jueves, 21 de noviembre de 2019

ACTUALIZACIÓN, EL REPUBLICANO LIBERAL II, VIERNES 22/11/2019

MIBELIS ACEVEDO DONÍS: HAMBRE DE IDEAS

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 5 minutos
“La lengua abundante es señal de mano escasa”, reza el refrán, en suerte de zumbona sentencia acerca de esa distancia que parece existir entre lexis y praxis, abstracción y realización, el pensar-decir y el hacer. En terrenos de la política y más allá de esos llanos desahogos, mucho se ha discutido al respecto, por cierto. Quienes optan por preconizar la intervención químicamente pura del “hombre de acción”, por ejemplo, alegan que sus movidas suelen prescindir de las teorizaciones; una compañía estorbosa en la medida en que operar sobre la urgencia demanda zambullirse en la realid... más »

TRINO MÁRQUEZ: PROTESTAS BUENAS, PROTESTAS MALAS

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 36 minutos
El régimen de Nicolás Maduro celebra las protestas violentas en Chile y Bolivia. En el país del Cono Sur, los vándalos de la ultraizquierda y el anarquismo han destruido decenas de estaciones del Metro, utilizado fundamentalmente por los sectores populares y las clases medias. Han incendiado supermercados, clínicas, farmacias y hasta iglesias católicas. Todo ha ocurrido en nombre de la lucha contra el ‘modelo neoliberal’, que según esa estereotipada versión, ha plagado de desequilibrios e injusticias a la sociedad chilena, a pesar de que durante los treinta de años que van desde l... más »

CARLOS CANACHE MATA: EL MURO DE BERLÍN

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 50 minutos
Era la noche del 9 de noviembre de 1989 en Berlín. Millares de alemanes del Berlín Este se agolparon en los puestos de control de vigilancia del muro que, desde el año 1961, dividía la ciudad, impidiendo el éxodo masivo de los habitantes que, en busca de un mejor nivel de vida, querían pasar al democrático y próspero Berlín Oeste. ¿Qué había pasado? El gobierno de la Alemania Comunista, autodenominada República Democrática Alemana (RDA), había anunciado, horas antes, en una conferencia de prensa una nueva ley que pemitiría salir al exterior sin condiciones previas. En esa conferenci... más »

AURORA LACUEVA: CON LA CABEZA FRÍA

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 1 hora
Tanto a los partidarios del oficialismo como a los de la oposición les conviene analizar la situación que vivimos con ponderación y sin engañarse a sí mismos. No solamente así ganan ellas y ellos y sus líderes sino, más importante, gana nuestra Patria. El día que renunció Evo Morales me impactó la reacción de un grupo de personas con quienes conversaba del evento. Eran de lo que podría llamarse clase media trabajadora pero celebraban la caída de Evo como si pertenecieran a la más rancia oligarquía boliviana. Para ellos lo relevante era que caía un “amigo de Maduro” y eso bastaba. D... más »

BERNARD HORANDE: ENTRE MARCHAS Y CONTRAMARCHAS

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 1 hora
El país reactivó la calle. Bueno, en realidad, la oposición al régimen de Maduro. Porque en lo que respecta a la manifestación en favor de Maduro del pasado sábado 16 de Noviembre, eso lo que dio fue lástima. Una cómica. No por la escuálida (!!!) asistencia, claro reflejo de lo que indican las encuestas. Sino por el dinero de todos los venezolanos malgastado en traer gente en cientos de autobuses. Maduro se dio por servido al darles una llamadita por teléfono a los asistentes. En la próxima les envía un mensaje de texto por WhatsApp. Otra cosa fue la convocatoria del Presidente (E... más »

OSCAR ARNAL: EL REY SILENCIADO EN CUBA

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 1 hora
El Rey de España acaba de pronunciar un discurso en Cuba, silenciado por la dictadura. Abogó frente a connotados personeros del régimen por la democracia y el respeto a los derechos humanos. Les recordó la importancia de la libertad de prensa y de reunión, el respeto a las minorías y el gobierno plural. Trajo como ejemplo a la Constitución española de 1978, que a través de la inclusión y el consenso, logró la paz, la alternancia y la prosperidad. Les dijo también que los tiempos cambian y que no existe nada inamovible. El preámbulo de la Constitución cubana establece: “Que Cuba no... más »

