sábado, 9 de marzo de 2019

ACTUALIZACIÓN, "EL REPUBLICANO LIBERAL II”, DEL SÁBADO 09-03-2019,

TRINO MÁRQUEZ, EL LIDERAZGO DE GUAIDÓ

EL REPUBLICANO LIBERAL en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 18 minutos
Desde que apresaron a Leopoldo López, y las campañas electorales de 2012 y 2013, cuando Henrique Capriles compitió por la presidencia de la República, primero con Hugo Chávez, y luego con Nicolás Maduro, la oposición no había contado con un líder que despertara tanto entusiasmo popular, podría decirse fervor, como el que levanta Juan Guaidó. Su talante sencillo, sin asomo de vedetismo, ha cautivado a la gente. Permitió que la esperanza surgiera de nuevo. El año 2018 cerró con un pesimismo que hacía er el futuro lleno de sombras. Más de 60% de los venezolanos creían que los primero... más »

MIBELIS ACEVEDO DONÍS, LA JAURÍA

EL REPUBLICANO LIBERAL en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 54 minutos
Ojos inyectados, colmillos filudos y dispuestos a quebrar la contumacia del músculo, a desgarrar hasta el hueso, a catar el borbotón de la sangre. El alacrán en el alma, la adrenalina que fluye anulando la consciencia del riesgo, borrando la capacidad de sentir alguna piedad, todo para asestar el golpe decisivo que invalida a la presa, que la disloca, que la silencia. No hay remordimientos. Así son las arremetidas de la jauría (buen título para una reflexión, me desliza con tino Jean Maninat), la inquina tribal que también destripa la comunicación democrática y que sin duda replica ... más »

GABRIEL BORAGINA, ESTADO Y EDUCACIÓN

EL REPUBLICANO LIBERAL en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 1 hora
Luego de explicar que todo tirano debe rodearse de un grupo de fanáticos que lo respalde, Friedrich A. von Hayek expone porque cree que los peores serán los seleccionados: "Hay tres razones principales para que semejante grupo, numeroso y fuerte, con opiniones bastante homogéneas, no lo formen, probablemente, los mejores, sino los peores elementos de cualquier sociedad. Con relación a nuestros criterios, los principios sobre los que podrá seleccionarse un grupo tal serán casi enteramente negativos. En primer lugar, es probablemente cierto que, en general cuanto más se eleva la educ... más »

LUIS UGALDE, ¿SUICIDIO COLECTIVO?

EL REPUBLICANO LIBERAL en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 1 hora
En septiembre de 1998, tres meses antes del triunfo electoral de Chávez, escribí un artículo de prensa titulado “El gobierno de Chávez”. Lo hice luego de acudir como observador a un mitin del populista en Mérida, donde me empapé del delirio multitudinario, hablé con muchos tratando de comprender su fervor y escuché el mitin del líder. El artículo empezaba así: “Según las encuestas y análisis sencillos, hay alta probabilidad de que Chávez gane las elecciones y poca de que pueda hacer un buen gobierno; lo que significa una especie de suicidio colectivo. Subrayaba una realidad obvia: ... más »

HUMBERTO RUIZ CALDERÓN, ANTES DEL AMANECER…

EL REPUBLICANO LIBERAL en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 1 hora
Van ya casi dos meses sin escribir y por supuesto sin publicar textos nuestros aquí. Para mi escribir es uno de los placeres que decidí realizar, hace algunos años, hasta que el cuerpo aguante y la mente lo permita. De los otros tres placeres escribí en nuestro último post, y si nuestros lectores desean saber cuáles son, pueden conocerlos, cuando lea la invitación que hice para un conversatorio sobre nuestra experiencia en el Camino de Santiago. De tal manera que, no escribir por casi sesenta días es una rareza en nosotros. ¡Casi un pecado! El pasado diez de enero del 2019 u... más »

