sábado, 10 de agosto de 2019

ENRIQUE GUILLERMO AVOGADRO :CISNES EN BANDADA

"Vivimos tiempos difíciles, pero no seremos derrotados por la confusión".  José Antonio Girón de Velasco 

¿Qué tienen que ver con nosotros Cachemira, el estrecho de Ormuz, Corea del Norte, el Brexit, la guerra comercial USA-China? Aunque no los veamos como acontecimientos tan cercanos, podrían influir gravemente en nuestro futuro inmediato. 

Si las dos potencias nucleares (India y Pakistán) detonaran su eterno conflicto, si el tráfico internacional de petróleo se viera comprometido gravemente por la acción de Irán, si el gordito Kim Jon-un se pusiera a jugar con misiles más grandes, o si Boris Johnson consiguiera que el Parlamento británico aprobara su plan de salir de la Comunidad Europea en octubre sin acuerdo alguno, los temblores de los mercados internacionales harán que los capitales huyan de los países emergentes, como la Argentina. 

A comienzos de esta misma semana, la brusca devaluación del yuan, el arma elegida por Xi Jinping para contrarrestar las barreras aduaneras que está levantando Donald Trump para frenar el monumental déficit comercial de los Estados Unidos, hizo pedazos los mercados mundiales y produjo un tsunami en la cotización de todas las monedas, acciones y bonos. ¿Qué pasaría en el mundo si China decidiera desprenderse de, al menos, una parte de la monumental cantidad de bonos norteamericanos que tiene en su poder? 

Obviamente, y a sólo un día de las PASO, el cisne negro que encabeza aquí la bandada es la gran probabilidad de una marcada diferencia a favor de la fórmula Fernández² en los resultados. Si así fuera, el lunes nos despertaremos en medio de un verdadero terremoto financiero, ya que la cotización del dólar, el riesgo-país y la inflación llegarán a muy altos niveles, mientras que los precios de las acciones argentinas y nuestros bonos soberanos se precipitarían al vacío; o sea, una tormenta perfecta. 

Porque la sensación generalizada que dice que un porcentaje mayor a los cinco puntos porcentuales resultaría irremontable para Juntos por el Cambio, se confirmaría por la negativa reacción de todos los indicadores económicos antes de la primera vuelta de octubre. La explicación, en un país tan dolarizado como el nuestro, donde la moneda nacional sólo se utiliza para pagar y cobrar y nunca para ahorrar, no puede ser más sencilla: la disparada en la cotización de la divisa norteamericana (en realidad, la caída del peso) actuaría de inmediato impulsando todos los precios y, sobre todo, deprimiendo el ánimo de los ciudadanos, aún el de aquéllos que, como les dijo alguna vez Juan Domingo Perón, nunca vieron un dólar. 

Que hoy, a escasas horas de este crucial comicio, nos encontremos en esta situación sólo tiene un responsable: el propio Gobierno quien, como escribí mucha veces, insistió en una especulación bastarda al elegir como sparring político a Cristina Fernández desde los lejanos días de diciembre de 2015, después de haberla absuelto, con su inexplicable silencio, de los gigantescos pecados y latrocinios cometidos durante sus gestiones.

Sin embargo, tampoco ello justifica, en plenitud, la actitud de casi la mitad de una sociedad que, según nos dicen todas las encuestas, está dispuesta a renovar su fe en la mayor delincuente de la historia argentina y en los asesinos y consumados filibusteros que la acompañan e integran la asociación ilícita que conformó con su marido muerto. ¿A qué extremos llegará el síndrome de Estocolmo que afecta a esa parte del electorado?

Pregunto esto porque los sondeos también nos informan que su mayor concentración, donde tiene mayor aprobación, es en el trágico Conurbano bonaerense, precisamente el lugar donde cometió el mayor crimen -un verdadero genocidio- contra sus habitantes, que siguen siendo rehenes de estos siniestros ladrones 

Hoy, que el Estado ha vuelto a estar presente, que no se oculta a los pobres, que se extienden las redes de agua potable y gas, que llegan la energía eléctrica y el pavimento, que los hospitales y centros de salud curan y han dejado de ser meras fachadas para inaugurar, que se disfruta del Metrobus y del SAME, que los trenes funcionan, que todos los días se capturan narcotraficantes y se demuelen sus bunkers, que se está produciendo una fenomenal limpieza entre los miembros de la ex maldita Policía, que se acabó el revoleo de bolsos en conventos y financieras, que no se mata a los denunciantes ni a los fiscales, tengo todo el derecho a plantear ese interrogante. 

