lunes, 7 de marzo de 2016

CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ, BUSCAR EL TIEMPO PERDIDO, PARA PERDERLO DE NUEVO

Sacar conejos de los sombreros en la empresa inútil de ganar tiempo perdido...

Se desconoce al Poder Legislativo de frente, sin titubeos, sin ambages, sin excusas, y se le arrebatan por la fuerza sus atribuciones constitucionales inseparables que le dan razón de ser. Parecido actuó Alberto Fujimori en el golpe contra el Congreso de 1992. La enorme, abismal, escandalosa diferencia (política, no ética) es que Fujimori un par de meses antes había ganado las elecciones, era la fuerza ascendente, la esperanza de los peruanos, un outsider que derrotaba al sistema político institucional. En Venezuela es exactamente al revés, lo contrario, las antípodas. La masiva victoria opositora en diciembre, la sistemática fuga de respaldo gubernamental desde entonces y el bloqueo de los mecanismos constitucionales, crean un status en el que la cúpula de poder rechazada, con apoyo menguante, es un poder de facto. Es un esqueleto sin músculo, con polifracturas y sin porvenir.

La mayoría de los peruanos había votado por Fujimori para salir de una situación parecida a la de hoy en Venezuela, creada por un gobierno de la misma estirpe populista: hiperinflación, recesión, delincuencia, violencia, control de la calle por grupos armados irregulares, escasez, corrupción, incompetencia. Aquel solitario insurge ante eso y luego da el golpe de Estado contra el Parlamento, al que acusa de boicotear su plan de gobierno. Su argumento es que va enderezar la situación, cosa que efectivamente hizo, y hoy después de 24 años, los peruanos le agradecen y están cerca de premiarlo a través de su hija. Realizó una profunda reforma económica y aplastó a los terroristas de Sendero Luminoso. En cambio el único punto de apoyo del gobierno venezolano es la capacidad de coacción que mantiene prestada a un alto costo en materia de concesiones a quienes la controlan.

Caballos y flautas

En la práctica es una cesión de poderes formales a quienes manejan la fuerza, a cambio de un tiempo precario que también derrochan. Si ese tiempo se utilizara como Fujimori, posiblemente tendría racionalidad, pero es para profundizar los errores y cebar aún más la bomba de la crisis. Las medidas que anunciaron, lejos de atacar los problemas, apenas medio atienden los síntomas y preanuncian nuevas medidas, en peores condiciones, a la vuelta de meses o días. Con las decisiones del TSJ, disfrutan una apariencia de poder que ante el mundo y el país, por el contrario, desnudan una temible precariedad. Apelan al viejo expediente fidelista: actuar como si tuvieran la sartén por el mango. Intentan, como de costumbre la radicalización, para hacer sucumbir a los ingenuos en un intercambio de lenguaradas de fuego y propuestas inoperantes. Vuelve el infantil ¡calle, calle, calle¡ de lamentable recordación.

Otra forma de ansiedad es declarar salidas ilusorias que colocan el debate en la polarización política que buscan los que no tienen otra cosa que ofrecer. Caer en el juego agónico del Gobierno es la peor opción, hacer lo que él espera, una confrontación sobre "el método" y no sobre medicinas y alimentos. Cuentan que la ciudad griega de Sibaris (de donde viene el término sibarita) entró en guerra con la vecina Crotona, cuyos generales conocían muy bien las costumbres de sus enemigos. En la batalla "atacaron" la caballería sibarita con música de flautas, en vez de armas, y los caballos abandonaron el combate y se pusieron a bailar. No hay que actuar por reflejos condicionados. El Gobierno lo integran unos cuantos señores con flautas, una cúpula aislada, mientras la enorme mayoría de la dirección del PSUV, desde el principio se distanció de maniobras que ponen en peligro la existencia del partido.

Gobierno de Unidad

Un grupo de militares retirados que participaron en el golpe del 4F publicó un documento en el que llaman a un gobierno de Unidad Nacional, cosa que refleja el sentimiento de gran mayoría del chavismo que no participa en la cúpula retraída y ojalá ese grupo cobre fuerza y obtenga apoyo en sus planteamientos. Todas estas operaciones de birlibirloque, de magia de feria que hace la cúpula, sacar conejos de los sombreros en la empresa inútil de ganar tiempo perdido para volverlo a perder, se producen mientras avanza la carreta que chirrea amenazas estremecedoras. Default de Pdvsa y del Estado en general, crisis humanitaria, escasez de alimentos, de medicinas. Colas interminables para conseguir escasos bienes, neurosis colectiva, incubación de odio, colapso de la vida civilizada, como siempre es el socialismo.

El servicio eléctrico es una ineluctable amenaza, una variable incontrolable, asociada a la escasez de agua y a la violencia. Un grupo humano que en cuadro tan complicado, tan terrible para la ciudadanía, se dedique a hacer jugarretas sin futuro, malabarismos de feria y profundizar la crisis en vez de buscar apoyo de todas partes para resolverla, es la mejor manera de definir al gobierno. Mide a quienes lo integran y cuál es el margen de confianza que merecen. Cuenta Vargas Llosa en El pez en el agua que en la monumental crisis producida por Alan García entonces, la sociedad peruana creó un gran movimiento nacional de rechazo a sus políticas a propósito de la posible intervención de los bancos. En vez de discutir "el método" para deponerlo, todo el mundo se movilizó a dar el debate sobre la crisis y sus opciones. El país entero se desplazó hacia ese movimiento nacional y el Presidente se escogió entre dos de sus expresiones. Fujimori y Vargas Llosa.

Carlos Raul Hernandez
carlosraulhernandez@gmail.com
@CarlosRaulHer
El Universal
Caracas - Venezuela

CHARITO ROJAS, LAS AVENTURAS DE MAD MAX

“Soy el único que huye tanto de los vivos como de los muertos. Cazado por carroñeros. Acosado por aquellos que no pude proteger. Así existo en esta tierra desolada. Un hombre reducido a un solo instinto. Sobrevivir”. Frase escuchada en el film “Mad Max”, triunfador en los premios Oscar.
Nicolás Maduro comenzó su gobierno bajo dos estigmas que no ha podido refutar: su nacionalidad venezolana y su aptitud para conducir a esa Venezuela post Chávez, arrasada por una revolución analfabeta de democracia y moral.

Desde el comienzo se apoyó en una tal “unión cívico militar” que no es más que la entrega del gobierno a los jefes de la FANB, cuya opacidad en el manejo de los dineros públicos conocemos desde los tiempos del Plan Bolívar 2000, cuando el finado engolosinó a los militares enseñándoles que es mejor la abundancia de un cómodo cogobierno a cambio de sostener a la revolución en el poder, en lugar de estar sometidos al poder civil y relegados a los cuarteles, como lo ordena la constitución nacional.

El 48% de los altos cargos gubernamentales está ocupado por militares, la mayoría activos. Las gordas negociaciones de las importaciones son llevadas adelante por bolichicos y enchufados,  muchos de ellos con uniforme. La complacencia del presidente hacia los militares no se limita a su defensa sino que persigue activamente a quienes osan pensar diferente dentro de los componentes. Los nueve oficiales condenados sin pruebas fehacientes por lo que Maduro llamó el “golpe Tucano” o el “golpe azul” muestran la complicidad total entre los intereses del ejecutivo con la cúpula militar y el estamento judicial.

