martes, 27 de octubre de 2020

ACTUALIZACIÓN, EL REPUBLICANO LIBERAL II, MIÉRCOLES 28/10/2020





 

BEATRIZ DE MAJO, EL TRIUNFALISMO COMO TELÓN DE FONDO, CHINA HOY, DESDE ESPAÑA

Con un telón de fondo coloreado con la fortaleza que la economía china está exhibiendo en comparación con el resto del mudo, se instaló hace dos días el Quinto Pleno del Partido Comunista. Este tiene por objetivo sentar la ruta estratégica que el país debe transitar en los próximos años del mandato de Xi. El escenario exterior es el de gran inestabilidad a la vez que se manifiesta la mayor hostilidad mundial en contra del gigante asiático, liderada por el gobierno de Donald Trump.

El presidente Xi Jinping tiene claro que su país debe poner el acento en los años que vienen en lo que él denomina su “programa de circulación dual”: apuntalar un crecimiento vigoroso del consumo interno a la vez que promover la innovación tecnológica puertas adentro, para venir al encuentro de lo que se considera un inevitable desacoplamiento de los Estados Unidos y se consolida la erradicación del COVID19. 

La “autosuficiencia autárquica” será la meta a ser alcanzada en los próximos 5 años, pero en esta ocasión ella se inscribirá dentro de una estrategia global que Xi ha denominado “Visión 2035” de manera de diferenciarla de la política y de los valores que en su momento anunciara Mao Tse Tung.

Para el actual Jefe del gobierno chino esta hora es crucial para su afianzamiento tanto en su país como en el exterior. Xi ,quién a sus 67 años  no solo ejerce la presidencia del país sino también funge como Secretario General del partido Comunista, usará la coyuntura que le brinda este Pleno– ningún otro líder chino tiene su empuje-  para definir las nuevas reglas de operación del Comité Central con lo que espera concentrar en sus manos más poder del que detenta hasta la actualidad. 

El momento es también crucial para colocar de su lado otras solidaridades en la batalla comercial y tecnológica liderada por el presidente Donald Trump, quien luce debilitado en los días previos a la elección presidencial de la otra gran potencia planetaria. Los planes chinos de inversión extranjera a través de su programa de la Nueva Ruta de la Seda se han acelerado mientras el virus causaba destrozos por doquier. Recordemos que en abril de este año la Comisión Europea calificó a China de "rival sistémico" y "competidor estratégico". 

La fortaleza global de la segunda potencia mundial no se está manifestando solo a través de la alta tasa expansiva de su PIB en comparación a la contracción que están experimentando el resto de los países.

Es un buen signo, por ejemplo, que durante los primeros 8 meses de este año los bonos chinos detentados por manos extranjeras crecieron un 20%. Pero además, de acuerdo a las cifras de Refinitiv, en lo que va de este año son inversionistas de terceros países quienes han adquirido 12 % de todos los papeles emitidos por el gobierno chino y por sus bancos. Por último, el rendimiento a 10 años de los bonos del gobierno chino es del 3,18% en comparación con el 0,8% en los EE. UU. 

En el horizonte de corto plazo China tiene previsto otro hito de significación: los cien años de la fundación del Partido Comunista. Xi, quien tiene las riendas de la colosal dimensión de la actividad china dentro y fuera de su territorio hará de ese momento también, uno muy apropiado para cimentar su influencia en el país. Nadie está más consciente que él del rumbo de deterioro sostenido que lleva la dinámica económica internacional y de la forma en que ello será decisivo para que China, con él al frente, se labre un rol global predominante en el resto de este siglo.

Beatriz de Majo
beatrizdemajo@gmail.com
@beatrizdemajo1
España-Venezuela

THOMAS KLINGENSTEIN, TRUMP 2020: UN HOMBRE VS UN MOVIMIENTO, DESDE ESTADOS UNIDOS


Por encima de todo y por encima de cualquiera, Trump es un patriota que quiere lo mejor para América

NOTA: Tom nos explica la razón por la cual las elecciones de 2020 pueden ser las más importantes desde 1860 −y por qué el Presidente Trump es el hombre más calificado para enfrentar el momento actual. Le sugerimos que, aunque largo, lea en su totalidad su discurso del mes de octubre ante la reunión de la Grandeza Americana.

Klingenstein es el Director Ejecutivo de la firma de inversiones Cohen, Klingenstein, LLC y el Presidente de las Junta de Directores del Instituto Claremont.

SU DISCURSO: Mi nombre es Tom Klingenstein, soy el Presidente de la Junta de Directores del Instituto Claremont que es una organización conservadora, Director  Ejecutivo de una firma inversionista de Nueva York y escritor de obras teatrales.

Quiero destacar tres puntos: 

Primero, Trump es el hombre perfecto para estos tiempos, no todos los tiempos, quizás no la mayoría de los tiempos, pero si estos tiempos. 

Segundo, los republicanos no están haciendo una buena labor para explicar lo que está en juego en estas elecciones.

Ellos tienen que explicar, y éste es mi tercer punto, que el Partido Demócrata, que ha sido secuestrado por su ala izquierda, está llevando a cabo una revolución. Esto convierte a las elecciones que se avecinan en las más importantes desde las elecciones de 1860. Empecemos ahí mismo.

