sábado, 15 de febrero de 2020

ACTUALIZACIÓN, EL REPUBLICANO LIBERAL II, DOMINGO 16/02/2020

CAROLINA GÓMEZ-ÁVILA: ESTA VEZ, A FONDO

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 3 minutos
Tengo la impopular costumbre de revisar lo que dicen exponentes de derecha y de izquierda. Eso sí, exponentes, no intelectuales orgánicos como los llamaba Gramsci. Con esto introduzco una reflexión que me topé en Twitter y que llamó mi atención: “Extraordinario graffiti del mayo francés «seamos realistas, pidamos lo imposible». Y son en verdad realistas las izquierdas, pues al empujar a fondo logran notables en las agendas a diferencia de timoratos del otro lado del mostrador imbuidos de «corrección política»”. El tuit es del economista argentino Alberto Benegas Lynch, hijo, del qu... más »

EDUARDO FERNÁNDEZ: SIRIA

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 5 minutos
Uno sabe cómo comienzan las guerras. Lo que no se sabe es como se desarrollan, ni cómo ni cuándo terminan. La guerra en Siria comenzó en mayo del 2011. Se inició como una confrontación de la mayoría suní contra el régimen dinástico de Bashar al – Assad de la tribu de los Alauís. Han transcurrido nueve años del inicio de aquella matanza espantosa. Se han producido horrores que superan en crueldad a los peores ocurridos en cualquiera de las dos guerras mundiales del siglo pasado. Además de la acción de la dictadura Siria, de Daeshi y de Al Qaeda, poco a poco se han ido incorporando ... más »

RICARDO GIL OTAIZA: A DIARIO (2019)

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 8 minutos
El Papa Francisco no ha estado a la altura de los sueños de redención de un país golpeado por las pestes del hambre, la miseria, la enfermedad y la emigración. Nunca había caído tan bajo la nación. Se necesitarán muchos años para levantar del suelo los escombros. ¡Cuánto daño le hizo el chavismo a Venezuela! Quizá termine de leer mañana la novela Leonora. No tengo muy claro cómo abordaré el texto crítico que publicaré en la prensa nacional. Debo confesar que este libro me desconcierta hasta el extremo de lo inaudito. Tendré necesariamente que emprender la lectura de otra obra de la... más »

ALBERTO BENEGAS LYNCH (H): ¿QUÉ ES SER LIBERAL?

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 10 minutos
Hace mucho tiempo fabriqué una definición de liberalismo que me place comprobar que colegas de peso la emplean a menudo: es el respeto irrestricto por los proyectos de vida de otros. Y cuando aludo al respeto no quiero decir que se adhiera al proyecto de vida del vecino, más aun a uno puede eventualmente resultarle repulsivo pero si no lesiona derechos de terceros no es posible –en el contexto de una sociedad abierta– recurrir a la fuerza para torcer el rumbo. Cada uno asume la responsabilidad por lo que hace y dice, el uso de la fuerza solo cabe cuando es de carácter defensivo, nu... más »

ROMÁN IBARRA: PARA LUEGO ES TARDE

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 12 minutos
Confieso que no me gustó la forma en que regresó Guaidó a Venezuela. Regresar por Maiquetía, sin previsiones lógicas para su protección, lo hicieron ver vulnerable, y ello habla mal de la capacidad organizativa de la oposición. Adicionalmente, para quebrarle la moral, le hacen preso al tío con un montaje burdo y ridículo, desmentido por el gobierno portugués, pero llevado a cabo por quienes, sin escrúpulos, tampoco tienen frenos. Hubiera sido mejor regresar de la misma forma subrepticia en que salió, dejando en ridículo al ¨régimen todopoderoso¨ incapaz de cuidar las fronteras. Ah... más »

ANTONIO JOSÉ MONAGAS: BAJO LOS EMBATES DE UNA REALIDAD DISFRAZADA

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 14 minutos
Muchos de los cambios que ha vivido Venezuela en lo que va de siglo XXI, devinieron en retrocesos que desvirtuaron la idiosincrasia de su sociedad. Sociedad ésta que, de alguna forma y en algo, quiso dirigir el timonel hacia la dirección que apuntaba al desarrollo económico y social tantas veces expuesto por intelectuales, académicos y dirigentes políticos. Siempre, con la pretensión de infundir el ánimo que desde siempre tan gigante tarea ha requerido. De eso, no cabe duda alguna. El error estuvo en que quienes buscaban irradiar al país el mensaje que comprometía tan importante c... más »