La obsesión por no ser sacado del poder teniendo enemigos tan temibles como el capo rojo, lleva al presidente a permitir la represión salvaje contra las protestas del año 2014, donde 43 venezolanos murieron, cientos resultaron heridos y miles atropellados en su libertad de protesta y expresión. Como siempre, el gobierno culpó a la derecha, a las guarimbas, al imperio y a “La Salida”, esa protesta promovida por Leopoldo López, Antonio Ledezma y María Corina Machado que solicitaba “pacifica y constitucionalmente” la renuncia de Nicolás Maduro, quien a un año de gobierno, ya había hecho amplias demostraciones de sus capacidades para dirigir a una cada vez más convulsionada nación.

Hoy más que nunca, “La Salida” ha demostrado que tenía razón. Venezuela va cuesta abajo en un barranco económico, social y político que no parece tener fin. Las razones que produjeron los resultados del 6D están en la boca de cualquier venezolano. Lo indignante es que en una actitud que escapa a la más mínima sensatez, el presidente no se da por enterado de lo que sucede y sigue con el cuentico de vaqueros de la guerra económica, culpando a la “burguesía parasitaria” y dando explicaciones que hacen sentir estúpido a quien escucha tales disparates, usualmente en cadena nacional.

Mientras Maduro habla, canta, baila, inventa, viaja, el país es entregado a pedazos a una casta de aprovechados, que tal como ocurrió en la Rusia post Unión Soviética, son los millonarios que dejara la revolución y son quienes van a ser los dueños de esa Venezuela que quedará como un cuero seco, mientras los boliburgueses compraran  por dos monedas lo que quede de esta debacle de empresas quebradas, terrenos baldíos y propiedades  cuyos dueños no pueden mantener.

El régimen se está defendiendo de su anunciado fin. Le está dando “tenteallá” a los militares. Según el diario Tal Cual, desde julio de 2013 hasta febrero de 2016, se han creado 11 empresas para el desarrollo económico de la Fuerza Armada: Banco de la Fanb (Banfanb), Empresa Agropecuaria de la Fanb (Agrofanb), Empresa Militar de Transporte (Emiltra), Empresa Sistemas de Comunicaciones de la Fanb (Emcofanb), Televisión Digital de la Fanb (TVFanb); Fondo de Inversión Negro Primero (Fimnp); Constructora de la Fanb (Construfanb) y Agua Mineral Tiuna (empresa mixta dentro del complejo industrial del Fuerte Tiuna).

En enero  de este año apareció la Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas (Camimpeg), la cual realiza las mismas funciones que Pdvsa, con la diferencia que no tiene que rendir cuentas sino al ministro de la Defensa y al presidente. Y ahora también tendrán el control del “plan de rescate” agrícola y pecuario, sobre tierras y propiedades expropiadas.

El presidente sigue creando más burocracia, inventando ministerios ridículos como el de “ecosocialismo” y “agricultura urbana”, mientras la contaminación de las aguas, la basura que inunda el país, la escasez desesperante de alimentos y medicinas agobia a un venezolano que ve al gobierno de espaldas a esta realidad mortal. Decirle a un pueblo que pasa hambre que el plan de siembras en los balcones y gallineros verticales en las habitaciones va a dar de comer a 30 millones de habitantes, insulta la inteligencia del país.

Las calificadoras de riesgo internacionales dan como altamente probable un “default” de Venezuela para sus compromisos en octubre. La ola de expropiaciones y nacionalizaciones del finado hacen de Venezuela el país con más demandas internacionales, 38 en total, que le podrían acarrear condenas por más de 20.0000 millones de dólares. Desesperado por divisas, el panorama del gobierno es desalentador: un discurso en el que ya nadie cree, deudas mil millonarias con proveedores, líneas de créditos cerradas, importaciones de alimentos y medicinas sin recursos, el barril de petróleo por debajo de los 25 dólares, un revolcón electoral que habla del fracaso del régimen y una incapacidad total para entender su responsabilidad en la inflación galopante y en la inseguridad que acaba con toda prosperidad. Y todavía no entiende que debe cambiar su política económica y buscar a gente capacitada para evitar el cataclismo que se anuncia.

Las encuestas señalan que un 82% de los ciudadanos quiere que el gobierno de Maduro termine antes del 2019. La oposición venezolana busca acuerdos sobre los mecanismos convenientes para dar fin a este desastre que compite con la película de horror Mad Max.  Renuncia, enmienda, constituyente, revocatorio. Lo que sea efectivo, pero YA, antes que Venezuela zozobre

Quienes apoyaron La Salida en 2014, dicen que los hechos les han dado la razón. María Corina Machado inició esta semana una campaña para pedir la renuncia del presidente como la vía constitucional más expedita e indolora para la gravísima crisis de Venezuela. La campaña se llama “La Tuya, Maduro”.

Charito Rojas
Charitorojas2010@hotmail.com
@charitorojas

Carabobo - Venezuela

EGILDO LUJÁN NAVA, PERRO QUE LADRA NO MUERDE

Han transcurrido apenas noventa días desde que los venezolanos concurrieron a las urnas para elegir a los miembros del Poder Legislativo. Una mayoría definitivamente abrumadora se hizo presente para participar en el evento democrático, y lo hizo  con  la convicción de que, de esa manera, se sumaba a lo que para el momento era clamor nacional: impulsar un cambio en la conducción de la Nación.

De esa manera, venezolanos de todas las edades, sencillamente, convertían molestias, decepciones y frustraciones en un aporte al renacimiento y fortalecimiento de la esperanza en que, a partir de la citada elección, se contribuía a convertir al Poder Legislativo en un activador de cambios. Y, con base en lo que establece la vigente Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, además, a legitimar la existencia y operatividad del más importante de los poderes públicos, después del Poder Ejecutivo. En otras palabras, se daba así el paso perfecto para que esa otra expresión voluntaria de la soberanía popular, ya no fuera más un elemento integrado al capricho de un individuo empeñado en borrar todos los elementos diferenciadores de los poderes, sino el primer gran nuevo paso para que la autonomía de los poderes dejara de ser una entelequia en Venezuela.

El Poder Legislativo es, de hecho y de derecho, una manifestación institucional y constitucional con capacidad y facultad jurídica para ejercer funciones legisladoras y contraloras sobre todos los demás poderes del Estado. Pero, además, es innegable e indiscutiblemente la voz del pueblo; también el canal que, en un país enfermo de inoperante e ineficiente centralismo, hace posible la presencia en el centro del ejercicio del poder, de la más genuina representación de todos los estados de la República.

En el proceso de votación, el pueblo habló y se pronunció decididamente a favor de lo que quería y añoraba: el cambio; cambiar. Y lo hizo otorgando una mayoría absoluta a la opositora unidad democrática con 2/3 partes de los miembros del Poder Legislativo, y animado, además, por la convicción de que, ganando la oposición, el país iba a registrar un verdadero sacudón transformador, de innovaciones y de adecuaciones a la generación de soluciones para beneficio de la maltratada sociedad venezolana. Sencillamente, apostó por la solución de lo urgente, y olvidó, justificadamente, que en política se dan las manos -pero también compiten- lo urgente y lo importante.