En su muy reciente "Una historia de España", Arturo Pérez-Reverte propone un principio de respuesta: "En un país donde la pobreza y el analfabetismo eran endémicos, las prisas por cambiar en un par de años lo que habría necesitado el tiempo de una generación, resultaban mortales .". 

La conclusión no puede ser más clara: sólo la educación podrá sacarnos de este pozo al que, como dijo alguna vez María Elena Walsh, no caímos sino que nos mudamos con gran trabajo. Pero se requiere mucho tiempo y esfuerzo para reencontrarla, en especial cuando se parte de la degradación total en que se encuentra actualmente, conducida por Roberto Baradel y sus secuaces. A partir del 10 de diciembre, los argentinos deberemos exigir a nuestras autoridades que pongan especial énfasis en avanzar hacia el esperanzador escenario que plantea el siglo XXI, del cual sin duda hemos dilapidado ya veinte años. 

Para mañana, la taba está aún en el aire; cuando caiga, cerca de la medianoche, confío en que Dios haya demostrado ser, una vez más, misericordioso con nosotros, pese a que tan poco hemos hecho para merecerlo.

Enrique Guillermo Avogadro
E.mail: ega1@avogadro.com.ar
Twitter: @egavogadro

GABRIELA CALDERÓN DE BURGOS: ¿NUESTRO ESTADO ES GRANDE O PEQUEÑO?

La semana pasada explicaba porque los ecuatorianos pagamos mucho en impuestos. Ahora quisiera tratar un tema relacionado: el gasto público. Nuestros políticos nos suelen decir que ya no hay donde más cortar y que por eso nos tienen que subir los impuestos.

Además, algunos piensan que tenemos un estado normal o incluso relativamente pequeño. Si nos comparamos con el promedio del gasto público como porcentaje del PIB de los países miembros de la OCDE (42,6%)[1] ciertamente que parecería que hasta 2017 teníamos un estado más pequeño (36,51).[2] No obstante, no queda claro que el tener un estado más grande necesariamente genere un mayor desarrollo. Dentro de la misma OCDE, Chile tiene un gasto público de tan solo 25,2% del PIB, Irlanda de 28,9%, y Suiza de 34%, y todos gozan de una mayor prosperidad y de mejores servicios públicos. Todavía mejores modelos serían Hong Kong con un gasto público de 18,51% y Singapur con uno de 17,48%,[3] ambas ex-colonias inglesas que han sobrepasado a la madre patria en ingreso per cápita. En Latinoamérica la relación entre el tamaño del estado y PIB per cápita es prácticamente inexistente.

Adicionalmente, consideremos que el sector informal de la economía ecuatoriana según un estudio del FMI era de 30,18% del PIB en 2015, mientras que en los países ricos suele ser mínimo. Esto significa que la carga total del estado cae solamente sobre el sector formal. Con datos de 2015, el gasto público del estado ecuatoriano constituía un 39,54% del PIB, que aplicado al sector formal, lleva la carga del estado a 65,4%.[5]

Un punto clave en el debate acerca del tamaño del Estado es que no es lo mismo el gasto público que el intervencionismo estatal. Mientras que los países ricos pueden en muchos casos tener un gasto público superior, usualmente tienen un estado menos intervencionista. Las regulaciones excesivas, la falta de independencia del poder judicial y un alto nivel de corrupción son manifestaciones del intervencionismo y obstaculizan el crecimiento económico.

Veamos como sale ubicado Ecuador en algunos de estos aspectos. El índice de libertad económica del Fraser Institute ubica en su último informe de 2018 (con datos de 2016) a Ecuador en la posición 127 de 162 economías. El índice de competitividad del Foro Económico Mundial muestra a Ecuador en la posición 86 de 140 economías, entre las siete menos competitivas de la región.[6] Los países de altos ingreso de la OCDE tienen una posición promedio en el ranking de Haciendo Negocios del Banco Mundial de 29 de 188, mientras que Ecuador se ubica en la posición 123 (promedio de la región es 110, con marcadas excepciones como las de México y Chile).[7]

Finalmente, vale señalar lo que decía Milton Friedman que “la verdadera carga sobre la economía es lo que el gobierno gasta u obliga a otros a gastar a través de mandatos y no lo que recauda en impuestos” dado que lo que los políticos gastan no lo gastará ya el resto de la gente y esto se mantiene así, agregaba Friedman, “de cualquier manera en que el gobierno financie sus gastos, lo haga a través de impuestos, pidiendo prestado o imprimiendo billetes”. Menos mal que nuestros políticos ya no disponen de la última opción.