A diferencia de otras elecciones, estas son mucho más que una confrontación sobre distintas políticas−como el cuidado de la salud o los impuestos. Más bien, como las elecciones de 1860, estas elecciones son unas competencia entre dos regímenes opuestos o modos de vida. Dos modos de vida que no pueden existir al mismo tiempo de forma pacífica.

Un modo de vida , al que llamaré "el modo de vida tradicional americano", está basado en los derechos individuales, el imperio de la ley y un acuerdo general de lo que es el bien común. Este modo de vida está basado en trabajo intenso, confianza en sí mismo, voluntarismo, patriotismo y así por el estilo.

En este modo de vida no hay diferencias entre los americanos. Todos somos americanos. Nuestra aspiración es ser indiferentes a las diferencias.

El otro modo de vida yo lo llamo multiculturalismo. Otros lo llaman "política de las identidades" o "marxismo cultural" o "interseccionalidad."

El movimiento multicultural que se ha apoderado del Partido Demócrata , es un movimiento revolucionario. No quiero decir una revolución metafórica. No se parece a una revolución; es una revolución, un intento de derrocar los cimientos de América, tal como el Presidente Trump lo describió en su excelente discurso en el Monte Rushmore. Los republicanos deben de decir lo mismo. Los republicanos en todas partes, en todos los niveles y en todas las oportunidades.

El multiculturalismo no concibe a la sociedad como una comunidad de individuos con los mismos derechos sino como una colección de grupos diferentes−definidos por raza, etnicidad, sexo y así por el estilo. Según los multiculturalistas, todos estos grupos son oprimidos por los hombres blancos.

Su objetivo es que todos los grupos estén representados proporcionalmente en todas las instituciones de la Sociedad Americana. Como debe de ser inmediatamente evidente, lograr esta representación proporcional requiere una redistribución infinita de la riqueza y el poder de algunos grupos −y no solamente de los blancos−a los demás grupos. Esta redistribución masiva sólo pueden ser llevada a cabo por un gobierno tiránico y como en todas las tiranías, un sistema donde los disidentes son silenciados.

A los efectos de lograr esta representación proporcional los demócratas tienen que llevar a cabo no sólo infinitas acciones afirmativas sino un socialismo genuino, fronteras abiertas, comercio irrestricto, desarme general, ciudades santuarios y mucho más.

Los demócratas del Black Lives Matter entienden (algo que los republicanos no entienden) que para hacer realidad esta agenda deben de lograr que los americanos cambien sus valores, sus principios y la forma en que ellos se ven a sí mismos.

Ellos deben llevarnos a creer que las fronteras nacionales y el deseo de que todos seamos iguales son expresiones de racismo, que nosotros no somos una cultura homogénea sino muchas culturas diferentes, que el elementos más importante en nuestra historia −el origen de todo lo que somos−es la esclavitud. En un sentido más amplio, el  multiculturalismo debe de llevarnos a la conclusión de que todos somos indignos−no de que hemos pecado(que desde luego lo hemos) sino de que somos pecadores irredimibles, o en el lenguaje actual "racistas sistemáticos". Y sexistas, homofóbicos, Islamofóbicos y todas las fobias que se les ocurran. Dicho en términos simples, el multiculturalismo debe de hacernos creer que somos gente mala.

Eso sugiere una forma en que debemos de catalogar las próximas elecciones: como una competencia entre un hombre, Donald Trump, que considera que América es buena y un hombre, Joe Biden, controlado por un movimiento que dice que América es mala. No creo que sea más complicado que eso.

Para que los multiculturalistas puedan cambiar nuestros valores y principios tradicionales tienen que destruir, o reestructurar en forma radical, las instituciones que enseñan esos valores y principios. La más importante de todas esas instituciones es la familia; pero también muy importantes son la religión, la educación (que ya ellos casi han destruido)  y la vida comunitaria, que han de reemplazar con burócratas gubernamentales. Es aquí−en estas instituciones que enseñan valores−donde se encuentran los ingredientes básicos de la revolución. Aquí es donde está la acción. Los republicanos parecen ignorarlo.

Los republicanos tienen que explicar que BLM y sus facilitadores demócratas se proponen destruir la familia tradicional de padre y madre. Para dar valides a esta afirmación todo lo que tienen que hacer los republicanos es destacar la declaración de principios de BLM. Esta declaración de principios, escrita por consumados marxistas, también nos dice que BLM considera que el transgénero es el tema principal de nuestro tiempo. Los republicanos también tienen que explicar que la religión, por el hecho de enseñar valores americanos, se encuentra también en la mirilla de esta gente.

Los republicanos también tienen que explicar al pueblo americano que el derribo de estatuas nada tiene que ver con borrar la imagen de unos cuantos generales confederados; sino que se trata de destruir el pasado de América, tal como lo hace The New York Times con su Proyecto 1619. Los amotinados y sus facilitadores demócratas del movimiento BLM están destruyendo estatuas hasta de hombres que lucharon contra la esclavitud, tales como la del líder negro Frederick Douglas. Esto no es un accidente. Esto no es un daño colateral. Frederick Douglas fue un gran americano. El sabía que América y su alma no eran racistas. El era partidario del trabajo honesto y la autosuficiencia. Y por el hecho de que Douglas era un firme creyente en los valores americanos, los demócratas del BLM tienen que hacerlo desaparecer.

Ellos también tienen que desaparecer a Abraham Lincoln, porque él es quién mejor explica a lo que debemos de aspirar. Y él es el mejor defensor de la fundación de América. En gran medida, estas elecciones son un referendo sobre la fundación de esta nación. Definir si América fue fundada en 1619, como afirman los demócratas del BLM o en 1776 como afirma Lincoln y como hace muy poco tiempo creían todos los americanos.

Los republicanos tienen que sacar conclusiones más allá de la corrección política y de la cultura de la destrucción, las cuales, como hemos visto recientemente, castiga con brutalidad a los apóstatas.

¿Quién se cree Twitter que es cuando tiene la osadía de censurar a un presidente americano? Los republicanos no pueden aceptar ese insulto. Y los republicanos deben de explicar, tal como yo lo hice con anterioridad, que los multiculturalitas están tratando de que nosotros creamos que somos sistemáticamente racistas y, por lo tanto, que nos rindamos a su agenda política. Esto tampoco puede ser aceptado. El pueblo americano debe de escuchar lo que ya sabe en su corazón: que no es racista. Los republicanos tienen que pararse firme y decir:"no, América no es racista". Punto.

Si en algo son sistemáticos los americanos es en su compromiso sistemático con la libertad y con la igualdad de derechos para todos.

Y quizás más importante todavía, los republicanos deben de repetir una y mil veces que América es "increíble", como dice con frecuencia el Presidente Trump. Deben de recordar al pueblo americano que, como dice un amigo mío, América ha llevado más libertad y más prosperidad a más personas que ninguna otra nación en la historia de la humanidad. Esto lo saben la mayor parte de los americanos, pero necesitan escucharlo de sus líderes.

A los efectos de validar la afirmación de que los demócratas están llevando a cabo una revolución , los republicanos tienen que deslegitimizar a Black Lives Matter como organización, no como sentimiento. Los republicanos deben de decir a BLM y a sus facilitadores demócratas: "Definitivamente, las vidas negras valen. Pero ellas no valen para ustedes. A ustedes no les importan la muerte de Floyd, los negocios de propietarios negros que han destruido, los ciudadanos negros que han muerto porque ustedes han forzado a la policía a retirarse a sus cuarteles. Ustedes son la destrucción. No salvadores de las vidas negras o de cualesquiera otras vidas".  

Después de deslegitimizar a Black Lives, el próximo paso de los republicanos debe de ser colgar la agenda revolucionaria de BLM en el cuello de los demócratas. El ala de BLM dentro del Partido Demócrata se ha apoderado de las riendas del partido. Es muy probable que los demócratas tradicionales no estén de acuerdo con la agenda de BLM,  pero se dejan llevar por ella, así que sería mejor que la acepten. Joe Biden es uno de esos que se ha sumado a la comparsa. No esperemos que todos los demócratas canten la tonada de BLM; pero, a pesar de eso, la gran mayoría se arrodillará ante ellos.

Escuchemos a Joe Biden. En una ocasión Biden dijo:"Hablemos claro, la igualdad de los transgénero es el principal derecho civil de nuestro tiempo". Hace un año, es muy posible que Joe Biden no supiera el significado de transgenerismo. Es probable que no lo sepa en este momento, pero se ha radicalizado y lo ha aceptado.

Biden habla ahora con frecuencia de "racismo sistemático". Aunque no proporcionó evidencia alguna, Biden dijo en una ocasión que "en la aplicación de las leyes existe un racismo sistemático". Y continuó diciendo: "Pero no es solamente en la aplicación de las leyes, es en la vivienda, en la educación y en todos los aspectos de la vida."

Biden está equivocado en todos estos puntos, pero si en realidad él cree que el racismo está presente en todo, que es sistemático, entonces él cree, ya lo admita  o lo niegue, que el sistema tiene que ser radicalmente transformado. Es posible que Biden no se dé cuenta, pero él está proponiendo la destrucción de todo el modo de vida americano. Yo presumo que esto no es lo que él se propone, pero cuando las palabras que él lee en su teleprompter de BLM  se convierten en política, esa será la consecuencia−la destrucción del modo de vida americano.

Biden vacila. No hay nada que temer de Biden, dice Biden: "¿Luzco yo como un socialista radical que apoya a los amotinados?" . No, él no lo parece, pero lo que sí parece es una mina subterránea. Los republicanos tienen que decir sin rodeos que estos son los "motines de Biden".

Esto me lleva a mi último punto: Donald Trump. Yo sé que el Presidente Trump tiene muchas faltas. Yo mismo muchas veces me crispo cuando lo escucho. En muchas ocasiones él es su peor enemigo. Es alardoso, está mal informado, es pendenciero y algunas veces hasta vengativo. Y mucho más.

Y sin embargo, somos muy afortunados por tenerlo. Estoy casi preparado para decir que él es providencial. ¿De qué otra manera podemos decir que nos encontramos con este hombre inusual y poco presidencial pero que cuenta con los atributos que más necesitamos en este momento?. En cualquier otro momento. él pudo haber sido un mal presidente. Pero en estos tiempos−en estos tiempos revolucionarios−él es el mejor presidente que necesitamos.

