jueves, 26 de diciembre de 2019

ACTUALIZACIÓN, EL REPUBLICANO LIBERAL II, JUEVES 26/12/2019


INDIRA URBANEJA: ¡A RENOVAR LA ESPERANZA!, BIENVENIDO 2020

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 3 minutos
Llegó la Navidad y en cuestión de días tendremos un nuevo año, lamentablemente los venezolanos continuamos sin tener una solución efectiva a nuestra crisis. 2019 será recordado como el período que generó mayor frustración al pueblo de Venezuela, nunca se esperó tanto de la clase política como en esta oportunidad. Ni blancos ni rojos han tenido la capacidad de generar un acuerdo que ponga fin al sufrimiento de más de 35 millones de personas, más aún, han sido completamente insensibles frente a la nobleza de un pueblo al que cada día se le pide más sacrificio a cambio de nada. Los ... más »

CARLOS CANACHE MATA: EL LIBERTADOR, SU ÚLTIMO ADIÓS. ¿ADÓNDE VAMOS?

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 6 minutos
Los días navideños se prestan para recuerdos y añoranzas de lo que se ha hecho y de lo que se ha dicho. El pasado 17 de diciembre, cuando se cumplieron 189 años de la desaparición física de Simón Bolívar, vino a mi memoria el discurso que pronuncié el 28 de octubre de 1998, en sesión solemne de la Sociedad Bolivariana de Venezuela, sobre el Padre de la Patria. En la columna de hoy, reproduzco la parte final de las palabras de aquella ocasión: “Llegó a Santa Marta después de una desgarradora peregrinación, no sin pensar antes en ‘irse a morir en tierra extraña’. Había salido el 8 d... más »

LEONCIO BARRIOS: DESNIETADOS

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 8 minutos
El hombre, como de sesenta y tantos, conversa con un grupo de contemporáneos, en una tasca caraqueña, a mediados de diciembre, 2019. “Yo le puedo perdonar todo a este gobierno pero nunca que haya desmembrado a mi familia. En la mesa de navidad de mi casa, cenábamos como veinte, este año solo mi mujer y yo”. Hay una mezcla de rabia y tristeza en su alto tono de voz y en el rostro. Aquel hombre anónimo, sentado cerca de mí, expresaba el lamento-protesta de centenas de miles de venezolanos y venezolanas que, en las últimas dos décadas, se han quedado sin hijos, hijas y también sin ... más »

ANTONIO JOSÉ MONAGAS: GOBERNAR ES ASUNTO DE CIVISMO

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 10 minutos
La Constitución de la República declara taxativamente el carácter no político–partidista de la función pública. No podía ser distinto por cuanto de un desempeño objetivo, depende la eficiencia y eficacia de la Administración Pública. Por esa razón, el constituyente delineó el artículo 145 de forma categórica. Su redacción se elaboró sin ambages. Puntualizó que los funcionarios “están al servicio del Estado y no de parcialidad política alguna”. Del mismo modo, lo refería la Constitución de 1961. Entendiéndose por funcionario, toda persona que preste sus servicios al aparato adminis... más »

AGUSTÍN BLANCO MUÑOZ: NAVIDAD 2019 ¿Y LOS NUEVOS AÑOS DE NAVIDAD?

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 12 minutos
Y qué será de la alegría que en nosotros lograba sobrepasar lamentos y penas. De la vida que siempre pensábamos como un continuo hacer con manos de música en árboles de amores y paraulatas. De las ilusiones que alimentábamos para pisar los territorios de lo imprevisto que se hace novedad en los territorios de las cuitas de cielos y ondas de mar. Dónde andarán ahora los pasos que a tantos guiaban en el ideal de la construcción de tiempos nuevos que alumbrarían todos los padres hijos y espíritus santos. Qué será de los pensados tiempos de vida establecidos en la aspiración de quie... más »

REINALDO J. AGUILERA R.: FALTAN CINCO PA’ LAS DOCE

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 14 minutos
¡Las campanas de la iglesia están sonando, anunciando que el ano viejo se va, la alegría del ano nuevo viene ya, los abrazos se confunden sin cesar!! ¡Faltan cinco pá las 12 el ano va a terminar, me voy corriendo a mi casa a abrazar a mi Mamá, faltan cinco pá las 12 el ano va a terminar, me voy corriendo a mi casa a abrazar a mi Mamá!! Algo por lo que casi nunca se pasean quienes aún están en Venezuela, es el efecto “Familia”, en estas fechas extrañar a los parientes es lo más difícil para quiénes se van de su país, todo se resume a mantener conversaciones por WhatsApp, Facetime,
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INDIRA URBANEJA: ¡A RENOVAR LA ESPERANZA!, BIENVENIDO 2020

Llegó la Navidad y en cuestión de días tendremos un nuevo año, lamentablemente los venezolanos continuamos sin tener una solución efectiva a nuestra crisis.

2019 será recordado como el período que generó mayor frustración al pueblo de Venezuela, nunca se esperó tanto de la clase política como en esta oportunidad.

Ni blancos ni rojos han tenido la capacidad de generar un acuerdo que ponga fin al sufrimiento de más de 35 millones de personas, más aún, han sido completamente insensibles frente a la nobleza de un pueblo al que cada día se le pide más sacrificio a cambio de nada.

Los sectores que deciden el futuro del país avanzan a un ritmo muy distinto al que demanda una sociedad agonizante; sobreviviente a un salario mínimo mensual de 300.000 bolívares (6,66 dólares) pulverizado por una hiperinflación dolarizada, la cual crece dentro de una distorsión socioeconómica en la que todo es calculado y cobrado en dólares o su equivalente, sin ningún tipo de control.

Más allá de las fallas del liderazgo político, debemos revisarnos como sociedad y reconducir el camino. Erróneamente, hemos estado en la búsqueda del mesías que dividirá el mar rojo para salvarnos, cuando la fuerza del cambio comienza con nosotros. En este mismo sentido equivocado, se apostó a recetas inmediatistas que prometían una salida rápida al conflicto y un sector vendió la oferta de que la salvación vendría desde afuera a través de una coalición internacional.

No podemos seguir confiando ni esperando por quienes tienen tiempo diciendo “esto se acaba en cuestión de días y de horas”. Estos escenarios solo han servido para adormecer la capacidad de cambio que tiene una sociedad organizada, activa y movilizada.

El poder ciudadano ha sido desestimado por quienes desean mantener el control de una posible solución, pero acuden al pueblo como un “objeto de utilería” que les permite llenar sus concentraciones y demostrar una fuerza que realmente no tienen.

Imposible olvidar que, según datos de la encuestadora Datanálisis, los principales partidos de la oposición (G4+Vente), tienen, entre todos, apenas 16% de aceptación y el PSUV 12%, ¿dónde está el 72% restante? Algo está faltando en la ecuación.

“El pueblo unido jamás será vencido”, una estrofa que los populistas conocen muy bien pero a la que ahora parecen temerle. Es así como debemos recuperar la esperanza y decretar 2020 como el año del resurgir ciudadano; de las organizaciones de mujeres, campesinos, indígenas, estudiantes, trabajadores, empresarios, académicos, religiosos; cada uno en su espacio de lucha, pero dispuestos a converger en un único y gran camino para exigir: acuerdo nacional; condiciones electorales; elecciones libres.

Sabemos que un “acuerdo único” será imposible de obtener; podemos trabajar en conseguir acuerdos parciales que vayan desenredando la madeja para ir bordando pequeños escenarios de victorias hasta ver la luz completa, se trata de decidir entre seguir alargando la pesadilla o solucionar ahora.

Será muy difícil decir Feliz Navidad o Feliz Año Nuevo cuando nuestras familias están separadas; cuando tendremos sillas vacías en la mesa y la alegría de la gaita se empañe con la nostalgia; cuando estaremos con el nudo en la garganta al recordar a quienes no pueden estar con nosotros; cuando quizás ha sido imposible cumplir con la tradición de la hallaca, el estreno o el regalo.

Me resisto a claudicar y mi deber es promover la esperanza en ustedes, por nuestros niños, por nuestros jóvenes, por el futuro.

Indira Urbaneja
@indiurbaneja

CARLOS CANACHE MATA: EL LIBERTADOR, SU ÚLTIMO ADIÓS. ¿ADÓNDE VAMOS?

Los días navideños se prestan para recuerdos y añoranzas de lo que se ha hecho y de lo que se ha dicho. El pasado 17 de diciembre, cuando se cumplieron 189 años de la desaparición física de Simón Bolívar, vino a mi memoria el discurso que pronuncié el 28 de octubre de 1998, en sesión solemne  de la Sociedad Bolivariana de Venezuela, sobre el Padre de la Patria. En la columna de hoy, reproduzco la parte final de las palabras de aquella ocasión:

“Llegó a Santa Marta después de una desgarradora peregrinación, no sin pensar antes en ‘irse a morir en tierra extraña’. Había salido el 8 de mayo de Bogotá; el 13 de mayo, estando en Honda, Flores proclamaba la separación (de la Gran Colombia) del Ecuador; el 16 de mayo se va por el río Magdalena hasta la costa; el 25 de mayo llegó a Turbaco; el 1° de julio recibe en Cartagena, donde permaneció cerca de tres meses, la trágica noticia del asesinato, ocurrido días antes, de Antonio José de Sucre en la montaña de Berruecos, lo que agrava su penosa enfermedad y le hiere el alma; de Cartagena pasa a Soledad, a Barranquilla, y finalmente a Santa Marta, el puerto adonde llegó con su equipaje de gloria y dejando a bordo, para que se la llevara el viento, su fe atormentada.

Cuando llegó al escenario de su despedida, traía el corazón atravesado por la soledad y la melancolía. Sus ojos eran ya centellas desfallecientes, su ancha frente lucía como un muro vencido, y su cuerpo todo parecía una enflaquecida antorcha de temblorosa luz. Santa Marta lo sabe. Su estado era tan deplorable que tuvo que ser llevado a tierra en silla de manos. El titán que había nadado en ríos salvajes, que había trepado en montañas nevadas, que había recorrido a caballo media América, ya no podía caminar. En berlina es trasladado el 6 de diciembre a San Pedro Alejandrino, a ese pedazo de tierra que se ha inmortalizado con su muerte. Allí fue donde dijo que Jesucristo, Don Quijote y él habían sido los más insignes majaderos del mundo. El 10 de diciembre dictó su última proclama a los colombianos. Aquella voz que no se iba a oír más, casi apagada, se despedía diciendo, ‘no aspiro a otra gloria que a la consolidación de Colombia’. Quería una Colombia integrada y unida, la que soñó y creó en Angostura y que acababa de ser destrozada, descuartizada, por los que buscaban patrias pequeñas para entronizar sus ambiciones sin grandeza.

La agonía terminó el 17 de diciembre, el día último de ‘la trágica expiación de la grandeza’ de que habló Rodó. Allá en San Pedro Alejandrino, en ese suelo, en esas paredes, en esos techos, en el aire, en los árboles, en todo lo que rodea a aquel lugar sagrado, y más allá, en el mar, en los volcanes, en las piedras, en los cielos visibles y en los cielos todavía no descubiertos, golpea el temblor de su último aliento, titila la luz de su postrer mirada, estalla el fulgor de sus sueños pospuestos.

Sí, Padre Libertador, has sido un soñador de sueños pospuestos. No se equivocó  el poeta  Andrés Eloy Blanco cuando dijo que aún eres ‘un hombre a caballo con la esperanza a pie’. Ni se equivocó tampoco otro poeta, José Martí, cuando sentenció que tienes ‘mucho que hacer en América todavía’. Nos falta atender la convocatoria que desde tu lecho de muerte nos hiciste, ya al partir, de unir nuestros pueblos y presentarnos así ante el mundo. Nos falta seguirte para liberar otra vez nuestros pueblos de nuevas formas de dependencia y colonialismo. Nos falta cumplir contigo entregándoles bienestar y vida digna a los que diste independencia.

Se me dijo, Padre, una vez en Bogotá, que, en lo que hoy es Colombia, la gente de una de las culturas prehispánicas representaba frecuentemente a los pájaros en figuras de oro, de piedra, de cerámica, porque, al volar alto, los creían más cerca de Dios.

Allá, en San Pedro Alejandrino, donde dejaste de ser para ser más, donde desapareciste y vuelves todos los días, donde ascendiste a la gloria y notamos como si no te has ido; allá en San Pedro Alejandrino, donde las cosas que tocaste están a nuestro alcance, donde se respira el aire que respiraste, donde nos cubre el mismo pedazo de cielo que fue como tu último sudario;  allá, en San Pedro Alejandrino, Padre, también nos sentimos más cerca de Dios porque nos sentimos más cerca de ti.

En Santa Marta, desde la Quinta de San Pedro Alejadrino, partiste, Padre, para los cielos de la gloria, la gloria inacabable que te habías  ganado, con la palabra y con la espada, a tu paso por la Tierra.

Allí te esperaba la muerte para conducirte a la inmortalidad”.

Carlos Canache Mata
@CarlosCanacheMa

LEONCIO BARRIOS: DESNIETADOS

El hombre, como de sesenta y tantos, conversa con un grupo de contemporáneos, en una tasca caraqueña, a mediados de diciembre, 2019.  “Yo le puedo perdonar todo a este gobierno pero nunca que haya desmembrado a mi familia. En la mesa de navidad de mi casa, cenábamos como veinte, este año solo mi mujer y yo”.  Hay una  mezcla de rabia y tristeza en su alto tono de voz y en el rostro.

Aquel hombre anónimo, sentado cerca de mí, expresaba el lamento-protesta de centenas de miles de venezolanos y venezolanas que, en las últimas dos décadas, se han quedado sin hijos, hijas y también sin nietos y nietas, debido a la ida de éstos al exterior.  Son los deshijados y desnietados en esta tierra de gracia que es Venezuela.

Dos generaciones de venezolanos, las más jóvenes, han emigrado de su país. Muchos dejando a padres y abuelos solos. La soledad y la nostalgia se han convertido en un sentir generalizado en gran parte de los pobladores mayores de esta tierra.

Junto al sentimiento de satisfacción y tranquilidad que sienten los que se quedaron en el país por la ida-salvación de su descendencia, pervive el de la frustración y tristeza por no tener a sus hijos y nietos cerca.

Los hijos e hijas que abrazaron y acariciaron por años, se le alejaron, quizás por siempre, y los nietos y nietas que empezaban a alegrarle la vida con su correrías y presencia, se hicieron seres virtuales, sin corporeidad, intangibles.

Algunos los abuelos y abuelas en Venezuela no han cargado, ni acariciado a la descendencia nacida en el exterior.

Parte de esos padres y abuelos que permanecen en Venezuela tienen la posibilidad de visitar a su familia en el exterior de vez en cuando, otros no tienen esa posibilidad y, probablemente, no la tendrán nunca.

Las posibilidades de reencuentro familiar se reducen con el pasar el tiempo.  Por un lado, por el cerco legal, a través de visas, que los gobiernos de países receptores de centenares de miles de emigrados venezolanos ponen para que los familiares los visiten. Y, por el otro, las limitaciones que el gobierno de Venezuela impone a través del alto costo, la demora en entrega y el corto lapso de legalidad de los pasaportes.

Las navidades y el año nuevo, celebraciones de particular significación para las familias venezolanas, se prestan para que aumente la nostalgia por lo que están lejos y junto al sabor de fiesta, particularmente, de la despedida del año, se achicopale más de uno.

A los de afuera y a los del país, les toca asirse de la familia escogida, de los amigos que tengan cerca, de los recuerdos, de los rituales navideños venezolanos que les sean posible: las cenas con hallacas, las gaitas, Néstor Zavarce cantando faltan cinco pá las 12, oír y bailar con la Billo´s, aunque sea sin pareja.  También se vale llorar, en grupo o encapillado.

Lo importante es sentirse acompañado a través de todas las formas de comunicación posible y saber que allí están los seres queridos, aunque sea virtualmente, con el mismo amor de siempre.  También la esperanza de que, en algún momento, el abrazo y beso a los hijos, hijas, nietos y nietas, sea físico.

Leoncio Barrios 
@Leonciobarrios

ANTONIO JOSÉ MONAGAS: GOBERNAR ES ASUNTO DE CIVISMO

La Constitución de la República declara taxativamente el carácter no político–partidista de la función pública. No podía ser distinto por cuanto de un desempeño objetivo, depende la eficiencia y eficacia de la Administración Pública. Por esa razón, el constituyente delineó el artículo 145 de forma categórica. Su redacción se elaboró sin ambages. Puntualizó que los funcionarios “están al servicio del Estado y no de parcialidad política alguna”.

Del mismo modo, lo refería la Constitución de 1961. Entendiéndose por funcionario, toda persona que preste sus servicios al aparato administrativo público desde cualquier función de gobierno a través de la cual exponga su capacidad a favor de las exigencias del cargo o labor profesional a desempeñar. En consecuencia, quienes se desempeñen en cuadros de gobierno, son funcionarios. Sea en cargos de carrera o de elección popular, de libre nombramiento y remoción o contratados.

Un gobernante, de cualquier estamento estatal, menos que nadie, no está exceptuado de acatar los deberes de todo funcionario. Su labor como servidor público debe marcar una notable referencia. Su ejemplo bien podría incitar actitudes necesarias para el fortalecimiento del gobierno en su totalidad. Sin embargo, no es lo que actualmente está observándose en medio de la crisis que acosa al país. Particularmente, por parte de aquellos gobernantes afectos al proceso de gobierno más por sumisión política que por condición institucional o por convicción teórico–conceptual.

Generalmente, quienes gobiernan entidades político–administrativas bajo el sometimiento que estigmatiza la rastrera subordinación, emula desvergonzadamente el acompasado movimiento de un títere en plena trabajo circense. A simple vista se advierte que desconoce no sólo aspectos relacionados con teoría de gobierno, de organización pública, administrativa y económica. También, problemas terminales del sistema social y demandas focales del sistema político.

Es absurdo pensar que gobernar puede reducirse al hecho precario y directo de ordenar diligencias, a desdén de solicitudes clamadas desde realidades atosigadas por conflictos y desavenencias de toda naturaleza. Asimismo, resulta disparatado considerar que gobernar es desviar la atención y preocupación hacia necesidades de estricto contenido proselitista pues de esa manera se desvía el propósito inherente al acto de abordar procesos sociales creativos que mancomunan necesidades dispares de legítima raigambre.

Debe concienciarse que gobernar es cada vez un problema más difícil. Que gobernar en democracia, lo es más aún. De no comprenderse esto, las realidades se encrudecerán y encarecerán más allá de lo imaginable. Mientras no se reconozca que gobernar es asunto de civismo, no de militarismo, el país seguirá viéndose emboscado por la violencia, la impudicia, el entorpecimiento y la conflagración. Por tanto, vale insistir que gobernar es un asunto de civismo.

Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas

AGUSTÍN BLANCO MUÑOZ: NAVIDAD 2019 ¿Y LOS NUEVOS AÑOS DE NAVIDAD?

Y qué será de la alegría que en nosotros lograba sobrepasar lamentos y penas.

De la vida que siempre pensábamos como un continuo hacer con manos de 
música en árboles de amores y paraulatas.

De las ilusiones que alimentábamos para pisar los territorios de lo imprevisto que 
se hace novedad en los territorios de las cuitas de cielos y ondas de mar.

Dónde andarán ahora los pasos que a tantos guiaban en el ideal de la construcción de tiempos nuevos que alumbrarían todos los padres hijos y espíritus santos.

Qué será de los pensados tiempos de vida establecidos en la aspiración de quienes hoy cavilan en el andamiaje de la frustración y el engaño.

Seguiremos siempre a la espera de otro salvador que nos refuerce la quietud y subordinación a la que estamos sometidos disponiendo de nuestra condición de gente sedienta de música de agua sol de porvenir besos y flores.

Cuándo llegará la historia navidad que deje atrás la historia de la guerra y la muerte que se nos presenta  como labor de una humanidad que sólo ha conocido  hasta hoy todas las formas de padecimiento.

Saldremos los más en este mundo y aquí alguna vez de la condición de adjetivos para ocupar el lugar de sujetos de una historia donde la navidad no pueda ser vencida por la mortandad y comencemos a respirar como dueños de un destino de la gigante  espiritualidad unida a un mundo de juncos mieles firmes pasos y sales de años de vida para todos.

Mensaje de la Cátedra Pío Tamayo y el Centro de Estudios de HistoriActual. IIES / FACES / UCV en el año 36 de nuestra fundación. 2019 - 2020

texto / agustín blanco muñoz 

Agustín Blanco Muñoz / Mery Sananes /  Danielita Barrolleta
Mery Sananes <historiactual@gmail.com>
historiactual.blogspot.com
redinternacionaldelcolectivo@blogspot.com
catedrapiotamayoucv@blogspot.com
embusteria.blogspot.com
@ablancomunoz / @embusterias / @dbarrolleta

REINALDO J. AGUILERA R.: FALTAN CINCO PA’ LAS DOCE

¡Las campanas de la iglesia están sonando, anunciando que el ano viejo se va, la alegría del ano nuevo viene ya, los abrazos se confunden sin cesar!!

¡Faltan cinco pá las 12 el ano va a terminar, me voy corriendo a mi casa a abrazar a mi Mamá, faltan cinco pá las 12 el ano va a terminar, me voy corriendo a mi casa a abrazar a mi Mamá!!

Algo por lo que casi nunca se pasean quienes aún están en Venezuela, es el efecto “Familia”, en estas fechas extrañar a los parientes es lo más difícil para quiénes se van de su país, todo se resume a mantener conversaciones por WhatsApp, Facetime, Skype o por otros medios digitales para sentirse cerca, en ocasiones puede producir una gran depresión, sin embargo, es lo más cercano a estar juntos que existe mientras transcurre esa etapa de cambio.

La realidad es que los casi 8 millones de Venezolanos que en este momento estamos fuera de nuestro país natal, es que no lo hemos hecho por gusto o turismo, nos hemos ido a causa de una feroz hiperinflación incontrolable por demás, la inseguridad rampante, todo a causa de la pésima administración de un régimen destructor.

Las oportunidades de algo tan simple como acceder a un crédito para adquirir una motocicleta no existe, mucho menos para una vivienda, los empleos para quienes se gradúan en alguna universidad con mucha voluntad son de muy bajo salario y así la lista continua.

Sin embargo, con mucho esfuerzo, aunque haya costado, en la Navidad del 2019 gran cantidad de esos 8 millones, hemos luchado a brazo partido para no permitir que ese régimen Chavo/Madurista nos ahogue la poca o mucha felicidad que podamos tener, el rescate y esparcimiento de nuestras tradiciones parece que ha sido el punto más importante de este tiempo.

Las redes sociales han sido testigo de que nuestras hallacas están regadas por el mundo entero, hechas con el mismo cariño que cuando lo hacía cada quien en Venezuela, recetas de las abuelas, de generaciones, masa, onoto, guiso, gaitas, aguinaldos, amor y los recuerdos de lo que millones han vivido desde siempre, ese es el sabor Venezolano, así somos y seremos siempre nosotros.

Dentro del universo de lo que significa el éxodo obligado, no hay duda de que todavía existen personas que se han ido por ejemplo a Estados Unidos y apenas al estar llegando, ir a hacer mercado o pagar la gasolina todo les parece divertido o sorprendente, así como cuando ibas de vacaciones con tus papás, donde pasas algunas semanas fuera de casa y luego regresas a contar las experiencias; la verdad es que el que se fue en serio, poco a poco descubre que el café no lo hacen como en tu país, que es como aguado, no es común una arepita con atún hecha con ternura, pero bueno estás abierto a experimentar, pruebas dulces y bocados pequeños aquí y allá, te disfrutas cualquier actividad festiva como Independence Day, Halloween o Acción de Gracias y la pasas bien, hasta que caes en la cruda realidad de darte cuenta que ya te fuiste y entonces trabajas o trabajas, no hay de otra el sistema te absorbe y tienes que ir a ritmo o te quedas atrás. 

Lo que nos está tocando vivir a muchos venezolanos, de verdad es una experiencia de vida, muy dura, por cierto, pero experiencia al fin, algunos estamos creciendo con ella, aprendiendo a apreciar lo que antes era desapercibido o común y corriente, aprovechar los momentos en familia, darnos cuenta que nada dura para siempre y que los hijos se van quizás antes de tiempo.

Estando fuera con el paso del tiempo logras entender de manera consciente que ya no estás con tu gente, la de siempre, que tus costumbres han mutado, de pronto ubicas en la farmacia algunos medicamentos que para ti son imprescindibles pero que tienen otro nombre, así abres tu mente en búsqueda de nuevas posibilidades y de pronto una pequeña luz se enciende y surgen motivos nuevos para sentirte a gusto donde estás.

Eso sí, no vaciles ni por un minuto, siempre seguirás extrañando a tu familia, si las cosas se hacen bien seguramente te darás cuenta que tu trabajo te da la estabilidad que tu país te negó tanto y eso te impulsa a seguir esforzándote; también seguirás en contacto con los tuyos, puede llegar el momento en que estar fuera es sinónimo de lucha por tus convicciones, por tu país y también de perseverancia, para que en algún momento si las condiciones lo ameritan decidas regresar.

Por el momento, sabemos que muchos no volverán, quizás otros lo hagan en un futuro, pero no debemos estar del todo seguros, los que se van y establecen, inician una nueva vida con la esperanza y la certeza que en Venezuela no tuvieron, lo que hace darse cuenta de que la realidad a la que el Chavismo nos enfrentó nos hizo cambiar, pero nada es para siempre, la pesadilla acabará y despertaremos a un nuevo amanecer, eso sucederá.

Finalmente siempre es importante saber que nunca se hacen las cosas solo, siempre hay que agradecer a quienes nos apoyan, es lo correcto, por lo tanto en ésta la última columna del 2019, quiero extender mi saludo afectuoso y cordial a mis “AMIGOS” así en mayúsculas, a quienes hacen posible que otros lean mis opiniones, que no son las mejores pero son; @MIGUELT13, Don Carlos @carpa1301, los amigos de @DiarioTalCual, @nvenezuela19, @Informe21, @ElColumnero, @SuNoticiero, @Punto_deCorte, la abuelita @soniasimmons18, @MiranghMiranda, @LosTubazosPress, José Rubén @lamoscaweb son muchos perdón si se me olvida alguno, vaya mi cariño y mejores deseos a ellos y sus familias en este casi final del difícil año que nos ha tocado vivir.   

¡Las Campanas de la Iglesia están Sonandoooooooooo!!!!
Así de simple y sencillo.

Reinaldo J. Aguilera R. 
reinaldoaguilera1968@gmail.com
@raguilera68 / @AnalisisPE