CAROLINA GÓMEZ-ÁVILA: ESTA VEZ, A FONDO

Tengo la impopular costumbre de revisar lo que dicen exponentes de derecha y de izquierda. Eso sí, exponentes, no intelectuales orgánicos como los llamaba Gramsci. Con esto introduzco una reflexión que me topé en Twitter y que llamó mi atención:

“Extraordinario graffiti del mayo francés «seamos realistas, pidamos lo imposible». Y son en verdad realistas las izquierdas, pues al empujar a fondo logran notables en las agendas a diferencia de timoratos del otro lado del mostrador imbuidos de «corrección política»”.

El tuit es del economista argentino Alberto Benegas Lynch, hijo, del que nadie podrá decir que simpatiza con la izquierda. El mayo francés es el de 1968, cuando se registraron en París unas protestas inicialmente estudiantiles -y yo diría que antipolíticas- contra el consumismo, el capitalismo y toda forma de organización y autoridad a las que se sumaron con rapidez el Partido Comunista Francés y grupos de obreros para protagonizar una revuelta y huelga general históricas, lo que obligó al presidente Charles De Gaulle a convocar elecciones anticipadas.

Pero hay más, el extraordinario graffiti del que habla Benegas -«Seamos realistas, pidamos lo imposible»- es una frase de Herbert Marcuse, considerado el padre de la “nueva izquierda”. Con todo esto quisiera amortiguar las falacias ad hominem que surgirán contra la reflexión de Benegas, aunque esta deformación en el criterio de los venezolanos ya pareciera invencible.

Para mí, el hecho de que Benegas, tan de derecha, alabe y recomiende un proceder de la izquierda, me lo hizo más interesante y me puso a tratar de trasladar eso de “empujar a fondo” a nuestra circunstancia local para mover lo que está establecido.

Creo que “empujar a fondo” es algo a lo que se atreven con más facilidad quienes son desafiantes y emocionalmente efervescentes que, además, son quienes justifican mejor las propuestas ideológicas que hablan de revoluciones. Lo mismo podría ser más difícil para quienes valoran más el orden y la convivencia, pero “empujar a fondo” no debería confundirse con perder el respeto a las leyes ni a sus más exigentes principios sino relacionarse con comprender mejor los límites y acercarse a ellos.

«Seamos realistas, pidamos lo imposible» no es una sentencia absurda sin final feliz posible, es una orden táctica. Una que reconoce el tamaño y métodos del enemigo a vencer y que por lo mismo nos exige desafiarlo en aquello en lo que no creyó que nos atreviéramos a hacerlo.

Puesto en esos términos «Elecciones presidenciales y parlamentarias, libres y justas» representa lo imposible que, en términos realistas, amenaza por igual a la dictadura, a los extremistas y a los colaboracionistas. Como “elecciones libres y justas” no es una declaración poética sino un exigente estándar internacional que ya todos deberíamos conocer, considero que «Elecciones presidenciales y parlamentarias, libres y justas» es prácticamente una consigna para aglutinar a los demócratas que, por años, hemos estado horrorizados frente al falso dilema entre violencia o genuflexión.

No, la dictadura no quiere «Elecciones presidenciales y parlamentarias, libres y justas», pero este año está entrampada en la necesidad coyuntural de un proceso electoral y para ello intenta legitimar unas parlamentarias de ficción a través de los colaboracionistas de la Casa Amarilla quienes, cada vez que exijamos «Elecciones presidenciales y parlamentarias, libres y justas», tendrán que renunciar a llamarnos “abstencionistas” como hacen, ofensiva y desvergonzadamente desde que participaron en la farsa de 2018.

Esto también descalabra a quienes sueñan con una acción armada que instaure otra dictadura que pretenden que demos por buena. Así que con «Elecciones presidenciales y parlamentarias, libres y justas» nos distinguiríamos de los tres enemigos que debemos vencer para un retorno democrático al sistema republicano.