Este artículo fue publicado originalmente en El Universo (Ecuador) el 9 de agosto de 2019.

Referencias:

[1] Base de datos de OCDE, “General Government Spending”, para el año 2017. Obtenido el 2 de agosto de 2019. 

[2] Cifras del SPNF del Banco Central del Ecuador. Obtenido el 2 de agosto de 2019.

[3]Datos para 2018 obtenidos de Expansión (España). Accesado el 5 de agosto de 2019.

[4] Datos obtenidos de estudio del FMI "Shadow Economies Around the World: What Did We Learn Over the Last 20 Years?" (24 de enero de 2018). :  y análisis de peso del estado sobre sector formal en artículo de Daniel Fernández, "¿Es Guatemala el estado más pequeño del mundo?".

Institute y columnista de El Universo (Ecuador).
Gabriela Calderón de Burgos  
gcalderon@cato.org
https://www.elcato.org/nuestro-estado-es-grande-o-pequeno
@InstitutoCato
Gabriela Calderón de Burgos  es editora de ElCato.org, investigadora del Cato

CARLOS PADILLA: ¡YA EL DAÑO ESTÁ HECHO!

Una de nuestras compañeras de trabajo trajo a colación un chiste algo viejo para contestarle a la Sra. Bachelet sobre las nuevas sanciones que impone el gobierno de Estados Unidos al régimen venezolano. El chiste en cuestión reza más o menos así: "Un borrachito discapacitado rezaba durísimo en una iglesia en la cual se celebraba una misa y el sacerdote daba sus exhortaciones desde el púlpito para una vida sana y libre de pecado. Mientras el sacerdote hablaba el discapacitado, ciego, medio sordo y sin una mano continuaba en voz muy alta, casi a gritos, su plegaria. El sacerdote intentaba superar con el volumen de su voz las plegarias del pobre hombre y cuando no pudo más expreso: Señor no siga rezando así que Dios lo va a castigar a lo que el indigente respondió en altísima voz: ¿Mäs?... !Me irá a preñar!  

Debo afirmar que estoy en desacuerdo con cualquier intervención extrajera que se intente sobre nuestro país, venga de donde venga. Ya por aquí tenemos a varios gobiernos extranjeros influyendo en las negativas decisiones que el régimen ha tomado y sigue tozudamente repitiendo. Hubiera querido que ninguna sanción se produjera.  

A Venezuela y a los venezolanos ya no se les puede hacer más daño, el daño está hecho desde hace mucho tiempo, se ha desmantelado todo el proceso productivo, reina la inconstitucionalidad, hay desmanes del régimen por todas partes, no hay producción de ningún tipo, la economía esta destruida, no hay empleo, y un larguísimo etc. que todos mis amables lectores pueden completar.   

Decir que las medidas internacionales contra el régimen de la oligarquía madurista van a perjudicar sl pueblo venezolano más que mentira es una expresión interesada y demagógica. A los venezolanos ya no se les puede hacer más maldades que ya no le haya hecho esta oligarquía gobernante que se empeña en aferrarse al poder generado la diáspora más grande vista de unos cinco millones de venezolanos que por no poder desarrollar su proyecto de vida andan ahora esparcidos por el mundo.   

La verdad verdadera es que esas medidas no incluye ni comida ni medicinas y se insiste al régimen que acepte la ayuda humanitaria que se niega a recibir.  

Toda la comunidad internacional propuso como salida en las negociaciones propiciadas por Noruega, que se venían celebrando en Barbados, un paquete que contemplaba elecciones generales inmediatas con los consabidos cambios relacionados a ello. Y eso caminaba en el seno de las negociaciones.   