A la sociedad venezolana, definitivamente, hoy poco le importa que aquellos a quienes eligió para que integraran el Poder Legislativo, sólo hayan podido trabajar durante sesenta días, a partir del momento de su juramentación. Inclusive, que cuatro de esos parlamentarios ni siquiera hayan podido ocuparse de trabajar para su estado -Amazonas- porque la resistencia a los cambios en el país también está aliada a la estratégica necesidad de preservar libres ciertos canales, totalmente ajenos a lo que se traduce en satisfacción, prosperidad y bienestar ciudadano.

Quizás es por eso por lo que una parte importante de esa misma sociedad electora, dé demostraciones de estar desesperada ante su percepción de que existen problemas que, antes que superarse, se están agravando. Los califican de graves de subsistencia. Y se tratan de la inseguridad, del desabastecimiento de alimentos y hambre, de la salud por la carencia de medicamentos  y de insumos médicos, y las fallas en el servicio eléctrico y la escasez de agua potable.

Todos asociados, directa e indirectamente, a problemas de derroche administrativo y corrupción, a los controles de cambio y de precios, a la inflación desbordada y alentada por el triste papel  para el que quedó el Banco Central de Venezuela, a la desaparición progresiva de empleos de calidad y de la capacidad de generación de los mismos, al cierre acelerado de empresas privadas de todos los tamaños, y a la inexistencia de una justa administración de justicia en Venezuela.

El reclamo de los votantes, definitivamente, pudiera lucir simplista. Pero, en el fondo, representa lo que se siente por lo que se aprecia y que no se traduce en respuestas ante las esperanzas que se cifraron noventa días antes; entre otros,  la solución de problemas, y procurar una progresiva reconciliación -o al menos un respeto mutuo- entre los dos grandes polos políticos: la Mesa de la Unidad Democrática y el Partido Socialista Unido de Venezuela.

En lugar de eso, consideran que la Asamblea Nacional se ha convertido en una especie de jaula de perros rabiosos que ladran y tiran mordiscos a diestra y siniestra; y que los Diputados de ambos bandos parecieran estar solamente motivados por la necesidad de lanzar insultos, formular  acusaciones de todo tipo y, obviamente, de demostrar que cada una de las partes no está allí para dar su brazo a torcer. Mientras tanto, no se resuelve nada. Por el contrario, día a día, todo va empeorando.

Al venezolano de a pie, poco le importa e interesa el discurso de avanzada o reaccionario de los parlamentarios que hacen uso del micrófono en la Asamblea. Lo que le inquieta, es que está siendo copado por una gran desesperación, y que no quiere morir o ver a alguien de su grupo familiar que le suceda lo mismo, por causas de hambre o por la carencia de alguna medicina. Asimismo, que las soluciones, sencillamente, parecieran ser más el producto de concesiones entre enemigos irreconciliables, y no un acto del ejercicio responsable de quienes integran un Poder, llámese Ejecutivo o Legislativo.

La Constitución reza que en Venezuela, la alimentación y el derecho a la vida, entre otros, son eso, derechos humanos. Pero no derechos supeditados al capricho de individuos o de grupos a quienes poco pareciera importarles que, por tardanza o inexistencia, se traduzcan en motivo  para morir de mengua al no conseguir quién lo atienda en un centro de salud, ni los medicamentos adecuados. Niños, abuelos, padres mueren por el efecto del cáncer o cualquier otra enfermedad u operación irrealizable por falta de insumos, y el hecho, si acaso, luego termina siendo un número más en la estadística de la tragedia en la que se ha convertido vivir en Venezuela. Mientras tanto, siguen los debates en la Asamblea. Y enfermos y familiares, gente sin trabajo y sin capacidad de compra de alimentos, lo que observan es un pleito interminable; también a individualidades en proceso demostrativo de  quién grita más o de quién ofende más.

A los que están al frente del Gobierno y a los parlamentarios, les corresponde entender y aceptar que el eterno repiqueteo de “tú propones y yo me opongo”, no le interesa al venezolano que, por años, ha venido dando pasos en falso, entre pobreza y promesas incumplidas. Lo que quiere -porque lo necesita- son soluciones. El sabe -o intuye- que eso de la corrupción, no es otra cosa que robo; también que si existe un Poder Judicial, entonces, debe ocuparse de detectar al ladrón, enjuiciarlo y sancionarlo. Nunca protegerlo o esconderlo; resguardarlo con artilugios legalistas. En fin, que el que tenga deudas con la justicia, que las pague debidamente.

Lo que se plantea, en fin, no es un problema personal. Se trata de asuntos nacionales que afectan a toda una sociedad que demanda soluciones. Y que, con la misma vehemencia y dureza, se lo plantea a los poderes públicos que compiten por un manejo más eficiente de fuerza o de supuesta fuerza. Porque de seguirse intensificando la permanente o interminable diatriba y puja por el control de poder, el único resultado apreciable siempre va a ser la pérdida de la poca esperanza que queda entre los ciudadanos, y la erosión acelerada en la ya menguada credibilidad que se tiene en la dirigencia política.

Las encuestas y estudios académicos que se han estado ocupando del tema,  vienen arrojando resultados que hacen sentir la pérdida de credibilidad en los partidos políticos convencionales y en algunos de sus líderes. Y  con la alimentación de esas actitudes de perros rabiosos, definitivamente, se  corre el riesgo de abrirle las puertas a males mayores que pudieran emerger promovidas por cazadores de oportunidades, o de aventureros de ocasión.

Para el ciudadano de a pie, que es numéricamente la expresión de la mayoría de los venezolanos, la Democracia no es perfecta, pero sigue siendo la mejor forma de Gobierno. Y ya cansado de falsos Mesías, a la vez que rechaza quebrantamientos institucionales por la vía de actos de fuerza,  cuando demanda soluciones, es porque  añora condiciones y posibilidades para vivir en un ambiente de paz, de verdadera felicidad y de auténtica prosperidad.

Egildo Lujan Navas
egildolujan@gmail.com
@egildolujan
Fedecamaras
Fedenaga
Miranda - Venezuela
Eviado por
ebritoe@gmail.com

GLORIA CUENCA, LO QUE BUSCAN

En situaciones donde hay crisis, desabastecimiento, inseguridad, ilegalidades a granel y arbitrariedades, cualquier gobierno democrático, y con un mínimo de sensatez, buscaría soluciones, escucharía consejos, aceptaría recomendaciones, entre otros aspectos. 

No ocurre así. El gobierno ilegal, ilegítimo y ahora inconstitucional de la revolución chavomadurista actúa absurdamente. Disidentes y opositores hacen la pregunta: ¿qué buscan? 

Tenemos que orientarnos sin caer en supuestas “invitaciones al caos, la anomia y la violencia”. Acostumbrados como han estado en estos 17 años a hacer y deshacer sin tener ningún tipo de contención, enseñados por su difunto jefe a actuar “medalaganariamente”, se encuentran ahora con una Asamblea Nacional opositora, a la que no logran someter ni controlar. 

Me enseñaron, en mis lejanos años de comunista, que una tarea impostergable en la lucha política de los revolucionarios es lo que se llamaba “la caracterización del enemigo”. En vista de que, para los comunistas, no hay adversarios, sino enemigos, es obligante conocerlos y saber de qué manera enfrentarlos. 