No soy ingenua, este es el discurso que legítimamente puede blandir el pueblo. Cualquier otra acción escapa de nuestras desarmadas manos pero esta implica una presión, una manera de empujar que puede precipitar cualquier desenlace. Y eso es lo que esconde el «Seamos realistas, pidamos lo imposible» de Marcuse que nos hará empujar, esta vez, a fondo.

Carolina Gómez Ávila
@cgomezavila
@DiarioTalCual  

EDUARDO FERNÁNDEZ: SIRIA


Uno sabe cómo comienzan las guerras. Lo que no se sabe es como se desarrollan, ni cómo ni cuándo terminan.

La guerra en Siria comenzó en mayo del 2011. Se inició como una confrontación de la mayoría suní contra el régimen dinástico de Bashar al – Assad de la tribu de los Alauís.

Han transcurrido nueve años del inicio de aquella matanza espantosa. Se han producido horrores que superan en crueldad a los peores ocurridos en cualquiera de las dos guerras mundiales del siglo pasado. Además de la acción de la dictadura Siria, de Daeshi y de Al Qaeda, poco a poco se han ido incorporando al conflicto milicias Kurdas, Chiíes, turcas, de Hezbolá además de la participación de Irán y de Arabia Saudita, además de la participación de Rusia y de Estados Unidos y fuerzas de la coalición Europea.

Como ha dicho, en un artículo dedicado a este mismo tema, mi amigo Leopoldo Martínez Nucete: “Cuando las armas se oponen a las armas no hay modo de saber cómo evolucionará el conflicto, ni quienes lo liderarán, ni cuando finalizará, ni cuál será el costo del mismo”.

Lo cierto es que la guerra en Siria ha servido de marco para degollamientos, muertes masivas por fuego aéreo y terrestre, desmembramientos, linchamientos y otras formas variadas de salvajismo y de crueldad. La guerra es una estupidez. La guerra representa el fracaso de la inteligencia, el fracaso de la política, el fracaso de la humanidad.

Cito de nuevo a Leopoldo: “las desgarradoras imágenes de lo que ha ocurrido en la ciudad histórica de Alepo son una diana destinada a los ojos y oídos de todo aquel que piense que no hay alternativa al conflicto y que no hay rutas negociadas para resolver diferencias políticas entre gentes de una misma nación”.

Seguramente los que en Siria voceaban la palabra “guerra” en abril o mayo del año 2011 lo hicieron con la misma frivolidad y con la misma ligereza con que lo hicieron los europeos cuando comenzó la primera guerra mundial.

Seguramente pensaron que la guerra sería cuestión de unos días, al cabo de los cuales regresarían victoriosos los ejércitos en medio de marchas, desfiles y aclamaciones populares. Nunca se detuvieron a pensar en la infinita capacidad de destrucción física, de asesinatos y de torturas que supone una apelación a las armas de destrucción que se utilizan en una guerra.

La crisis venezolana está tentando a los demonios de la guerra. Ojalá prevalezca la inteligencia, la humanidad y el buen juicio antes de que sea demasiado tarde.

Seguiremos conversando.

Eduardo Fernández
efernandez@ifedec.com
@EFernandezVE

RICARDO GIL OTAIZA: A DIARIO (2019)

El Papa Francisco no ha estado a la altura de los sueños de redención de un país golpeado por las pestes del hambre, la miseria, la enfermedad y la emigración. Nunca había caído tan bajo la nación. Se necesitarán muchos años para levantar del suelo los escombros. ¡Cuánto daño le hizo el chavismo a Venezuela!

Quizá termine de leer mañana la novela Leonora. No tengo muy claro cómo abordaré el texto crítico que publicaré en la prensa nacional. Debo confesar que este libro me desconcierta hasta el extremo de lo inaudito. Tendré necesariamente que emprender la lectura de otra obra de la Poniatowska, para sacar en claro mi concepto sobre su prosa. 