En el pleno conocimiento de una derrota al régimen le disgusta esa propuesta desde un principio y como bien dice uno de nuestros asiduos  columnista, Román Ibarra, buscaba una excusa para zafarse del dialogo o negociación que conduciría inexorablemente a un proceso electoral con el cual está de acuerdo parte de la oligarquía madurista, el llamado Chavismo Democrático asi como el ochenta por ciento de la población , encontrando un clavo para amarrar su evasión en el último anuncio de Donald Trump que solo perjudica en realidad a quienes hacen negocios con Maduro y a los cómplices del festín de dólares al cual asiste toda gama de testaferros.  

Es bueno decir que dichas medidas rescatan a Citgo de las amenazas de embargo que la acosas por las metidas de pata del régimen en varios de sus erráticos tramos.   

Respeto las opiniones de opositores que acompañan la afirmación de que dichas medidas, que no celebro,  profundizaran la crisis que nos castiga, ella se está desarrollando sola con el desgobierno como único catalizador.  

Para finalizar esta nota debo afirmar que ninguno de los males que nos afectan tiene su origen en esas medidas, anteriores y presentes, asumidas por la comunidad internacional. Esos males tienen su origen en la nefasta manera de gobernar con la cual este socialismo ha repartido la miseria para todos en partes iguales.  

Carlos Padilla 
@carpa1301 

LEANDRO RODRIGUEZ L.:¡BASTA DE SANCIONES CRIMINALES!

No hay nada más criminal que sancionar a todo un pueblo. Las sanciones que padecemos los venezolanos son dantescas, antinatura… pero sobre todo ¡Injustas!, veamos:  

En primer lugar, se ha obligado a las personas agolparse en estructuras derivadas de partidos del gobierno para poder ser atendidos por instituciones públicas secuestradas, cuando nuestra carta magna reconoce a cualquier organización social con fines lícitos y nos garantiza libertad de pensamiento. A los venezolanos desde hace 20 se nos obliga constituirnos en cooperativas, círculos bolivarianos, mesas técnicas, consejos comunales, UBCH, comunas y pare de contar, mancillando nuestro sagrado derecho de escoger cómo organizarnos o simplemente no hacerlo, esta es una de las sanciones más vetustas utilizadas por el castrismo venezolano a fin de partidizar la sociedad, arrodillarla frente a los gobernantes, manipularla.   

En segundo lugar, la inseguridad es probablemente la peor sanción, los habitantes de Venezuela deben limitarse a salir de sus casas, pagar vacunas, subordinarse a todas las bandas criminales que han proliferado en estas dos décadas aciagas y actúan libremente bajo diversas modalidades; pranatos, colectivos armados, dentro de las fuerzas de orden público, entre otros, inseguridad aliada al régimen, al estilo de fuerza pretoriana para intimidar/aplastar “enemigos”.  

En tercer lugar, una de las primeras sanciones en era de castrismo venezolano, tempranamente nos vimos sancionados por pensar distinto, el expresidente Chávez desde sus primeros días en Miraflores se encargó de señalar, juzgar a quienes no pensaran como él, llamó a freír la cabeza de los adecos, llamó escuálidos a sus adversarios, pitiyanquis, oligarcas, pelucones, majunches, traidores, entre un sinfín de epítetos que marcaban y dejaban expuestos a quienes creían su modelo estaba errado, condenado al fracaso, como en efecto ocurrió. 

En cuarto lugar, una de las peores sanciones del chavismo contra el pueblo, la materia económica, obligando a los venezolanos formar “medios de producción colectivizados” esquema fracasado a lo largo de la historia de la humanidad, pero no solo eso, expropió resentidamente, privilegió economías, empresarios y trabajadores de otras naciones buscando incondicionalidad internacional por parte de gobiernos indolentes para con los venezolanos, todo ello en voraz detrimento del sector productivo criollo sancionado solo por exigir respeto a las leyes económicas universales: leyes consensuadas e institucionalidad.  

En quinto lugar, las innumerables leyes impuestas a través de parlamentos rojos rojitos y vía leyes habilitantes, mismas que fabricaron marcos jurídicos enchorizados sin consultar los sectores involucrados. Los venezolanos nos vimos sancionados a aceptar forzadamente el modelo cubano a través de legislaturas que tergiversaron dramáticamente nuestra venezolanidad, nuestra identidad, todos nuestros procesos económicos, políticos y sociales.  

En sexto lugar los controles, desde hace más de una década se nos sanciona a los venezolanos al limitar y condicionar la adquisición de nuestras divisas, controles y racionamientos que nos obligan cómo, cuándo, qué y en qué cantidad comer, vestir, dónde vivir, en fin, un régimen que a través de las necesidades básicas sanciona a propios y extraños.   

Pudiéramos continuar, sin embargo, al ya argumentar lo suficiente, demostramos que quien ha sancionado cruelmente a los venezolanos como nunca nadie lo hizo en 500 años de historia ha sido el chavismo, primero con Chávez, ahora con Maduro… lo continuará haciendo indistintamente quién esté a la cabeza imponiendo este proyecto cubano anegado en corrupción, desidia premeditada y todo tipo de vejámenes a la democracia, proyecto paradisiaco para gobernantes y allegados, pero una pesadilla para el pueblo, sancionándolo con una indignante sobrevivencia… Efectivamente ¡BASTA DE SANCIONES CRIMINALES! 

Leandro Rodriguez L.
@leandrotango  

LUIS FUENMAYOR TORO: LA AMPLIACIÓN DE LAS SANCIONES

La locura total ha invadido a muchos en este país. ¿Cuántos? No sé, pero entre la gente que conozco, los que veo por TV declarando y los que me encuentro en esta red, son unos cuantos. Y no me refiero a quienes se hacen los locos, pues estos son realmente actores del teatro politiquero existente, que lo que buscan es manipular a quienes se dejen; me refiero a quienes están convencidos de las locuras que afirman. Recientemente escuché a uno de los ministruchos del régimen, uno más de los tantos mediocres que han pasado por el gobierno en todos estos años, y sus afirmaciones son propias de un chiflado que vive ajeno a la realidad o de un provocador mercenario. Decir que los venezolanos hoy viven bien es un acto de cinismo, de ignorancia o de locura. Con seguridad él vive bien, pues ha estado enchufado por más de 20 años y allí sigue. 

Pero la locura a que me refiero es la de la gente común. La del vecino, el amigo, el familiar, cuyo raciocinio parece haberse perdido. La ceguera es de tal magnitud que no pueden ver la realidad, a pesar de ser ésta más que evidente. No entienden, por ejemplo, que las sanciones impuestas a Venezuela por EEUU agravan la situación ya crítica que vive la población. Cuando se les toca el tema, inmediatamente contestan que los responsables de la crisis son Chávez y Maduro, algo que todo el mundo sabe pero que no es el tema de discusión. O responden defensivamente que la crisis existe desde antes de las sanciones, lo cual también se sabe pero tampoco es el tema que se quiere tratar. 

La situación de miseria y deterioro general actual por supuesto que es muy anterior a las sanciones. Tampoco es consecuencia de la guerra económica, como los “aventajados” oficialistas han querido siempre hacer creer. Pero ese deterioro es incrementado por las sanciones, las cuales no afectan sólo a Maduro y su combo. A Maduro sólo lo afectaría que el empeoramiento de la situación de la gente la lleve a protagonizar una insurrección popular. O que la FANB, ante el drama evidente, decida ponerle término al nefasto gobierno actual. Y eso es lo que buscan las sanciones. Ya no es una visa que se le quita a un funcionario y a sus familiares, ya no es el congelamiento de unos fondos de cuentas reales o ficticias de personeros del gobierno, ni la colocación de sus nombres en listas creadas de narcotraficantes o terroristas. 

Se persigue que la miseria se profundice y se extienda, para generar una inestabilidad social y política que termine con la caída de Maduro. Luego, las sanciones sí son contra todos nosotros y empeorarán nuestras condiciones de vida. Quienes necesiten medicinas, que comenzaron a conseguirse aunque a precios muy elevados, ahora no las encontrarán y las que se consigan serán todavía mucho más caras. Ese efecto de las sanciones es contra la población, no contra Maduro y su gente, a quienes no les faltará ninguna medicina. Hay que ser masoquista para aceptar con alegría que nos impongan sanciones que tienen estos efectos. Que unos diputados de la AN festejen la extensión reciente de las sanciones, significa que son masoquistas, esquizofrénicos o que simplemente no se verán afectados por las mismas. Y eso que no cobran sus sueldos, según han denunciado.  

Luis Fuenmayor Toro
@LFuenmayorToro