ROMÁN IBARRA, EL AVION

EL REPUBLICANO LIBERAL en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 1 hora
El avión que trajo de vuelta a casa al Presidente (e) Juan Guaidó, fue el equivalente a lo que en el futbol se conoce como ̈Gol Olímpico ̈, esto es, un certero disparo a gol desde el punto de corner; o un grand slam en el beisbol, es decir, un jonrón con las bases llenas, o en el lenguaje del boxeo, un knock out fulminante. La llegada al país, luego de una intensa gira internacional latinoamericana, disipó inmediatamente la amarga jornada del 23 de febrero, en la cual, los criminales del régimen de Maduro impidieron –como es su costumbre- la entrada a nuestro territorio de la ayud... más »

TRINO MÁRQUEZ, EL LIDERAZGO DE GUAIDÓ


Desde que apresaron a Leopoldo López, y las campañas electorales de 2012 y 2013, cuando Henrique Capriles compitió por la presidencia de la República, primero con Hugo Chávez, y luego con Nicolás Maduro, la oposición no había contado con un líder que despertara tanto entusiasmo popular, podría decirse fervor, como el que levanta Juan Guaidó. Su talante sencillo, sin asomo de vedetismo, ha cautivado a la gente. 

Permitió que la esperanza surgiera de nuevo. El año 2018 cerró con un pesimismo que hacía er el futuro lleno de sombras. Más de 60% de los venezolanos creían que los primeros seis meses de 2019 serían peores que el segundo semestre de 2018, ya calamitoso. 

En el segmento de venezolanos comprendidos entre 18 y 45 años de edad, más de la mitad quería marcharse del país. Guaidó logró detener ese sentimiento de derrota y alzó el ánimo de la población. 

El Presidente encargado transmite consistencia, seriedad y coraje. La gente se ha ido convenciendo de que puede confiar en él. Está alejado de la grandilocuencia de Chávez y Maduro. No se regodea con la retórica vacía. Ha mostrado un claro sentido pragmático. 

El parpadeo que tuvo la oposición el 23 de febrero cuando la ayuda humanitaria no logró entrar por Colombia, ni por Brasil, pudo haber conducido a una nueva frustración generalizada. El país y el mundo vieron actuar a un régimen criminal, que se valió de asesinos para masacrar a los voluntarios que se ofrecieron a pasar esa ayuda.Los cuerpos represivos reprimieron a mansalva a los pemones; mató e hirió a numerosos miembros de esa etnia indígena. El cinismo de Maduro bailando mientras celebraba su trágica victoria, pudo haber desinflado el movimiento nacido en enero. 

Guaidó y su equipo, con la audaz y provechosa gira emprendida por los países de Suramérica, lograron sortear el temporal. El apoyo de los gobiernos amigos y el cálido recibimiento recibido de los venezolanos que emigraron a esas naciones, despejaron las dudas y reafirmaron su liderazgo. El viaje coronó con la sorprendente y emotiva llegada a Venezuela por Maiquetía y el recorrido hasta Las Mercedes.

Juan Guaidó subraya cada vez que tiene la oportunidad los resultados obtenidos por la alternativa democrática en apenas dos meses. Se logró cohesionar a la oposición en torno a una estrategia común, conseguir el respaldo de más de cincuenta países, aislar aún más al desprestigiado gobierno de Maduro, colocar al régimen a la defensiva, movilizar a los ciudadanos, adormecidos por la crisis y la desesperanza, y levantar de nuevo la fe de los venezolanos en la reconstrucción nacional. 

Estas conquistas son evidentes. En la nación se respira otro aire. Pero, el optimismo no puede conducir a la ingenuidad. Sería un grave error de juicio pensar que será sencillo doblegar a un régimen que recibe la asesoría cubana, rusa y de otras dictaduras del planeta. Que ha incorporado a elementos del ELN, a núcleos de las Farc que no se acogieron al proceso de pacificación, a militantes yihadistas de Hezbolá y a grupos vinculados con la delincuencia y el narcotráfico. Algunos miembros de este conjunto abigarrado parecen estar dispuestos a arrasar con Venezuela, antes de admitir su fracaso y su derrota.

La lucha por recuperar a Venezuela ha sido muy exitosa en muy poco tiempo. La gira sugerida por Europa seguramente se traducirá en mayores respaldos de las naciones democráticas del viejo continente. Pero nadie puede asegurar cuánto durará este combate,  

La batalla puede ser larga. Son muchos los aspectos acionales internacionales envueltos. 