Él tiene el atributo indispensable de un líder: coraje. En su calidad de líder, él va donde otros tienen miedo ir. Y tiene sentido común, que quiere decir que generalmente quiere ir al lugar correcto.

Por encima de todo y por encima de cualquiera, Trump es un patriota que quiere lo mejor para América. Él es abiertamente y sin duda alguna pro-América. Él no siente culpa por el pasado de América. Él no da explicaciones. Él no concede un palmo de terreno. Este puede ser un atributo que no queramos siempre en un presidente, pero en estos días de culpabilidad colectiva de la izquierda es el atributo más esencial. Y Trump tiene una confianza ilimitada en América. En estos tiempos de dudas nacionales, es la mejor medicina que puede recetar el médico. El piensa que nuestra cultura, como dice con frecuencia, es "increíble" y esa es la forma en que él quiere mantenerla.

Trump no sólo sabe que América es increíble, él sabe que estamos en una lucha por nuestra supervivencia.

Y a pesar de lo que escuchamos hasta el cansancio de los demócratas, Trump es quizás uno de los presidentes menos racistas de nuestra historia.  Trump no está defendiendo el modo de vida de los blancos, él está defendiendo el modo de vida americano, un modo de vida sin colores que está al alcance de cualquiera que esté dispuesto a participar.

Si él quiere salvar a nuestro país, nosotros debemos de apoyarlo sin reservas. Yo lo apoyo. Yo pienso que estas elecciones son muy importantes y pienso que Trump es el hombre indicado para este momento. Espero que ustedes estén de acuerdo.

Recuerden que la opción es entre Trump y Biden. Un hombre que cree que América es buena y hombre que está controlado por un movimiento que cree que América es mala. No hay más que hablar.

Thomas Klingenstein 
Presidente del Instituto Claremont
Traducido al español por Alfredo M. Cepero

Alfredo M. Cepero
alfredocepero@bellsouth.net
@AlfredoCepero
La Nueva Nación 
Director de www.lanuevanacion.com
Estados Unidos

CARLOS ALBERTO MONTANER, EL PAPA FRANCISCO Y LOS HOMOSEXUALES, DESDE ESPAÑA

El papa Francisco ha armado cierto revuelo. Todo lo que tiene que ver con el sexo y la Iglesia católica le interesa a mucha gente. El titular que más se ha visto afirma que el argentino “apoya las uniones civiles entre homosexuales”. 

En realidad, el respaldo que brinda el Sumo Pontífice es muy limitado. Su solidaridad se limita a las “uniones civiles”. Tiene que ver con las herencias y con los seguros médicos. Hay sitios en los que las parejas del mismo sexo, aunque lleven juntos 20 o 30 años, no tienen derecho a heredar o a recibir los beneficios conyugales habituales. “Es más de lo mismo”, me dijo un periodista que suele estar atento a las noticias que vienen del Vaticano.

Ni por asomo, el papa defiende, como debiera, la procreación por inseminación o la adopción por parejas del mismo género, pese a saberse que el homosexualismo no se transmite por vía de la imitación de los padres, de acuerdo con un estudio publicado por la prestigiosa American Academy of Child and Adolescent Psychiatry (AACAP), compuesta por unos 8700 siquiatras. 

El estudio afirma, claramente: “Es la calidad de la relación padres/hijos y no la orientación sexual de los padres lo que surte efecto en el desarrollo del niño. Contrario a la creencia popular, los niños de padres lesbianas, homosexuales o transgéneros, no tienden a ser más homosexuales que los niños con padres heterosexuales”.

El papa no puede sustraerse a este tema. Es central dentro de la institución que encabeza. Hay cierto sector dentro del catolicismo que le reclama el fin del celibato o que plantea un rol más destacado para las mujeres. ¿Por qué las mujeres no pueden ser obispos o incluso papas o papisas? Si en la diócesis de Estocolmo los cristianos suecos de origen luterano pudieron elegir a Eva Brunne, una “obispa” lesbiana, casada con otra señora, ¿por qué el catolicismo se mantiene en una posición tan conservadora?

El catolicismo padece un doble problema. Por una parte es machista y por otro anti LGTB. En el fondo, no acaba de admitir que las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres. Asimismo, las lesbianas, los gais, los transexuales, y los bisexuales no deciden libremente por quiénes son atraídos, sino es algo que viene incrustado en su propia naturaleza, como ser zurdo o pelirrojo, y no puede o debe ser eliminado por medio de tratamientos sicológicos, y mucho menos por métodos más severos, como hicieron los nazis o los castristas durante muchos años.

Por otra parte, está el número altísimo de homosexuales que se refugian en una organización que excluye a las mujeres de su seno o les concede un papel muy subalterno. De acuerdo con el periodista francés Frédéric Martel, en su libro In the closet of the Vatican, el 80% de los clérigos que rodean al papa en esa pequeña ciudad son homosexuales, lo que le lleva a afirmar que “ni el distrito Castro en San Francisco tiene tantos homosexuales”. Martel, por cierto, no tiene nada de homófobo, dado que es abiertamente gay.

Martel no afirma que el porcentaje de homosexuales entre los curas y obispos alcance el 80%, sino de quienes viven en el Vaticano. Sin embargo, sugiere que Benedicto XVI, un magnífico teólogo según los católicos, el predecesor, del papa Francisco, lo es. Tal vez, pero nunca se sabrá, y acaso eso estuvo en su inesperada renuncia al papado en el 2013. Según esta conjetura, sabía que tenía que enfrentarse al grave problema del homosexualismo dentro de la Iglesia y, como era una persona seria, prefirió excluirse y renunciar. Le dejó la tarea a Jorge Mario Bergoglio, el cardenal argentino que lo sustituiría y adoptaría el nombre de Francisco. A este papa lo acusan de muchas cosas, incluso de kirchnerista, pero no de ser homosexual.

Carlos Alberto Montaner 
montaner.ca@gmail.com
@CarlosAMontaner 
España-Estados Unidos

RICARDO VALENZUELA, BÁRBAROS ANTE LAS PUERTAS DE EU, REFLEXIONES LIBERTARIAS, DESDE MÉXICO

Cuando en el verano de 2015 Trump anunciaba su intención de llegar a la presidencia y, sobre todo, al ganar la nominación republicana, el mundo se horrorizaba, e inclusive, algunos republicanos formaban su frente de resistencia “Nunca Trump”. Era tal la avalancha en su contra que, siendo un Trumpista natural, había veces que la ferocidad de la propaganda en su contra provocaba que mi seguridad coqueteara con la duda. Sin embargo, al enterarme que sus principales asesores económicos eran dos admirados amigos míos, Art Laffer y Larry Kudlow, la duda desaparecía y con gran entusiasmo reiteraba mi apoyo.

En esos días, aparecía una nota de Bill Barttlet profetizando lo que sucedería.

Laffer ha sido mi amigo por muchos años, e inclusive, tuvimos la posibilidad de trabajar en sociedad un proyecto que se frustraría con la muerte de Colosio. A Kudlow lo conocí por la relación de ambos con la empresa de asesoría económica Polyconomics. Una firma encabezada por Jude Wanninsk, uno de los presentes en la famosa reunión en el restaurante Michael de Nueva York en 1974, cuando Laffer inventara su curva que ahora aplica Trump. Los otros eran Robert Bartley, editor del Wall Street Journal, y Robert Mundell, laureado con el premio Nobel de economía en 1999.

A estos hombres los unía su filosofía Supply-Side y, sobre todo, una evaluación que llevaran a cabo de la situación del México que heredaba Salinas. Ello culminaría en un documento titulado, México 2,000, en el cual, después de identificar las causas que llevaran al país a tantos colapsos, presentaban sus recomendaciones para la implementación de políticas que, a finales de 1993, dibujaran a México como el ejemplo de un país al borde del fracaso que, como el ave Phoenix, abandonaba su agonía para iniciar su vuelo hacia la grandeza. Pero, el Big Brother no lo podía permitir y lo destruían para que sobreviviera la corrupción.

Kudlow se sumaba al equipo de Reagan para rescatar el mercado libre, moneda fuerte que eliminaba la inflación, recorte de impuestos para desatar las fuerzas del capitalismo empresarial y del crecimiento. Eso provocaría lo que Bartley en su libro llamara “Los 8 años de vacas gordas”. Con esa rica experiencia Kudlow publicaba un libro titulado, “La Abundancia Americana. La Nueva Prosperidad Económica y Moral”. Es decir, hace más de 30 años señalaba el camino ha transitado Donald Trump que ahora tratan de destruir, y su culminación sería un presidente Biden. Subrayaba las oportunidades que el futuro ofrecería en los mercados financieros para creación de riqueza y formación de capital que, si las administraciones futuras apoyaban, viviría la era de prosperidad más grande de su historia.

Pero, señalaba un ingrediente obligatorio para lograr ese milagro, la moralidad de la sociedad y de las instituciones del gobierno. Un elemento que, en su optimismo, afirmaba estar creciendo y lo respaldaba con estadísticas mostrando el declive del consumo de drogas, homicidios, abortos etc. Y cerraba afirmando que EU podría alcanzar esa ilimitada prosperidad sin sufrir lo que siempre la acompaña, la pérdida de valores y principios que han sido causa de la destrucción de grandes civilizaciones y, en especial, la caída del imperio romano.

Pero ¿Qué sucedió? Con la llegada de los Clinton a Washington EU iniciaba el declive moral más grande de su historia. Clinton, entrenado por la CIA en el narcotráfico siendo gobernador de Arkansas, iniciaba una política internacional de corrupción saqueando a Rusia, ayudando a China y Corea del Norte a desarrollar armas nucleares, ventas secretas de armas a países hostiles. Después, Hillary vendía uranio a Rusia y armas también a países hostiles con su correspondiente entrega de millones a su Fundación. Desaparecerían $3 billones en el Departamento de Estado cuando ella fuera Secretaria. La casa blanca se convertía en un refugio de drogadictos y pedófilos.

Bush llegaba con guerras que costaran millones de vidas y trillones de dólares solo para beneficio del EP y de Halliburton, la empresa de Dick Cheney. En la reconstrucción de Irak los billonarios contratos serían para el hermano de Biden. Ante las cámaras, Biden presumía el despido del procurador de Ucrania que investigaba la corrupción de su hijo. Obama sería historia de un pecaminoso paso por la presidencia, pero, era el premio para BLM y lograr la “Equal opportunity presidentship. Mentiras, traiciones, violaciones de la constitución. Se iniciaba la toma total de EU con la red de marxismo tejida por él, incluyendo la del partido demócrata otora domicilio de Jefferson.