Desde nuestro sector, el de la oposición democrática, es tarea que también debe hacerse. Uno de los errores atribuibles a la oposición democrática: puesto que no los “han caracterizado”, no los conocen. Algunos son demócratas, los menos. La gran mayoría de esos revolucionarios tiene formación y actuación autoritaria; lo justifican ideológicamente, ya que, “enfrentan enemigos de clase”. 

Mis contradictorios lectores saben, al menos algunos de ellos, a lo que me refiero. En mi opinión, lo que buscan es aniquilar la democracia. O lo que queda de ella. El Libertador dijo con tristeza, refiriéndose a Venezuela que “era un cuartel”. Con satisfacción expreso que, gracias a Dios, 200 años después, ya no es así (quiero creerlo). 

Todavía hay gente que quiere resolver los problemas por la vía del golpe militar; son los menos. Hay una lucha sostenida de demócratas y civilistas para manejar nuestros problemas en el marco de la constitución, la legalidad, la legitimidad y la civiltá. 

Lo contrario quieren quienes convocan al caos, la violencia y la ilegalidad. Entender lo que necesitamos democráticamente es fundamental. Mueren de miedo quienes han delinquido por tantos años. De allí los estertores que sufre la revolución.

Gloria Cuenca
@EditorialGloria
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Caracas - Venezuela

LUIS D. ÁLVAREZ V. EL DESMORONAMIENTO DE UN LÍDER, CASO BRASIL

Después de haberlo intentado tres veces, lo consiguió. Pese a los temores que despertaba en sus adversarios obtuvo la Presidencia y llevó adelante un gobierno lleno de políticas sociales que se constituyeron como ejemplo para parte de la región. Sin embargo, el 4 de marzo la imagen de Luiz Inácio Lula da Silva tuvo un viraje cuando fue detenido en un aeropuerto para ser conminado a rendir declaración sobre una serie de hechos de corrupción que parecen involucrarlo directamente y su domicilio fue registrado por las autoridades.

La corrupción mina de esta manera la popularidad de una figura que logró mejorar sustancialmente la calidad de vida de al menos treinta millones de personas que estaban en la pobreza, culminando, a juicio de su aliada la presidenta Dilma Rousseff, un proceso que inició el presidente Fernando Henrique Cardoso, y que lo llevó a ser considerado uno de los líderes más emblemáticos del mundo.
De todas maneras, el legado de Lula no parece ser tan risueño como la propaganda quiere hacerlo notar. En primer lugar, el líder del país más poderoso de la región debió mostrar mucha más contundencia ante los flagrantes casos de violación de derechos humanos y el menoscabo de las libertades en Venezuela, Bolivia y Ecuador. En cambio, optó por una gran cooperación económica que lo llevó a guardar silencio en aras de garantizar para empresas de su país el pago de deudas y la adjudicación de contratos. Además, en el Mundial de 2014 pudo evidenciarse un rostro de Brasil en el que la pobreza y la desesperanza contrastaban con el modelo de crecimiento que ha llevado al país a ser sede de justas deportivas y a impulsar una reforma de la Organización de Naciones Unidas en la que obtenga un posicionamiento regional.
Independientemente la decisión que se tome sobre su posible vinculación y participación en redes de corrupción, lo que pasó en Brasil es un indicio de que existe autonomía de poderes y aunque gobierna la misma organización política que llevó a Lula al poder, el expresidente, gente de su entorno e incluso personeros de la actual administración gubernamental, son investigados, se les siguen procedimientos e incluso condena cuando han incurrido en delitos.

Tal vez ya Lula no sea el ejemplo predilecto para la política. Pase lo que pase, su imagen se ha dañado y su persona estará ligada a los malos manejos y a la indiferencia en los asuntos de otros países. Sin embargo, su caso sirve de ejemplo para que en aquellos Estados en los que reina la impunidad, los gobernantes actúan como les provoca y los hechos de corrupción son alarmantes, entiendan que la justicia llega y que cuando impere la plena autonomía de los poderes, serán investigados y pagarán sus funestas actuaciones.

Luis D. Alvarez V
luis.daniel.alvarez.v@gmail.com
@luisdalvarezva
Internacionalista
Caracas - Venezuela

ADOLFO P. SALGUEIRO, SENTENCIA DEL TSJ. MONTESQUIEU ASESINADO, CASO VENEZUELA

A estas alturas de la vida, con casi diecisiete años de chavismo, pensé que mi capacidad de asombro estaba ya agotada. Craso error de juicio, esta semana –con la insólita sentencia numero 9 de la Sala Constitucional del TSJ de fecha 1° de los corrientes– aprendí que la capacidad de asombro nunca se agota, y también me estoy dando cuenta de que el equilibrio y ponderación necesarios para poder analizar el entorno ya se me está agotando para dar paso a la indignación y la rabia en perjuicio de la prudencia y el análisis que en mis cinco décadas de docencia universitaria en la rama del derecho se habían convertido en herramientas de preferencia para el ejercicio profesional.

Estas líneas no pretenden en absoluto hacer una disección  jurídica del contenido de la “histórica” sentencia numero 9 emanada de la Sala Constitucional por la cual se reescribe la Constitución, se da certificado de defunción a la independencia de los poderes del Estado, se bota por la poceta el capítulo de la facultad de control que ejerce la Asamblea Nacional, etc. Montesquieu debe estar revolviéndose en su tumba y los constitucionalistas aún vivos seguramente se preparan para entrar en terapia intensiva. Ha nacido un nuevo constitucionalismo parido por “constitucionalistas” cuya designación fue inconstitucional. ¿Cantinflas? No: Venezuela hoy. Además ya han circulado algunas argumentaciones jurídicas (Brewer-Carías, Rocha, etc.) dando cuenta del “constitucidio” perpetrado por los “juristas del horror”* contemporáneos dedicados a la justificación a como dé lugar de las más demenciales instrucciones del chavismo en desbandada.

Ahora resulta que la Asamblea Nacional no puede citar ni interpelar a los funcionarios sino a placer del ciudadano vicepresidente de la República, las Fuerzas Armadas solo declaran a través de su comandante en jefe (Maduro) quien cumple con tal obligación al comparecer ante la Asamblea anualmente para rendir su memoria y cuenta. Los demás poderes quedan eximidos de dar cuenta de sus actuaciones y de paso todo lo actuado por la Asamblea en materia de revisión de credenciales de los postulados al TSJ –tanto lo ya hecho como lo que se haga en el futuro– es nulo.

Vale la pena resaltar el hecho jamás acaecido antes que refleja aquello de “zamuros cuidando carne”, siendo que tres de los siete magistrados de la Sala Constitucional cuya continuidad en sus cargos dependía de la sentencia, son precisamente aquellos cuya designación era puesta en tela de juicio (Calixto Ortega, Luis Damiani Bustillos y Lourdes Suárez Anderson). Ellos no quisieron ni inhibirse ni estar presentes en la discusión “por motivos justificados” pero avalaron la grotesca sentencia absteniéndose de firmar en lugar de ofrecer voto en disidencia. Un cuarto magistrado (Juan José Mendoza) quien en 2014 también fue designado irregularmente (hasta el día anterior había sido diputado por el PSUV) sí estuvo presente y sí firmó.