Las presiones diplomáticas continuarán, aunque no son suficientes para convencer a Maduro de que debe dejar el camino libre para una salida pacífica. 

La posible incorporación de un grueso segmento de los empleados públicos subirá la tensión. La soledad de Maduro y su corte será cada vez más patética. El momento de quiebre llegará cuando el Alto Mando le diga: señor Maduro basta de destrucción; abandone el país.Entonces habrá concluido la usurpación y comenzará formalmente la transición.

En la etapa actual se requiere cohesión plena de los dirigentes políticos y del pueblo en torno de Juan Guaidó. Los factores más equilibrados de la alternativa democrática deben actuar para aislar y condenar a los irresponsables y envidiosos que no toleran el éxito meteórico del joven Presidente encargado. O que le piden actuar a una velocidad que no se corresponde con el ritmo de los acontecimientos. Esos orates hablan de un supuesto acuerdo entre Guaidó y Maduro, para evitar que lo apresaran cuando se presentara en Maiquetía.

A Juan Guaidó hay que protegerlo del régimen madurista y de ciertos personajes que, en nombre de la libertad de opinión, dicen disparates que provocan confusión y daño en momentos en los cuales se requiere la unidad monolítica de las fuerzas del cambio. Vamos bien porque vamos juntos.

Trino Márquez
@trinomarquezc

MIBELIS ACEVEDO DONÍS, LA JAURÍA


Ojos inyectados, colmillos filudos y dispuestos a quebrar la contumacia del músculo, a desgarrar hasta el hueso, a catar el borbotón de la sangre. El alacrán en el alma, la adrenalina que fluye anulando la consciencia del riesgo, borrando la capacidad de sentir alguna piedad, todo para asestar el golpe decisivo que invalida a la presa, que la disloca, que la silencia. No hay remordimientos. Así son las arremetidas de la jauría (buen título para una reflexión, me desliza con tino Jean Maninat), la inquina tribal que también destripa la comunicación democrática y que sin duda replica los modos a los que el poder se aferra desde hace varios años.

No es casual, seguramente, aunque sí muy penoso que tales prácticas hayan saltado desde el oscuro cortijo del predador hablante (Freud dixit) para desordenar la lógica del gobierno de uno mismo, la polis íntima en donde reside nuestro apego a lo democrático. Apenas nostalgia, a veces: es mucho el tiempo bregando con el trapiche de odios del Gran Otro, el de la venganza que los necios trasmutaron en justicia, las taras del resentimiento más pedestre, hueco negro que traga y traga y jamás, jamás se sacia.

Así que la invitación a transitar las calles del mundo 2.0 (allí donde un país privado de ágoras acude con la ilusión de cazar debates que el mismo temple del medio elude) no se libra del tóxico combo de marras. Fruto de ese forcejeo entre el deseo inconsciente y la barrera de la defensa que complica la gestión emocional, además, de esa ruptura dialógica entre el ser y el parecer, la política venezolana y su neurosis encuentran en la virtualidad y sus máscaras un domicilio perfecto. No hay acá contención cierta: el de la libertad –sujeción es un protocolo elástico, cuyos límites resuelve el individuo consigo mismo. Es el recinto de la opinión sin policías de pensamiento ni traílla moral… ¡vaya paraíso! Quizás de allí la idea –no carente de sentido– de que las redes habilitan una real praxis democrática, una amplia participación ciudadana. Y en efecto, así sería siempre que se recordase que la democracia implica también responsabilizarse del otro tanto o más que de uno; un otro sin cuyo compromiso sería imposible concebir la política, ese espacio de trámite para el hablar y actuar juntos.

