domingo, 17 de mayo de 2020

ACTUALIZACIÓN, NACIONALES, EL REPUBLICANO LIBERAL II, LUNES 18/05/2020

OFELIA AVELLA, EL CORAZÓN DE LA TRANSICIÓN

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 6 minutos
El 4 de mayo, el editorial de Analítica tocó un aspecto que caracteriza “el ánimo” del régimen: el nihilismo. Apoyándose en Ayn Rand, la escritora ruso americana, para quien “esta corriente es una abdicación de la razón y de la búsqueda de la felicidad”, quien escribe concluye que no parece posible “lograr que los nihilistas entren en razón si su esencia es precisamente la de ser irracionales”, pues está visto que el objetivo es destruir. Unos días después, el 7 de mayo, el editorial de El Nacional explicó con bastante claridad un término que define bien lo que está resultando se... más »

CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ, EL REGRESO DE LOS ECONOMISTAS MUERTOS

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 15 minutos
“He decidido no leer (…) más artículos sobre el mundo post pandémico… sus autores son seres aterrorizados (…) formulando las más disparatadas fantasías personales”. Fernando Mires Alguien debería editar la antología de la economía política de la pandemia, ya que naturalmente los influencers no podían permitir que pasara sin dejar sus testimonios-pronósticos, aunque con frecuencia estos devienen a futuro sketches humorísticos. Henry Ford declaró impensable que un automóvil corriera a más de 20 k/h, y los ecologistas juraban que la humanidad no llegaría al siglo XXI. En la izquierda... más »

RAUL AMIEL, VENEZUELA: ¿QUÉ PASA DESPUÉS? EL ASCENSO Y LA CAÍDA DE UN PETROESTADO

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 20 minutos
No voy a caer en la tentación de hacer crónica del affaire de la Operación Gedeón. No tengo elementos de juicio para tal cosa. Solo me voy a limitar a citar al Presidente Trump: “Si quisiera entrar a Venezuela, no lo ocultaría. En ese caso mandaría al Ejército y la misión no fallaría”. Es diferente el tema de mi mayor interés. Otro día más del ya muy largo confinamiento que nos ha impuesto el degobierno. Lo que aun no entendemos es que se llenan la bocota con el cuento de que tiene todo controlado con lo de VirusChino. Dicen que somos el país con la menor incidencia de casos y muer... más »

VÍCTOR ANTONIO BOLÍVAR CASTILLO, ¿PODEMOS LOS VENEZOLANOS DEJAR LA SUMISIÓN, PARA MARCAR LA DIFERENCIA?

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 26 minutos
¿Existe la mínima posibilidad de que la icónica disidente cubana Yoani Sánchez –como quisiéramos– pueda hoy moverle el piso a la dictadura castrista, liderando a un pueblo sublevado dispuesto a rescatar definitivamente la dignidad perdida en la patria de Martí? Seguro coincidiremos en asumir ese escenario como supuesto negado; suena cruel, pero hoy es una dolorosa verdad. Ella, valiente y decidida, seguirá dando una lucha desigual, asimétrica diríamos. Ese testimonio nos pone de bulto la dimensión del problema cubano, pero también la del atolladero en el que nos encontramos los ve... más »

FREDDY RIOS RIOS, LA SALIDA DEL DESASTRE: UNIDAD SIN LA OPOSICIÓN MERCENARIA

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 32 minutos
«Disponemos de nuestros propios códigos morales y sistemas de valores. Sin embargo, a veces llevamos a cabo toda una serie de “piruetas” mentales para integrar comportamientos totalmente opuestos a nuestros principios, hasta el punto de ver como “correcto” lo moralmente “inaceptable”.» Angel Bandura y La desconexión moral. El sistema internacional está seriamente afectado por las consecuencias del Covit 19. Pensadores de todas las tendencias sostienen que el mundo cambiará y que nada será igual. Excelente discusión para la Academia, y El Mister todopoderoso nos obsequié lo mejor de... más »

ANTONIO JOSÉ MONAGAS, ¿LIBERTADES POLÍTICAS EN CUARENTENA?

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 49 minutos
El ejercicio de la política, pareciera no tener contemplaciones frente a nada. Menos, a un universo de individuos capaces de evaluar y objetar cuanta decisión pueda tomarse. Sobre todo, aquellas elaboradas entre “gallos y medianoche”. O sea, en la oscuridad. En aras de afianzar un sistema político. Sobre todo, en aquellos formulados a instancia de intereses disfrazados con principios y valores “democráticos”. Es lo que confunde a quienes esperan algo mejor de una gestión política que ha ofertado objetivos trazados ante un horizonte, supuestamente, despejado de imprecisiones. Sól... más »

OFELIA AVELLA, EL CORAZÓN DE LA TRANSICIÓN

El 4 de mayo, el editorial de Analítica tocó un aspecto que caracteriza “el ánimo” del régimen: el nihilismo. Apoyándose en Ayn Rand, la escritora ruso americana, para quien “esta corriente es una abdicación de la razón y de la búsqueda de la felicidad”, quien escribe concluye que no parece posible “lograr que los nihilistas entren en razón  si su esencia es precisamente la de ser irracionales”, pues está visto que el objetivo es destruir.  

Unos días después, el 7 de mayo, el editorial de El Nacional explicó con bastante claridad un término que define bien lo que está resultando ser el régimen actual y el país al que pretende gobernar: “un Estado loco”. Llamó mi atención que la “irracionalidad” equivale aquí a una racionalidad que no es “normal”. Y es que a todos nos confunde la racionalidad que subyace a la alta capacidad de generar caos. ¿Es o no es esta locura irracional? ¿Por qué entonces la efectiva racionalidad que dificulta comprender con claridad?