Cada mañana al despertar me atormentan de inmediato mis demonios internos que le roban alegría a mis días. A lo mejor requiera de la ayuda de un psiquiatra o de un psicólogo. Todo esto me sobrepasa a una velocidad inquietante. Nunca me había sentido tan fuera de contexto…

13 de febrero. Terminé de leer Leonora y los criterios encontrados persisten a pesar del portento de la obra, y de la excepcionalidad de la vida del personaje central. Me pondré de inmediato a escribir el texto para El Universal, que deberá salir mañana o el próximo domingo. Pasaré a leer de inmediato el libro La piel del cielo, también de Elena Poniatowska, Premio Alfaguara de Novela 2001. Al parecer todas las ficciones de esta autora han sido reconocidas con importantes premios (sin duda la prosa es buena, pero más buena es la agencia editorial de la Poniatowska, que ha sabido posicionarla en los primeros lugares). Una vez leída esta segunda novela, le entraré a otro libro de la novelista mexicana: El tren pasa primero (también galardonada, esta vez con el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, que otorga el Estado venezolano; o que otorgaba, quiero decir, porque ha sido lamentablemente descontinuado).

Soy de los que piensan que un premio no es necesariamente indicativo de la calidad de una obra, pero sin duda ayuda a promocionar al autor y a sus productos.

14 de febrero. Hoy salió publicado en El Universal un texto titulado Verdad y mentira, que tenía en reserva, ya que por la premura no pude terminar el texto sobre la obra de la Poniatowska, el cual tendrá que salir el domingo. La escritura es un proceso dinámico que exige mucha entrega de parte del autor. Y disciplina, por supuesto. Creo tener ambos valores bien internalizados. Más de tres décadas en estas labores son mi aval. Confieso que hay momentos en los que me atenaza el desánimo (tal vez el cansancio y el agotamiento mental), pero muy pronto me repongo y sigo adelante. 

El país continúa en la “tensa espera” por un desenlace político. Cada minuto cuenta y veo renacer de nuevo el pesimismo por parte de muchos, que aspiran a abruptos cambios de la noche a la mañana. Hay cansancio social y esto puede contribuir, más temprano que tarde, a retornar a la dura etapa de la desesperanza. Aspiro a que Guaidó sopese en su justa dimensión la variable “tiempo”, que lo tiene (nos tiene) contra las sogas.

Cada minuto cuenta en esta dura etapa que vivimos con los dedos cruzados.

16 de febrero. Intento vivir el momento presente y no pensar tanto en lo que vendrá, ni en el pasado. Pero casi siempre caigo en la dicotomía pasado-futuro y me quedo anclado en un verdadero limbo.

20 de febrero. Las calles desiertas de la ciudad en horas de la noche nos recuerdan con incisiva amargura lo que estamos viviendo. Espero que algún día podamos ver renacer a la ciudad y al país y les contemos a nuestros futuros nietos todo este proceso doloroso y oscuro, pero desde la paz de lo ya finalizado.

Ricardo Gil Otaiza
rigilo99@hotmail.com
@GilOtaiza
@ElUniversal 

ALBERTO BENEGAS LYNCH (H): ¿QUÉ ES SER LIBERAL?

Hace mucho tiempo fabriqué una definición de liberalismo que me place comprobar que colegas de peso la emplean a menudo: es el respeto irrestricto por los proyectos de vida de otros. Y cuando aludo al respeto no quiero decir que se adhiera al proyecto de vida del vecino, más aun a uno puede eventualmente resultarle repulsivo pero si no lesiona derechos de terceros no es posible –en el contexto de una sociedad abierta– recurrir a la fuerza para torcer el rumbo. Cada uno asume la responsabilidad por lo que hace y dice, el uso de la fuerza solo cabe cuando es de carácter defensivo, nunca agresivo. 

A veces se recurre a la expresión tolerancia pero aquí se presentan dos problemas. En primer lugar, los derechos se respetan no se toleran y en segundo lugar aquél término aparece como que el que tolera posee la verdad y perdona al que procede de una manera distinta a la que considera apropiada el tolerante. 

Y no es que con esto se esté patrocinando el relativismo moral, muy por el contrario la verdad consiste en la correspondencia entre el juicio y el objeto juzgado. Las cosas son independientemente de lo que se opine que son. El relativismo epistemológico eliminaría todo sentido de los departamentos de investigación en las universidades y en otros ámbitos puesto que no habría nada que investigar ya que todas las opiniones –aun contradictorias– serían valederas, además el relativismo hace que la misma afirmación de esa concepción sea necesariamente relativa. 