Ante esto se comprenderá que ya no queda más nada que esperar ni de qué asombrarse. Así lo ha entendido y expresado el mundo entero comenzando por el hoy “enemigo injerencista” Luis Almagro, secretario general de la OEA. Se ha dado un golpe mortal a la democracia y por eso ya alguien ha calificado el hecho como un “fujimorazo” en alusión al autogolpe que en abril de 1992 dio el entonces presidente de aquel país.

Si el lector desea constatar las inconsistencias de la sentencia que hoy comentamos puede acceder a ella íntegra en el link http://www.panorama.com.ve/politicayeconomia/TSJ-fija-limites-a-poderes-contralores-de-la-Asamblea-Nacional-20160301-0063.html. Allí encontrará la perlita de cómo la Sala Constitucional explica abundantemente que un poder del Estado no puede citar a otro mientras que en el párrafo final de la histórica pieza termina citando al presidente de la Asamblea Nacional.

Si bien es cierto que la presión de la comunidad internacional no puede sustituir gobiernos, no es menos cierto que sin ella es difícil conseguir rectificaciones que no se quieren hacer. Es esa la situación en la que estamos y es por eso que el Senado de Brasil acordó solicitar al Ejecutivo de ese país que invoque la Cláusula Democrática contenida tanto en la OEA como en los  instrumentos de Mercosur de los que Venezuela es parte y es por eso que en su momento el gobierno de Macri amenazó con traer el tema a colación en la reunión de Unasur, aunque después decidió posponer la iniciativa, no archivarla.

Mientras tanto, amigo lector, mantenga algún lugar libre en su alforja para las nuevas sorpresas que la “institucionalidad venezolana” pueda ofrecerle.

*En alusión al jurista nazi Carl Schmitt quien suministró el piso jurídico para la justificación de  los excesos de la época hitlerista.

Adolfo P. Salgueiro
apsalgueiro1@gmail.com
@apsalgueiro1
Internacionalista
Miranda - Venezuela

FERNANDO MIRES - ESPAÑA: LA DESVESTIDURA, DESDE ALEMANIA

Los debates orientados a formar gobierno, o de pre-investidura, ordenados por el Rey Felipe, han sido productivos en términos políticos. No estuvieron exentos de emocionalidad y agresiones pero también hubo giros retóricos y matices bien logrados de ironía. En cierto modo los cuatro partidos hicieron honor a la política, así como la concebía Max Weber: Rompieron con el aburrimiento que caracterizó al tiempo del bi-partidismo.

Para el gran sociólogo alemán, el aburrimiento en la política era muy peligroso pues puede generar reacciones anti-políticas y anti-parlamentarias (pienso en la Alemania de hoy). La política, escribía Weber en su clásico Política como Profesión, requiere de cierta espectacularidad y el parlamento puede ser el gran teatro en donde los representantes  desencadenen las pasiones de quienes los siguen o denuestan.
Aunque el resultado de los debates era conocido de antemano y por lo mismo ya se suponía que la investidura de Pedro Sánchez estaba destinada a fracasar, la opinión pública siguió la discusión, si no electrizada, con mucho interés. A la gente, como ocurre a los buenos lectores de novelas, no les interesa tanto el argumento como la narración de la historia. La monotonía de los años bipartidistas ha terminado. Y, al parecer, para siempre.
Más allá del espectáculo, los debates tuvieron la virtud de sincerar a los partidos políticos ante seguidores y contrarios. Como pocas veces los políticos mostraron sus intenciones ante la luz pública. En ese sentido la polémica sobre la investidura terminó siendo una verdadera desvestidura.
De Rajoy en representación del PP ya se conocía su línea. “Somos el partido mayoritario y como tal no se puede formar gobierno sin nosotros”. Esa lógica sobredeterminó todas sus frases (o nos siguen o nada). Lógica perfecta para un sistema presidencialista pero no para uno predominantemente  parlamentario y multipartidista a la vez. Como es sabido, lo más importante en un sistema de predominio parlamentario es que las mayorías sean formadas por alianzas convergentes y en dirección hacia una gobernabilidad.
Pedro Sánchez, como si fuera un héroe trágico, ya conocía su destino. Al no poder gobernar quería, pero no podía ni debía unirse con Podemos. Razones elementales de ética y principios lo impiden. El programa social de Podemos es irrealizable en términos económicos. La posición frente al euro y frente a Europa de Podemos es exactamente contraria a la del PSOE. Y la alianza contraída con los mal llamados independentistas, sobre todo con los catalanes, atenta contra la integridad de la nación, siempre defendida por el PSOE. De este modo, toda alianza con Podemos -si Pablo Iglesias no cedía en puntos para él cruciales- pasaba por la subordinación del PSOE a Podemos. Eso es precisamente lo que ha estado  buscando con denuedo Iglesias.
La intención de Iglesias es gobernar con el PSOE pero a la vez imponer todas sus condiciones. Para cumplir ese objetivo son necesarios algunos requisitos: o el PSOE se divide en dos fracciones  irreconciliables o en una segunda vuelta el PSOE obtiene menos votos que Podemos. Así se explica por qué el partido más interesado en hacer fracasar la investidura fue Podemos. Tanto en estilo, forma y contenido, el mensaje lanzado por Podemos a través de Iglesias fue destructivo. Sobre todo lo fue frente al PSOE
La principal característica de Podemos es su destructibilidad. Como muchos partidos llamados populistas no nació para unir sino para dividir a la nación. Pero a diferencia de otros destructivismos parciales, Podemos es destructivista en los tres pilares básicos de la política: social, nacional y partidista.
Desde el punto de vista social, Podemos abraza la clásica dicotomía de las izquierdas radicales: una política concebida como una lucha entre “pobres” y “ricos”. Desde el punto de vista nacional, Podemos ha unido su suerte con los sectores segregacionistas, sean de izquierda o de derecha. Y desde el punto de vista partidista, el éxito de Podemos pasa por la división interna del PSOE.
No extraña así que Podemos haya concentrado sus fuegos en contra del cuarto partido en discordia: Ciudadanos. Y desde su punto de vista, con toda razón. A diferencias de Podemos, Ciudadanos es el partido más unionista de la política española. Desde el punto de vista social, asume una política no rupturista, desde el nacional se plantea en contra de la división de España, y desde el partidista, no pone condiciones insalvables a ningún partido, ni siquiera a Podemos. Razones suficientes para que Podemos haya declarado la “guerra a muerte” a Ciudadanos e intente presentarlo –hasta ahora sin éxito- como un PP más moderno.
Ciudadanos ha sabido leer la realidad política. Percibiendo que la mayoría de la población se inclina por una alternativa centro-izquierda, abrió sus alas hacia el PSOE. Tal vez mirando en perspectiva hacia una segunda elección, Sánchez aceptó la oferta de Ciudadanos, sustentada en un programa social y económico realizable y hecho a base de mutuas concesiones. Si esa alianza perdura puede ser lograda hacia más adelante una superación de la crisis de gobernabilidad que hoy vive España.
La dificultad de que en una segunda elección PSOE ý Ciudadanos alcancen mayoría puede ser superada durante el tiempo de la campaña si es que ambos partidos se presentan como una fuerza unida (y no como durante la campaña previa al 20-D, cuando el PSOE cometió el gran error de demonizar a Ciudadanos) Y si no es así, ya Rivera abrió la posibilidad de una gran coalición formada por PP, PSOE y Ciudadanos, pero bajo la condición de que el líder del PP no sea Rajoy, algo que podrían aceptar sin muchas dificultades gran parte del PSOE y del PP. La oferta es módica y realista. Ocho de cada diez españoles creen que el tiempo de Rajoy ha terminado.
En política hay derrotas que pueden ser vistas como victorias y victorias que pueden ser consideradas derrotas. Por ejemplo, la victoria electoral del PP, al no ser absoluta, reveló ante la opinión pública la incapacidad de Rajoy para concertar alianzas. A la vez, Podemos parece haber perdido varios puntos. La obsesión de Iglesias por presentarse como un pubertario enfant terrible de la política no produjo ningún efecto positivo. Sus brutales agresiones verbales, sobre todo al PSOE, lo mostraron más como una versión española e izquierdista de Donald Trump que como el joven “alternativo” y “rebelde” que intenta representar. Las evaluaciones no se hicieron esperar. De acuerdo  a un sondeo realizado por Metroscopia, un 73% atribuye el desacuerdo final a Podemos (38%) o al PP (35%). Solo un 17% culpa  al PSOE (15%) o a Ciudadanos (2%).
Todo indica entonces que, si no ocurre un milagro, habrá segundas elecciones.
Por el momento es difícil, si no imposible, hacer predicciones. Pero se presiente que una segunda elección arrojará resultados diferentes al 20-D. Ya ha pasado suficiente agua bajo los puentes, la investidura se transformó en desvestidura y algunos políticos ya han perdido su inocencia.
Fernando Mires
mires.fernando5@gmail.com
@FernandoMiresOl
@FernandoMires1
Alemania