Pienso que la patente racionalidad orientada a dañar implica a un corazón pervertido. El hombre no puede prescindir de su razón, pero esta puede verse afectada, bien sea por una enfermedad psiquiátrica (excepción que considera el editorial “Estados locos” y que no aplica al régimen), o por una “anormalidad” que uno no sabe bien cómo se asocia a la “racionalidad” (por eso es “no normal”). Para mí, ese algo “no normal” anida en la malicia del corazón. La “racionalidad”, efectivamente, se mantiene, pero se orienta a destruir porque es maligna y fría: no está teñida de afectividad. Por eso asombra y es “imprevisible”; por eso a nadie se le ocurrían los planes de Hitler o Stalin, pues tal lucidez se explica por provenir de corazones endurecidos, inhumanos: disociados de una razón “normal”, que Zubiri llamaría “inteligencia sentiente” (porque al conocer, también ama y sufre: siente). Esta racionalidad “no normal” no siente.

Lo del nihilismo es interesante, porque efectivamente el mal no tiene centro de unidad: su índole es síntoma de una fractura interior que le impide tener un objetivo unificador que confiera sentido a la vida, a nuestros esfuerzos, sufrimientos e intentos por salir adelante como sociedad. Por eso fragmenta, divide, destruye, fracciona: despedaza y escinde. Un régimen así no puede ser fuente de felicidad para sus ciudadanos porque él mismo, encapsulado en su obsesión por el poder, se autodestruye al tiempo que lo destruye todo. Todo en él deriva en una especie de “autofagia espiritual” (con efectos materiales, por supuesto), como diría Gabriel Marcel.

Yo no sé de política, pero como venezolana pienso en mi país como tantos otros y me parece ver lo siguiente: si la anormalidad que nos parece subyacer como un misterio en esa “racionalidad” que advertimos está afectada por el corazón, es también en ese centro donde debe repararse la fractura si vamos a procurar algún tipo de transición. Si el quiebre está en ese centro de unidad (de integración) que confiere sentido a la historia (a las vidas), desatenderlo podría conducirnos a uno de esos extremos probables impregnados de nihilismo: un orden rígido que asfixie (una dictadura más feroz que pretenda acabar con el desorden) o una anarquía que derive en una disolución grave y en un caos más profundo.

Una eventual transición debe contemplar una sincera atención a nuestro corazón. Y lo que digo no es poesía. Evidentemente no es el modo convencional de ofrecer una solución política, pero esta es la manera en que puedo explicar lo que veo. Al final, somos seres humanos y hay sociedad porque hay hombres. Por eso pienso que san Agustín podría iluminar las mentes de quienes sí saben de política y serían eventualmente los responsables de un cambio en el país.

Sus dos ciudades, la de Dios y la terrena, se han interpretado muchas veces de un modo erróneo. La primera no puede identificarse literalmente con la Iglesia, así como la segunda tampoco se identifica con el Estado. Ambas ciudades, fundadas por dos amores, son “místicas”, pues anidan en los corazones humanos que van de camino hacia la eternidad. Se entiende así que un no bautizado o un preso en la cárcel puedan estar más cerca de Dios si sus intenciones son más puras, que un cristiano o un hombre en apariencia “justo”, pero de corazón perverso, cuyos intereses (amores) se orienten a la avaricia de bienes pasajeros, a satisfacciones efímeras y a la destrucción del prójimo.

Agustín intenta transmitir que, en esta vida, el trigo se confunde con la paja. Ningún hombre es absolutamente bueno ni absolutamente malo. Es cierto que hay corazones endurecidos y otros muy nobles, pero las malas tendencias se anidan en todos los seres humanos; por eso la lucha es ante todo interior, pues es allí, en la intimidad, donde ambas ciudades se confunden. La decisión de esmerarse por tender a una de las dos es una especie de alianza entre la conciencia y su amor al bien y la verdad. Algo que en su total transparencia solo ve Dios y que en lo relativo a la intimidad de los demás, desconocemos en profundidad.

Salvando todas las distancias, Viktor Frankl dice algo parecido en su libro El hombre en busca de sentido. Su experiencia del mal en un campo de concentración, le llevó a descubrir que esas dos ciudades agustinianas (analogía que hago yo) están efectivamente mezcladas en esta vida, pues aunque por fuera veamos un objetivo cúmulo de situaciones injustas concentradas en un grupo humano (en este caso, los nazis), en el interior de las conciencias camina paralelamente otra historia que no nos resulta de modo inmediato evidente. En el campo vio sufrir a mucha gente, pero un dolor añadido fue ver las mezquindades de algunos de sus hermanos judíos que hacían lo que fuera con tal de salvar su pellejo. Algo no esperado fue haber experimentado comprensión y manifestaciones de bondad por parte de algunos soldados nazis, a quienes protegió junto con otros compañeros, para responder por ellos ante la llegada de los aliados.

Comprender que la bondad y la maldad humana no califican de modo absoluto a ninguna de las partes implicadas en un conflicto es difícil, pues a veces es patente la ineficacia intrínseca (una anormalidad impregnada de nihilismo) en uno de los grupos implicados, a la que se debe poner fin por el bien de todos.

Lo que intento decir es que en medio de tanta gente debe haber algunos, tal vez atrapados en su conciencia, fundamentalmente entre los militares, que vean, con una racionalidad “normal”, que la actual metáfora del país es un avión que se viene abajo con el oro de una tierra de gracia que parece haber sido violada por el demonio.

