martes, 19 de abril de 2016

EGILDO LUJÁN NAVA, DEVALUACIÓN + INFLACIÓN = HAMBRE

Una economía sana implica, entre otras cosas, altos niveles de producción. Y, como consecuencia, abundante oferta y accesibilidad a bienes y servicios de parte del consumidor, sin mayor variación de precios, salvo aquella que propicie y estimule la competencia. Lo que eso traduce en términos mundanos, es que cuando una economía se comporta de esa manera, es decir, satisfaciendo todas las necesidades, los ciudadanos gastan menos dinero de lo que ingresan.

Cuando este concepto se traslada a la administración de un país, como es el caso de Venezuela, se concluye en que algo anda muy mal internamente, en vista de que la actual administración no se adapta a ningún concepto de economía sana.

Durante los últimos 15 años le ingresó al país más dinero del que se incorporó a las arcas públicas en los anteriores 100 años de la historia económica nacional. En otras palabras, la nación percibió más dinero de lo que requería para cubrir sus necesidades presupuestarias. Su problema, entonces, no fue -ni es- un asunto de dinero. De haberlo administrado eficientemente, pulcramente, transparentemente, hoy tendría un volumen enorme de reservas o capital contingente. Y con él, sin ningún problema, podría cubrir cualquier situación económica adversa e imprevista producto de efectos internos o externos, como es el caso de la drástica caída del precio del producto bandera de exportación y principal responsable del ingreso de divisas, el petróleo.

¿Pero qué pasó en Venezuela ?. Aquí todos los componentes de la llamada lógica económica, sencillamente, fueron menospreciados, ignorados, echados a un lado, violados, desdibujados, puestos en un rincón en los despachos públicos responsables de evitar que eso sucediera. Estos últimos, simplemente, en santa y obediente actitud servil, optaron por someterse a la arrogancia de quien administraba poder político y el erario público a su antojo, y se sentía ungido por la bondad de la historia, para presumir, además, de sabiduría extrema.

La consecuencia, desde luego, no podía ser otra que la actual: Venezuela, lejos de disponer de cuantiosas reservas monetarias en consonancia con el nivel de ingresos y de su pequeña población en razón de su amplitud territorial, hoy debe restringir el cumplimiento de sus obligaciones en el gasto corriente, las inversiones sociales y honrar sus deudas internas y externas.

Además, es referencia internacional de un país petrolero signado contablemente como una nación arrollada por una quiebra técnica, como por el uso alegre de una tras otra devaluación del signo monetario, sin importarle en absoluto que allí está la causa poderosa del asiento de la más alta inflación del mundo. Mucho menos que, con dicha inflación, estén danzando encadenados los peores males sociales a los que puede enfrentarse sociedad alguna: hambre, malnutrición, enfermedades, delincuencia organizada o no, informalización comercial, expansión del delito en cualquiera de sus modalidades, incluyendo el negocio cuasilícito de estupefacientes de  consumo prohibido. En fin, pobreza al gusto de cualquier  populista montado en la onda del engaño colectivo.

En el medio de esta verdadera tormenta social, el país, prácticamente se ha quedado sin moneda. Porque el Bolívar, que alguna vez fue una de las monedas más solidas y fuertes del mundo, su más objetivo valor lo calibra la propia sociedad venezolana, al saber que el mismo tampoco alcanza para cancelar el papel donde imprimen el billete de más alta denominación, es decir, el de cien bolívares, porque es mayor que el del poder adquisitivo de ese papel moneda.

Mientras tanto, en el uso de dicho recurso monetario, aparece la otra gran e inocultable verdad: una población asediada por la inflación, el desabastecimiento, la obligación de hacer colas o de terminar dependiendo del suministro en múltiples “mercados negros”, imposibilitado de sacarle mayor provecho a su capacidad de pago. Y también sometido  a compensaciones provenientes de aumentos compulsivos del salario mínimo, a sabiendas de que los mismos, sencillamente, siempre van a estar rezagados, con respecto a la incorregible y destructora inflación.

Unidas, entonces,  devaluaciones e inflación, se ha creado una peligrosísima situación social, que ya comienza a ofrecer referencias inquietantes ante el obvio efecto: hambre, carencias de bienes imprescindibles, imposibilidad de acceder a servicios esenciales, ausentismo estudiantil y laboral, incremento de la inseguridad, afianzamiento de la anarquía, entre otros. La tormenta destructiva perfecta de la sociedad. El perfecto  desastre, además, del tejido económico y productivo de la nación. Y, como diría Luis Ugalde S.J, la destrucción de la base moral de la sociedad venezolana.

Dice la historia que aquellos países que transitan por estos cenagosos caminos, generalmente, siempre se reivindican, porque las sociedades tienden a construir sus propios anticuerpos ante el afán destructor de ciertas minorías. Además, las nuevas instituciones que emergen del dolor y de las miserias inducidas, además, aprenden a saber cobrar responsabilidades y daños causados. Y eso sucede, además, sin que la sanción que también nace impulsada por las sociedades en proceso de evolución y transformaciones, esté necesariamente aliada con el revanchismo y la venganza. En absoluto. Es un acto de justicia.

En las calles del país, a solicitud de millones de ciudadanos, hay un clamor que crece y se desatiende: el llamado a la reconciliación entre los venezolanos. Y se entiende a las individualidades que, públicamente, o desde las sombras, optan por pretender anular dicha petición. No obstante, lo que pierde el sentido de lo racional y de lo civilizado en el medio de la ya citada tormenta social, es que se insista en sepultar la oportuna propuesta del “Perdón” para avanzar. Perdonar no equivale a claudicar. Es el más útil y práctico de los recursos a que apela el liderazgo inteligente, cuando de la tormenta no se quiere transitar hacia el camino de la tragedia, del odio convertido en nuevo componente en la cultura de la sinrazón.

En Colombia, luego de más de 50 años de guerra visceral, los grupos involucrados en una patológica diferencia ideológica están dialogando actualmente, mientras tratan de coincidir en la apelación  al perdón y al  entendimiento. También lo hacen cubanos y norteamericanos. En Venezuela, el grito es de “no a los puentes y a la reconciliación”. ¿Entonces sí, acaso, a la muerte y a la destrucción?. ¿Para beneficio de quién?. ¿A favor de qué?. ¿Y en dónde quedan las necesarias y urgentes soluciones que demandan millones de venezolanos, ansiosos de vivir en paz y sin odios?. Si por mantener el control del poder hay que ir a la vida entre tragedias -que no es vida-, imposible construir soluciones.

Diálogo y entendimiento son las palabras mágicas, junto a la palabra de Dios: ¡Perdón¡. Y en la Tierra y entre los hombres de bien : ¡No al Paredón¡.