El liberalismo centra su atención en las relaciones interpersonales que protegen la vida, la libertad y la propiedad, el resto es materia de acuerdos entre partes. Por otro lado, no se inmiscuye en lo intrapersonal. Cada cual adhiere a sus principios, algunos de los cuales son valores y otros desvalores pero, como queda dicho, no incumbe a los aparatos de la fuerza que denominamos gobierno el intervenir en esos ámbitos. Puede intentarse la persuasión si se estima que la conducta del prójimo no se ajusta a cánones adecuados para los propósitos del ser humano en cuanto a actualizar sus potencialidades en busca del bien, pero no puede traspasar esos umbrales sin provocar daño. En este sentido es que los maestros de la ciencia jurídica han repetido que “el derecho es un mínimo de ética”. 

Este es también el sentido de sostener que no es susceptible de cortar en tajos al liberalismo: abarca aspectos éticos, institucionales, económicos, históricos y filosóficos que están íntimamente entrelazados. Y no es que en las filas liberales haya unanimidades, no se trata de una manada, cada uno tiene matices y diferencias que debate con sus colegas ya que no es una organización vertical. Por eso es que en general rechaza la expresión líder que más bien le recuerda al Duce o al Führer o dirigente que asimila al rebaño, prefiere el término referente para indicar quien abre caminos de conducta civilizada y ejemplificadora. 

En la esfera crematística el liberalismo considera que dar rienda suelta a las energías creadoras hace posible la mejora en el nivel de vida de la gente en cuyo contexto los aparatos estatales se circunscriben a proteger los derechos de todos. Entiende por derecho la facultad de usar y disponer de lo propio y no el echar mano al fruto del trabajo ajeno en un ámbito de competencia lo cual excluye a pseudoempresarios que en alianza con el poder de turno explotan a sus congéneres a través de mercados cautivos y otras prebendas. En esta línea argumental el liberal subraya que en mercados libres el genuino empresario está obligado a atender las necesidades de su prójimo: si acierta obtiene ganancias y si yerra incurre en quebrantos. 

Una de las mayores preocupaciones y ocupaciones del liberalismo consiste en mostrar las falacias graves de un pretendido igualitarismo puesto que aplicar la guillotina horizontal no solo reasigna los siempre escasos recursos a territorios distintos de los establecidos por la gente con sus compras y abstenciones de comprar en el supermercado y afines sino que, como consecuencia, reduce los salarios principalmente de los más necesitados ya que los ingresos solo provienen de las tasas de capitalización que es lo contrario al despilfarro. 

El peso del Leviatán es lo que genera presiones impositivas insoportables, deudas gubernamentales inauditas que se ven obligados a pagar los contribuyentes y manipulaciones monetarias que esquilman lo obtenido lícitamente. La corriente de pensamiento liberal apunta a la limitación del poder  pues considera inviolables las autonomías individuales, en un proceso evolutivo que pone al descubierto que esa tradición no consiste en un puerto sino en una navegación en la que a cada instante surgen nuevas contribuciones y perspectivas que disminuyen la ignorancia en la que estamos embarcados.

Con la autorización del autor se publican sus artículos en Ideas en Libertad.  Fue publicado originalmente en https://www.elcato.org/que-es-ser-liberal

Alberto Benegas Lynch (h) 
@abenegaslynch_h 
@InstitutoCato
Este artículo fue publicado originalmente en El Observador (Uruguay) el 11 de enero de 2020.

ROMÁN IBARRA: PARA LUEGO ES TARDE

Confieso que no me gustó la forma en que regresó Guaidó a Venezuela. Regresar por Maiquetía, sin previsiones lógicas para su protección, lo hicieron ver vulnerable, y ello habla mal de la capacidad organizativa de la oposición.

Adicionalmente, para quebrarle la moral, le hacen preso al tío con un montaje burdo y ridículo, desmentido por el gobierno portugués, pero llevado a cabo por quienes, sin escrúpulos, tampoco tienen frenos.