Pero la premisa se olvida cuando la puerta del corral se abre. Y al vivir aturdidos por la inversión de valores que el mismo autoritarismo ha patrocinado en su afán por reproducirse, se nos antoja lícito, “normal” despellejar a quien es lo bastante temerario como para expresar una opinión adversa. ¡Ah! Y una vez deshecho, reinventado a discreción, encima se pide al herido “tolerancia a la crítica” (“Tírenle piedra a Gení/ tírenle piedra a Gení/ hecha está para aguantar/ ella está para escupir/ se entrega no importa a quien, maldita Gení!”; sobre modernas lapidaciones cantaba también Chico Buarque en “Geni e o Zepelim”). Ni hablar de lo que puede seguir cuando el ataque proviene del líder de la piara opinática: pues infalible, llega la “shitstorm”, el linchamiento frívolo y tumultuario al mejor estilo de “The chase”, la célebre película de Arthur Penn. Se trata de la angurrienta manada de haters haciendo las veces de tribunal colectivo, imbuida de “razones morales” para propinar dentelladas, presta a despedazar y hundir la uña en el tajo sin ápice de indulgencia.

Sobre la patología no hay denominación de origen, claro está. Y con admoniciones seguramente tampoco evitaremos que los efectos del narcisismo y la intolerancia tengan a bien esfumarse en nuestro patio. Pero es justo reparar en el daño que ese desenfreno le está haciendo ahora mismo al logos, a la verdad que sólo surge con el diálogo, tal como advierte Hannah Arendt; un daño que entorpece la convergencia de voluntades necesaria para cruzar este complejo tramo de nuestra historia.

Allí está el lenguaje, también degradado por la violencia simbólica –que viaja desde la zumbona cizaña al mordisco más prosaico– malogrando la tarea del ciudadano, que no es otra que la de reconquistar su verdadera condición política… ¿cómo superar la sentina semántica, la embestida caótica de la turba, la gravosa espiral del silencio, el brote de la “barbarie interior” boicoteando la posibilidad de coincidir en una ruta común de acción? ¿Cómo asociarnos si la siembra de sospecha mutua se hace gimnasia regular, si nos acechamos y nos odiamos “libre y democráticamente”?

Por fortuna, vemos en la insurgencia de un nuevo liderazgo otras señales: inclusión, serenidad, contención, disposición a construir agendas comunes y consensos estructurales, lo opuesto a la opresión. Habrá que apostar también a ese modelaje que se aleja resueltamente del que Chávez y su petrificado dogmatismo, su “banco de ira” o su talento para el bullying dejó como patrimonio a los extremistas de toda traza. “Mírense en ese espejo”, cabría recomendar a algunos. Es hora de evolucionar. Piel y corazones dan fe de los desgarros que otras brutales jaurías nos encajaron. Ya basta.

Mibelis Acevedo Donís
@Mibelis

GABRIEL BORAGINA, ESTADO Y EDUCACIÓN


Luego de explicar que todo tirano debe rodearse de un grupo de fanáticos que lo respalde, Friedrich A. von Hayek expone porque cree que los peores serán los seleccionados:

"Hay tres razones principales para que semejante grupo, numeroso y fuerte, con opiniones bastante homogéneas, no lo formen, probablemente, los mejores, sino los peores elementos de cualquier sociedad. Con relación a nuestros criterios, los principios sobre los que podrá seleccionarse un grupo tal serán casi enteramente negativos. En primer lugar, es probablemente cierto que, en general cuanto más se eleva la educación y la inteligencia de los individuos, más se diferencian sus opiniones y sus gustos y menos probable es que lleguen a un acuerdo sobre una particular jerarquía de valores. Corolario de esto es que, si deseamos un alto grado de uniformidad y semejanza de puntos de vista, tenemos que descender a las regiones de principios morales e intelectuales más bajos, donde prevalecen los más primitivos v «comunes» instintos y gustos. "[1]

Es por eso que los políticos no pueden estar interesados en una política educativa de alta calidad, ya que va en contra de sus propios intereses electorales. La excepción a esta regla es la del político estadista, especie tan rara en la actualidad que queda prácticamente descartada. Por lo demás, las leyes educativas y la educación estatal ampliamente aceptadas en todo el orbe, han armado un entramado tan fuerte y poderoso que es prácticamente imposible de doblegar y de romper. Esa estructura legal en procura de la mal llamada enseñanza "pública" tiende -invariablemente- a la uniformidad y homogeneidad de todos los contenidos educativos, ya sea que sean impartidos en instituciones públicas (estatales) o mal llamadas "privadas" (particulares) donde quienes son sus titulares los son únicamente de los inmuebles y mobiliarios del establecimiento, pero no lo son de los contenidos educativos que debe infundir a sus alumnos y demás educandos.

Es decir, por más que encontráramos esa rara avis del verdadero estadista (que reiteramos, no los hallamos con facilidad) de llegar al poder debería encarar una profunda reforma legislativa que diera por tierra con todo tipo de obligatoriedad de instruir sobre planes oficiales de enseñanza. Y es posible imaginar la resistencia que encontraría en las estructuras burocráticas consolidadas en torno de ministerios y secretarias de educación, y ni que decir de los gremios docentes que se opondrían con saña a tales planes reformistas.

Sigue declarando Hayek, respecto del grupo de los fanáticos de líder populista:

"Esto no significa que la mayoría de la gente tenga un bajo nivel moral; significa simplemente que el grupo más amplio cuyos valores son muy semejantes es el que forman las gentes de nivel bajo. Es, como si dijéramos, el mínimo común denominador lo que reúne el mayor número de personas."[2]

Ha de interpretarse con poca educación si lo relacionamos con la cita anterior. Da a entender que no es tan significativo el grupo como parte de una mayoría de personas, como la uniformidad de sus valores, o el más grande número de personas que comparten esos valores. Son más similares en gente de nivel educativo bajo o: a menor nivel mayor uniformidad. Ningún gobernante puede mantenerse en el poder si no logra un consenso muy amplio sobre ciertos aspectos de su programa de gobierno. Es por ello indefectiblemente necesario para él que el más alto número de personas comparta sus puntos de vista

"Si se necesita un grupo numeroso lo bastante fuerte para imponer a todos los demás sus criterios sobre los valores de la vida, no lo formarán jamás los de gustos altamente diferenciados y desarrollados; sólo quienes constituyen la «masa», en el sentido peyorativo de este término, los menos originales e independientes, podrán arrojar el peso de su número en favor de sus ideales particulares."[3]

Es más fácil descubrir ese tipo de personas entre los niveles educativos bajos. El secreto es hallar la homogeneidad de sentires, y esta se localiza en cuantioso número en las personas de escasa cultura. Y no hay peor enemiga de la uniformidad de pensamientos y de gustos que la educación, es por ese motivo que quien aspira a dominar a otros no puede jamás estar en favor de una alta educación, y es lo que diferencia la educación del adoctrinamiento. El gobierno adoctrina no educa, pero no se notará a ningún estatista que lo admita abiertamente.

Sin embargo, existe el prejuicio por el cual se cree que esta en el interés del gobernante que todos tengan acceso a una educación de calidad. Este es el argumento central de la llamada educación "pública". Mas allá de las buenas intenciones que un político en particular pudieran genuinamente poseer cuando afirma tal cosa, el sistema educativo estatal no ha conseguido nunca en el pasado, no lo consigue en el presente y es dudoso que lo consiga en el futuro el fin perseguido por sus apologistas. En rigor, el sistema educativo estatal está diseñado no para elevar la calidad educativa del pueblo, sino para todo lo contrario, por muy extraño que esto pudiera parecer a muchos o a todos.

Los líderes políticos, o quienes aspiren a convertirse en tales, encuentran un terreno mucho más fértil para sus planes de dominación dentro la gente menos educada y no sus opuestos. De allí que, los planes educativos oficiales tienden hacia la uniformidad intelectual y no a la diversidad del educando.

El fascismo logró imponerse en Europa gracias a que sus líderes apelaron a la gente de más baja cultura, y es por esto que reemplazaron la diversidad educativa por la uniformidad doctrinaria. ¿Cómo lo lograron? Monopolizando la educación de los países en donde aparecieron.

Será oportuno recordar que el décimo punto del Manifiesto Comunista estatuye lo siguiente:

"10. Implantar la instrucción pública obligatoria, a través de escuelas y establecimientos exclusivamente regidos por el Estado."[4]

De tal suerte que, no es casual que gran parte de la educación mundial esté en manos de los gobiernos por muy "liberales", "capitalistas" y "democráticos" que se los considere.


[1] Friedrich A. von Hayek, Camino de servidumbre. Alianza Editorial. España. pág. 177

[2] Hayek F. Camino…ibidem.

[3] Hayek F. Camino…ibidem.

[4] (Vid. Manifiesto Comunista (1848), Marx y Engels, págs. 74 y 75 (Progress Publishers), Moscú, 1975, edición en lengua inglesa.)

Gabriel S. Boragina
gabriel.boragina@gmail.com
@GBoragina

LUIS UGALDE, ¿SUICIDIO COLECTIVO?


En septiembre de 1998, tres meses antes del triunfo electoral de Chávez, escribí un artículo de prensa titulado “El gobierno de Chávez”. Lo hice luego de acudir como observador a un mitin del populista en Mérida, donde me empapé del delirio multitudinario, hablé con muchos tratando de comprender su fervor y escuché el mitin del líder. El artículo empezaba así: “Según las encuestas y análisis sencillos, hay alta probabilidad de que Chávez gane las elecciones y poca de que pueda hacer un buen gobierno; lo que significa una especie de suicidio colectivo. Subrayaba una realidad obvia: “el país necesita un cambio serio y profundo y no puede perder una oportunidad más”, luego de la sordera ante el “Caracazo”, los intentos de golpe militar y las crecientes abstenciones electorales de protesta. “Pero los cambios han sido pocos, el deterioro avanza y la pobreza e incapacidad de enrumbar el país se profundiza”, afirmaba. 

Al clamor de cambio, Chávez respondía mesiánicamente con denuncias acertadas, pero con respuestas emotivas y sin madurez. Citaba yo las palabras que me dijo un taxista, hay que cambiar como sea, “porque esto no puede estar peor”. Yo reflexionaba que podíamos estar peor “sin una rápida recuperación de la sensatez” y rechazaba la ilusión de un nuevo nacimiento del país “libre de pecado original”, por virtud de una “constituyente fundamentalista”, llena de buenos deseos y promesas. Expresaba mi postura crítica a la democracia de los partidos reinantes, pero no veía “ninguna razón objetiva para pensar que el equipo chavista viene con mejor brújula, más capacidades y más honestidad”. Me parecía que la constituyente milagrosa prometida por el chavismo sería “un truco para establecer el autoritarismo”. Lamentablemente este régimen en 20 años ha batido todo récord de insensatez política, de incapacidad y de corrupción.



“No nos interesa -escribía- Chávez como candidato con sus vagas ideas bolivarianas, sus citas bíblicas, ni los espejismos de poderes morales imposibles y autoritarios. Nos interesa su eventual gobierno en los dos primeros meses y el clima que, chavistas y no chavistas, van a crear de hoy a febrero”. Concluía que “mirando el éxito del próximo gobierno, por ahora vamos muy mal”.

Hoy la realidad venezolana es mucho más desastrosa que la de 1998. Afortunadamente ya hay estudios, análisis y propuestas excelentes, pero conviene que la población sea consciente de que esta Venezuela gravemente enferma requiere una cirugía mayor y un esfuerzo sostenido para renacer a la vida, con democracia y oportunidades para todos. ¿En qué camino hay que estar dentro de 6 meses (en agosto próximo) y qué hay que hacer para no fallar? Sobre todo necesitamos que el variado liderazgo esté unido en el único y central reto de pasar a ser productores de lo que le falta al país: productores de ciudadanía responsable, productores de suficientes bienes y servicios de calidad, productores de valores personales y públicos que se contagian y extienden… Llevamos dos meses increíblemente positivos porque en la Asamblea Nacional legítima prevaleció la unión en la elección de la Directiva presidida por Juan Guaidó quien ha demostrado que su presidencia interina no es para privilegiar a un partido frente a los otros, sino para despertar y unir todas las fuerzas sociales, atraer los apoyos internacionales democráticos y juntos salir de este infierno. Urge la inmediata salida del usurpador y un pronto gobierno de transición muy definido y concreto en sus tareas, y muy amplio en la inclusión de personas honestas y competentes provenientes de diversas corrientes con el único propósito de salvar al país. Si luego de la salida de Maduro esto se convirtiera en una rebatiña de ambiciones personales o partidistas, la población escupiría a los traidores. Por el contrario, un gobierno de unidad y de renacer nacional con una inspiración moral capaz de activar en cada venezolano lo mejor de sí, atraerá el necesario apoyo internacional, la responsabilidad ciudadana, la inversión y el florecimiento productivo empresarial.

Develar y derrotar esta gran mentira: Somos un país riquísimo por nuestras grandes reservas petroleras por lo que nuestro problema no es producir riqueza, sino distribuirla. Chávez heredó esa mentira, no la inventó, pero se convirtió en el predicador más elocuente de la misma: Mi gobierno resolverá la contradicción de país rico y pueblo pobre porque acabará con los tres bandidos que roban al pueblo su renta petrolera: el imperio criminal, la explotadora empresa privada y los partidos políticos corruptos. Yo devolveré esa fabulosa riqueza a los venezolanos que se pongan mi franela y tiendan la mano para recibir, sin necesidad de producir, decía Hugo Chávez.

El desastre está a la vista y la sangre del sufrimiento corre por las venas de todos los venezolanos. Es el momento privilegiado para entender el error mortal y corregir: Somos país pobre porque pobre es nuestra producción. El oro, los diamantes y el petróleo no son nuestra riqueza, sino que seremos un país digno y desarrollado cuando formemos a cada venezolano con capacidad y le demos la oportunidad de producir. Producir educación, producir personas y ciudadanos responsables y libres, producir bienes y servicios de calidad, producir instituciones solidarias. Producir República.

Ese es el norte para no caer en otro suicidio colectivo. En septiembre de 1998 concluíamos: “Hacen falta la sensatez y el realismo de la mayoría que crean el clima de diálogo, de negociación y de cambio concertado y para eso hay que trabajar desde ahora. Mañana será demasiado tarde”. Hoy el sufrimiento y la tragedia nos han hecho más conscientes: República de productores o muerte irremediable.

Enviado por
fernandamujica@gmail.com
@LaMujica

HUMBERTO RUIZ CALDERÓN, ANTES DEL AMANECER…

Van ya casi dos meses sin escribir y por supuesto sin publicar textos nuestros aquí.

Para mi escribir es uno de los placeres que decidí realizar, hace algunos años,  hasta que el cuerpo aguante y la mente lo permita.

De los otros tres placeres escribí en nuestro último post, y si nuestros lectores desean saber cuáles son, pueden conocerlos, cuando lea la invitación que hice para un conversatorio sobre nuestra experiencia en el Camino de Santiago.

De tal manera que, no escribir por casi sesenta días es una rareza en nosotros. ¡Casi un pecado! 

El pasado diez de enero del 2019 un amigo invitó por twitter, junto con muchos otros, a manifestar repudio por la juramentación de Maduro para un nuevo período presidencial en Venezuela. Debo reconocer que no participé y las fotografías del evento mostraban poca gente. Me sentí mal por ambas cosas: no participar y la poca asistencia.

Tan sólo tres días después de este hecho, en una reunión familiar, a la que asistimos once personas, diez de ellas me expresaron –sin yo preguntárselos-  que iban a participar en la manifestación del 23 de enero, convocada por Juan Guaidó. Y lo hicimos, junto con millones en toda Venezuela.

Lo que ha ocurrido, desde ese día 10 de enero, en estas primeras jornadas del 2019, en Venezuela, no creo que sea necesario repetir y tampoco analizar. Ya habrá tiempo de hacerlo cuando salgamos de la coyuntura que transitamos.  Simplemente, estos días los hemos vivido. Dudo que algún venezolano, dentro o fuera del país no haya sido impactado.  La enorme mayoría, positivamente.

Vivo la situación venezolana en carne propia. No solo la falta de medicamentos, el costo de los alimentos y de cualquier necesidad, sino también la diáspora. Tres de cuatro hijos  y cuatro de seis nietos viven fuera del país. No es poco para alguien que espera vivir cerca de los suyos sus últimos años con el calor de su familia en su entorno cercano. De tal forma que, estos días me han dado esperanza. Mucha esperanza.

Ayer mientras escribía las líneas anteriores se fue la energía eléctrica. Han sido más de 24 horas en la mayor incertidumbre y oscuridad. Pero, quiero ser positivo. La foto que acompaña éste texto es de un amanecer mirando la Sierra Nevada de Mérida, en uno de esos días que el inicio de la jornada nos hace pensar lo hermoso que tenemos frente a nosotros. Espero que igual sea, para lo que está pronto por ocurrir. Hermoso fin de semana les deseo a todos. Nos encantará conocer sus pareceres sobre lo escrito. ¿Se animan?.    


Humberto Ruiz Calderon
ruizch2@gmail.com
@Ruizhumberto

ROMÁN IBARRA, EL AVION

El avión que trajo de vuelta a casa al Presidente (e) Juan Guaidó, fue el equivalente a lo que en el futbol se conoce como  ̈Gol Olímpico ̈, esto es, un certero disparo a gol desde el punto de corner; o un grand slam en el beisbol, es decir, un jonrón con las bases llenas, o en el lenguaje del boxeo, un knock out fulminante.

La llegada al país, luego de una intensa gira internacional latinoamericana, disipó inmediatamente la amarga jornada del 23 de febrero, en la cual, los criminales del régimen de Maduro impidieron –como es su costumbre- la entrada a nuestro territorio de la ayuda humanitaria, literalmente a sangre y fuego, habida cuenta de los asesinatos de los aborígenes de la etnia Pemón, entre otros.

Asesinatos que llenan de sangre –otra vez- a Maduro, y su corte criminal compuesta por el alto mando militar, paramilitares mal llamados colectivos, la dirigencia de su partido, y sus amos de la dictadura cubana.

Luego de la jornada sangrienta y cruel del 23/F, el régimen sorprendido y molesto con la salida del Presidente Guaidó hacia tierras colombianas, a pesar de la  ̈prohibición ̈, juraron que lo detendrían a su regreso, si acaso lo hacía. Lo tildaron de cobarde, y traidor como es común en su lenguaje extremista y despreciable, tal como han hecho con toda la disidencia a lo largo de estos 20 años. Lo cierto es que quedaron locos, sorprendidos, y molestos porque sus  ̈órdenes ̈ no se cumplieron. Llegó en un vuelo comercial procedente de Panamá y recibido por una entusiasta multitud de compatriotas y diplomáticos de países aliados, no solo en el aeropuerto, sino en el camino hacia Caracas donde le esperaba una concentración también muy numerosa en la plaza Alfredo Sadel de Las Mercedes.

Otro momento emocionante fue en el desarrollo del vuelo, cuando –cual capitán de la aeronave- le habló a los pasajeros quienes generosamente le aclamaron, y le ayudaron a
guardar el secreto de su regreso hasta pisar tierra venezolana.

En su discurso resaltó el papel cumplido en la gira, y rindió cuenta de ello a todos los venezolanos; anunció los próximos pasos en la lucha por la reconquista de la democracia y el cese de la tiranía. Insistió en la necesidad de que la alta comisionada de las Naciones Unidas para los DDHH, la señora Bachelet viniera a Venezuela para constatar las violaciones del régimen en ese sentido. Al respecto, quiero hacer un inciso para resaltar la respuesta miserable de la Bachelet, según la cual, la comisión reconoce la violación sistemática de los DDHH en Venezuela, pero estos se ven exacerbados por las  ̈sanciones impuestas a Venezuela ̈.

No era para menos, pues esta señora responde solidariamente al servicio del comunismo internacional del que forma parte, y no al servicio de los DDHH. Le recuerdo que las sanciones impuestas por diversos países han ocurrido contra funcionarios específicos del régimen, y no contra el país. Pésimo servicio ha hecho el Secretario General de la ONU, el portugués Guterres designándola en ese cargo. Pena ajena!

Volviendo a lo nuestro, sigue actuando con inteligencia y coraje el Presidente Guaidó al reunirse con toda la dirigencia sindical del país para escuchar sus demandas y ofrecer la
búsqueda conjunta de posibles soluciones a los terribles males que destruyen las condiciones de los trabajadores –dependientes, y no dependientes- de Venezuela.Cada día se suman más y más voluntades para allanar el camino hacia el reencuentro de todos los compatriotas en democracia: cese de la usurpación; gobierno de transición, y elecciones libres son los puntos de nuestra agenda. Vamos muy bien!

Román Ibarra
@romanibarra