Egildo Lujan Navas
egildolujan@gmail.com
@egildolujan
Fedecamaras
Fedenaga
Miranda - Venezuela
Eviado por
ebritoe@gmail.com

CARLOTA SALAZAR CALDERÓN, COALICIÓN, ALIANZAS Y ALGO MÁS

Dentro de la complejidad de la política en la cual cada movimiento fija un rumbo a seguir, en base a objetivos, principios y metodología, está presente el tema de las coaliciones, alianzas o bloques, cuando diferentes movimientos no pueden solos y deciden unirse para vencer. En Venezuela existen dos posiciones políticas, macadas y contrapuestas; la del gobierno en el PSUV que según las últimas encuestas de Febrero 2016 de Datanalisis cuenta con un 32,6% en contraposición con la MUD el 15%, en la MUD se encuentran los partidos políticos: PJ 2.5%, AD 2.3%, VP 1.1%, UNT 2.6%... los  independientes con una posición verdaderamente sólida de un 45.1%. Esta realidad es producto del alejamiento de los partidos políticos con la sociedad venezolana. 

Pero lo que quiero significar que el PSUV está compacto, con todo y la crisis hospitalaria y de desabastecimiento, mientras que la MUD está fragmentada, en sus preferencias individuales, pero unidos en el objetivo de cambio de gobierno. Por ello, se habla de la necesidad de una gran coalición de unidad, donde confluyan partidos políticos e independientes.

Colaciones y alianzas muchas. En Argentina  en 1997 Carlos Menen obtuvo el triunfo y su reelección frente a los justicialistas, con la unión entre Unión Cívica Radical y el Frente País Solidario, así gana, con un 49% de los votos.  La más famosa y ejemplo en el mundo la gran coalición de centro izquierda en Chile, que ahora se está fragmentando, pero que en 1989 logró vencer a una de las dictaduras más feroces del continente la de Augusto Pinochet.  Así en Perú y en muchas partes del mundo se han puesto de acuerdo diferentes tendencias políticas que han lograr vencer a gobiernos autoritarios como el nuestro y lo han logrado.
Pero ahora necesitamos más que ganar unas elecciones y cambiar un Presidente por otro. Se trata de un sistema político y una forma de gobernar que debe cambiar también. La “unidad” debe estar en consonancia con el espíritu de los tiempos, ésa unidad exige ir más allá de un simple acuerdo de partidos o un pacto de gobernabilidad, que la postre nadie la sigue, ni la cumplen. Estos tiempos exigen incluir a una sociedad que ha sido maltratada por propios y extraños, para oírla y respetarla, para que juntos podamos construir una nueva realidad política, desde la honestidad, la transparencia y en compromiso, que la POLITICA sea implementada como una herramienta al servicio de la sociedad en su organización y fortalecimiento, la POLITICA como gestión para el beneficio de la gente y la solución de sus problemas.
Por ello, cualquiera de las vías legales y constitucionales que existen para cambiar al gobierno, entre las cuales  tenemos: la enmienda constitucional propuesta por la Causa radical, el Revocatorio del Mandato iniciado por Primero Justicia, el enjuiciamiento por la nacionalidad presentado por personalidades nacionales, la aplicación de la Cata Democrática por parte de la OEA, la iniciativa nacional constituyente a través de un proyecto país presenta y liderada a nivel nacional por Enrique Colmenares Finol (MID) y además la que podemos hacer cada venezolano en su casa o en las esquinas con un letrero que diga “RENUNCIA”, todas válidas, todas constitucionales, pero, nada más y nada menos, que con cuatro (4) Poderes Públicos en contra, en especial el Poder Electoral y el Legislativo, a través del Tribunal Supremo de Justicia, que están total y absolutamente controlados por el PSUV; serán efectivas sólo en “unidad”. Así que cualquier alianza, coalición o pacto de “unidad” requiere la inclusión de “todos” los sectores.
Esto lo digo como un alerta porque los cogollos de los partidos políticos, ciegos y sordos, están manejando sus acuerdos y componendas, su maqueta electoral, dividiéndose el país, desde Caracas, como siempre, para luego atropella a los sectores independientes. Esto no lo podemos, ni lo debemos permitir. Por lo tanto, coaliciones, alianzas sí, pero con inclusión y respeto, en primarias, dónde cada quien se cuente internamente, para saber con qué cuenta, ése es el “algo más”.
Carlota Salazar Calderón
carlotasc@gmail.com
@carlotasalazar

Anzoategui - Venezuela

ORLANDO VIERA-BLANCO, LA DOBLE AGENDA DE PRIMERO JUSTICIA,

"Hay un tercer contendor que aparenta ser compañero, pero retiene la cochina y tranca el juego."
 Uno de los principales desafíos del poder es mantener la ofensiva política.  Desde la Ética Nicomáquea de Aristóteles hasta El Príncipe de Maquiavelo, el común denominador de los hombres de poder, es fijar la agenda política. Eso se alcanza con actos que se perciban asertivos, de dominio, que produzcan resultados serios y  favorables, y muy importante: merecedores de respeto por temor o por reconocimiento.  Veamos después del  06-D-15, cual es el balance AN vs. Gobierno, y cuál debe ser el accionar político ganancial.

La AN ha cumplido una misión importante. Derrumbó el mito que la oposición no es mayoría y que el gobierno no es derrotable. Pero no basta "ser la esposa del Cesar, sino hay que parecerlo". De tal forma que la AN debe comportarse como mayoritaria. Debe agotar en lo ético todas las herramientas constitucionales e institucionales para hacerse sentir, cumpliendo eficazmente su agenda: re-institucionalizar la AN, alcanzar la Amnistía  y lograr una salida democrática del gobierno, que no es más que un cambio del modelo de poder.  En lo instrumental,  la AN debe demostrar su fortaleza, recuperando con contundencia la ofensiva política, con actos de nivelación frente al poder servil. El gobierno mantiene su "ética" revolucionaria mecanizando a la sociedad, controlando sus espacios e ideologizándola. Es el control del Estado, no apelando a ley, la competencia, el conocimiento o la tecnología, sino a la lucha de clases, la amenaza y la represión. Cualquier alternativa diferente a la revolución, será saboteada por el chantaje miliciano.