No habrá verdadera paz, sin embargo, sin justicia, porque el amor “se devalúa” sin esta última, como escuché decir a alguien. Tampoco hay verdadera justicia sin perdón, porque también es cierto que “la letra mata y el espíritu vivifica”.

Como todo es bastante complejo y precisamente porque no vemos mucho de lo que ocurre en los diversos ambientes ni en la intimidad de tantas conciencias, pienso que nos ayudaría pedir a la Virgen de Coromoto lo mismo que le pidió Juan Pablo II en 1985 en ese acto en que ofreció a su persona a todos los hijos de esta tierra: “ilumina los destinos de Venezuela”, porque somos simples hombres tratando de resolver grandes problemas.

Ofelia Avella
ofeliavella@gmail.com
@ofeliavella
@ElNacionalWeb

CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ, EL REGRESO DE LOS ECONOMISTAS MUERTOS

“He decidido no leer (…) más artículos sobre el mundo post pandémico… sus autores son seres aterrorizados (…) formulando las más disparatadas fantasías personales”. Fernando Mires

Alguien debería editar la antología de la economía política de la pandemia, ya que naturalmente los influencers no podían permitir que pasara sin dejar sus testimonios-pronósticos, aunque con frecuencia estos devienen a futuro sketches humorísticos. Henry Ford declaró impensable que un automóvil corriera a más de 20 k/h, y los ecologistas juraban que la humanidad no llegaría al siglo XXI.

En la izquierda y la derecha estaban seguros de que también antes del siglo XXI todos los países serían comunistas, y otros aseguraban que el mundo acabaría en el holocausto nuclear. Sartre anunció durante los 70 que la tercera guerra mundial ya había comenzado en Medio Oriente. Con las nuevas fuentes de energía en los 80, los profetas del futuro anuncian que en ¡dale con el siglo XXI!, el petróleo sería material de desecho. 

Otros dijeron: “Jimmy Hoffa es intocable porque su guardaespaldas es la clase obrera” y, a pesar de Scorcese, aún no se sabe que ocurrió con él, y se piensa que lo enterraron vivo. Para la Nueva Izquierda inspirada en Marcuse, esa clase obrera de Hoffa se había tornado soporte del kapitalismou y la revolución debía hacerse con marginales, drogadictos, estudiantes y delincuentes. Las distopías izquierdosas anunciaban un mundo kapitalista totalitario. 

Así Los Ángeles en la magistral Blade Runner (Scott:1982) era una ranchería de miserables, marginales y chiringuitos de fritangas tercermundistas, versión del mercado de Tepito en Ciudad de México, oscura porque la polución no dejaba ver el sol, bajo la lluvia ácida incesante. Las distopías de derecha avizoraban un totalitarismo inspirado en 1984 de Orwell, que prohibiría hasta el amor. Algunos intelectuales dejaron su testamento del Covid con cuidado, sensatez y aportes interesantes.

Confusión con Confucio

Desfilaron por la pasarela del futuro Naomi Klein, Yuval Harari, Byung Chul Hal, Francis Fukuyama, Slavov Zizeck, Fernando Savater, Antonio Escohotado, Thomas Piketty, Rudiger Safransky, Sebastián Edwards y varios otros. Fukuyama, uno de los autores más comentados y menos leídos, en un artículo discreto y tranquilo, y sin pontificar sobre el fin de la historia, señala atascos para superar en la marcha. Pero otros arrojan carretas de disparates y manías ideológicas.

Byung Chul Hal inventa que el autoritarismo asiático lleva ventaja contra el coronavirus y nombra a Surcorea, Japón y Taiwan (¿?) y que Confucio sería el padre de ese autoritarismo, aunque no fue un filósofo en el sentido de Platón, no propone modelos de república, de justicia, ni una cosmovisión. Es un pedagogo y asesor político militar que ejerció el pensamiento práctico en una civilización que no conoció la libertad y eso le costó caro. Todavía 2000 años después la revolución cultural de Mao prohibió su lectura y quemó sus obras.

La persecución ideológica continúa cuando a una miss panameña le preguntaron quién era Confucio y después de segundos aterradores con la mente en blanco, dijo que era “el padre de la confusión”. Muy chato es un ensayo del Marx contemporáneo, Piketty, que revela la imposibilidad de los posmarxistas para recuperarse del deslave del socialismo, y quitarse las anteojeras de su ideología derogada. 

Hay terribles y reales problemas para enfrentar lo que viene: ¿cómo cristalizar inversiones-empleos para superar la recesión en Europa, en un contexto de senectud y deflación demográfica que hacen insustentable el Estado de Bienestar? ¿Cómo impulsar desarrollo económico y social en el Tercer Mundo para estabilizar los flujos migratorios?

Economista de cabecera

¿Qué hacer frente a los estragos del aislacionismo populista norteamericano, que antes de la pandemia ya amenazaba con una recesión mundial cuyas principales víctimas son los países pobres? Frente tan tremebundo y convulso cuadro, Piketty, como buen inspirador de Pablo Iglesias, nos asombra diletando sobre la propiedad, como los ideólogos de los siglos XIX y XX de los que no se puede librar.

En un texto plagado de inconsistencias, se cumplen las frases lapidarias de su maestro Marx “las generaciones muertas oprimen como una pesadilla el cerebro de los vivos”, y de Keynes “todos terminamos siendo esclavos de un economista muerto”. Desde hace 200 años, Marx, y antes Proudhon, culparon a la propiedad, y todo el siglo XX los comunistas la fusilaron, y de paso, mataron de hambre a la gente.