MIBELIS ACEVEDO DONÍS: HAMBRE DE IDEAS

“La lengua abundante es señal de mano escasa”, reza el refrán, en suerte de zumbona sentencia acerca de esa distancia que parece existir entre lexis y praxis, abstracción y realización, el pensar-decir y el hacer. En terrenos de la política y más allá de esos llanos desahogos, mucho se ha discutido al respecto, por cierto. Quienes optan por preconizar la intervención químicamente pura del “hombre de acción”, por ejemplo, alegan que sus movidas suelen prescindir de las teorizaciones; una compañía estorbosa en la medida en que operar sobre la urgencia demanda zambullirse en la realidad, tal como viene. He allí verdad a medias, no obstante: si bien es cierto que la acción, como apunta Arendt, hace posible la transformación del mundo, en ausencia de ideas funcionales y desprovista de alma, de logos, la praxis avanza sin fuelle suficiente, se vuelve enclenque; y fracasa. La sola voluntad, el solo impulso, en fin, no bastan para dar consistencia a la gestión de un líder obligado a superar la impronta simplificadora de la épica.

El buen hacer supone pensar. En tanto actividad que afecta el espacio entre-nos, la política pide un ejercicio que no esquive la construcción elaborada, no perentoria, un sentido que la oriente y justifique. Así, el apretado encadenamiento que pasa desapercibido cuando toca decidir sobre la marcha, nos debería hablar de la sinergia entre el “saber hacer” y cierta señera cualidad desarrollada a partir de la experiencia y el conocimiento.

Conviene volver sobre los pasos de Isaiah Berlin, a su disertación sobre el sentido de la realidad y el juicio político. Al examinar la peste de los nacionalismos del s.XX, Berlin explica cómo el romanticismo redujo la libertad humana a pura autonomía de acción: así cobró cuerpo la imagen del héroe trágico, agente que no rinde cuentas a nadie, que subestima los límites del conocimiento científico, que sólo debe lealtad a sí mismo y en el que la ética de la convicción sojuzga a la ética de las consecuencias. Irónicamente, una visión que justificó las mayores perversiones autoritarias en el pasado sigue cosechando adeptos en el presente; y la política venezolana tampoco se ha librado de sus arañazos.

Hacer, hay que hacer, hacer mucho aunque eso no entrañe necesariamente pensamiento estratégico o sentido de la realidad: de un tiempo para acá nuestro ecosistema político parece rebasado por la compulsión de estos auto-mentados “pragmáticos”. Henchidos, sí, de nobles intenciones, pero renuentes a revisar las lecciones de la historia; dueños a su vez de una noción de praxis que parece girar en torno a una precaria lexis, una idea fija aunque expuesta de diversas, efectistas, potables, cada vez más customizadas formas. No extraña entonces que un mantra inamovible suplante toda flexible labor de racionalidad. Que el afán de deliberación atado a la duda que suscita la falta de resultados, sea visto como ataque, como intento de fragmentar lo que ya luce en extremo fragmentado... ¿cabe acaso llamar a esto “pragmatismo”?

Es justo reconocer que para el pragmatismo -como sostenía unos de sus más célebres exponentes, Charles S. Peirce- verdad, bondad o belleza atienden al éxito que estas reporten en la práctica. El pragmático se basa así en la utilidad de ideas o acciones; en la falibilidad, esto es, la naturaleza tentativa y siempre sujeta a rectificación de las afirmaciones, lo cual supone por un lado sensibilidad para abrazar la contingencia, y por otro, el rechazo a certezas últimas e inmutables. No hay separación entre razón práctica y teórica. La verdad es aquello que funciona, concluía Schiller.

En atención a eso, ¿podríamos decir entonces que un político es pragmático por el simple hecho de eludir las definiciones, de poner la acción por encima de la ortodoxia de determinada doctrina? ¿No es más bien anti-pragmatismo desdeñar sistemáticamente la evidencia empírica, la razonable previsión, y entregarse al tanteo a ciegas; apostar tercamente, por ejemplo, a la virtud de un enunciado, sin advertir que la aplicación desmedida de métodos para concretarlo –llámese calle, levantamiento o movidas caóticas a favor de un quiebre militar; todo menos apostar al efecto movilizador del voto- no se traduce en corolarios aprovechables?

