sábado, 5 de enero de 2019

ALBERTO JOSE HURTADO B., QUE NO SE PIERDA LA ESPERANZA


En este momento cuando los acontecimientos diarios del país mantienen a los ciudadanos en una espiral de acciones fuera de lo normal, debido a la generalización de mercados paralelos y la desaparición de instituciones formales que animan al contrabando, el bachaquerismo, la burocracia, la corrupción, el clientelismo, el amiguismo y el nepotismo; se deja ver y sentir un clima de desesperanza entre los venezolanos que tienen claro que la salida a los problemas de Venezuela pasa por exigir el cambio de las actuales políticas económicas o la llegada de un nuevo gobierno. Por ello, es fundamental aprovechar este inicio de año para recordar uno de los valores humanos más importante: la esperanza.



Reconociendo que la economía de la nación acumula períodos consecutivos en recesión, y las perspectivas de corto y mediano plazo dan cuenta de un panorama que puede empeorar, debemos tener fe en que las cosas mejorarán, no importa que tan fuerte nos griten “no hay tiempo”, “esto seguirá así”, “no hay posibilidad de cambio”, “esto va seguir igual”, “lo único seguro es lo que tenemos”, o “esto es lo mejor que podemos tener”. Ya sabemos que el gobierno se ha olvidado que su fin último es promover el bien común mediante la maximización del bienestar social de la población permitiendo la participación de los actores públicos y privados de la sociedad, y continúa en su esfuerzo de preservar los privilegios de algunos en un entorno de crisis, por ende, debemos estar seguros que los cambios que vendrán serán resultado del trabajo propio y el entusiasmo individual por defender la vida, poniéndole ganas y esfuerzo a nuestras responsabilidades, entendiendo que nuestro compromiso como personas de bien está por encima de la historia fatal que otros pretenden construirnos.

De esta manera, es necesario que cada venezolano se libere de toda limitación, temor y miedo que impida ir detrás de sus metas, imaginar el futuro para tener la fuerza impulsora que permita actuar hoy y cumplir uno a uno los objetivos planteados, y nunca perder el entusiasmo para realizar acciones diarias que faciliten alcanzar un mundo mejor. Ello implica mantener una actitud llena de entusiasmo, alegría y amor, a pesar de las circunstancias; mantener en mente el éxito, reconociendo las dificultades a enfrentar y alejando cualquier idea de fracaso; además de cultivar la paciencia, sin permitir que aparezca el conformismo, para que las actividades se desarrollen de forma más placentera y con pasos firmes hacia las metas planteadas. Así, se podrá tener una vida con propósitos claros y firmes, se dará ejemplo a las personas que por la rutina se encuentran desanimados y cansados para continuar tras sus sueños, y se elevará la importancia de la acción individual para la solución de nuestros problemas más apremiantes.

Ante la campaña de desesperanza y desmoralización, hay que evitar creer que las actuales estructuras de poder son definitivas y permanentes, abandonar la idea de que los problemas de cada venezolano los van a resolver otros, dejar de pensar que el país lo salvará una persona, no permanecer inmóviles esperando que se repitan los acontecimientos sociales (levantamientos militares, revueltas populares, entre otros), y evitar quedar aislados en una posición sin entender que el bienestar individual impulsa la prosperidad colectiva. A pesar de la situación que estamos viviendo, es fundamental aprender a ver lo mejor de toda esta experiencia negativa, sin conformarnos con las circunstancias, para hallar nuevas posibilidades y oportunidades de mejorar nuestro comportamiento individual y recuperar la calidad de vida en el país.

Alberto Jose Hurtado B.
@ajhurtadob

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