Ante el fracaso los comunistas inyectaron kapitalismou y propiedad en China para que la gente pudiera comer más que 100 gramos de arroz al día como durante el maoísmo. Gracias al regreso de la propiedad, ahora es la segunda potencia mundial y los países más prósperos, Canadá, Suecia, Suiza, Holanda, Hong Kong, Dinamarca, son los que tienen mayores puntajes en el Índice de Liberad Económica.

En esos países a los que misteriosamente ponen el mote de “socialistas”, prácticamente no existen restricciones a la propiedad, ni controles, ni dirigismo estatal. Son economías cuatro y cinco veces más abiertas que las de Francia, Alemania, España, Bélgica o Italia. Y las naciones más miserables, aquellas donde el gobierno, parecido a la receta de Piketty, ejercen mayor control sobre la economía. 

Carlos Raul Hernandez
carlosraulhernandez@gmail.com
@CarlosRaulHer
@ElUniversal

RAUL AMIEL, VENEZUELA: ¿QUÉ PASA DESPUÉS? EL ASCENSO Y LA CAÍDA DE UN PETROESTADO

No voy a caer en la tentación de hacer crónica del affaire de la Operación Gedeón. No tengo elementos de juicio para tal cosa. Solo me voy a limitar a citar al Presidente Trump: “Si quisiera entrar a Venezuela, no lo ocultaría. En ese caso mandaría al Ejército y la misión no fallaría”.

Es diferente el tema de mi mayor interés. Otro día más del ya muy largo confinamiento que nos ha impuesto el degobierno. Lo que aun no entendemos es que se llenan la bocota con el cuento de que tiene todo controlado con lo de VirusChino. Dicen que somos el país con la menor incidencia de casos y muertes. Sin embargo nos decretan otro mes más de reclusión e inmovilización ciudadana. Estoy por creer que es cierto lo que todo el mundo ya comenta. Es el espanto de un país que no se puede movilizar por falta de gasolina. Que no hay electricidad. Que no terminan de solucionar lo del agua. Dos tercios de los venezolanos han experimentado escasez de agua o pérdida total de agua. Que hay poblaciones que cocinan a leña porque tiene meses que no reciben gas. Que el problema es ese. Y no otro.

El país está sumido en conflictos políticos y continúa sufriendo de hiperinflación, altos niveles de violencia criminal, servicios públicos desmoronados, pobreza severa y desnutrición. Pobreza epidémica.

9 de cada 10 personas están atrapadas en la inanición. El 64% de las personas ha perdido entre 15 kilos y 20 kilos, en promedio, debido a la desnutrición. Los médicos dicen que están viendo un aumento en los casos de diarrea, fiebre tifoidea y hepatitis A, despunte de malaria. Más de cinco millones de venezolanos deambulando por el mundo. Algunos miles regresando para pasarlo peor. Pero el desgobierno presenta buen balance del problema del VirusChino. Pura propaganda. 21 años de propaganda. Y cero eficiencias y efectividad para resolverlos.

La situación económica de Venezuela es impensablemente mala, especialmente para lo que una vez fue la Nación más rica de Sudamérica. La severa crisis económica continúa agotando los salarios y ahorros de los venezolanos. El salario mínimo solo vale lo suficiente para comprar un kilo de queso al mes. Los suministros de alimentos y médicos son escasos y, a medida que los recursos disminuyen, los precios se disparan.

Venezuela necesita un liderazgo reflexivo que tenga credibilidad personal para llevar a las personas y tomar decisiones aún más duras para corregir el desastre. El enfrentamiento político de Venezuela parece estancado.
Los esfuerzos para alcanzar una resolución pacífica hasta ahora han demostrado ser intermitentes y en gran medida infructuosos.

¿Cómo resolver el problema? En primer lugar, lo que hay que tener en claro es que una crisis sistémica no representa un problema sencillo. Si queremos construir un buen sistema relacional, tenemos que conocer la diferencia entre lo urgente y lo importante; tenemos que saber qué debe hacerse primero y qué debe hacerse después; tenemos que saber qué está bien y qué está mal y, por último, también tenemos que saber por qué está bien lo que se acepta y por qué está mal lo que se rechaza.

¿Qué hacer? ¿Por dónde empezar? Habiendo dicho lo precedente, la pregunta inmediata es: ¿por dónde empezaríamos? ¿Cómo comenzaríamos a construir un nuevo "modelo", distinto del actual, con reales posibilidades de funcionar en forma satisfactoria? La enorme mayoría de la gente seguramente nos contestaría: "Hay que empezar por la economía."

Gran error: la economía es lo urgente. La política es lo importante. En Venezuela la economía anda mal porque la política anda peor. No es la política la que anda mal porque la economía es un desastre. La economía Venezolana no arranca porque no hay decisión política para hacer lo necesario a fin de que arranque o, mejor dicho, no hay ni suficiente Poder político ni suficiente voluntad política para tomar las medidas que la hagan arrancar y funcionar decentemente. Peor todavía: ni siquiera hay una estructura política institucional medianamente satisfactoria a través de la cual eventualmente podría canalizarse una voluntad política orientada a recuperar la capacidad económica del país.