Pero, aparecía Trump y ¡alarma! Desde la publicación de Kudlow, en EU, fundado por gente sumamente religiosa, se lleva a cabo un feroz ataque para desaparecer la religión. Se han legalizado desviaciones morales, biológicas, antinaturales. El género sexual fue multiplicado. Se han practicado 60 millones de abortos, la legalización para asesinar niños recién nacidos y la pedofilia, en la sala de espera, el consumo de drogas ha explotado, los homicidios en Chicago superan las bajas de soldados en Viet Nam. Y, emergían esos “pobres olvidados” que, impunemente han destruido ciudades enteras, iglesias, propiedades, han linchado a policías y a quienes protegen sus negocios.

El congreso es ahora un mercado de compraventa favores. China entregó a Hunter Biden $1.5 billones para que, con su “gran experiencia”, los administre. Emergen los emails perdidos de Hillary que han provocado el vómito nacional. Otros de Biden en donde establece una empresa asociado con los principales líderes comunistas de China que les generara $30 millones de ganancias. Se archivaron los mandamientos de Adam Smith en “La Teoría de los Sentimientos Morales”. La ética con la que debe actuar el gobierno, sus instituciones, en las interacciones de la sociedad. La ley se convirtió en lo que debería castigar. El crimen ahora es un derecho y el defenderse se castiga. EU cada día se asemeja más al decadente imperio romano en sus últimos años de vida.

La historia del derrumbe de Roma es obvia. Sus legiones que en combates lejanos adquirieron los vicios de extranjeros, atacaban la libertad de la república y violarían la majestuosidad de su estructura. Los emperadores, histéricos por mantener su seguridad y el poder, corrompieron las instituciones que los amenazaban; el gobierno finalmente se disolvió dando paso a las instituciones de sus destructores; y el mundo romano, sin resistir, fue exterminado por los bárbaros. 

Ante la elección ya en puerta, una advertencia para las generaciones futuras. Sería muy triste que aprendieran de la historia cómo sus antepasados dieron la espalda a la lucha heroica de Trump tratando de salvar su país, para que fuera destruido por los bárbaros modernos encabezados por el grupo político más inmoral y corrupto de su historia, que, permitido por una sociedad enferma, tomara su control total para terminar con el sueño de sus padres fundadores. ¡Esto se tiene que evitar para modificar la historia! 

Ricardo Valenzuela
chero@reflexioneslibertarias.com
Ricardo Valenzuela
chero@reflexioneslibertarias.com
@elchero 
Mexico

ENRIQUE G.AVOGADRO, ARGENTINA, Q.E.P.D., DESDE ARGENTINA

"Miserables aquellos que vacilan cuando la  tiranía se ceba en las entrañas de la Patria".  Esteban Echeverría

La Nación, si es que alguna vez existió como tal y superó la etapa de mero consorcio, ha muerto. Y los autores de ese asesinato histórico somos todos, en alguna medida, porque hemos votado, y seguimos haciéndolo, a incapaces o a ladrones. Hace 75 años que la Argentina despoja a sus habitantes, cuyos ingresos no han parado de caer en ese prolongado lapso, cualquiera fuera el signo político en cada década. Hemos defraudado a propios y extraños, esos que, en 1919, nos imaginaban rivales de los Estados Unidos como país líder y lo hacían constar en las enciclopedias. En 2020, nos hemos quedado sin moneda y sin Estado, si recordamos que éste no sólo ha abdicado de sus más esenciales obligaciones -monopolio de la violencia, justicia, seguridad, educación, salud, relaciones exteriores, defensa nacional- sino que ha sido poblado por sátrapas que medran en sus canonjías.

Tal vez tengan razón quienes sostienen que es harto difícil que nos encaminemos a un régimen tiránico y genocida como el que padece Venezuela de la mano de Nicolás Maduro; las razones son varias: distinta composición social, una economía en la cual el Estado puede controlar su única riqueza (el petróleo), el respaldo de los militares narcotraficantes y contrabandistas al poder, el control de la oposición, etc.. Pero el siglo XX dejó en nuestra memoria, grabadas a fuego, otros hechos que, quizás, resulten más aplicables a nuestra actualidad.

En 1973, por ejemplo, las organizaciones terroristas que acompañaron a Héctor Cámpora a la Casa Rosada ocuparon centenares de oficinas públicas y empresas privadas; ¿se parecen a las ocupaciones de las municipalidades de Junín y Olavarría de esta semana? Las violentas tomas de terrenos en La Plata, Guernica, Santa Elena y Villa Mascardi (Río Negro), toleradas por jueces cobardes, con el claro patrocinio de funcionarios nacionales y que nos están poniendo al borde de un enfrentamiento armado, ¿tampoco nos recuerdan a aquella época? Y sabemos bien cómo terminó. Ceferino Reato, cerró su más reciente libro, "Los 70", con una frase: "Ese pasado no debiera ser nuestro futuro"; sin embargo, así es.