Entretanto, la AN pierde espacio por distraerse en iniciativas populistas, como la Ley de Títulos de la Gran Misión Vivienda (un gran desfalco a la nación);  la Ley de Alimentación a Pensionados (cuando el problema no es el sofá); la Ley de Empleo Juvenil (en un país donde el principal empleo es el bachaqueo o el jibarato) o la Ley  de PN (en una nación  expropiada) ¿Qué sentido tienen? Abedules que no dejan ver los naranjales...Iniciativas de PJ, al más puro estilo propagandístico de Joe Napolitan,  David Garth o George Gaithier, de orden populista. Mensajes barnizados de “quiero ser como tú”, donde  el candidato tropical (Borges), llama "María, Juan o José” (nombres bíblicos), a los "beneficiarios" de las leyes encorbatadas de los aurinegros... cerrando el jingle, con "PJ piensa en ti y trabaja por la unidad" (¿?) ¿No es trabajo de todos? El guion recuerda aquellas campañas de "El Tigre" Fernández, que se iba a cenar a un rancho de un barrio caraqueño y después pasaba la noche con el lugareño. Estrategia que desplomó su candidatura en 1988, y ahora a los menos lucen pavosas y desentonadas. Un esquema de mascarilla, en el que se juega a ser más Chavista que Chávez, y que apela a cursilerías en momentos que el país sucumbe en hambre y violencia.  Es por eso que líderes como Henry  Ramos o Maria Corina, no luchan con un enemigo común, sino con otro en la mesa. Hay un tercer contendor que aparenta ser compañero, pero retiene la cochina y tranca el juego. Así la AN, queda cercada por el TSJ y engolosinada con leyes paraguas socialistas, donde el gobierno la tiene fácil para decir, ¡Ud. es un farsante.‎..!

La guinda de la torta es el RR. Un evento fuera de tiempo que no garantiza ni transición, ni el cierre del ciclo Chávez. Una ruta electoralista y peligrosa, en momentos de emergencia impostergable. Y quien la propone, es el mismo que no cobró en 2013: Capriles.  Una agenda paralela, que desvía la atención del verdadero estado de la cuestión: la URGENCIA histórica de adoptar un modelo liberal, democrático  y republicano que no espera hasta el 2019. Un evento [RR], muy riesgoso por vulnerable; por ser abiertamente  manipulable por el CNE, esto es, alterable. La AN recuperaría su peso político, ejecutando una ofensiva parlamentaria, realmente contundente y autónoma, que no dependa de otro poder del Estado. No agendas come flor. La Enmienda de recorte de período, es la políticamente correcta. Aun  anulada por el TSJ, re-movilizará  a la gente. La otra opción es decretar el abandono del cargo del Presidente. Abandono que no es ausencia física, sino dejadez, inacción, descuido, letargo, afrenta, indolencia, alejamiento institucional,  y en fin, no cumplimiento de las facultades constitucionales del Presidente. Cuando Maduro amenazó con recortar el término a la recién elegida AN, violó el Art. 340-C, porque altera la estructura fundamental de la CRBV, violentando la voluntad popular establecida en los Arts. 3 y 5-C. El abandono de cargo decretado por la AN, le devolvería su carácter contralor.

La AN debe salir de su letargo y dar un paso al frente, distinguiéndose de aquellos que juegan al desgaste. Sí PJ quiere RR y resocializar a juro su imagen engominada, que lo haga sin cantar artilugios. La grave situación de Venezuela, no resiste camisas de fuerza disfrazadas de unidad. La gente votó por un cambio. Y el cambio será posible interpretando correctamente los tiempos, zafándose de un colectivismo que expiró. Los pepinos y las mascarillas,  vendrán después...

Orlando Viera-Blanco
vierablanco@gmail.com
@ovierablanco
Caracas - Venezuela 

BEATRIZ DE MAJO, MACHISMO: UNA TARA CULTURAL. CHINA HOY,

Defender en China los valores de la no discriminación femenina equivale a arriesgarse a  ser arrestada y terminar  en prisión. El año pasado se contaron por  decenas el número de mujeres que fueron detenidas por haber hecho pública alguna campaña en favor de los derechos de sus congéneres o por haber participado en alguna gesta a favor de la igualdad. Tal cosa en un país que pretende ser considerado una gran potencia no puede calificarse sino de paradoja.

Un artículo publicado a mediados de 2015 en  el New York Times relataba las odiseas sufridas por un conjunto de activistas femeninas y  comenzó a arrojar luces sobre una distorsión social que alberga  el gran gigante asiático y que solo ha pasado desapercibida a escala global debido a la actitud acomodaticia tradicionalmente asumida por las féminas de ese país y por  el contundente silencio impuesto a quienes ya se rebelan contra las atrocidades que ello representa.
La discriminación hacia la mujer no se manifiesta solo a  través de actitudes excluyentes en el trabajo o en los estudios. Un hecho muy visible es que  en las ciudades y en los sitios de alta afluencia de ciudadanos, el número de baños públicos para hombres supera considerablemente a los que están dedicados a las mujeres.  Estas son consideradas ciudadanos de segunda que no merecen la asignación de  un sitio dedicado expresamente a que ellas puedan satisfacer  necesidades tan  primarias como la de orinar.
Pero hay más grave que ello. De acuerdo con lo que afirman las valerosas activistas del feminismo, lo más generalizado y aceptado en los hogares chinos es el maltrato a la parte débil de la ecuación familiar: las esposas y las hijas. De hecho, un estudio efectuado en 2015 por los órganos de Naciones Unidas ha puesto de manifiesto que uno de cada dos hombres abusa o ha abusado sexualmente de sus parejas. En los colegios de la provincia, el abuso sexual de las niñas es corriente frente a la pasividad de las autoridades estudiantiles lo que pone en evidencia una deficiencia cultural grave. 
Hoy, viendo este tipo de aberraciones ocurrir desaprensiva y  abiertamente, se han organizado protestas y, sobre todo,  se ha planificado la toma de conciencia colectiva a través de las redes sociales. La juventud está  respondiendo a tales iniciativas y algún efecto movilizador de las autoridades se ha conseguido, hasta el punto de que en diciembre, luego de haber constatado que 25% de las mujeres casadas sufren de violencia en el seno de su hogar,  se consiguió poner en vigor una ley que intentará penalizar estas conductas.
Pero hace falta más que una ley para desterrar las conductas machistas y el conformismo de la mujer.
También  existe la convicción de que hasta que la comunidad internacional no ejerza una presión contundente en torno a este tema,  que se ponga de relieve las atrocidades que allí se practican y que exija la corrección de tales déficits sociales, el control de las autoridades sobre la ideología se continuaré ejerciendo y la violencia familiar y la discriminación seguirá practicándose en desmedro de la mujer china. 
Beatriz De Majo
bdemajo@gmail.com
@beatrizdemajo
El Nacional
Miranda - Venezuela        

EDDIE A. RAMÍREZ S., MENOS PETRÓLEO Y MÁS CORRUPCIÓN, LA ROJA PDVSA

La Pdvsa roja reconoció que cada mes produce menos petróleo, pero  niega la corrupción en la empresa. El número de barriles  que divulgó Rafael  Ramírez lo han ido sincerando gradualmente. No les quedaba otro remedio, ya que la producción de petróleo no se puede manipular como si fuese queso  llanero. El mundo petrolero y financiero se burlaba,  y se siguen burlando, de los informes de producción de Pdvsa. La corrupción era más fácil taparla, pero  ahora  está brotando   con más fuerza que el propio crudo.