ALBERTO MEDINA MÉNDEZ, DEDICARSE A GOBERNAR, DESDE ARGENTINA

Algunos se sienten más cómodos haciendo proselitismo. Ciertos cuestionables códigos comunicacionales contemporáneos no hacen más que confirmarlo. Habrá que avisarles que desde ahora mandan los resultados y el marketing no puede ser la única herramienta disponible.

Las técnicas más habituales, utilizadas para seducir al electorado apuntan a dar siempre buenas noticias, hablar en positivo y evitar la confrontación como instrumento de rutina. Sin embargo, algunos no han registrado que una campaña, por definición, tiene principio y también final. Existe un momento para las propuestas, para las promesas, pero eso no puede ser eternizado como método, al menos no con probabilidades de éxito.

Cuando se acercan los comicios la sociedad espera saber que se hará, precisa escuchar cómo se lograrán erradicar problemas o mitigarlos y solucionar cuestiones de la vida mundana. Pero luego se tiene que pasar a la acción. Superado el recuento de votos que expresa las preferencias sociales, se acaban los alegatos y empieza la era de la gestión concreta.

Vivir en la fantasía eterna de una campaña ilimitada es desconocer lo elemental. Es que algunos gurúes creen que son "todo terreno" y que pueden prolongar sus recomendaciones hasta el infinito, sin asumir con honestidad intelectual las limitaciones que tiene cada disciplina.

A los políticos se los selecciona por determinados atributos. En ese contexto, la gente opta por unos y descarta otros. A veces, inclusive, solo intenta impedir que alguien continúe en el poder. No lo hace como en un juego de azar, en el que unos ganan y otros pierden. La meta es poner en funciones a aquellas personas que deberán luego demostrar sus talentos.

Existe una etapa para vender sueños y otra para implementar realidades. Pero esta simple percepción contrasta hoy con lo que se visualiza a diario. Algunos se conducen como si aun no se hubiera sufragado y entonces pretenden seguir sumando voluntades a mansalva.

Un estilo elegante, discursos prolijamente diseñados y pormenorizadamente estudiados, cierta moderación y buena onda son siempre bienvenidos, pero nada de eso es suficiente. Todo lo periférico es efímero. Lo que realmente importa es lo que ocurre en el núcleo, en el centro de la escena.

Los grandes estadistas no eran necesariamente buenos oradores, ni gente refinada, ni siquiera tenían sobrados conocimientos acerca de cómo conquistar mayorías de un modo eficiente. Eran muy intuitivos, pero no pasaron a la historia por esas cualidades secundarias, sino por su capacidad de generar hechos, de producir gestas extraordinarias y por dejar una huella con un legado con mayúsculas para las próximas generaciones.

No es que ambas cosas sean incompatibles. Se puede ser políticamente correcto y a la vez exitoso en el ejercicio del poder. Es posible lograr una sana combinación de esos elementos. Pero no hay que caer en la trampa de creer que lo primero es un requisito para conseguir lo más trascendente.

Todo pasa por decidir dónde depositar las energías. El tiempo es un recurso agotable, que por lo tanto no tiene reposición y es vital comprenderlo para no cometer errores groseros. Cuando se decide darle prioridad a ciertas formas y eso se convierte en el corazón de la estrategia, implícitamente se le quita fuerzas a la necesidad de enfocarse en la labor cotidiana.

Esa dinámica tan efectista, que se concentra en conseguir aprobación ciudadana para dar cada paso, es un gran condicionante e invita a cometer múltiples equivocaciones. Es saludable mantener un apoyo cívico considerable. Lograr consensos para avanzar con algunas medidas es deseable, pero en ciertas circunstancias es imperioso tomar determinaciones más osadas, que probablemente no sean muy populares, pero que sin ellas el objetivo último no se conseguirá como se espera.

Las posibilidades perdidas son ocasiones desperdiciadas. Lamentablemente no se puede volver el reloj atrás. Pero no menos cierto es que a veces, se presentan segundas oportunidades y es entonces cuando se debe reflexionar para no repetir desaciertos en forma secuencial e indefinida.

El plazo de la campaña se ha agotado. Ya fue. Es solo parte de la historia. Tuvo un inicio y una culminación. Ahora viene algo bien diferente, con características especiales. La gente espera ver mucha actividad y en el sentido apropiado. Observa en silencio, casi pasivamente, cada uno de los movimientos de quienes tienen responsabilidades en la toma de decisiones.

Los que fueron elegidos tienen ahora que responder a la confianza de los votantes. La sociedad espera efectividad. No los juzgará solo por sus modos personales, ni por sus gestos. Eso solo será parte del anecdotario que jugará a favor, si todo resulta bien, y en contra si todo termina mal.

Es primordial, que se abandone la idea de la propaganda como único recurso. Si hacen las cosas adecuadamente y consiguen lo prometido,  al menos parcialmente, el acompañamiento electoral estará presente inexorablemente. Si sus planes no se cumplen, si las expectativas no se ven reflejadas, no habrá ardid táctico que les evite futuras derrotas.

Es tiempo de poner las cosas en su lugar. Hay que transmitir certezas, pasos cortos pero posibles, ser creíbles explicando las dificultades en detalle y archivar esta dinámica, absolutamente extemporánea, de seguir en la tarea de recolectar votos. Ahora se debe asumir la realidad, enfrentar los desafíos y "ponerse los pantalones largos" para dedicarse a gobernar.