Las cifras oficiales de contagios y fallecidos por millón de habitantes, que nos han colocado en el podio mundial, prueban el rotundo fracaso de la política adoptada por el Gobierno para combatir la pandemia; y esos números, de por sí trágicos, han sido puestos en duda en los círculos académicos internacionales, que han excluido a nuestro país de las estadísticas serias. Lo grave es la verdadera demolición que la interminable cuarentena ha producido -y lo seguirá haciendo- en la economía nacional, que ha llevado a la sociedad a soportar un 50% de pobreza, al cierre y fuga de empresas y a la masiva desocupación; a ello se suman otros padecimientos generalizados, como la inseguridad cotidiana, la pérdida de contacto de los chicos con la escuela, la emigración de sus hijos, etc.

La PresidenteVice permanece muda, pero impone su propia agenda política a través de sus secuaces. A ella se debe la vergonzosa conducta diplomática que, mientras se abstiene ante la condena internacional por la catástrofe de los derechos humanos en Venezuela con la burda excusa de la no intervención en los asuntos internos de ese país, favorece descaradamente a Evo Morales y a su MAS y ataca a quienes ocupan legalmente el poder en Bolivia. Con ello pretende recrear una América del Sur en la cual, como confesó abiertamente quien dice ser el Presidente, extraña a Rafael Correa, a Luiz Lula da Silva, a Dilma Rousseff, a "Pepe" Mujica y a Hugo Chávez, o sea, a los integrantes del Foro de San Pablo.

A la vez, continúa su inmunda ofensiva contra la Justicia y la Procuración General, a los que pretende colonizar con sus sicarios, como  Alejo Ramos Padilla, para obtener tanto la impunidad para sus cuantiosos delitos cuanto la venganza contra quienes osaron procesarla y juzgarla, como Carlos Stornelli. Ya consiguió anular la Oficina Anticorrupción, ocupada por Félix Crous, que dejó el rol de querellante en los procesos en que ella y sus cómplices están justamente acusados, y pretende desplazar al jefe de los fiscales, Eduardo Casal, tal como ya logró -con el timorato silencio de la Corte Suprema- con los jueces Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Germán Castelli.

Pero, claro, nada es gratuito y el Poder Ejecutivo está pagando el precio. A esas conductas obedece la profunda y terminal crisis en que está sumido el país, que carece de moneda propia y de reservas líquidas, y que no recibirá un solo dólar en inversión directa hasta que todo salte por el aire. Hoy las apuestas en los mercados internacionales se refieren hasta cuándo soportará la economía antes de producir una fortísima devaluación del peso y caer en la hiperinflación; y en los mentideros políticos se discuten las distintas alternativas ante la acefalía presidencial.

Si Alberto Fernández, incapaz de gobernar y carente de reemplazo para sus torpes ministros, decidiera renunciar, ¿asumiría Cristina Fernández el cargo efectivo? Si esa hipótesis se diera, no aparecerían soluciones mágicas para los innumerables problemas y, por el contrario, éstos se agudizarían enormemente debido al visceral rechazo que su figura concita en la sociedad -su apreciación no supera el 30%- y en el mundo entero, con las obvias excepciones de Venezuela, Cuba, Nicaragua, Rusia e Irán. Además, ¿estarán dispuestos los gobernadores, intendentes y hasta el aceitoso Sergio Massa a tolerar que La Cámpora se haga con todo el poder?

Es difícil que renuncie a su proyecto dinástico, que necesita que su hijo Máximo Kirchner sea elegido Presidente en 2023; pero, más allá de lo difícil que resulta imaginar un tiempo tan lejano en un país tan destruido, hoy aparece como altamente improbable que se concrete, no sólo por la escasísima valoración general que acredita su heredero, sino porque el vendaval salvaje que se avecina también se lo llevará puesto.

Enrique Guillermo Avogadro
ega1@avogadro.com.ar
E.mail: ega1avogadro@gmail.com
@egavogadro
Argentina

GABRIEL BORAGINA, ORGANICISMO Y ARGUCIAS TRIBUTARIAS, DESDE ARGENTINA

La tesis organicista reaparece en esta otra errada expresión: "conjunto del cuerpo social" con lo que se ve que la necesidad de hacer pasar al gobierno por un ente corpóreo como de carne y hueso es el único recurso que tienen los estafadores estatales.

No existe "cuerpo social" alguno, de tal suerte que, los únicos que inventan e imponen impuestos son un grupo de vividores que se van turnando en el poder y se hacen llamar "el estado", y que no podrían hacerlo si no tuvieran el respaldo teórico de sujetos que se hacen llamar tratadistas y "expertos" en tributación.

En el impuesto la única "contribución" que existe es entre los burócratas para crearlos, imponerlos, cobrarlos y castigar a los que no pueden o no quieren pagarlos. No hay ninguna otra "contribución".