Hubiera sido mejor regresar de la misma forma subrepticia en que salió, dejando en ridículo al ¨régimen todopoderoso¨ incapaz de cuidar las fronteras. Ahora, solo el lamento.

Ahora, lo que sí es muy importante es conocer qué trae de novedad como agenda política para evitar la frustración en que fue sumida la oposición en 2019.
Quedó muy claro de su gira internacional, que todos los respaldos obtenidos reiteran la necesidad de negociar una salida política para conjurar la crisis, y ello pasa por la celebración de elecciones. 

La AN que pudo haber designado el CNE en 2019, no lo hizo. Ahora dividida la oposición, el régimen y sus nuevos aliados harán todo lo posible para que sea el TSJ, fiel a sus designios, el que haga la designación por ¨omisión¨ legislativa mal interpretada!

No obstante, seguimos preguntando cuál es la novedad luego de la gira? Trae un mensaje claro a favor de las elecciones, o vamos a seguir jugando a la construcción de capacidades? La oposición que dirige Guaidó va a luchar por la reunificación de la oposición, tendiendo la mano sin discriminaciones hacia todos los sectores? En caso de que no se consigan las mejores condiciones electorales por el ventajismo del régimen, van a llamar a votar, o a la abstención? Regalamos como en 2005 la AN? Dejamos que el Zulia y Occidente sigan sin luz, y desaprovechamos el proyecto de la CAF?

Esas son parte de las angustias que animan al ciudadano de a pie, y especialmente a los más necesitados, es decir, la mayoría.

En opinión del encuestador Félix Seijas, más del 80% de la población quiere elecciones como mecanismo pacífico para la resolución del conflicto, y dentro de ese mismo espectro, el 65 % pertenece a los sectores D, y E, de la población, esto es, los que más sufren el deterioro socioeconómico y político. Son víctimas de las humillaciones del CLAP, y también de la inseguridad en sus barrios. Eso requiere atención prioritaria.

Luego de 20 años de deterioro, y secuestro de las instituciones por parte del oficialismo, la respuesta no puede seguir siendo la comisión de errores por parte de la oposición.

Desde los acontecimientos de 2002 con la plaza Altamira; el Carmonazo; la huelga petrolera; la abstención parlamentaria de 2005; las guarimbas, y trancazos; la indefinición frente a las elecciones de Alcaldes, Concejales, y  gobernaciones, se le han regalado 18 años al oficialismo para perpetuarse en el poder con su corrupción desenfrenada, y entrega a factores externos que colonizan a Venezuela.

Lo hemos sugerido muchas veces, Guaidó tiene en sus manos el liderazgo indiscutible de la oposición, pero mantenerlo y llevarlo a feliz puerto supone hacer lo correcto. Tiene la obligación, ya lo hemos dicho, de reunificar a la oposición toda, lo cual, incluye al chavismo disidente, pues la oposición dividida, no asusta a nadie. 

Debe ofrecer un mensaje muy claro a favor de las elecciones y luchar por las mejores condiciones posibles; con la fuerza unitaria, presionar interna e internacionalmente para lograr elecciones presidenciales también este año, pero en caso de no lograrse, salir a votar masivamente de igual forma y defender el voto.

Para luego es tarde, Guaidó!  

Román Ibarra
romanibarra@gmail.com
@romanibarra 

ANTONIO JOSÉ MONAGAS: BAJO LOS EMBATES DE UNA REALIDAD DISFRAZADA

Muchos de los cambios que ha vivido Venezuela en lo que va de siglo XXI, devinieron en retrocesos que desvirtuaron la idiosincrasia de su sociedad. Sociedad ésta que, de alguna forma y en algo, quiso dirigir el timonel hacia la dirección que apuntaba al desarrollo económico y social tantas veces expuesto por intelectuales, académicos y dirigentes políticos. Siempre, con la pretensión de infundir el ánimo que desde siempre tan gigante tarea ha requerido. De eso, no cabe duda alguna. 