Alberto Medina Méndez
albertomedinamendez@gmail.com
@amedinamendez
Argentina

EDUARDO MACKENZIE, TESIS SOBRE OFENSIVA DE SANTOS CONTRA EL CENTRO DEMOCRÁTICO,


1.       Las maniobras desesperadas en curso de JM Santos contra el ex presidente Álvaro Uribe (la captura injustificada de su hermano Santiago, el intento de detener arbitrariamente a los dos hijos del ex presidente y senador, y las intimidaciones contra el ex ministro Oscar Iván Zuluaga,  presidente del partido Centro Democrático),   no es un capricho de Santos, ni el resultado de trámites legítimos dentro de la Fiscalía. Es el resultado de compromisos secretos que Santos ha pactado con las Farc en el marco del proceso de paz. Hay una relación directa entre ese mal llamado “proceso de paz” y la ofensiva bestial de Santos contra el senador Uribe, su familia y el mayor movimiento político de oposición del país , el CD. 

2.       Los pactos entre Santos y las Farc incluyen otras cláusulas secretas que han comenzado a ser aplicadas por las partes que negocian en La Habana. La desmilitarización de Conejo (Guajira) para que agitadores armados de las Farc pudieran ir a intimidar a la población prueba que esas cláusulas existen y que Santos las está cumpliendo. Santos permite que, después de lo de Conejo, las Farc vayan ahora al Cauca a hacer de nuevo propaganda armada pero sin presencia de la prensa. El gobierno ha prohibido a la prensa regional, nacional e internacional  informar siquiera sobre el tipo de “pedagogía” que ejecutarán las Farc en el Cauca.  Es decir, los testimonios posteriores de la población no podrán ser dados a conocer ni al país ni al mundo. Tal acto de censura es inaceptable. Nunca se había visto algo parecido en Colombia. Además, Santos anuncia que impedirá que la prensa haga “ningún tipo de divulgación, ni de edición de productos audiovisuales con fines de difusión” de esa nueva incursión de las Farc. La desprotección de la población civil continúa y aumenta.

3.       Las Farc exigen la demolición de toda oposición liberal, conservadora y centrista contra los planes pactados en secreto con Santos en La Habana. Las Farc exigen esa destrucción como condición para firmar el 23 de marzo el falso acuerdo de “fin del conflicto”.

4.       El punto principal del proceso de paz no es sólo conceder la impunidad total a los cabecillas del movimiento narco terrorista, ni entregarle a ese cartel diabólico los destinos del país. La esencia del proceso de paz es, también, pero de manera central, la destrucción del CD, la muerte política y/o física del ex presidente Uribe y la destrucción de toda oposición y de todo liderazgo democrático contra los planes totalitarios de las Farc.

5.       Es un deber de todo patriota colombiano, civil y militar, rico y pobre, joven y viejo, politizado y no, religioso y no, oponerse con todos los medios a su alcance, intelectuales y materiales, dentro y fuera de Colombia, a esos planes criminales, a la agenda política de  Santos y a las ambiciones de poder de las Farc. El destino de Colombia descansa, ahora más que nunca, en las manos de sus mejores hijos.

6.       El ex presidente Uribe no está solo. Millones de colombianos  saludan su obra de gobierno y respaldan sus tesis sobre la paz y la democracia colombiana y sobre el carácter nefasto del llamado proceso de paz.  Cualquier atentado contra el ex presidente o cualquier intento de agresión física o de arresto arbitrario contra él, o contra otros líderes del Centro Democrático, desatará manifestaciones de masiva cólera popular en todo el país. Santos está jugando con el fuego. Con sus juegos judiciales intimidatorios, Santos está creando de manera irresponsable un clima de soterrada guerra civil. Un estallido social se sabe cómo comienza pero no cómo termina. Es la lección del 9 de abril de 1948. Santos no debería olvidar que decenas de miles de colombianos dicen: “Tocan un dedo a Uribe y se incendia este país”.

7.       Los planes entreguistas de Santos dependen en gran parte de la suerte que corra la dictadura venezolana (colapsada y a punto de caer) y de la estabilidad del esquema de poder de los Castro en Cuba. La hora de la caída de las tiranías chavistas en América Latina ha llegado y lo que ocurre en Venezuela, Brasil, Argentina, Bolivia y Nicaragua indica eso y muestra que los más fanáticos aliados de las Farc nunca pudieron salir del basurero de la historia. El fin del gobierno de Obama en Estados Unidos, tan indolente e irresponsable frente a la ofensiva antiliberal del chavismo en el continente, y la elección probable de un candidato republicano, reducirá aún más los márgenes de maniobra de los planes Farc-Santos.

8.       No hay que caer por eso en posiciones fatalistas. Una cosa es que Santos, utilizando abusivamente los recursos del Estado colombiano,  sofocando la división de los poderes públicos, corrompiendo a todo el que puede con los dineros nacionales, intente destruir al CD y a Uribe,  a la oposición liberal-conservadora y a los medios de información libres, y otra es que Santos logre hacer plenamente eso. Santos mantiene una presión ilegal y brutal contra los demócratas pero Santos a su vez está bajo la presión política y moral de éstos y, sobre todo, de los millones de colombianos que aborrecen su gobierno, su gran traición y sus mentiras.

9.       La ofensiva contra Uribe no comenzó con el proceso de paz, comenzó mucho antes, desde que los colombianos lo eligieron por primera vez presidente de la república. Las Farc y sus agentes dentro de los partidos, aceleraron y mejoraron su vieja táctica  de penetrar y subvertir las instituciones y los medios de información para alcanzar, combinando eso con la lucha armada, sus objetivos estratégicos. El proceso de paz ha agudizado esa penetración y esa persecución contra el país, pero no ha alcanzado sus metas. Por el contrario, Colombia resiste. El repudio de los colombianos a la ofensiva de Santos-Farc contra Uribe y contra el CD, y contra Colombia en general, es cada vez más fuerte y amplia y se extiende ahora más allá de las fronteras.  En Estados Unidos y en Europa muchos han abierto los ojos sobre el carácter abyecto y dictatorial del gobierno de Santos. Miembros del congreso norteamericano y vectores importantes de la prensa Europea, sobre todo de España, ya no tragan entero las fábulas de Santos.

10.   El presidente Uribe caracterizó el 4 de marzo pasado el gobierno de Santos en una frase: “Juan Manuel Santos el jefe del contexto”.  Una dictadura existe cuando un solo hombre controla todo. La democracia es el mejor gobierno pues limita al ejecutivo y garantiza las libertades gracias a un equilibrio de poderes. Eso ha desparecido en Colombia. Uribe lo dice así: “Santos coordina e impone la impunidad al narco terrorismo para lo cual nada ahorra en aquello de someter a las instituciones y de coaccionar a los disidentes”. Y hace enseguida esta descripción imparable:  “En clara violación de la Constitución, impuso la terna del Contralor, exige al Consejo de Estado anular la elección del Procurador, somete al Congreso con dinero, reclama ser el dueño de la chequera, exige una ley habilitante y una manera viciada para reformar la Constitución a fin de legalizar la capitulación ante la Farc, condiciona aportes a los alcaldes y gobernadores a que sean jefes de debate del plebiscito, premia periodistas con contratos y con su marrulla hace despedir a aquellos que caen en desgracia. Manipula a las cortes para que le acepten todo sobre su disculpa del “hecho excepcional de la paz”.

