miércoles, 7 de agosto de 2019

JESÚS DELGADO: EL NEGOCIO DE LAS FAKE NEWS. LA TECNOLOGÍA Y SMARTMATIC EN MEDIO DE LA GRIETA - CASO ARGENTINA -

Las elecciones argentinas han estado signadas por acusaciones infundadas de fraude y manipulación electoral por parte de sectores de la oposición, argumentando que la incorporación de tecnología en la transmisión de los telegramas es una ventana para prácticas irregulares.

Este relato, que Leandro Querido ha llamado “la narrativa de fraude entendida como fake news”, no necesita de pruebas, y una vez instalado en la agenda pública, es muy difícil de retrotraer.

Este fenómeno no es particular de Argentina. Recordemos cómo las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016 dejaron en evidencia la existencia de una industria de desinformación que opera a escala planetaria.

Si bien el término “fake news” parecía un leitmotiv del presidente Trump, cuando era candidato, la verdad es que son muchos los procesos electorales que se han visto empañados por el uso de campañas de desinformación como estrategia política. Latinoamérica no ha estado exenta de este problema. Recientemente la Organización de Estados Americanos (OEA) publicó un informe titulado “Desinformación en Internet en contextos electorales de América Latina y el Caribe” que desnuda esta preocupante realidad.

En este documento, la OEA asegura que “procesos electorales de alta relevancia mundial han estado marcados por la desinformación en la red: desde la elección de Trump, el sorpresivo triunfo del Brexit en Reino Unido y la polémica llegada al poder de Bolsonaro en Brasil, entre otros tantos en el mundo.”

A tres días de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), la Argentina puede estar atravesando su peor momento (des) informativo. El maniqueísmo con el que algunas organizaciones políticas, así como sus militantes y simpatizantes, se aproximan a cada acción política, económica, cultural y social, es un fenómeno conocido desde hace algún tiempo como la grieta. Todo lo que hace el otro está mal, en una dinámica en la que no importa el hecho, sino quién lo hizo. Así, la tecnología -por más beneficios que traiga- siempre estará mal si fue el otro quien la seleccionó.

Esto se evidencia en las denuncias que ha hecho la oposición con respecto a la transmisión de los telegramas. Han señalado que la conversión del formato de .TIFF a PNG (y no a PDF como erróneamente han afirmado) tiene como consecuencia la falta de trazabilidad. Sin embargo, hasta hace unos días, los expertos informáticos de estas agrupaciones, así como de algunas OSC, “ignoraban” que esta conversión también la hacía la empresa que se encargaba de la transmisión en las elecciones anteriores. Sin embargo, en aquel momento, no se presentaron inquietudes, mucho menos acusaciones de manipulación y fraude.

¿Cómo puede ser la desinformación una industria?

Por ilógico que resulte, existe una demanda importante de noticias falsas. La gente tiende a compartir información que refuerza lo que piensa y a creer lo que le dicen las personas en las que confía. Estos sesgos, aunados al poder de las redes sociales para transmitir información entre conocidos, nos ha convertido en prisioneros de “burbujas informativas”.

Al haber una demanda, es lógico que exista una oferta. La súbita transformación del negocio tradicional de la prensa y la aparición en escena de las redes sociales, se unieron para hacer un negocio de la desinformación.

A diferencia de los medios tradicionales, las nuevas plataformas como Google, Facebook y Twitter, donde la gente consume noticias, crean los incentivos económicos para que la desinformación se propague. Según deja entrever la OEA, “para muchos analistas, son las lógicas del diseño de las plataformas –fomentadas para hacer eficientes sus modelos de negocio– los que guardan la clave en el problema de la desinformación”.

El diario inglés The Guardian reveló que Liberty Writers News, una página operada por dos personas desde una casa en San Francisco, genera unos 40 mil dólares mensuales a partir de los anuncios que colocan en sus páginas de Facebook. El compromiso de estos individuos con la verdad es cuestionable; su motivación es netamente financiera. Aprovechándose de Facebook, Twitter, Google Ads y titulares amarillistas, hacen su magia.

Los actores en escena

La facilidad de crear sitios web, blogs y páginas de Facebook, ha facilitado que cualquiera cree un sitio donde alojar noticias. Modelos de negocio, que premian los titulares atractivos pero engañosos, invitaron a los creadores de estos sitios a dejar atrás cualquier compromiso con la verdad, y dedicarse a atraer clics.

Ahora bien, para que una noticia genere dividendos, no basta con ser publicada. Debe ser compartida. Y para ello, es posible encontrar agentes que trafican las ‘fake news’. Según la investigadora Brenda Struminger, cuando se ha publicado una fake news, se “llama a un agente de comunicación y se pone en marcha la ingeniería de trolls y cuentas de reproducción automática. El link circula. Se esparce por muros, timelines y chats. Recibe comentarios y “me gusta”. Resta esperar que “lo levante” algún referente con muchos seguidores o un medio masivo”. La viralización de la noticia determina su efectividad y su precio.

En Argentina, el guion para propagar fake news se siguió tal cual lo explica Struminger: Supuestos expertos electorales dedicados a provocar y desinformar comenzaron a compartir diferentes teorías de fraude. Este tipo de noticias negativas resultan más atractivas y son más fáciles de esparcir por muros, cadenas, etc. Luego, un referente, -entiéndase partidos políticos y candidatos presidenciales- toma este contenido y lo convierte en noticia de los medios tradicionales.

Las fake news atraen a los consumidores, cuentan con canales de distribución muy poderosos, y con personas inescrupulosas que tienen los incentivos financieros para desinformar.

El autor es Director de Desarrollo Institucional de Transparencia Electoral para América latina.

Jesús Delgado Valery
Transparencia Electoral
@TransparenciaAL
@JesusDValery

https://www.lapatilla.com/2019/08/07/jesus-delgado-el-negocio-de-las-fake-news-la-tecnologia-y-smartmatic-en-medio-de-la-grieta/

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