El error estuvo en que quienes buscaban irradiar al país el mensaje que comprometía tan importante cambio de rumbo, no convencieron. No persuadieron. Y dicho problema, tuvo distintas razones. Algunas de las cuales siguen marcando la actitud y disposición no sólo de actores que pretendían moderar en situaciones azoradas por contingencias sometidas por condiciones de pobreza, de inseguridad, de hambre. También, dada la ausencia de proyectos de avance que pudieron provocar el despegue necesario o suficiente del rezago  ético y moral. Pero no lo consiguieron. Y aunque suene paradójico, es el problema mayor que ha caracterizado a Venezuela. Incluso, desde el siglo decimonónico hasta el presente. 

Sin embargo, no puede descartarse o dejar de reconocer que la sociedad venezolana dio un vuelco en su conducta. No sólo en lo social, o político. Igualmente, en lo familiar y personal. Conducta ésta que si bien destaca un resultado que implica cambios en su percepción política frente a la crisis inducida por la destemplanza de un régimen indolente, del mismo modo deja ver problemas que se manifiestan en comportamientos egoístas que dañaron el carácter magnánimo y solidario del venezolano. Individualismo éste que, además,  trabó el esfuerzo educacional que venía lográndose desde la escuela pública y las universidades nacionales en provecho del desarrollo en el sentido más decidido de la palabra. Particularmente, desde los años setenta. 

Muchos conocen de las grandes crisis y transformaciones ocurridas en el ocaso del siglo XX. Incluso, en lo que va del actual. Pero de ahí a reconocer sus magnitudes y consecuencias, es otra cosa. La diferencia es significativa. Pareciera no haber conciencia de que una de las razones ideológicas primordiales que determinó la historia política, social y económica del mundo, ya no es la misma. Esa razón, se mutó en su condición y forma hasta adquirir nuevas manifestaciones por las cuales dejó de ser lo que había sido hasta ahora para convertirse en algo diferente. En una nueva razón que implicó gruesos cambios. 

Esa mutación alteró el campo de análisis de las ciencias sociales, políticas y económicas. No obstante, sus efectos siguen escurriéndose y escondiéndose entre variables omitidas cuyo impacto se tornó en incógnita de una ecuación poco notada. Sin embargo, quienes hoy se han disfrazado de gobernantes, nada saben a ese respecto. Por tanto, sus decisiones causan más estrago que los resultados que sus discursos comprometen.  

La mayor cuota de ideas sobre las cuales esos personajes de marras, en nombre de “doctrinas libertarias” cundidas de un imberbe socialismo o desnaturalizada concepción política de lo que su enunciación abarca, se corresponden con esa disociación que, además, raya con una absurda bipolaridad política cuyos perjuicios tienen en crisis a buena parte del mundo.  

De las complicaciones surgidas al calor de tan grotescas fracturas, se forjó una nueva situación montada en la ola de nuevas realidades. Realidades éstas que a decir de Peter Drucker, “(…) son distintas de las que las cuestiones sobre las cuales siguen escribiendo libros y haciendo discursos los políticos, los economistas, los eruditos hombres de negocio y las dirigentes sindicales”. 

Ya para entonces, aseguraba Drucker, quien era profesor en la Escuela Claremont de Postgrado, California, que prueba convincente de tan mayúsculo problema, “(…) es el profundo sentido de la irrealidad que caracteriza gran parte de la política y de la teoría económica de nuestro tiempo”. Justamente, es lo que refleja la actualidad cuando se advierten los trastornos, desgracias y decadencias que arrasan con la moralidad a través de la corrupción. Con la ética, mediante los desarreglos provocados por las confusiones de actuaciones impúdicas de gobernantes incapaces. Y con la razón, a través de la desesperanza imbuida por la represión, el chantaje y la opresión de la gestión de regímenes populistas, demagógicos, autoritarios y hasta totalitarios.  

Venezuela no ha escapado de este género de desavenencias y atiborrados conflictos. Todo esto, ha afectado formas de vida que se mantuvieron vinculadas a profundas culturas ideológicas que daban cuenta de un orden mundial que de alguna manera, casi siempre demostró eficacia. Pero ahora, las realidades muestran una cara temible y terrible. Y justo, ante tal inquietud, vale preguntarse si acaso ¿Venezuela se atoró en la mitad de tan frustrante situación?. Pues de ser indudable, podrá inferirse que Venezuela, hasta lo que va de 2020, sigue hundida bajo los embates de una realidad disfrazada. 

 Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas