domingo, 1 de diciembre de 2019

ENRIQUE G. AVOGADRO: FORZOSAS COMPARACIONES

 Aldous Huxley: "Los hechos no dejan de existir porque sean ignorados".

Estas semanas están dejando a la vista algunos escenarios que obligan a su cotejo, y me refiero tanto a la Argentina cuanto a Colombia y Chile o a Uruguay. Tienen que ver, por ejemplo, con los políticos presos, con transiciones gubernamentales, con violentos conflictos sociales, con las agresiones sexuales y hasta con los zapatos. Comencemos entonces. 

El jueves, una patética -por lo magro de la concurrencia- manifestación reclamó la libertad de algunos angelitos detenidos. Entre los enrejados convocantes se encontraron Amado Boudou, Julio de Vido, Roberto Baratta, Luis D'Elía, Lázaro y Martín Báez, Juan Pablo "Pata" Medina y Milagro Salas, todos condenados en varias instancias por delitos que van desde falsificación de documentos, apropiación de la fábrica de dinero, el crimen de Once, malversación de fondos públicos, asalto a comisarías, lesiones graves, amenazas, tentativas de homicidio, etc.; en resumen, por casi todo lo previsto en el Código Penal. Ricardo Jaime, en idéntica situación, tuvo la decencia de abstenerse de participar del reclamo. 

Se dicen presos políticos pero sólo son políticos presos. Eso, en sí mismo, no debiera revestir gravedad alguna porque, estando los hechos probados, prefieren hacer uso de otra defensa: ocultarlos detrás de una supuesta persecución de Mauricio Macri, exactamente lo mismo que hicieron ya muchos otros, comenzando por la Vicepresidente electa, la inefable Cristina Elisabet Fernández quien, seguramente, desplegará sus innegables dotes histriónicas en igual sentido cuando preste declaración indagatoria el lunes, en una de las muchas causas ya elevadas a juicio. 

Pero, en cambio, adquiere otra significación con las afirmaciones del profesor Alberto Fernández, que adoptó como propia esa postura y reclama la inmediata libertad -y la consecuente impunidad, por la teoría del lawfare- de todos esos presos y las "explicaciones" de los jueces que los procesaron y condenaron; es la misma actitud que adoptó con Luiz Inácio Lula da Silva, a quien un tribunal colegiado le agravó esta semana la pena. 

La Comisión Bicameral de Legislación Penal puso en vigor un límite a la arbitrariedad de los magistrados ante las prisiones preventivas, y ello es verdaderamente positivo. Sin embargo, la penosa comparación surge de la reiterada discriminación que sufren, al respecto, los ancianos militares presos, los menos iguales ante la ley. Para ellos no aplican estas limitaciones procesales ni los principios de inocencia, de irretroactividad de la ley penal, del juzgamiento por jueces naturales y de legalidad. Para no extenderme en cifras de afectados, sugiero leer la carta que publicó Monseñor Santiago Olivera, Obispo Castrense de la Argentina, publicada hace pocos días. 

La segunda comparación se produjo con las elecciones uruguayas, en las cuales una gran alianza de partidos, que llevó como candidato a Luis Lacalle Pou, le ganó al Frente Amplio después de quince años de hegemonía de la izquierda. La conducta de triunfadores y perdedores dio una lección de democracia a una región convulsionada; para demostrarlo bastó la elegancia de quienes abandonarán el poder frente a quienes los sucederán, y el encuentro en la calle de dos masivas manifestaciones de signos opuestos, que terminó con mates compartidos y el canto del himno nacional. Desde otro ángulo, dando una nueva lección de civismo, el nuevo mandatario tendrá un gabinete ministerial en el que participarán todos los partidos aliados. 