Según el boletín mensual de la OPEP, Venezuela informó  que en marzo solo   extrajo  2.515.000 barriles por día (b/d), mientras que en el  2014 el promedio reportado fue de  2.683.000 b/d. Es decir que estamos produciendo 168.000 b/d menos  que el promedio del año pasado y 752.000 b/d menos que en el 2001.  Si se mantiene la producción actual,  este  año obtendremos 61.320.000 (sesenta y un millones trescientos veinte mil) barriles menos que el anterior y 274.480.000 (doscientos setenta y cuatro millones cuatrocientos ochenta  mil) barriles menos que en el 2001.  Cifras oficiales de Venezuela. Las que estima la OPEP  son más graves.
¿Cuál ha sido la evolución de los  otros cuatro países con los que constituimos inicialmente la OPEP? Irán está produciendo 3.385.000 b/d, Irak 4.775.000 b/d, Kuwait 3.000.000 b/d y Arabia Saudita 10.225.000 b/d. O sea que, con respecto a nuestros socios fundadores, solo estamos produciendo un 10,5%, mientras que cuando si inició la OPEP en 1960 nuestro aporte era del 36%.  Si el cálculo lo hacemos en base a los 32.310.000 b/d que producen los actuales 13  países que integran la organización, según reporta la misma en base a fuentes secundarias de información, nuestra contribución es de solo 7,2%.
No solo disminuye nuestro peso dentro de la OPEP, sino que cada trabajador nuestro `produce menos barriles por día. En el 2001 la Pdvsa meritocrática produjo 3.267.000 b/d con un fuerza laboral de 69.284 trabajadores (40.955 propios y 28.329 contratados), mientras que el último Informe de Pdvsa ( 2014) reportó una fuerza laboral de 172.824 trabajadores ( 116.806 propios en Venezuela, 25.698 contratados  en actividades petroleras y 30.320 también nómina Pdvsa en actividades no petroleras). 
Mientras la producción petrolera  desciende, la corrupción en Pdvsa  aumenta.  Ya no son los  800.000 dólares que llevó Antoniní a la campaña de la Kichner, ni los más de 300 millones de dólares del Fondo de Pensiones de los trabajadores que dilapidó  Illaramendi  contratado por la directiva de Rafael Ramírez y Eudomario Carruyo, con la complicidad de Juan Montes, ejecutivo de la Pdvsa roja,  tampoco el sobreprecio con el que se contrató la gabarra  Aban Pearl que se hundió antes de perforar un centímetro. 
Ahora son miles de millones de dólares  que han aflorado con las confesiones de   Roberto Rincón y Abraham Sheira de haber pagado  comisiones, así como las  de los exempleados de Pdvsa Servicios  Ramos Castillo, Christian Maldonado y Gravina Muñoz, quienes favorecieron a contratistas. Desde luego estos empleados de menor nivel no tienen toda la responsabilidad en el otorgamiento a dedo de las licitaciones.    Necesariamente hay comprometidos ejecutivos a los que alguien protege. No es un secreto la corrupción en las compras   de Bariven  y en las operaciones de producción. En Estados Unidos hay investigaciones y detenidos por violaciones a sus leyes. En Venezuela solo alcahuetería.
Recientemente los Panama Papers destaparon otra olla. No es un delito tener cuentas o registrar compañías en los llamados ¨paraisos fiscales¨, el delito  está en el  origen ilegal de algunos  fondos, en evadir  impuestos y en no consignar la  declaración jurada de bienes obligatoria para  empleados   públicos y para quienes laboran en   empresas del Estado. Nuevamente suenan nombres conocidos de altos funcionarios o exfuncionarios de la Pdvsa roja.  La Contraloría, la Fiscalía y la directiva de Pdvsa se siguen haciendo de la vista gorda.  Para que haya mayor producción de petróleo y menos corrupción es requisito necesario, aunque no suficiente, que Maduro abandone Miraflores.
Como (había) en botica: El Padrino rojo ahora quiere que también los soldados se unan a la Guardia Nacional para reprimir las protestas del pueblo. Paralelamente, ordenó realizar una campaña escolar para elevar la imagen del soldado mediante la formación  de  ¨ un nuevo ciudadano con conciencia socialista¨. Solo ganarán respeto cuando cumplan y hagan cumplir la Constitución. Se acentúa la militarización del régimen.  La elección de gobernadores es importante y por ello los partidos deben seleccionar candidatos no quemados,  pero lo urgente es salir del régimen ¡  No más prisioneros políticos, ni exiliados!
Eddie A. Ramírez S.
eddiearamirez@hotmail.com
@eddieAramirez
Miranda - Venezuela

MARY ANASTASIA O'GRADY, LOS MODELOS DE DONALD TRUMP

Los partidarios de Donald Trump creen que es un candidato innovador cuyas ideas nunca han sido implementadas. Se decepcionarían al saber que el manual político de Trump es sacado directamente de la América Latina del siglo XX. Si llega a ser presidente, Estados Unidos será probablemente tan exitoso como lo fue la región bajo este tipo de liderazgo.

América Latina aprendió a las malas durante los últimos 100 años que el capital va, y se queda, donde hay un estado de derecho que lo trata bien. Es la razón por la que EE.UU. se ha desarrollado y la mayoría del resto de América se ha quedado rezagada.

Trump cree que el estado de derecho es para los débiles. Sus simpatizantes lo adoran porque promete superar la inercia institucional y simplemente decretar lo que le venga en gana, como un caudillo. Esto no va a terminar bien.

De ser elegido, Trump heredará un país en el que el estado de derecho ya se encuentra bajo asedio por parte del presidente Barack Obama. Con mucha palabrería y gobernando por decreto cuando el Congreso —la rama constitucionalmente equivalente del gobierno— no accede a sus peticiones, Obama es un clásico demagogo latinoamericano.

Los conservadores de EE.UU. detestan la renuencia del actual mandatario a reconocer las tradiciones pluralistas de la república y las limitaciones sobre el poder ejecutivo. Sin embargo, hubo una época en la que una oposición leal consideraba este abuso de poder como una anomalía, una interrupción temporal en lo que normalmente es un país con una institucionalidad robusta.

Ahora, el Partido Republicano alberga otra facción y está pidiendo su propia “mano dura”. Lejos de restaurar el respeto por la Constitución, Trump promete ser más Obama que Obama. A sus seguidores les parece bien. Es su turno. Lo que quiere decir que nos estamos convirtiendo en Bananalandia.

El eje de la campaña de Trump es su compromiso de violar la ley de implementación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta, por sus siglas en inglés), que fue aprobado por la Cámara de Representantes y el Senado y promulgado por Bill Clinton en diciembre de 1993. Trump dice que impondrá aranceles de 35% sobre los autos y las autopartes provenientes de plantas de México como una forma de atraer empleos manufactureros a EE.UU.

Para destruir el Nafta de manera legal, un presidente Trump tendría que convencer al Congreso de derogar la ley que lo implementó. Eso sería una enorme tarea, dado que la economía norteamericana está altamente integrada luego de dos décadas y miles de millones de dólares de inversión que interconectan a las tres economías. Cientos de miles de empleos dependen ahora de los flujos continentales de comercio.

Trump no puede pensar que el Congreso hará explotar la economía estadounidense para perjudicar a México. Así que está fanfarroneando para ser electo o planea eludir la legislación estadounidense emitiendo un decreto unilateral imponiendo los aranceles.

Los defensores de Trump respaldan esta promesa de un uso inconstitucional del poder ejecutivo porque buscan erradicar el “establishment”. Pero este es un juego peligroso.

A menudo, es fácil encontrar una excusa, una indignación moral, para permitir los actos inconstitucionales de un hombre fuerte. Venezuela, que hasta que Hugo Chávez llegó al poder en 1999 era una las democracias más longevas de América Latina, es un ejemplo. En 1998 los precios del petróleo estaban en un nivel bajo, la economía iba a la deriva, la corrupción era rampante y Chávez, que no pertenecía a la clase política tradicional, prometió derrumbarlo todo. Cumplió. Una vez que la ley fue destruida, no hubo forma de controlarlo.

Medio siglo antes, otro populista autoritario, Juan Domingo Perón, recogió las banderas del italiano Benito Mussolini y se convirtió en defensor de los “descamisados” argentinos. Perón socavó el estado de derecho tan profundamente que el rico país de inmigrantes aún no se recupera.

Los candidatos republicanos en EE.UU. coinciden en el diagnóstico de los problemas económicos del gobierno de Obama. Pero hay una enorme división sobre cómo resolverlos. Trump, que irónicamente dice que es un buen negociador, tiene un plan que depende profundamente de la violación de los compromisos asumidos por EE.UU. bajo el derecho del comercio internacional.

EE.UU. es firmante de numerosos acuerdos de la Organización Mundial del Comercio, que están diseñados para impedir que sus miembros regresen al proteccionismo de los años 30. Si Trump decreta unilateralmente un nuevo arancel sobre los bienes fabricados en el exterior, debemos suponer que los socios comerciales de EE.UU. se quedarán de brazos cruzados. Es más probable que cuestionen estas acciones extralegales ante los tribunales y ahí EE.UU. perderá. Mientras tanto, los estadounidenses pueden esperar guerras comerciales que golpearán a los consumidores y a los exportadores.

Trump promete que su disposición para abusar del poder de la presidencia no termina con los temas económicos. El jueves por la anoche reiteró (antes de retractarse) que los militares estarían obligados a obedecer órdenes ilegales si él las diera.

Otra similitud entre el candidato y cada generalísimo que haya existido es su plan de encontrar una forma para demandar a quienes lo critican públicamente. Tal vez esté escuchando los consejos del hombre fuerte de Ecuador, Rafael Correa.

Es poco probable que los inversionistas cooperen con un volátil presidente Trump. Hay otros destinos para su capital.

Mary Anastasia O'Grady
O'Grady@wsj.com
@MaryAnastasiaOG
The Wall Street Journal
Blog de Mary Anastasia O'Grady

Nueva York - Estados Unidos

ALEJANDRO MENDIBLE, LA PRESIÓN DEL DESCALABRO LULISTA, Y EL CAMBIO EN VENEZUELA

El Lulismo ganó las elecciones en el 2002 pero no pudo elaborar una nueva constitución que le permitiera tomar el Estado brasileño, a diferencia delo que hizo el Chavismo en Venezuela.  En tal sentido,  el Lulismo tuvo que ceñirse a las normas constitucionales de 1988, cuya carta magnafue sancionada por la sociedad civil después  de una amplia conciliación democrática que sepultaba los veinte años de dictadura militar.

Sin embargo, el nuevo gobierno brasilero además de los loables  propósitos políticos  de cambio social tenía una carta secreta “fidelista” para usar durante el juego democrático, consistente en apropiarse del poder. Con tal propósito, el Partido de los Trabajadores (PT)desde el gobierno  monta  una amplia estructura paralela de corrupción cuya fuente principal de  abastecimiento era Petrobras,la principal compañía nacional de petróleo. Para controlar el  congreso y  asegurar los votos necesarios  deorientacióndel gasto de las inversiones públicas el PT favoreció la creación de pequeños partidos para  aumentar  la presión en el congreso y esta componenda la vincula con las grandes compañías privadas brasileñas como por ejemplo la Odebrecht que en definitiva realizaba las obras acordadas.
El descubrimiento  de la sórdida red dejó al PT al desnudo ya que si bien es cierto,   la corrupción nunca fue ajena al gobierno del Brasil, en esta oportunidad  era una operación orquestada de manera siniestra como estrategia para anularla oposición y  preservar el poderdel partido Lulista. Esta situación se agiganta cuando se descubre la acción de la presidente Dilma de maquillar  las cuentas de la nación para ganar las elecciones en un segundo término.
Ante este manifiesto delito fiscal la clase política opositora reacciona,e incluso el partido conservador aliado y base de estabilidad del gobierno el PMDB  se voltea  creando un amplio frente que apela a la Constitución para aplicar el impeachmenty separar a Dilma del cargo,propinándole un certero golpe al modelo Lulista.
Esto difiere de lo ocurrido en Venezuela en el año 2002,cuando los sectores políticos opositores  no encontraron  una salida institucional para liberarse de lo que veían venir con el autoritarismo Chavista y actuaron junto con los militares en un golpe de estado fallido que terminó por fortalecer el gobierno que impone un estatismo asfixiante a la sociedad civil.
En Brasil, el juicio al presidente es un asunto legal y no un golpe de estado, lo que obliga al PT y a otros sectores de izquierda a una revisión crítica profunda de sus actuaciones en función de sus pretensiones de participar en las elecciones del año 2018.
Asimismo, este golpe certero al Lulismo,se produce luego de  la derrota electoral del Kirchnerismo en Argentina, lo cual aumenta la presión por una salida democrática en Venezuela,  cambia  la orientación del Mercosur y crea un nuevo sentido a la unión regional sudamericana.  Al final de la votación de la Cámara de Diputados  del Brasil queda una lección para Venezuela: la ética  y la política  deben caminar juntas.
Alejandro Mendible
mendiblealejandro@gmail.com
Caracas – Venezuela

Enviado a nuestro correos por
Jesús Enrique Matheus Linares
jmateusli@gmail.com
@UranioMomoy
Caracas - Venezuela

VICTOR RODRIGUEZ CEDEÑO, REENCUENTRO, RECONCILIACIÓN, JUSTICIA, PAZ Y PROGRESO

En su infundada y contradictoria decisión de la semana pasada, el Tribunal Supremo de Justicia declaró inconstitucional la Ley de Amnistía aprobada por la Asamblea Nacional. En su decisión, el TSJ se refiere de manera equivocada a los crímenes de lesa humanidad, a las violaciones de derechos humanos y a los crímenes de guerra para fundamentar la inconstitucionalidad de la Ley. Más grave aún, el Tribunal Supremo o más bien los redactores externos de la decisión consideran, al justificar políticamente su decisión, desvirtuando el sentido y el alcance de su función judicial, que “las amnistías son manifestaciones de la justicia transicional que se refieren a verdaderos momentos de ruptura y a la necesidad de instaurar una comunidad política (…) lo que invalida (…) la ley bajo examen.”  

Paradójicamente y al mismo tiempo, al negar el TSJ la posibilidad de un proceso de justicia transicional, Maduro anuncia otro de sus mecanismos, a través de la creación de una Comisión de amigos que lejos de buscar la verdad, no es más que otro brazo del régimen para perseguir y amedrentar, en la que lamentable y penosamente participan personalidades como el ex Primer Ministro español José Luis Rodriguez Zapatero, una vez respetable dirigente social demócrata, defensor de la democracia y de los derechos humanos.

Independientemente de lo que podamos pensar de la decisión del  TSJ y de las aberraciones en la que incurre un régimen en etapa terminal, todos somos conscientes de que estamos en momentos muy difíciles que sólo con inteligencia y buena voluntad podríamos superar. No es fácil, por supuesto, encontrar espacios comunes, en pocas palabras, un mínimo común denominador, que permita un acercamiento básico en medio de una polarización de la sociedad antes nunca vista, cuando tenemos a un régimen que irrespeta la Constitución, desprecia las libertades y viola de manera sistemática y generalizada los derechos humanos de los ciudadanos, no solo opositores, perseguidos por su manera de pensar y por la osadía de protestar en contra de los abusos, sino de todos los venezolanos a los que se les impide el ejercicio de sus derechos igualmente fundamentales, el de alimentación y el de la salud por delante.

Para muchos estamos en una situación que supera la simple confrontación y que, lamentablemente, parece conducirnos a la ingobernabilidad y peligrosamente hacia conflictos mayores cuyas gravísimas consecuencias, las sociedades, esperanzadas en las soluciones, no perciben en sus inicios.

De la manera más irresponsable, las instituciones del régimen insisten en desconocer la realidad y en despreciar los mecanismos pacíficos que pueden permitir la salida de la crisis y el inicio del camino hacia la construcción de la Venezuela que todos, sin distinción política ni de ninguna otra naturaleza, queremos.

Mientras haya presos políticos y no se abran espacios de diálogo y de consenso no habrá el reencuentro, menos aún la reconciliación y la paz que todos aspiramos . Y sin ello, mucho menos habrá soluciones a la crisis integral que atraviesa el país. Hablar de justicia transicional, en definitiva, favorece al país y no solamente a un grupo de la sociedad. Habrá que recurrir a este mecanismo y en ese contexto habrá de crearse una auténtica Comisión  de la Verdad, independiente e imparcial, integrada por gente seria y responsable que con autonomía pueda decirnos lo que realmente ha pasado estos años y por qué ha pasado.

La sociedad venezolana quiere que se determinen las responsabilidades de los autores y responsables de las violaciones de los derechos humanos y por la realización de una serie de delitos que afectan el funcionamiento del Estado, lo que lejos de significar venganza, expresa justicia.  Las víctimas y sus familiares, la sociedad entera, exigen que se les reconozca y que se les acuerde la reparación debida ante los daños causados.

Vendrán tiempos de cambio y se reestablecerá el orden y las libertades. Negar la transición es negar la crisis y las soluciones, es despreciar al pueblo, irrespetar a la nación y destruir el Estado.

Victor Rodriguez Cedeño
vitoco98@hotmail.com
@vitoco98
internacionalista
Caracas - Venezuela

ALBERTO MEDINA MÉNDEZ, LA CONTROVERSIA SOBRE UBER. DESDE ARGENTINA

La llegada a estas latitudes de este novedoso sistema instaló un apasionante debate con múltiples aristas, que merecen ser abordadas para comprender con mayor claridad los prejuicios, paradigmas y contradicciones con los que la sociedad contemporánea decidió convivir en la actualidad.

No es un fenómeno estrictamente local. Esta polémica ya es global y poco tiene que ver con los parámetros culturales domésticos de cada país. Esto ya no es noticia, porque ha ocurrido, hace muy poco tiempo, en otros lugares distantes, con diversos matices pero idénticas características.

Algunos argumentos se repiten hasta el cansancio y ocupan el centro de la escena en estas discusiones. Sin embargo, no son las únicas enseñanzas que quedan como herencia de éste particular ida y vuelta.

Los relevamientos más serios afirman que la mayoría de la gente prefiere estar del lado de Uber aduciendo que se trata de un servicio de mayor calidad, cómodo, seguro y más barato que el que ofrece un taxi.

Los usuarios han inclinado la balanza apelando siempre  a motivos de absoluto orden práctico, con un alto grado de sensatez y sin recurrir a sofisticados razonamientos ideológicos, jurídicos ni morales.

Los detractores de Uber, por el contrario, alegan que es un servicio ilegal, intentando de ese modo custodiar los intereses económicos de los taxistas, que intimidan desde esa prerrogativa formal que hace viable su actividad.

Es este el debate de fondo entre la legalidad y la moralidad. Sin entrar en pormenores jurídicos, los usuarios que prefieren esta moderna alternativa sostienen, con mucho criterio, que ellos solo invocan su legítimo derecho a concretar un acuerdo voluntario entre individuos que pactan un valor monetario a cambio de un servicio y cuestionan enérgicamente la supuesta potestad del Estado de restringir este tipo de posibilidades.

Esta visión objeta aquella trillada frase que dice que "las leyes están para cumplirse". Es la moralidad de una decisión la que realmente legitima la vigencia de las normas. Ellas no se convierten en buenas y sabias por el solo hecho de haber sido redactadas y aprobadas por los legisladores.

Es importante entender  que los gobiernos tampoco son neutrales en estas disputas, porque sus propios intereses son parte central del debate. El sistema de licencias otorgados a los medios de transporte les generan cuantiosos ingresos al Estado y, entonces, los funcionarios también son protagonistas de esta maraña de beneficios que prioriza lo recaudatorio.

Ni hablar de los taxistas, que pagan impuestos al fisco y cumplen requisitos formales para circular a cambio de esa retorcida protección con la que pretenden sojuzgar a los consumidores cercenándoles su capacidad de elección. Ellos son cómplices y no víctimas. Pagan tributos a los gobiernos para obtener una "concesión monopólica", alquilando un zoológico para cazar dentro de él a su voluntad, eliminando cualquier competidor externo.

Los gobiernos nacieron para asegurar derechos a los ciudadanos. No brotaron para prohibir actividades que los ciudadanos desean hacer ejerciendo su libertad, sin dañar a terceros. Una persona decide que otra lo traslade hasta su destino y lo compensa con una suma de dinero acordada, sin perjudicar a nadie. Proteger a los que cobran más caro y prestan un peor servicio no es función del Estado. Los circunstanciales "perdedores" podrían mejorar sus prestaciones y bajar sus precios para ser elegidos genuinamente en vez de obligar a todos a consumir su patético servicio.

Es increíble que aún algunos individuos estén dispuestos a fomentar monopolios artificiales engendrados a la sombra de normas inmorales, que preservan inocultables intereses sindicales para el provecho de personas que viven a expensas del esfuerzo de los demás, solo porque instrumentaron un perverso régimen de onerosos permisos especiales que les permiten recaudar dinero espurio cobrándole mayores precios a los indefensos consumidores finales.

El circuito pergeñado se desmoronará cuando se eliminen regulaciones, se supriman privilegios y se quiten impuestos. Eso colocará a los que deseen ejercer esta actividad de transportar personas, en igualdad de condiciones. En ese libre juego de competencia los mejores sobrevivirán, y los que no traten bien a sus pasajeros y cobren más caro, no tendrán clientes.

No se puede tapar el sol con un dedo. El progreso tecnológico y la creatividad humana emergen cotidianamente y permiten a la sociedad desarrollarse. Impulsar arcaicos sistemas que fueron superados no tiene ningún sentido. Aducir que se pierden fuentes de trabajo es una gran falacia porque cuando unas desaparecen germinan nuevas mucho más eficientes.

Si se aceptará esa pérfida lógica, habría que regresar al correo postal y eliminar los envíos electrónicos, renunciar a la tecnología y volver a la época de las cavernas.  Solo se debe avanzar en libertad, incentivando el talento creador del hombre. La mayoría de los adelantos del presente permiten a la humanidad vivir más y mejor, por lo que no parece inteligente despotricar contra todo lo que se usa a diario con enorme satisfacción.

Aun persisten igualmente algunas contradicciones. No se entiende porque mientras se apoyan este tipo de interesantes iniciativas, no se razona de igual modo cuando los gobiernos justifican medidas proteccionistas obligando a los consumidores a pagar más por lo mismo. Las barreras arancelarias gozan aún de muchos promotores, inclusive de quienes se perjudican pagando en exceso por cosas de menor calidad, solo para proteger a industriales ineficientes. Es un debate pendiente en la sociedad.

La discusión de estas semanas no gira alrededor del presente de un original medio de transporte. Es acerca del cuestionable valor moral de las leyes, es sobre la libertad de emprender y también de elegir sin restricciones, pero fundamentalmente es sobre el nefasto poder de las corporaciones en alianza con los gobiernos de turno, de cualquier color político. Son los mismos que siempre priorizan sus conveniencias sectoriales por encima de las decisiones de los individuos. Las discusiones no fueron en vano porque ha quedado en evidencia el gran legado de la controversia sobre Uber.

Alberto Medina Méndez
albertomedinamendez@gmail.com
amedinamendez@arnet.com.ar
@amedinamendez
Argentina

ALFREDO M. CEPERO, YO NO VOY A CUBA

¿VOLVER?
"Solo pueden volver los que se han ido,
Y en suelos del destierro han sepultado
recuerdos, anhelos y pasados…
¡Yo no puedo volver, yo no me he ido !"

La diáspora cubana--no el exilio que ni se rinde ni se vende--anda una vez más revuelta por estos días con noticias, anuncios comerciales, declaraciones, rumores y recriminaciones sobre cruceros en lujosos barcos para visitar la cápsula de tiempos arcaicos, miseria económica y ruina moral creada por los diablos de Birán en la otrora Perla de las Antillas.

Las condiciones para esas excursiones son vejaminosas y excesivamente onerosas. A muchos se les niega el derecho a viajar por el sólo hecho de haber nacido en Cuba. Quienes reciben el permiso del régimen para viajar se ven obligados a pagar cantidades varias veces superiores a las pagadas por cruceros similares en la misma área del Mar Caribe. Pero nada de eso parece molestarle a gente que padece de una dosis masiva de frivolidad, una absoluta falta de sensibilidad y una supina ignorancia sobre las condiciones precarias en que vive el cubano de a pie, que constituye la mayoría de nuestra población.

Por otra parte, ni me molesta la conducta ni perderé el tiempo analizando las razones de los extranjeros que participen en estas excursiones. Su ignorancia está, hasta cierto punto, justificada y nadie suda ni sufre los dolores ajenos. Mi condena es contra aquellos viajeros que han mentido para lograr un estatus de exiliados que no merecen y aquellos que crecieron en el exilio escuchando el relato de padres que sufrieron persecución y despojo por parte de la tiranía. Pero mi condena más enérgica la reservo para esa minoría de viajeros que, habiendo perdido su juventud en las cárceles castristas y habiendo sufrido la pérdida de fortunas bien habidas, se someten a la indignidad de pedir premiso para visitar la patria a la que tienen derecho por el solo hecho de su nacimiento.

Confieso que me cuesta trabajo encontrar las razones por las cuales esta gente se somete a tamaña humillación. Tengo que pensar en que tienen un concepto totalmente equivocado de la patria y en que su patriotismo se expresa en tendencias hedonistas, conceptos simplistas y conductas ridículas. Pienso que confunden a la "esbirra" de Omara Portuondo con el portento de patriotismo que fue nuestra cubanísima Celia Cruz y que se emocionan oyendo una tonada del Buenavista Social Club como si escucharan el Himno Nacional Cubano. Pienso que cuando se llenan la panza de frijoles negros y se beben un daiquirí en El Floridita se sienten émulos de Antonio Maceo y herederos de José Martí.

El problema para estos infelices es que su forma de mirar la patria y de expresar el patriotismo están totalmente divorciados de la realidad histórica. Quizás la frase más lapidaria de Maceo fue: "La libertad no se mendiga. Se conquista con el filo del machete". Y nadie es más mendigo que quien pide permiso para visitar su patria.

Como hombre de letras y virtuoso de la palabra, Martí fue mucho más lejos. En su artículo: "La republica Española ante la Revolución Cubana", de 15 de febrero de 1873, Martí escribió: "Patria es algo más que opresión, algo más que terreno sin libertad y sin vida, algo más que derecho de posesión a la fuerza. Patria es comunidad de intereses, unidad de tradiciones, unidad de fines, fusión dulcísima y consoladores de amores y esperanzas". Un concepto totalmente distinto de la Cuba de los últimos 57 años, que todavía perdura y que estos viajeros ayudan a prolongar apuntalando a los tiranos.

Esa es la Cuba que yo no visito y no visitaré jamás en papel de turista mientras exista la tiranía. Ningún cubano que se respete ni que tenga claro el concepto de la patria puede ir a nuestra isla encadenada que no sea con el objeto de combatir a quienes la oprimen. Si ya resulta difícil combatirlos con las armas en la mano, tenga por lo menos ese cubano el coraje de hacerlo con los medios a su alcance, tal como lo hacen opositores verticales como el doctor Oscar Elías Biscet y los miembros del Partido Unión por Cuba Libre, con quienes me honro en formar parte del Proyecto Emilia.

En conclusión, yo no voy a Cuba porque mi Cuba no está representada por terrenos, calles o edificios. Mi Cuba es la de José Martí que es "comunidad de intereses, unidad de tradiciones, unidad de fines, fusión dulcísima y consoladores de amores y esperanzas". No voy a Cuba porque me sería metafísicamente imposible regresar al lugar que nunca he abandonado ya que, como mi difunto amigo Emilio Cosío: "¡Yo no puedo volver, yo no me he ido !" No voy a Cuba porque, para amarla y servirla, no tengo que pisar su tierra, llenar las arcas de sus opresores y ser testigo de sus miserias mientras ingiero manjares y duermo en cama blanda de barcos de lujo. Cumplo con mi deber de hijo que no abandona a la madre que le dio la vida del espíritu y de la esperanza denunciando a sus tiranos y luchando por su libertad. Con eso me basta para vivir tranquilo y para nutrir cualquier herencia de patriotismo y civismo que pueda dejarle a mis hijos.

Alfredo Cepero
alfredocepero@bellsouth.net
@AlfredoCepero
Director de www.lanuevanacion.com
Estados Unidos

ALEXIS ORTIZ, POPULISMO

         Desde que Marco Tulio Ciceròn fustigò en el antiguo Senado romano al demagogo golpista Lucio Sergio Catilina, con sus paradigmàticas “Catilinarias”, e incluso antes, la peste política del populismo ha agobiado al gènero humano.

         Quizàs por eso el portentoso Mario Vargas Llosa llegó a afirmar: “El populismo no lo erradicas nunca. El populismo siempre està”. Es mimético decimos nosotros, se adapta a las tiranìas y a las democracias, se favorece de la política como show, tan cara a la cultura mediática y sabe aprovechar la redes sociales para sus mensajes engañosos.
         Y en los tiempos que corren el populismo encontró un nuevo aliado, las encuestas. Un instrumento que le permite conocer que quiere la gente, para ofrecérselo con descaro, no importa que la oferta no se pueda cumplir. El populista piensa que lo importante es ganar simpatías y/o elecciones y, después, que sea lo que Dios quiera (siempre y cuando èl se mantenga en el mando).
         El populismo no tiene líderes, democráticos, tolerantes y pedagógicos, sino caudillos, arbitrarios, ambiciosos, acaparadores de poder, continuistas, siempre fingiendo amor por el pueblo irredento y esperanzado.
         El populismo vive en la Amèrica Latina de hoy en los  regímenes de Bolivia, Colombia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela. Se libraron de ese flagelo Honduras parcialmente, Paraguay, Argentina con el triunfo de Macri y posiblemente Brasil, con el escándalo que afecta a Lula Da Silva y Dilma Roussef.
         Y las caras del populismo se benefician del espectáculo polìtico mediático, entre otros, Lòpez Obrador en Mèxico, Pablo Iglesias en España, la candidata Mendoza en Perù, Valera en Panamà y los aspirantes presidenciales Trump y Sanders en Estados Unidos.
         Pero no lo olvidemos, el populismo es un incordio en la oposición y una calamidad en el gobierno.
Alexis Ortiz
jalexisortiz@gmail.com
@alexisortizb
Estados Unidos

RAFAEL GARCÍA MARVEZ, EL TIEMPO, GUILLOTINA DESPIADADA

El socialismo corrupto de Latinoamérica nuevamente sufre una gran derrota, en esta oportunidad le correspondió el turno al Gobierno brasileño.

La cámara de Diputados de Brasil autorizó este domingo el juicio político para destituir a la presidenta Dilma Rousseff dejando al izquierdista Partido de los Trabajadores a punto de ser removido de la jefatura que ejerce hace 13 años en el gigante país.

A esta debacle se suma la de Cristina Kirchner en Argentina, la derrota en Bolivia de Evo Morales, la de la Alcaldía Mayor en la ciudad de Bogotá y la estridente derrota del chavismo en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre pasado en Venezuela.

En conclusión, el Gobierno de Nicolás Maduro que según la última indagación en este mes de abril de la encuestadora Hercon únicamente el 11.1% tiene esperanza que este Gobierno resuelva la crisis, pero hurgando en sus números solo 2% calificó la actual administración de bueno.

De manera que los espacios a Maduro empiezan a cerrárseles dentro y fuera de nuestras fronteras dejándole un estrecho margen para las maniobras políticas, sin posibilidades de ganar unas elecciones sea cual sea la metodología que se escoja para salir del actual régimen.

Hay un elemento que está perfectamente determinado y es que tanto el pueblo como la sociedad civil organizada se mantienen firmes en su voluntad de cambio, le es indiferente la metodología que se escoja para que se consuma el cambio de Gobierno.

Hasta ahora los partidos que integran la Mesa de Unidad Democrática decidieron tomar el camino del referéndum revocatorio donde el factor tiempo es determinante. Mejor dicho, lo es todo prácticamente, mientras tanto ya ha sido víctima de las tácticas dilatorias de las rectoras del Consejo Nacional Electoral. Tanto que a lo largo de treinta días ni siquiera se ha logrado que este organismo entregue las planillas para dar el primer paso de lo que pudiera ser un impreciso calvario.

Todos sabemos que de no ser este año el proceso revocatorio, pues, simplemente el triunfo en el año 2017 sería totalmente insubstancial por el hecho de que el sustituto sería el vicepresidente que para entonces ocupe ese cargo a quien correspondería terminar el periodo en 2019.

El tiempo es una guillotina despiadada que cuelga inclemente del cuello de las fuerzas democráticas. Además, súmele que hay que tomar medidas para las votaciones de los gobernadores de Estado,  preparase para organizar las primarias para la selección de estos candidatos, en fin.

Por muchas razones largas de enumerar la oposición debe ir pensando muy seriamente en la posibilidad de activar en su lugar la Constituyente que no tiene un lapso predeterminado para su ejecución. A parte le permite un cambio absoluto de todos los poderes, es un pacto amplio de máximo consenso que excluiría las sanguijuelas enquistadas en ellas. 

Finalmente, la constituyente tiene como facultad cambiar todo el orden constituido así como a todos los poderes electos y revocarlos y/o suspenderlos, asimismo hacerlos rendir cuentas por sus actos y gestiones, mediante un poder ilimitado.

Rafael García Marvez
garciamarvez@gmail.com
@RGarciaMarvez
Carabobo - Venezuela