los eventos tan críticos de los últimos años-Hong Kong y Singapur-fueron colonias británicas cuyos sistemas legales, heredados de Inglaterra, sirvieron como líneas de protección contra el nepotismo y cronismo que abatió al resto de las economías en la región. En lugar de neo confusionismo, el sistema de estos dos países se le ha llamado anglo confusionismo-la mezcla de legislación inglesa con la ética de trabajo confuciana y el espíritu empresarial de una sociedad civil que ha florecido.

Algunos mexicanos están familiarizados con “common law”--la ley importada de Inglaterra y se adaptara a las condiciones americanas. La “ley común” pude ser una herramienta muy poderosa para combatir el cáncer mexicano; la corrupción, y establecer un verdadero estado de derecho. Sería interesante llevar a cabo un experimento a través del cual, uno o varios estados fronterizos pudieran adoptar un sistema legal a semejanza de las ley común anglo americana, en una zona establecida abarcando hasta 100 Km de la frontera. Es decir, una lengüeta fronteriza de aplicación del sistema de Common law que, si funciona, se pudiera ir estableciendo en el resto de la geografía estatal.

Los mexicanos conocen algunos conceptos de esta ley como el juicio con jurado, la presunción de inocencia, el requerimiento a la policía de presentar causa válida para retener a un prisionero antes del juicio. Esta reforma promovería de una forma muy importante la inversión al reducir al incertidumbre que promueve un sistema legal corrupto.

México es una república federal. Una de las grandes fortalezas del federalismo, es la habilidad que concede para experimentar estado por estado con alternativas. Tal vez los estados fronterizos con EU deberían de ser el campo experimental de reformas creativas, agresivas y valientes. Tal vez deberían ser nuestros Hong Kong y Singapur en donde se establecieran paraísos de libertad, legalidad y progreso.  No hay motivo por el cual el sistema federal de México, no deba experimentar con un sistema que millones de mexicanos al otro lado de la frontera han usado para su beneficio y prosperidad, por más de un siglo y medio.

“Law is the sister of freedom”, sostuvo en 1911 el gran historiador del Derecho Sir Frederic Pollock, durante un ciclo de conferencias sobre el genio del common law en la Columbia University de Nueva York. El tiempo, juez implacable, ha venido a confirmar la veracidad de dicha afirmación.

Ricardo Valenzuela

@elchero

LUIS GARRIDO, MEJOR FIRME LA RENUNCIA

Causa risa la arrogancia de Nicolás Maduro al anunciar su disposición a firmar el acuerdo de aceptación  -cualquiera fuere-   de los resultados electorales del 6 de diciembre.  No está demás recordarle a Maduro su compromiso de   "tu a tu" con Capriles, referente al reconteo de los votos que lo hicieron presidente, haciéndose acreedor a un "jalón de oreja" por pecar de ingenuo.   El resto lo sabe el país, Capriles recurrió a las instancias competentes -el  tribunal de injusticia-  recibiendo por respuesta que eso era competencia del Consejo Nacional Electoral. 

No es una travesura política decir que sería mejor visto por los venezolanos,  si firma  su propia renuncia.  Difícil  es entender que, después de tantas demostraciones de  incompetencia,  permanezca al frente de la Presidencia de la República.  Los 16 años de tan mala política gubernamental no son de su única responsabilidad, pero forman parte de ese modelo  caudillista de las designaciones a dedo que terminan haciendo excesivo  daño, porque además de no estar preparados para el fin escogido, resultan unos enanos  con una carga de complejos que  manifiestan en un yoísmo recurrente  y una arrogancia desbocada.   
"Lo que está a la vista no necesita anteojos".  El período  de Maduro  culmina en el  2019,  pero hay  que preguntarse de qué santo se aferraría para conservar la banda presidencial siquiera seis meses más.  Cada día que pasa nuestro personaje se va quedando más solo;     en la realidad interna la solidaridad es de apariencia y de los últimos intentos por raspar la olla. Su patriotismo improvisado para la defensa de la soberanía y los golpes efectistas contra el hampa son reflejos de un temor que en el argot popular se conoce como "pancadas de ahogado".  El 6 de diciembre no está inscrito en el calendario como la fecha de la entrega de la presidencia, pero sí la de la preparación de sus maletas.                  
Nada de lo dicho asoma una salida diferente a la contemplada en la Constitución.  En la oposición ni somos golpistas ni tenemos vocación de aventureros, pero sí  la convicción de que un gobierno de transición está a la vuelta de la esquina.  Venezuela reclama un acuerdo nacional ante la crisis de gobernabilidad.  El seis de diciembre es el primer paso: votaremos por el regreso   a un país sensato, productivo y con presente  para que todos volvamos a soñar con el futuro.    
Luis Garrido