Consecuentemente, lo primero que Venezuela necesita es una estructura de poder político correcta que permita tomar las medidas necesarias para restaurar a la economía. En otras palabras: la recuperación del poder político es la condición necesaria que forzosamente debe preceder a la reconstrucción económica. De otro modo, las decisiones políticas tomadas carecerán de credibilidad; la falta de credibilidad inevitablemente se traducirá en falta de confianza y no hay economía en el mundo entero capaz de funcionar sobre la base de la desconfianza y la incertidumbre.

Desde el momento en que el órgano del Poder político por excelencia es el Estado, la primer propuesta tiene que ser, pues, la de restaurar al Estado. Y restaurarlo no significa ni desmantelarlo para tener un Estado ineficaz pero barato; ni significa tampoco inflarlo hasta dimensiones elefantiásicas para tener un Estado muy benefactor pero ineficiente y, por añadidura, carísimo. Lo que necesitamos es un Estado correctamente dimensionado que cuente con:

* El poder necesario para superar las divergencias internas y lograr una síntesis de las fuerzas y los intereses contrapuestos que desgarran a la sociedad.
* La capacidad de planificar a largo plazo en función de un futuro positivo para el país, con planes estratégicos coherentes que no resulten tergiversados después a propósito de cada coyuntura electoral.
* La autoridad moral y el prestigio necesarios para conducir a la Nación construyendo consensos alrededor de objetivos concretos y viables.

La restauración del Estado implica, así, tres grandes metas:

1.- Restaurar las estructuras del Poder político para que las decisiones necesarias se puedan tomar en tiempo y forma; y para que, una vez tomadas, se las pueda hacer cumplir de un modo efectivo y persistente.

2.- Realizar el planeamiento estratégico para establecer un nuevo Proyecto de Nación con metas, objetivos, cronogramas, recursos y responsabilidades.

3.- Poner la ejecución en manos de personas capaces y honestas, cuya personalidad, cuyo comportamiento y cuya idoneidad profesional generen la certidumbre necesaria para recuperar la confianza y la fe en el futuro.

Y en este orden de premisas consideramos que: El Ideario Republicano es el más favorable a la garantía de los derechos individuales, la vida, la libertad, la seguridad, la igualdad, la reputación y la condición domestica; como la protección y el goce efectivo de estos derechos es el gran fin con que se establecen los gobiernos; el gobierno republicano es el mejor de los que conocen los hombres.

El hecho concreto es que resulta perfectamente posible demostrar que nunca ha habido un gran líder sin un extendido ambiente cultural previo que le abone el camino y, viceversa, nunca han llegado al Poder aquellas iniciativas culturales que no terminaron siendo encarnadas por buenos líderes operativos con verdadera vocación y voluntad política de conquistar el Poder.

Para poner en marcha esta iniciativa de construcción política, las fuerzas sociales para emprenderlas están políticamente disponibles. Hacen falta la lucidez, el coraje y la voluntad política necesarios para asumir este desafío.
Creemos que la historia de la Venezuela de hoy nos presenta un momento preciso para nuestra oportunidad. Las puertas de la historia están abiertas y debemos entrar con decisión.

Pronto, muy pronto. Será el evento más importante del acontecer nacional después de salir de la coyuntura del VirusChino. El Conversatorio Liberal de Caracas. Lo hemos reprogramado para el SÁBADO 27 DE JUNIO.
Y recuerda… ciudadano en Acción. ¡Juntos es mejor!

Raul Amiel
raulamiel@gmail.com 
@raulamiel

VÍCTOR ANTONIO BOLÍVAR CASTILLO, ¿PODEMOS LOS VENEZOLANOS DEJAR LA SUMISIÓN, PARA MARCAR LA DIFERENCIA?

¿Existe la mínima posibilidad de que la icónica disidente cubana Yoani Sánchez  –como quisiéramos– pueda hoy moverle el piso a la dictadura castrista, liderando a un pueblo sublevado dispuesto a rescatar definitivamente la dignidad perdida en la patria de Martí? Seguro coincidiremos en asumir ese escenario como supuesto negado; suena cruel, pero hoy es una dolorosa verdad. Ella, valiente y decidida, seguirá dando una lucha desigual, asimétrica diríamos. Ese testimonio nos pone de bulto la dimensión del problema cubano, pero también la del atolladero en el que nos encontramos los venezolanos.

Más de 30 años han pasado desde que estuve en la isla en una actividad académica; pude percatarme –ya para entonces– del verdadero estado de deterioro material y espiritual del pueblo cubano. Mercado negro de divisas, contrabando, robo de vehículos, caos de transporte, ruina urbana, esclavitud laboral, prostitución y un anestesiante y controlador Estado policial, fueron suficientes taras de la nomenclatura para constatar la naturaleza perversa de la revolución cubana que contaba para ese momento con la ayuda de la Unión Soviética.

Dos años después caía el Muro y luego se desintegraba la URSS. Se les acabó el chuleo a los soviéticos y les sobrevino una profunda crisis económica y financiera dando pie al período especial. Todo esto terminó agravando las condiciones ya precarias del pueblo cubano; pero no al privilegiado círculo gobernante, que nunca llegó a comer cáscaras picadas de plátanos o bistec de toronja, ni tomar agua de azúcar o comer gatos para mitigar el hambre. Estaba claro que esa sumisión del pueblo cubano ante el riesgo represivo, la carencia de lo elemental y los problemas ya mencionados le habían vaciado su alma. El descontento de ese pueblo impotente subyace en lo más profundo de sus entrañas.

Pasó más de una década para que le lloviera maná del chavismo, tenían de nuevo a quien chulear. La historia corta: petróleo por servicios de médicos (cuya actividad esconde una forma de esclavitud moderna, muy rentable), por respaldo político propio y de aliados internacionales. También a cambio de servicios de inteligencia y apoyo militar.