Y esa clase de democracia viene a cuento por la diferencia que establecen el Presidente argentino y su Vice con respecto a los regímenes que gobiernan en América del Sur. Califican como golpe de Estado los procesos que llevaron a la destitución de Dilma Rousseff en Brasil y a la renuncia de Evo Morales en Bolivia, pero defienden la subversión que desató Rafael Correa en Ecuador contra el Presidente Lenin Moreno para intentar regresar al poder, y nada dijeron para respaldar a Sebastián Piñera, en Chile, a Martín Vizcarra, en Perú, o a Iván Duque Márquez, en Colombia, frente al vandalismo terrorista. Tiene antecedentes su conducta actual, ya que la remoción por el Congreso del ex Obispo Fernando Lugo, les sirvió como excusa para excluir temporariamente a Paraguay del Mercosur y permitir la entrada, por la ventana, de Venezuela al organismo regional. 

La disertación de Alberto Fernández ante la Unión Industrial Argentina y, concretamente, su manifiesta intención de impedir la entrada de zapatos de Brasil, sirve para entender qué pretende hacer con la industria argentina la cual, de la mano del Frente para Todos, volverá a gozar del más insano proteccionismo, que tanto daño ha hecho al país y a sus habitantes, obligándolos a comprar caro y malo, a contramano total de cuanto han hecho otras naciones que crecieron, entre ellas el propio Brasil, que exporta al mundo desde aviones hasta ojotas. 

A partir de 2005, he escrito varias veces sobre este tema (por ejemplo en https://tinyurl.com/v7aorb8). Como puede verse allí, la solución real no puede ser más sencilla y, de adoptarse, esa misma industria que, tradicionalmente, ha pescado en la bañadera y cazado en el zoológico, generaría las indispensables divisas que necesitamos para pagar nuestra deuda y muchísimos puestos de trabajo. 

Si, en lugar de ello y como ha prometido el Presidente electo y demostradamente vicario, se refuerza el cierre y la falta de competitividad de nuestra economía, el círculo vicioso en el que nos movemos hace tantas décadas seguirá siendo la clara explicación de nuestra increíble decadencia. 

Finalmente, el estruendoso silencio de Cristina Fernández y de las organizaciones feministas ante las acusaciones a José Alperovich por violación, clama al cielo, por comparación, contra al verdadero linchamiento mediático que, por delitos menos graves que los imputados al Senador kirchnerista, practicaron contra el actor Juan Dhartes.

Enrique Guillermo Avogadro
ega1@avogadro.com.ar
@egavogadro
Desde Argentina

ARIEL PEÑA G.. LA POSMODERNIDAD, LA LUMPENIZACIÓN Y EL MARXISMO CULTURAL

Las movilizaciones en Colombia realizadas desde el 21 de noviembre, tuvieron un acontecimiento especial el día 22, cuando una mujer conocida como “ Epa Colombia” cuyo nombre es Daneidy Barrera, hizo exaltación a la violencia destruyendo una estación de Trasmilenio y ejecutando otros actos en contra del transporte público e instigando a delinquir en un vídeo que ella misma envió; esto demuestra como la lumpenización es parte de lo que llaman posmodernidad en donde el marxismo cultural hace presencia, porque ya la razón no existe y lo que vale es la emotividad, pues como diría Federico Nietzsche: “No hay hechos, hay interpretaciónes”.

Dentro de la posmodernidad, al no existir la razón, la verdad, la ética, la moral y la lógica, todo es permitido, así que aquello que dice, hacer el bien y evitar el mal, y no hagáis a los demás lo que no quiere que te hagan a ti, para lo posmodernidad no tiene ningún valor, porque lo que interesa es la descomposición social guiada por la motivación y en algunas ocasiones por el eclecticismo, por eso la mayoría de jóvenes que asisten a las diferentes movilizaciones en estos días en Colombia es manipulada por el marxismo cultural, pues no sabe en su gran mayoría porqué protesta, y acuden a lugares comunes para responder cuando se les pregunta.