@luirgarr

JOSE DE JESUS VILORIA, LA TRAGEDIA DE VENEZUELA AFECTA A LOS JOVENES Y A LOS MÁS POBRES.

Con sinceridad sin ocultar razones para justificar culpas ajenas llegamos al límite, donde el despilfarro, descontrol, corrupción  y falta  de transparencia en la administración de la hacienda pública comienzan hacer estragos en nuestros jóvenes así como en aquellos que viven en medio de una gran pobreza.

Frente a un país que sufre grandes penurias tenemos un gobierno nacional  que con indiferencia se desentiende de los ciudadanos, para nada le importa la desesperación de una madre corriendo de farmacia en farmacia buscando un medicamento para su hijo que convulsiona en la casa.
Quienes tienen la responsabilidad de dirigir la nación se desentienden magistralmente del sufrimiento ajeno, dejando a la deriva el futuro de los venezolanos especialmente de los jóvenes.
El decrecimiento en – 10 % del Producto Interno Bruto del país para el año 2016 generará el aumento de la escasez así como el incremento de los trabajadores informales donde específicamente estarán en su mayoría personas con edades entre 15 y 30 años, muchos de ellos con instrucción universitaria, lo que demuestra de manera clara y contundente el deterioro en la calidad de vida de los venezolanos.
Los pobres cada día se hacen más débiles económicamente con una inflación que convierte en sal y agua los ingresos de los ciudadanos, victimas de la especulación y obligados en la calle a pagar lo que le pidan por aquellos productos que hace meses desaparecieron del mercado en Venezuela.
El legado del Presidente Hugo Chávez Frías se convirtió en una verdadera pesadilla para los hijos de Bolívar.
MANOTAZOS DE AHOGADO.
Nicolás Maduro sabe que el gobierno tiene perdidas las elecciones parlamentarias el día 6 D y debido a esto decretó  de manera inesperada un aumento del 30 % en el salario mínimo de los Venezolanos.
Esta medida lo único que terminará logrando aumentar el espiral inflacionario en   la   economía del  país, ya veremos como a partir del
1 de Noviembre todos los artículos en general sufrirán un incremento de ese mismo 30%  en su precio.
El problema que tenemos los  venezolanos relacionado con la crisis económica no se resuelve con aumento en el salario mínimo se resuelve  estimulando la inversión de capital para incrementar la producción con la recuperación del aparato productivo casi destruido durante los 14 años de gobierno del Presidente Chávez y ahora durante 2 años de su heredero.
La realidad que el gobierno tiene ante sus ojos es tan grave que a última hora pretende arreglar las cosas a realazo limpio alimentando la ilusión de  los ciudadanos con un aumento de salario de dos mil bolívares  que terminará siendo pan para hoy y hambre para mañana lo que no entiende el Sector Oficial es que el pueblo abrió su mente y no será fácil convencerlo para sacarle el voto a punta de dádivas .
Los venezolanos queremos un futuro de progreso y prosperidad no un espejismo que se esfume al salir el sol.
El problema de la credibilidad en el gobierno bolivariano es sumamente grave en materia económica y la gente perdió la confianza por lo cual resulta efímero tratar de recuperarla con falsas ilusiones.
Hasta la proxima semana amigos lectores.
Jose de Jesus Viloria

@epicentro2012

TULIO HERNÁNDEZ, RÍOS DE HECES

Fue una verdadera estafa. Es cierto que una más entre cientos. Pero la promesa de Hugo Chávez anunciando en agosto de 2005 que él en persona se bañaría en el río Guaire al año siguiente, en 2006, es probablemente una de las más grandes e impúdicas burlas que el presidente desaparecido le haya inflingido a los ciudadanos que de buena fe confiaban en él.