Mal podríamos hablar de pragmatismo cuando el sentido de la realidad no forma parte de la conducta regular de quien se proyecta como hombre de acción. Evadir ideas que podrían dotarlo de vital perspectiva y sustituirlas por las llaves todo-uso que provee el marketing, tampoco figura en el menú de lo deseable. No se trata, claro está, de convertir al político en un consumidor de ideologías o de exigirle una vana erudición (inevitable recordar que en 1981, una descomunal criatura política como Walesa admitía ante Oriana Fallaci no haber leído un solo libro) y sí discernimiento, comprensión del laberinto del “espíritu de los tiempos”, coherencia, cautela y no temeridad; el hambre de ideas necesaria para entender que, ante la desventaja, menos no es más.

Mibelis Acevedo D.
@Mibelis

TRINO MÁRQUEZ: PROTESTAS BUENAS, PROTESTAS MALAS

El régimen de Nicolás Maduro celebra las protestas violentas en Chile y Bolivia. En el país del Cono Sur, los vándalos de la ultraizquierda y el anarquismo han destruido decenas de estaciones del Metro, utilizado fundamentalmente por los sectores populares y las clases medias. Han incendiado supermercados, clínicas, farmacias y hasta iglesias católicas.  Todo ha ocurrido en nombre de la lucha contra el ‘modelo neoliberal’, que según esa estereotipada versión, ha plagado de desequilibrios e injusticias a la sociedad chilena, a pesar de que durante los treinta de años que van desde la salida de Augusto Pinochet de La Moneda, hasta el presente, los socialistas han gobernado directamente, o a través de la Concertación, durante buena parte de ese período.  

En Bolivia, los partidarios de Evo Morales, entre ellos los cocaleros, trancan carreteras, impiden que haya libre circulación de vehículos de carga que transportan alimentos y gasolina. La nación del altiplano confronta el serio problema del desabastecimiento, y la inflación que esta conlleva. Los protestantes exigen la renuncia de la presidente Jaenine Áñez y la restitución de Morales en el poder. 

Esto ocurre luego de que se comprobó de forma inapelable que el expresidente cometió un fraude escandaloso y, no contento con el delito, quebró la línea de sucesión prevista ante a la falta absoluta provocada por su renuncia, al exigirles a su Vicepresidente, al Presidente y Vice Presidente del Senado, y al Presidente de la Cámara de Diputados, que dimitieran para generar un vacío de poder y, en consecuencia, una crisis institucional que sumergiera a Bolivia en el caos. La ruptura de esa línea fue lo que condujo a que Áñez, segunda vicepresidente del Senado, asumiera la presidencia interina. Para completar el cuadro, el día que le correspondía juramentarse, los parlamentarios del Movimiento al Socialismo, partido de Morales, no concurrieron al Congreso. Luego la acusaron de ‘usurpadora’. 

Y entonces ¿cómo podía cubrirse la vacante respetando la Constitución, si Morales había ordenado crear un vacío de poder? Su plan apuntaba a desatar la anarquía en Bolivia. En cierta medida lo ha logrado. Actuó a lo Jalisco: si no gano, arrebato. En Bolivia, sus partidarios pretenden restituir en la Presidencia a un gobernante que cometió un delito. Veremos cuán fuertes son las instituciones, especialmente los militares, para impedir que la violación cristalice.

El gobierno venezolano celebra todos los excesos promovidos  por la izquierda afiliada al Foro de Sao Paulo. Defiende los supuestos derechos de las turbas chilenas enceguecidas por el odio, y de los grupos bolivianos que respaldan a un gobernante extraviado, que quiso arrogarse un triunfo electoral que no obtuvo en las urnas electorales, aunque poseía el control del Poder Electoral. 

Todos los excesos de la izquierda extremista le parecen excelentes a Maduro. La cosa cambia cuando el protagonista es la oposición venezolana. Frente a la protesta pacífica convocada por Juan Guaidó para el 16 de noviembre, el régimen aplicó varias tácticas dictatoriales. En un país donde ocurren todas las calamidades que se conocen y en el cual abundan las razones para luchar, el gobierno insistió en que el propósito del llamado era desestabilizar la democracia. Infundió temor en los ciudadanos. Militarizó Caracas y algunas ciudades del interior desde el viernes anterior a la marcha.