Cuba recibía en ese extraño trueque más de 100.000 barriles diarios de petróleo, a precio subsidiado, que luego revendía en el mercado mundial a precio internacional, obteniendo miles de millones de dólares. (igual se hizo con otros gobiernos de izquierda, con claros fines geopolíticos  en América Latina). Terminamos siendo una suerte de colonia del Foro de Sao Paulo, en este caso operada por el nuevo mestizaje castrochavista, que se abrió paso para quedarse entre nosotros por largos años.

Pero vinieron las sanciones, ahora fue Trump y no el comandante el que mandó a parar. También vino el derrumbe del mercado petrolero y una severa disminución de las remesas. Como señaló un estudio del español Real Instituto Elcano, sobre el insuperable problema estructural de la economía cubana, atada al comunismo: con estos hechos se ratificaba así la histórica dependencia económica cubana de otra nación y la necesidad de subsidios y ayuda sustanciales para poder subsistir económicamente.

En una especie de variable del síndrome de Estocolmo, a Venezuela la lanzaron políticamente a los brazos de la Cuba secuestradora, con un régimen chulo, que dependía económicamente de nosotros. En todo lo demás nuestra semejanza abruma; pareciera que hemos calcado lo peor de ella.

Hoy el pueblo venezolano, reprimido al igual que el cubano, no puede hacer valer sus derechos que le permitan cambiar de gobierno democráticamente. Somos pares en la miseria, abandono y destrucción,  con idénticos regímenes totalitarios que han causado grandes diásporas. De hecho, ya estamos sufriendo por igual horrendos  períodos especiales. ¿Podemos los venezolanos dejar la sumisión, para marcar la diferencia?

Víctor Antonio Bolívar Castillo 
vabolivar@gmail.com
@vabolivar

FREDDY RIOS RIOS, LA SALIDA DEL DESASTRE: UNIDAD SIN LA OPOSICIÓN MERCENARIA

«Disponemos de nuestros propios códigos morales y sistemas de valores. Sin embargo, a veces llevamos a cabo toda una serie de “piruetas” mentales para integrar comportamientos totalmente opuestos a nuestros principios, hasta el punto de ver como “correcto” lo moralmente “inaceptable”.» Angel Bandura y La desconexión moral.

El sistema internacional está seriamente afectado por las consecuencias del Covit 19. Pensadores de todas las tendencias sostienen que el mundo cambiará y que nada será igual. Excelente discusión para la Academia, y El Mister todopoderoso nos obsequié lo mejor de los cambios por venir, empero permítaseme aterrizar en este bendito, pacífico y bello lugar de la tierra, hasta que hace 21 años la mayoría del país decidió elegir Presidente a un arriero con flauta de Hamelín. 

Ahí empezó la peor epidemia que haya sufrido país alguno de la tierra desde que El Mister echó a Adán y Eva del Paraíso. El primer palo a la piñata fue lograr una fraudulenta sentencia del TSJ que permitiera la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente en contravención y violación de la normativa de la Constitución vigente que permitió la instauración de la Dictadura Constitucional chavista, la cual cooptó a los demás poderes públicos para perfeccionar el Golpe de Estado contra la democracia liberal y régimen de partidos. 

Se derogó la Constitución del 61 y comenzó el largo camino de destrucción sistemática del país y sus instituciones. Posteriormente y con ahínco se inició la destrucción del Estado de Derecho, que tiene su guinda en un Tribunal Supremo de Justicia cuyas sentencias modifican la Constitución a la medida de las necesidades del hegemón. A ello es necesario añadir el pecado original, la destrucción del Poder Judicial que se inició con una razia masiva que llevó a cabo la recién creada Comisión de Emergencia Judicial, por la Asamblea Nacional Constituyente, fue la puntilla, toda vez que en 1999 había intervenido todos los Poderes Públicos.

El empeño destructor no fue solo institucional, el Proceso, como se denominó en sus orígenes, era una logia militar acompañada de civiles variopintos, que en 18 años acabó sistémica y sistemáticamente, con intervenciones, invasiones, y expropiaciones toda la actividad agropecuaria privada reduciéndola a menos del 20% de la existente en 1998, dando fin de paso la seguridad alimentaria.
Por 17 años, sin capacidad alguna de establecer una política agropecuaria, el chavismo creo un cerco de barreras arancelarias y paraaracenlarias, controles administrativos de todo género e inspecciones y alcábalas para impedir el comercio y el libre tránsito por el territorio nacional de las mercaderías y vehículos de transporte.

Estas medidas desbastadores afectaron igualmente a las industria del cluster, donde la multinacionales ha migrado y cerca del 80% de las nacionales han cerrado sus operaciones. Es de notar que toda la actividad sectorial está en manos y por ende son responsable de su fracaso los militares que han dirigido el proceso, que ya como Socialismo del Siglo XXI, mantiene completamente destruido al sector agrícola, y seriamente comprometido el abastecimiento nacional, el último índice de desabastecimiento publicado por el BCV en 2014 fue de 29.4%. Alimentos no hay y existen claros sesgos de especulación.

Por otra parte el sector industrial ha sufrido la política de acoso derribo propia de los facho-stalinismos. El industrialicidio acabó con más del 80% de las empresas y las sobrevivientes utilizan solo el 16% de su capacidad instalada por la represión económica. Fue el sector industrial más moderno de LATAM. Por su crasa ignorancia el chavismo desapareció al sector ensamblador automotor, y el golpe fue traumático para la industria farmacéutica, metalmecánica, alimenticia, y química. 