No solo prometió el chapuzón sino que invitó, y este lo aceptó sonriente, a Daniel Ortega, el presidente de Nicaragua, presente ese día en el programa de televisión donde hizo el anuncio, a que lo acompañara a bañarse mientras preparaban un sancocho.

En menos de un año, según su palabra empeñada, el Guaire dejaría de ser un hilo fétido y contaminado para convertirse en un cauce de aguas bucólicas, límpidas y cristalinas como en las acuarelas de Bellermann. Adiós, le diríamos a la más grande cloaca de la ciudad, y bienvenido al espléndido y extenso balneario que cambiaría para siempre la vida de los caraqueños.

Pero nada ocurrió. Salvo una campaña publicitaria, seguramente costosísima, con vallas descomunales colocadas que anunciaban triunfalmente la recuperación del río, el proyecto murió casi al nacer. El presidente comenzó a titubear. Una que otra vez volvía a recordar antes las cámaras la promesa del chapuzón hasta que, como ocurrió con tantos proyectos paralizados, más nunca se refirió al tema. 

El caso se cerró, como lo recordaba Nelson Bocaranda en sus Runrunes cuando el ministro del Ambiente, Dante Rivas, declaró a El Universal, en el año 2007, que la aspiración de bañarse en el Guaire era incorrecta. Que se debía corregir el anuncio. “Prometemos mejorarlo considerablemente y darle un mejor uso, pero afirmar que se podrán bañar con libertad sanitaria es irresponsable”, agregó.

Y así el río de nuevo pasó al olvido. Igual, o peor, que en 2005. Con el mismo olor a cloaca, idéntico color marrón fecal y cada vez más poblado por indigentes que han encontrado en el abandono de sus orillas lugares ideales para convertirlos en improvisadas viviendas y centro de compilación de chatarra y otros desechos.

Sin embargo, ni el mismo presidente, la Contraloría General o la Asamblea Nacional investigaron jamás qué había pasado. Adónde fueron a parar los 14 millardos de dólares supuestamente asignados a la obra. Qué ocurrió con las plantas de tratamiento que con gran pompa anunció ese mismo día de la promesa bañista Jacqueline Faría, para entonces ministra del Ambiente y responsable mayor del programa. Como los dólares de Cadivi asignados a empresas de maletín, o las toneladas de comida podrida de Pdval, el proyecto simplemente desapareció.

Este fin de semana, en un triste flash back, ha vuelto a mi memoria aquel Aló, Presidente mentiroso. Regresando del Cementerio del Este, en plena avenida principal de El Cafetal, a la altura de Cerro Verde, nos conseguimos en plena calle con un bote de aguas negras, pequeño de cauce pero descomunal de hedor, que me hizo recordar la triste historia del río mayor y sus sanadores demagogos.

Este bote no es una excepción. De manera acelerada la ciudad entera se ha ido llenando de botes de aguas negras. De cloacas sin mantenimiento que comienzan a descargar en la vía pública su deletéreo contenido. Como si el Guaire hubiese tomado una venganza contra los gobernantes que lo engañaron, ríos de heces han comenzado a derramarse a través del sistema de colectores infartado.

Las fugas están en toda la ciudad. En La Castellana frente a restaurantes elegantes. En Colinas de Bellos Monte, en la calle Caurimare. En Los Chaguaramos, en Santa Mónica, en El Cafetal. Son como una metáfora. O como una alegoría de lo que ocurre en la nación. El detritus sale a flote. Ya no se puede ocultar más. Hay un sonido de río que piedras trae. La nación completa huele a materia en descomposición. Y el gobierno de Maduro pareciera no poder hacer nada para impedirlo. Necesitaría un tapabocas del tamaño del Sol.

El Guaire, Caracas y la patria entera aguardan por su saneamiento.

Tulio Hernández

@tulioehernandez