En la capital cerró numerosas estaciones del Metro. Tumbó la señal de internet. Los canales de televisión no pudieron transmitir informaciones relacionadas con la concentración. La condena y el cerco fueron casi totales. Tras el objetivo de minar la jornada del 16-N, encontraron un aliado circunstancial y poderoso: los enemigos internos de Guaidó, quienes se dedicaron con saña a demonizarlo y propiciar el desánimo entre los potenciales asistentes a la jornada de protesta. Entre el terrorismo de Estado y la histeria de los estratos ‘opositores’ (no entiendo por qué se autocalifican de ese modo), se formó una tenaza que afectó la concurrencia a la marcha.

A pesar de los enormes obstáculos que se levantaron frente al 16-N, la jornada fue exitosa. Más, incluso, en el interior del país. En Caracas, no tuvo el impacto, ni logró el volumen de las grandes movilizaciones de comienzos de 2019. Sin embargo, no defraudó. La gente se sacudió la modorra. Sintió que la presencia ciudadana es fundamental para cambiar el panorama. Que la pelea no es palaciega, ni de cúpulas o mesas que se reúnen a resolver los problemas que afectan a toda la nación. El cambio incluye a los ciudadanos. Asistir a las concentraciones pacíficas representa una forma democrática de contribuir con la transformación que se aspira.

Evidenciar esos enemigos que acabo de mencionar, no significa que no exista cierto agotamiento frente a la marchas,  y desencanto ante a las expectativas no satisfechas por Juan Guaidó y el plan trazado al inicio de 2019. En su discurso en el acto, Guaidó asomó una autocrítica. Conviene que la elabore mejor y proponga un plan de reconexión con los millones de venezolanos que quieren permanecer en Venezuela, y están dispuestos a resistir y luchar, no para destruir los activos de la nación o para imponer un caudillo que viola la Constitución, sino para restituir la normalidad democrática, que permite crecer e incluir. 

Trino Márquez
@trinomarquezc

CARLOS CANACHE MATA: EL MURO DE BERLÍN


Era la noche del 9 de noviembre de 1989 en Berlín. Millares de alemanes del Berlín Este se agolparon en los puestos de control de vigilancia del muro que, desde el año 1961, dividía la ciudad, impidiendo el éxodo masivo de los habitantes que, en busca de un mejor nivel de vida, querían pasar al democrático y próspero Berlín Oeste. ¿Qué había pasado? El gobierno de la Alemania Comunista, autodenominada República Democrática Alemana (RDA), había anunciado, horas antes, en una conferencia de prensa una nueva ley que pemitiría salir al exterior sin condiciones previas. En esa conferencia de prensa, que había sido transmitida en vivo por la radio, la histórica noticia fue suministrada por Günter Schabowski, miembro del politburó comunista, en estos términos: “se concederá permiso para viajes privados y emigración permanente sin necesidad de cumplir las condiciones hasta ahora exigidas”, entre éstas un salvoconducto. A la pregunta de un periodista sobre cuándo sería efectiva la ley (parece que en principio iba a entrar en vigor el 10 de noviembre), Schabowski, que no halló en los papeles la fecha, contestó: “de inmediato”. La marea humana, ante el muro, no se hizo esperar.


En la Conferencia  de Yalta, celebrada del 4 al 11 de febrero de 1945, poco antes del fin de la Segunda Guerra Mundial, y en la Conferencia de Potsdam, celebrada del 17 de julio al 2 de agosto del mismo año, poco después de la capitulación del III Reich el 8 de mayo, los gobernantes  (“los tres grandes”) de los países aliados contra el hitlerismo nazista acordaron, entre otras decisiones, la partición o división de Alemania en cuatro zonas de ocupación: estadounidense, inglesa, francesa y soviética, lo que, en la práctica no era más que el reconocimiento de la situación fáctica, o de hecho, creada por el avance de los ejércitos de los países aliados contra el nazismo. Las tres primeras zonas se integraron en la República Federal de Alemania (RFA) o Alemania Occidental, cuya Ley Fundamental se promulgó el 28 de mayo de 1949, y la zona soviética fue proclamada el 7 de octubre de 1949 como República Democrática Alemana (RDA) o Alemania Oriental, quedando incluido en esta última, como un enclave, Berlín, que, como vimos arriba, el muro lo dividió en 1961 en Berlín Este y Berlín Oeste.