"El economista italiano Cossa, establece: "Impuesto es una cuota determinada y proporcionada de la riqueza de los particulares, que la autoridad del Estado, de la provincia y del municipio se reservan para proveer a una parte de los gastos públicos hechos en ventaja de la generalidad de los contribuyentes" "[1]

Esta definición adolece de los mismos defectos que las anteriores, a los que hay que agregar que la proporcionalidad no es una característica del impuesto, porque a los tributos progresivos también los burócratas y sus teóricos los consideran impuestos. En algún sentido, es más realista que las anteriores, al menos en un punto, ya que, en lugar de aludir al mítico "estado", este autor nos habla de la autoridad del "estado" tema también difuso a la luz de la teoría política, pero que -en última instancia- tiene como sujeto al gobierno, punto discutible desde la teoría de la "representación democrática" que suele sostener que la autoridad (soberanía) reside en el pueblo y este delega en el gobierno. Pero es poco probable que este sea el sentido que se le quiere dar, porque si no, deberíamos caer en el contrasentido de que el pueblo se estaría imponiendo a si mismo cargas ("reserva" dice en este caso la cita). Sin embargo, la "democracia" nos vende una falacia: no es el pueblo -como tal- el que se impone a si mismo tributos, sino que es una mayoría que lo hace sobre una minoría que supone "rica”, con lo cual se termina empobreciendo más a los pobres.

"Mirbach-Rheinfeld, definen: "Los impuestos son, desde el punto de vista jurídico, prestaciones pecuniarias a las personas públicas, que la ley impone en virtud de ciertas hipótesis determinadas, sin que haya necesidad de ningún otro tributo para dar nacimiento a la obligación""[2]

Ya vimos que no son ni prestaciones, ni contribuciones, sino que son simplemente exacciones, despojos, desfalcos. Es decir, la definición es ambigua porque califica de "prestaciones" lo que seguidamente dice "la ley impone" y decimos que agrega confusión, porque la palabra "prestación" tiene en el diccionario de Real Academia Española al menos seis acepciones diferentes, una de las cuales (tercera) corresponde al tributo. Por lo que, la palabra "prestación" puede referirse tanto a la voluntaria como a la coactiva. Pero dado que el impuesto siempre es coactivo no le cabe una palabra tan ambigua como "prestación", siendo más ajustada a su esencia y sentido la de exacción, sobre todo en la segunda acepción de esta.

"El ilustre autor italiano Flora, por su parte, expresa: "La cuota individual del costo de producción de los servicios públicos requeridos de modo indistinto e indivisible por toda la población o por grande e indeterminada parte de ella y coactivamente detraída por los entes públicos territoriales c institucionales sobre la riqueza de tocios sus miembros". A esta definición que conceptúa errónea por "limitar la aplicación del producido de los impuestos al costo de los servicios públicos —afirma Ruzzo— incorpora a su definición, un concepto que es inseparable de la doctrina contemporánea sobre impuestos, al referirse a cuota parte."[3]

En este punto es necesario reiterar algo que ya dijimos muchas veces: en el mercado todos los bienes y servicios que se ofrecen son públicos en el sentido de que se ofrecen al público. Existe una confusión terminológica entre público y estatal que habitualmente se usan como sinónimos sin serlo. Si se desea más precisión digamos que el mercado es aquel proceso por el cual la iniciativa privada produce y provee de bienes y servicios al público. Entonces esos bienes y servicios también son públicos.

El gobierno no ofrece nunca ni "servicios", ni bienes "públicos". Lo que si ofrece son bienes y servicios de los que ha despojado primero al sector privado y luego los ofrece al público como si fueran "producidos por" el gobierno. Por esta misma razón aclaramos antes que no existen capitales "públicos" o "nacionales" sino solamente capitales privados.

Si con dineros de Juan -que Pedro le ha robado a este último- se compra Pedro un coche, este no es de Pedro sino de Juan, porque la propiedad del dinero con que Pedro hizo la compra es de Juan y no de Pedro. Juan podrá exigir a Pedro el automóvil o el dinero más los intereses.

Si en lugar de Juan decimos "ciudadanos" y en lugar de Pedro decimos "el gobierno" se verá claramente la cuestión y el engaño de estos "tratadistas". Pero, en este caso, Juan no podrá ya exigir al gobierno ni la devolución del dinero con sus intereses ni el vehículo.

Que los estatistas se hayan apropiado de la palabra "público" para aludir exclusivamente al "estado" y sus supuestos "servicios" es una demostración más del creciente avance del pulpo estatal, y la labor de sus "teóricos", fructífera en la misión de lavar cerebros ingenuos.

Por lo demás, los estatistas no sólo se apropiaron de la palabra "público" sino que también se apropiaron de la producción de esos bienes y servicios que el mercado engendra y reparte entre el público. De allí que, los peores monopolios y los más dañinos sean los monopolios estatales, porque cuentan con la protección de la ley que les da existencia y sustento a la vez que excluye la competencia del sector privado en la tradicional provisión de bienes y servicios que fueron de origen privado: carreteras, transportes, correos, caminos, telefonía, electricidad, energía (y muchas cosas más) fueron creadas, inventadas o descubiertas -según su caso- por la iniciativa privada.


[1] Mateo Goldstein. Voz "IMPUESTOS" en Enciclopedia Jurídica OMEBA, TOMO 15 letra I Grupo 05.
[2] Goldstein, M. ibidem.
[3] Goldstein, M. ibidem.
Gabriel Boragina 
gabriel.boragina@gmail.com 
@GBoragina 
Argentina 
http://www.accionhumana.com/2020/09/organicismo-y-argucias-tributarias.html