La escuela de Frankfurt que originó el marxismo cultural, es responsable de lo que se llama “insurrección molecular disipada”, que ha actuado en Chile, Colombia y Ecuador, y nace en 1923 con el patrocinio del multimillonario marxista judío Felix Weil con el nombre de Instituto para la investigación social dirigida Georg Lukás, y en 1930 toma las riendas de la escuela de Frankfurt , Max Horkheimer quien específicamente plantea, que la mejor manera de destruir la Civilización Occidental es con el ataque

sistemático a todos sus valores como son: La familia, la propiedad, la religión, las libertades individuales, la democracia liberal y todo lo que tenga que ver con una vida ordenada y decente de los individuos. Posteriormente Theodoro W adorno, Erich From y Hebert Marcuse de la misma escuela esbozaban que las diferencias sexuales son construcciones propias de la sociedad burguesa.

El que le pone la impronta sin ninguna vacilación al marxismo cultural, es el comunista italiano Antonio Gramsci(1891-1937) quien plantea sin reato la irracionalidad y el comportamiento de los comunistas como una pandilla para la toma del poder del Estado por siempre, en donde hay que lumpenizar a las masas( tenemos el ejemplo de vándalos y terroristas) para volverlas más dúctiles a las elites comunista, ya que la razón y la verdad son perjuicios burgueses que deben desaparecer de la sociedad como lo enseñó el déspota ruso de Lenin.

Con el socialismo del siglo XXl en Venezuela se dio una demostración del marxismo cultural, cuando el difunto presidente Hugo Chávez, propició la creación de bandas armadas o colectivos para defender la “revolución”, lo cual ocasiono que aumentara de manera exponencial el número de homicidios y que el vecino país se convirtiera en uno de los más violentos del mundo con cifras de muertos peores que el de una nación en guerra, todo ello fue planificado por el régimen marxista para someter a la población mediante el miedo.

En la actualidad la hambruna que sufre Venezuela, desde luego que es promovido por el gobierno, porque como decían los libertarios que enfrentaron a Marx en el siglo XlX: “ el Estado comunista reproduce y mantiene la miseria de las masas como condición necesaria de su existencia”, que es lo que sucede cuando los comunistas totalitarios se toman el poder, por eso así como se habla de la cultura de la muerte, el marxismo cultural no es solo muerte, sino además envilecimiento, enajenación, adocenamiento y pérdida de valores para convertir a los seres humanos en zombis.

Un asunto claro es el libre desarrollo de la personalidad con la aceptación de la diferencia, y otra muy distinta las estrategias políticas diseñadas desde hace varias décadas por el comunismo totalitario que con sus diferentes máscaras busca esclavizar a nuestras naciones, primero culturalmente y luego política y económicamente, por ello sin lugar a ninguna duda hay que afirmar que el marxismo cultural, la lumpenización, la escuela de Franfort y los ciclos que están utilizando en Colombia para conspirar en contra de la democracia como son: el escalonamiento, el copamiento y la saturación se encuentran en concomitancia, y es posible que el gobierno colombiano no esté enterado.

Tratar como fuerzas reaccionarias a quienes se oponen a las intenciones del comunismo totalitario, es muy simplista y ridículo, pues la cosa tiene mucho de fondo, y de pronto en Colombia no se ha tenido la suficiente capacidad de discernimiento para conocer las intenciones de fuerzas exógenas que medran para aplicar sin cortapisas el relativismo moral. Que permite que grupos de personas actúen en contra de sus semejantes y de las instituciones, siendo eso una acción coordinada de las cuadrillas absolutistas del marxismo con miras a la toma del poder para siempre.

De ahí que las movilizaciones que se han realizado en Colombia desde el 21 de noviembre, tienen mucho de justas, por la deuda social del Estado con la ciudadanía colombiana, pero que desafortunadamente la mamerteria utiliza inescrupulosamente, ya que no les interesan las reivindicaciones sociales y económicas de la población, sino cumplir con su proyecto político de terror, para esclavizar al pueblo. Entonces posmodernidad, lumpenización y marxismo cultura van de la mano para asaltar la democracia en Colombia.

ariel peña 
arielpena49@yahoo.com
@arielpenaG 
Desde Colombia