La noche de la caída virtual del muro de Berlín, 9 de noviembre de 1989, no hubo derramamiento de sangre. Todo transcurrió pacíficamente. Gorbachov, que en la Unión Soviética había asumido el 11 de marzo de 1985 la secretaría general del Partido Comunista y puesto en práctica su política de reformas con la glasnot y la perestroika, declaró públicamente que cada país “tenía el derecho de trazar sus propios lineamientos, estrategias y tácticas políticas sin interferencia exterior”, posición que ratificó en diciembre de 1988 en su discurso ante las Naciones Unidas en Nueva York al anunciar que el Kremlin “no interferiría ya más en los asuntos internos de los demás países”, derogando así la tesis o doctrina de “la soberanía limitada” de Breznev para los países de la órbita soviética, según la cual la URSS y las tropas del Pacto de Varsovia podían intervenir en defensa del sistema comunista existente en cualquiera de esos países. La declaración de Gorbachov significaba que, a diferencia de lo que había ocurrido en la propia Alemania en 1953 o en Hungría en 1956 o en Checoslovaquia en 1968, no se produciría la intervención de las tropas soviéticas, como no se produjo, con motivo de la caída del muro de Berlín, el símbolo más visible de la Guerra Fría, y esto lo sabían los jerarcas comunistas de Berlín Este, razón por la cual la policía de los puestos de control del muro se limitó a pedir aquella noche el documento de identidad para autorizar el paso.

Con la caída del Muro de Berlín se inicia el proceso de transición hacia la reunificación de Alemania que culminó a fines de 1990. También con esa caída se inicia el fin de la Guerra Fría que se completa con la desintegración de la URSS en diciembre de 1991 y la desaparición del “telón de acero” o “cortina de hierro” que se extendía “desde Stettin, en el Báltico, hasta Trieste, en el Adriático”, como lo denunció Winston Churchill en 1946.  Aquí en Venezuela, Hugo Chávez/Nicolás Maduro han levantado un muro, un muro contra la democracia y la libertad, también condenado a desaparecer.

La Unión Soviética y su bloque de países satélites se derrumbaron solos, sin que nadie los empujara, porque sus gobiernos negaban la libertad y tuvieron gestiones económicas que imposibilitaban su competencia con el mundo libre, demostrándose la inviabilidad de la propuesta comunista como sistema de organización de la vida de los pueblos. El escritor y analista político cubano Carlos Alberto Montaner informó hace unos años que le había preguntado a Alexander Yakovlev, el teórico de la perestroika, por qué se había hundido el comunismo y que éste le respondió: “porque no se adaptaba a la naturaleza humana”.

La historia así lo está evidenciando.

Carlos Canache Mata
@CarlosCanacheMa  

AURORA LACUEVA: CON LA CABEZA FRÍA

Tanto a los partidarios del oficialismo como a los de la oposición les conviene analizar la situación que vivimos con ponderación y sin engañarse a sí mismos. No solamente así ganan ellas y ellos y sus líderes sino, más importante, gana nuestra Patria. El día que renunció Evo Morales me impactó la reacción de un grupo de personas con quienes conversaba del evento. Eran de lo que podría llamarse clase media trabajadora pero celebraban la caída de Evo como si pertenecieran a la más rancia oligarquía boliviana.

Para ellos lo relevante era que caía un “amigo de Maduro” y eso bastaba. Deseaban para Venezuela las mismas turbas que en Bolivia saqueaban y quemaban, amenazaban la vida de sus adversarios y sumían a su país en el caos. ¿Qué podría salir de todo eso si ocurriera entre nosotros? Es hora de abandonar los ensueños de una solución instantánea y violenta, que va a acabar con “los otros” y va a arreglar todo en un abrir y cerrar de ojos.