11.   Nadie está obligado moralmente a cumplir las órdenes de una dictadura. La desobediencia civil contra las órdenes de Santos y de su clique, está al orden del día, sobre todo desde el grave incidente de Conejo (y de la continuación de la línea de desprotección de la población civil, como en Cauca) y de los actuales intentos de captura de rehenes para humillar y golpear a la familia del senador Uribe y al CD. En Colombia ya no hay un gobierno legítimo. Hay una clique que juega con las palabras, hace lo que no proclama, que emplea ejecutores gansteriles sin control legal alguno y que lleva el país al caos.

12.   La falsa promesa de paz de Santos y de las Farc degeneró en una enfermedad: el pacifismo a ultranza: la paz por encima de la justicia; la paz por encima de la democracia. La paz por encima de las víctimas del terror comunista y de los derechos humanos. Inoculado durante los cuatro años pasados por el gobierno y sus agencias de retórica, esa enfermedad ha creado un clima  de parálisis y de confusión en amplios sectores de la opinión.

13.   Salir a marchar en las calles de Colombia el 2 de abril próximo contra los planes de Santos es demostrar que la ideología entreguista no ha logrado instalarse en la cabeza de cada colombiano. Es demostrar que el proyecto de sociedad totalitaria no será realizado sin desatar una masiva resistencia prolongada en Colombia. Salir a las calles cada vez que sea necesario, ante cada atropello del gobierno, votar NO en el eventual plebiscito, vigilar, analizar y denunciar cada movida entreguista del poder son poderosos obstáculos para la realización de los planes Santos-Farc.

Eduardo Mackenzie
redaccion@periodicodebate.com
@eduardomackenz1
Francia

http://www.periodismosinfronteras.org/tesis-sobre-la-ofensiva-de-santos-contra-el-centro-democratico.html
Periodico Debate, Bogotá
http://periodicodebate.com/index.php/opinion/columnistas-nacionales/item/11049-tesis-sobre-la-ofensiva-de-santos-contra-el-cd/

CARLOS ALBERTO MONTANER: LOS MACHOS ALFA TAMBIÉN PIERDEN

Sigue el alzamiento contra el Macho Alfa. Tras los resultados del sábado arreciará la rebelión. Han tocado a degüello. Primero fue la carta pública firmada por 94 expertos en relaciones internacionales de tendencia republicana. Advertían que Donald Trump era un peligro para Estados Unidos y para el mundo. El extraño revoltijo de cabellos que coronaba su cabeza reflejaba el desordenado caos que existía dentro de su cráneo. Tenía pocas ideas, pero todas eran rematadamente malas y peligrosas.

Luego siguió la declaración pública de Mitt Romney. Fue directo y corrosivo. Le llamó tramposo y, con otras palabras, explicó que semejante sujeto no podía representar al partido de Abraham Lincoln, especialmente tras el entusiasta apoyo que recibiera del KKK.
Marco Rubio y Ted Cruz contra Trump
La noche del jueves 3 de marzo se extendió la rebelión. Ocurrió en un debate organizado por la cadena Fox. Los senadores Marco Rubio y Ted Cruz armaron una eficaz operación de pinzas contra quien, hasta ahora, encabeza el pelotón de aspirantes republicanos a la Casa Blanca. John R. Kasich, gobernador de Ohio, se mantuvo al margen del combate. Desempeñaba el papel del estadista interesado en discutir los grandes temas y no las cuestiones personales.
John R Kasich
Tal vez Kasich se equivocaba. El problema de Donald Trump no son sus ideas, sino su persona. Nadie sabe cuáles son las ideas de Donald Trump. En realidad, nadie lo ha acusado de tener ideas, salvo los de la carta pública, que afirman que son disparatadas. Trump tiene consignas. Hace frases. ¿Es una paloma, es un halcón, es un avión? Es Superman. Es Donald Trump.
Se sabe que es un empresario exitoso quien, a media lengua, sin decirlo a las claras, aboga por el proteccionismo y abomina de la globalización, como tantos populistas enemigos de la libertad económica y del comercio internacional, pero él mismo se encargó de repetirlo: es el líder. Ha ganado en diez estados y la gente vota por él.
¿Quiénes votan por él? En general, los Machos y Hembras Beta. Hace muchas décadas, los etólogos que estudian a los primates, nuestros parientes más cercanos, se interesaron por entender cómo se establecía la autoridad entre los chimpancés y los gorilas. Había unos monos que mandaban y otros que obedecían. Eso era obvio, pero ¿cómo se generaba esa jerarquía?
Los líderes eran más feroces, más fuertes, incluso más grandes, más agresivos y dominantes. Enseñaban los dientes, se golpeaban el pecho, intimidaban al grupo. A veces, hasta contaban con una providencial franja de pelos blancos en la espalda como una señal visual de la autoridad que reclamaban.
Machos Alfa 6
Les llamaron Machos Alfa. Sentían la urgencia vital de mandar. Ello les traía ciertas recompensas materiales. Comían primero. Se apareaban con más hembras y esparcían sus genes abundantemente. Las manadas de monos que contaban con los Machos Alfa más fuertes y agresivos tenían más posibilidades de prevalecer. Parecía ser una estrategia de supervivencia de la especie. Un oscuro instinto biológico grabado en el ADN en el larguísimo proceso evolutivo.
Los Beta se subordinaban a los Alfa. Los seguían, cumplían sus órdenes, obedecían a sus gruñidos, y no dudaban en desplegar gestos de vasallaje. Se agachaban, colocaban sus manos con las palmas hacia arriba o, a veces, cubrían con ellas sus genitales. Eran tropa, no jefes. De alguna manera, ese sometimiento les confería una cierta seguridad.
Del primitivo vínculo Alfa-Beta fue surgiendo nuestro tejido social. De ahí se derivan, por ejemplo, el patriarcado, los reyezuelos y los jefecillos. Mucha gente necesita un caudillo, un Macho Alfa, especialmente en tiempos de inseguridad. Lo describió, de otra manera, Erich Fromm en El miedo a la libertad. Antes lo habían escrito unos españoles especialmente ruines: “Lejos de nosotros, Majestad, la funesta manía de pensar”, le dijeron al rey Fernando VII (un Macho Alfa donde los haya), las autoridades de la universidad de Cervera en el primer tercio del siglo XIX.
“¡Vivan las cadenas!”. Las masas desean gentes que tomen por ellas las decisiones adecuadas. No quieren pensar. Están formadas por hombres y mujeres Beta. Esa es la historia de Hitler, de Mussolini o de Fidel Castro. Cuando los cubanos gritaban, a voz en cuello, “si Fidel es comunista, que me pongan en la lista”, o cuando repetían la consigna “Comandante en Jefe, ordene”, eran primates agachados con las palmas de la mano colocadas hacia arriba. Eran una plañidera manada de Betas.
Republicanos contra Donald Trump
¿Podrán los líderes republicanos detener a Trump? No lo sé. El promedio de televidentes que han observado los debates se mueve en torno a los 12 millones de personas. Menos de un 5% de este enorme país. La ansiedad aumenta con cada encuesta que se realiza. En las últimas, tanto Marco Rubio como Ted Cruz derrotarían a Hillary Clinton. Trump perdería con ella. Hasta Bernie Sanders, el socialista, le ganaría a Trump. Los Macho Alfa también pierden. Los jerarcas republicanos lo saben.
Carlos Alberto Montaner
montaner.ca@gmail.com
@CarlosAMontaner
Vicepresidente de la Internacional Liberal
El Nuevo Herald
Estados Unidos