La pseudopolítica industrial fue una desatada e intensiva persecución con objetivos estatistas y centralizadores de control, acompañados de las mismas medidas aplicadas al sector agropecuario: intervenciones, expropiaciones, ocupaciones, y fiscalizaciones. Compartiendo con el resto de la economía privada el cerco del control de precios e importaciones, que finalmente dinamitó el control de cambios, lo cual se tradujo en la carencia de insumos, materias primas, partes-piezas-respuestos, SKD yPKD, y bienes de capital indispensables en y para el proceso productivo.

Un desatino inconmensurable y dañoso a Venezuela fue sustraerla del ámbito de la integración y globalización, incrementado la pobreza y la pobreza crítica, al mismo tiempo que impulsaba la inflación, el desempleo y desabastecimiento.
Desde sus inicios el régimen se dedicó sistémicamente a controlar el Comercio Exterior. Primero con la prohibición del transbordo de carga en frontera, salida del G3 y Comunidad Andina, el ingresó a Mercosur, la Alba como instrumento político subregional y la fallida Unasur fueron hechos que marcaron la ideologización sectorial en clara violación de los Acuerdos suscritos por el país en el marco de la OMC y ALADI.

Vale la pena hacer notar que el diseño, conducción y ejecución de estas políticas nunca ha estado en manos de especialistas de la áreas referenciadas, sino de burócratas de la Nomenklatura y Militares pseudoidelogizados, lo cual es una característica común a todos los fracasos del régimen.

El chavismo desde sus inicios ha carecido de Política Comercial, Aduanera y Arancelaria, lo cual tiene como consecuencia agregada, la ausencia de políticas sectoriales. Estás fueron sustituidas por la antipolítica del control absoluto de todas las actividades económicas aplicadas al margen de la Ley y con absoluta discrecionalidad.

Estás consideraciones hacen inaceptables considerar siquiera que las extremas devaluaciones han conducido a la economía nacional por el camino de apertura comercial, que la audacia de algunos ‘influencers’ llego a calificar como la ‘chinalizacion’, vía Bodegones.

La Venezuela dolarizada no tiene hoy importaciones privadas, 5.216,6M€ en 2.019 son un cadaver económico al borde de la tumba, el Decreto de Exoneraciones vigente desde 2018 no ha tenido efecto alguno sobre las actividades productivas, ni incremento de las importaciones, y las pocas mercaderías extranjeras (principalmente confitería y productos de higiene personal) en el mercado son producto de una interpretación laxa de la Resolución sobre Courier, vigente desde 1997, con el aditamento de posible legitimación de capitales.

Si se adjunta a lo señalado las restricciones ocasionadas por la Pandemia al transporte internacional y la restricciones voluntarias de los países exportadores con el objeto de garantizar el abastecimiento de sus mercados internos, la condiciones nacionales se hacen más extremas por la incidencia -como señaláramos supra- de estás medidas en la producción interna agrícola e industrial, lo cual lleva necesariamente al desabastecimiento por falta recursos propios para las operaciónes productivas.

La repuesta de la Dictadura a los problemas señalados solo han agravado la crisis y más aún con la manipulación maligna de la pandemia. La repuesta a las crisis es sistemática, siempre la mentira-propaganda estructurada en base a la hegemonía mediática, a la ‘truthiness’ de Colbert: «Solo lo que yo digo es verdad, y nada de los que los demás digan podría ser verdad», y ello en plena armonía con la ‘posverdad’ que definió David Roberts como «una cultura política en la que la política (la opinión pública y la narrativa de los medios de comunicación) se han vuelto casi totalmente desconectados de la política pública (….)», con la tremenda desventaja que la oposición solo puede responder en las redes, limitando su acción difusora, contralora y pedagógica.

Como si lo anterior no fuese suficiente este además es un régimen en manos del Crimen Organizado, no es solamente un Estado Fallido, donde despliega una actividad permanente y protegida el narcotráfico y demás Tráficos Ilícitos. En este entorno miles de millones de US$ desaparecieron sin dejar obra hecha, por el contrario la infraestructura construida hasta 1998 por la Republica Civil está deshecha, en ruinas, inoperante, cerrada o en franco proceso de deterioro. 

Autopistas, Carreteras, Vías de Penetración, Represas, Plantas Eléctricas, Agua, Gas y como colofón de la depredación un total desabastecimiento de gasolina.

Para salir del chavismo hay que empujarlo y duro, hasta con zancadillas. La responsabilidad de los políticos es la orientación y conducción del pueblo. Es necesario crear una Unidad de Propósitos y Acción. Es la única estrategia que permitirá salir del chavismo y derrotarlo en la calle. Lo único que no cabe en la Unidad es la Oposición Merceneraria. Solo la Transparencia alumbrará el camino. La Junta Patriótica fue resultado de la autocrítica y de la voluntad de vencer.

Freddy Rios Rios 
friosrios@gmail.com 
@doserre 

ANTONIO JOSÉ MONAGAS, ¿LIBERTADES POLÍTICAS EN CUARENTENA?

El ejercicio de la política, pareciera no tener contemplaciones frente a nada. Menos, a un universo de individuos capaces de evaluar y objetar cuanta decisión pueda tomarse. Sobre todo, aquellas elaboradas entre “gallos y medianoche”. O sea, en la oscuridad.  En aras de afianzar un sistema político. Sobre todo, en aquellos formulados a instancia de intereses disfrazados con principios y valores “democráticos”.  