La posibilidad de una salida pacífica y democrática a nuestra crisis está abierta y hay que cultivarla y apoyarla. Ese es el camino que nos aleja del odio, la represión y el retroceso económico. Las salidas sangrientas dejan heridas durante décadas y dificultan la reconstrucción económica y social. Las soluciones pacíficas, donde la voluntad de las mayorías se impone respetando los derechos de las minorías, permiten avanzar. Hay que apostarle a un nuevo CNE en el que todas y todos puedan confiar y hay que enfocarse, para empezar, en unas elecciones parlamentarias libres y transparentes.

También el Gobierno y sus partidarios deben afincarse en esa ruta, descartando los delirios de mandar eternamente y las estratagemas para intentar lograrlo. Porque, más allá de toda la retórica heroica, lo que vivimos hoy es el fracaso de una gestión. Es verdad, las sanciones del gobierno de Trump son abusivas y brutales. Es verdad, desde los primeros tiempos de Chávez una parte determinante de la oposición ha jugado a la desestabilización y el golpe. Pero los errores y faltas del oficialismo en el manejo de la economía han sido enormes, resultando la razón principal del desastre que vivimos. Y no se ha logrado diseñar un programa que lleve a la recuperación. Un cambio es necesario.

Aurora Lacueva 
@AuroraLacueva 

BERNARD HORANDE: ENTRE MARCHAS Y CONTRAMARCHAS

El país reactivó la calle. Bueno, en realidad, la oposición al régimen de Maduro.

Porque en lo que respecta a la manifestación en favor de Maduro del pasado sábado 16 de Noviembre, eso lo que dio fue lástima. Una cómica. No por la escuálida (!!!) asistencia, claro reflejo de lo que indican las encuestas. Sino por el dinero de todos los venezolanos malgastado en traer gente en cientos de autobuses.

Maduro se dio por servido al darles una llamadita por teléfono a los asistentes. En la próxima les envía un mensaje de texto por WhatsApp.

Otra cosa fue la convocatoria del Presidente (E) Juan Guaidó. Sin duda mucho más poblada. En Caracas y en varias regiones del país.

Por supuesto, no tanto como en épocas no muy lejanas, a principios de año, cuando la confianza rebosaba. Cuando se pensaba que “coño, esta vez sí!!!”…. Nada que ver.

Se podría decir que hubo una relativamente buena asistencia, lo cual debe haber sorprendido a algunos en la oposición.

Más que la cantidad, me quiero referir a la calidad de la asistencia, al menos en Caracas.

Se pudieron distinguir tres tipos de asistentes:

Primero, quienes confían todavía en Guaídó y guardan claras esperanzas en él.

Dos, quienes a pesar de haber perdido mucha de esa confianza, aún están dispuestos a jugarle un quintico.

Y en tercer lugar, quienes a pesar de todo dicen que “hay que hacer algo… hay que salir… a lo que sea, no me puedo quedar sentado en mi casa esperando”….

Por supuesto, siempre hay un grupito adicional que sale a ver qué dicen los tres grupos anteriores.

Bien, cantidad y calidad siempre son importantes. Pero lo es más el resultado. ¿Cómo salió la gente de allí?

Al parecer una buena porción de gente salió decepcionada. En diferentes grados. Unos más unos menos. Pero en general, se observó frustración. La sensación de que no se sabe hacia dónde se va.

El mensaje de Guaidó reflejó mucha emotividad, poca racionalidad y ninguna dirección.

Nada de extrañar si observamos lo que viene aconteciendo en esta oposición dirigida en términos generales por el conjunto de partidos agrupados en el llamado G4. Y más directamente, por Ramos Allup, Rosales y Leopoldo López.

Uno siente que la maravillosa oportunidad de oro que se nos presentó este año a los venezolanos para dar un cambio radical a los destinos del país y regresar a una senda de progreso, libertad y prosperidad, se nos está escapando como arena que se va entre los dedos.

Que se ha desperdiciado un momento único, la tormenta perfecta. Que esta dirigencia no tiene definitivamente la capacidad de provocar el cambio necesario. Y que por el contrario, además de sus errores estratégicos y tácticos, algunos se están ocupando más de garantizar el futuro de sus vidas y las de los suyos. Sea aquí en Venezuela o en exilios dorados.

Existe hoy por hoy una posibilidad de que en Enero próximo se pierda la Presidencia de la Asamblea Nacional. Es sabido que el hombre del maletín rojo – en realidad son varios – ha convencido a algunos sinverguenzas para torcer sus votos. Ojalá que no ocurra porque sería una catástrofe.

Guaidó viene cayendo en las encuestas. Esto es público. No es guerra del G2 cubano  ni de troles o bots. La confianza la está perdiendo.

El Perfil de Consultores 21 del 3er Trimestre del año muestra, ante la pregunta “¿Quién cree usted que es el Presidente legítimo de Venezuela, Guaidó o Maduro?”, que la gente reconoce a Maduro con un 45% y a Guaidó con un 43%. Las curvas se cruzaron.

Hay otros datos alarmantes en esa encuesta, que comentaré en otra oportunidad.

El discurso de Guaidó ya no cala ni convence no porque Guaidó sea mal orador, o porque está expresando mal las ideas. No. El discurso no cala más porque la estrategia de donde proviene ese discurso ha sido y sigue siendo equivocada.

Porque esa estrategia nos lleva a la cohabitación y a la celebración de unas elecciones donde ¡una vez más! perderemos. Porque la gente siente que estos dirigentes volverán a sentarse a negociar con unos tipos que no son unos políticos sino unos criminales. Y que estos últimos volverán a ganar tiempo. Porque negocian para quedarse.

Cualquier negociación – ojo, negociar no es malo per se – debe ser para que salgan, no para que se queden. La estrategia correcta debe subirle el volumen a la construcción de fuerza real. De amenazas creíbles. De tácticas y acciones de confrontación. Y de convocatoria al esfuerzo y a la presión internacional en términos de coalición decidida a remover el régimen criminal que se ha instalado en Venezuela.

En caso contrario, seguiremos entre marchas y contramarchas. Sin capacidad de llegar a una solución real.

Bernard Horande
@BHorande  

OSCAR ARNAL: EL REY SILENCIADO EN CUBA

El Rey de España acaba de pronunciar un discurso en Cuba, silenciado por la dictadura. Abogó frente a connotados personeros del régimen por la democracia y el respeto a los derechos humanos. Les recordó la importancia de la libertad de prensa y de reunión, el respeto a las minorías y el gobierno plural. Trajo como ejemplo a la Constitución española de 1978, que a través de la inclusión y el consenso, logró la paz, la alternancia y la prosperidad. Les dijo también que los tiempos cambian y que no existe nada inamovible. 

El preámbulo de la Constitución cubana establece: “Que Cuba no volverá jamás al capitalismo”. El artículo cuatro: “El sistema socialista que refrenda esta Constitución, es irrevocable”. El artículo quinto: “El Partido Comunista de Cuba, único, martiano, fidelista, marxista y leninista, vanguardia organizada de la nación cubana...es la fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado. Organiza y orienta los esfuerzos comunes en la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista.” El artículo nueve: “Cumplir estrictamente la legalidad socialista es una obligación de todos.” El once: el Estado ejerce soberanía y jurisdicción sobre “el espectro radioeléctrico”. El dieciocho: “En la República de Cuba rige un sistema de economía socialista basado en la propiedad de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción como la forma de propiedad principal, y la dirección planificada de la economía, que tiene en cuenta, regula y controla el mercado en función de los intereses de la sociedad.”... 

En América Latina hay sendas clases de despotismos. El Cubano y el que practican regímenes como los de Nicaragua y Venezuela. El otro era el boliviano y el pueblo en la calle lo fulminó. La Constitución de Bolivia reza en su artículo ochenta y siete: “El mandato improrrogable del Presidente de la República es de cinco años. El Presidente puede ser reelecto por una sola vez después de transcurrido cuando menos un Periodo Constitucional”. Para colmo, Evo Morales también perdió el plebiscito que procuraba desconocer la Carta Magna otra vez. Por ello, son dos modelos de absolutismo, el que proclama la Constitución cubana y el que producen Tribunales Supremos interpretando la Constitución para que una oligarquía partidista se perpetúe.  

Todo hasta que se agotan las dictaduras y los mismos militares salen a poner orden frente a la anarquía que generan las múltiples violaciones al Estado de Derecho y la Constitución.  

Oscar Arnal
@OscarArnal