Es lo que confunde a quienes esperan algo mejor de una gestión política que ha ofertado objetivos trazados ante un horizonte, supuestamente, despejado de imprecisiones. Sólo que en política, cualquier propuesta puede recibirse o rechazarse. Acogerse o impugnarse. El problema se suscita cuando los derechos que exaltan libertades, no son siempre acogidos como argumentos políticos válidos por quienes ejercen el poder. 

Es ahí donde comienzan a crearse discrepancias que se convierten en razones políticas a partir de las cuales se enquistan tendencias representativas de posturas. Que si bien pudieran comulgar propósitos comunes, se apostan en colocaciones diferenciadas. Muchas veces, con base en propuestas ideológicas conflictivas dado el carácter enjundioso que asumen. Y que defienden, repetidos momentos, sin el debido conocimiento de causa que podría reivindicar el proyecto político. Aunque, la falta de evidencia se convierte en la evidencia de lo que se carece. 

El proyecto político soportado sobre la charada ideológica de “socialismo del siglo XXI”, sólo ha servido para esconder postulados políticos que fundamentan valores morales y principios de ética y ciudadanía. Pero como hasta ahí llegó la gestión política del “revolucionario” gobierno militarista venezolano, solamente le quedó valerse del impulso inicial para cubrirse de cuantos pretextos fueron posible. Tanto, que le permitieran, en el largo plazo, justificarse ante la insensatez de una población cuya incultura política le ha servido de argucia para ganar el espacio necesario que demanda su codicia como criterio de mezquindad y egoísmo político. 

Sin embargo, el oprobioso régimen no calculó los avatares por los que atravesaría en medio de sus atropelladas andanzas. No sólo ante el factor tiempo, pues los hechos se dieron sin mayor objeción. Tampoco previó los problemas que su mismo proyecto político, de razón cívico-militar, generó. Todo ello se condensó en las crisis que derivaron de la torcida suerte que se fijó a la oferta electoral que vendieron los partidos y movimientos políticos, en diciembre 1998. Y que trece años luego, forzó mediante trampa elaborada para continuar sosteniendo el proyecto político-militar gubernamental. Y que seguramente, terminará de dar al traste el remedo de gobierno que ahora se encuentra atrapado. Esta vez, bajo los estertores causados por crisis tan letales como las que han abollado a Venezuela. Y que, sin duda, serán razones de innegable defenestración de “gobernantes” perseguidos por la justicia internacional. 

He ahí el detalle a partir del cual puede entenderse la razón del serio conflicto que tiene hundida a Venezuela. Primeramente, se hace difícil inculcarle a quienes no reconocen en la política la más excelsa filosofía de vida. Es el caso de militares cuyo uniforme es más un disfraz, que el signo de una institucionalidad al servicio de los más elevados intereses de una sociedad. En política, esto se resume en lo que se define como “la pluralidad de los hombres”. Es decir, en la convergencia entre individuos que comparten una geografía. O que se hallan sujetos a los dictados de las circunstancias. El hecho de actuar al margen de lo que esto implica, ha desatado agudos problemas en la convivencia humana. Y que han terminado, despotricando el concepto de política. Peor aún, su ejercicio. 

En segundo lugar. Este problema que se ha armado ante un concepto de política y su perturbada praxis, es razón para advertir otras complicaciones de igual o mayor trascendencia. Y tienen que ver con otro concepto también de significativa ascendencia ética y moral. Es el concepto de “igualdad”. Término éste bastante manido por todo discurso político. Pero sucede que la diferencia que establece el escalafón económico, aviva un distanciamiento político y social que no se corresponde con lo que la “política” asoma desde esa perspectiva. Entonces, sigue sin conocerse que el ejercicio de la democracia, basa su fundamento en el reconocimiento de la “igualdad” como condición suprema para su construcción. 

El régimen, aparte de no contar con el conocimiento específico que demandan contingencias de tan rigurosas exigencias, no cuenta tampoco con la coherencia necesaria para coordinar responsablemente el tamaño de dicha tarea. Porque tampoco cuenta con políticas públicas en la escala del abordaje requerido. Todo esto, es consecuencia de la soberbia e intolerancia de engreídos y usurpadores gobernantes. Esta situación, ha dificultado que actores y organizaciones no gubernamentales especializadas en el manejo de problemas con tan delicado fondo, puedan prestar su mejor aporte. 

No se trata de una crisis política, ni económica. Tampoco sanitaria. Es humanitaria. Por lo  que necesita una escalada de la respuesta humanitaria específica ante el escenario en cuestión. Así que lejos de asumirla por mera voracidad polítiquera, y estúpida gula,  o para rivalizar con la oposición en el plano de las impugnaciones internacionales que recaen sobre el régimen venezolano, es menester que esta pandemia sea minimizada. Y sólo podría lograrse, con la ayuda de entidades que han desarrollado fortalezas frente a emergencias de esta índole. Capaces de actuar apegadas a razones de moralidad, criterios operativos y métodos científicos, técnicos y éticos.  

Antes de finalizar el correspondiente recorrido, podría entonces inferirse que no hubo mayores daños porque en medio de la crisis se movilizaron factores de respaldo que manejaron la emergencia con sentido humanitario. Y no político. Lo contrario, infundiría más razones para cuestionar que lo que se habría realizado fue –tristemente- a costa de truncar los derechos humanos. Aunque asimismo, a condición de tener las libertades políticas en cuarentena.

Antonio José Monagas 
antoniomonagas@gmail.com 
@ajmonagas