domingo, 22 de septiembre de 2019

MERCEDES MALAVÉ: POLÍTICOS SIN SEÑAL

Esta historia también está en las redes de Twitter, Facebook y YouTube:

“Donde muere el pueblo mueren también sus fieles pastores”. Con inmensa tristeza, pero también con profundo agradecimiento, recibió la Iglesia Católica la noticia del asesinato del padre Frans van der Lugt, S.J., el último misionero de Homs (Siria) asesinado en las puertas de su convento. Jesuita de 76 años, sirvió en Siria durante más de 5 décadas. Vivió en una comunidad asediada por la guerra; se negó a abandonar la ciudad durante la tregua que permitió evacuar a cientos de civiles: “Quiero estar con el pueblo que sufre, compartir con ellos su dolor”, declaró poco antes de morir. Dos hombres armados lo golpearon y luego lo mataron con dos disparos de bala en la cabeza.

Este misionero también usó las redes sociales: Se dio a conocer a través de YouTube, pidiendo ayudas para la ciudad donde vivía por medio de videos. “Con gran valentía mueren los hombres de paz –declaró el portavoz del Vaticano–, con gran valentía quiso continuar fiel en una situación extremadamente arriesgada y difícil en el pueblo sirio, al cual había dedicado desde hace mucho tiempo su vida y su servicio espiritual”.

Activistas opositores lo lloraron amargamente. Lo tenían como aliado bajo las bombas. Con el padre Frans son más de 300 misioneros asesinados en Siria en los últimos 20 años.

Enredados

De nada ha servido que el mundo entero sea testigo de las bombas, muertes y destrucción de Siria. Dos millones y medio de cristianos han prácticamente desaparecido, y con ellos la cultura cristiana más antigua, donde predicó san Pablo y se gestó el Cristianismo sin interrupción, en medio de tiempos convulsos. Un desarrollo pleno que en este momento está en extinción porque los están matando.

Mientras las redes nos muestran estas cosas, lo cierto es que no hay peor desconectado ni náufrago digital que aquel que no quiere buscar ni ver estas historias. Porque mientras de lado y lado fantasean, crean campañas de odio, inventan ridículos melodramas e imaginan desenlaces felices de invasión o revolución, las redes dicen y muestran lo contrario.

Y así las cosas, en nuestra Venezuela enredada pasó lo siguiente: No los dejamos con los crespos hechos, porque la campaña ya estaba montada y programada. Aunque no fuimos a la Casa Amarilla, ya el big data, el foto montaje, los complejos algoritmos y los programadores que suman, restan y multiplican, para dividirnos, estaban listos. Ésa ha sido la treta comunicacional de La Salida Ya, la Salidota Yaaa y la Recontra-Salida Yaaaaaaaa! Del “falta poco” y casi “lo estamos logrando”. Campañas de mentiras para destruir personas, partidos, alianzas y capitales electorales. A esta artimaña de descomposición, retroceso y viajes al pasado se ha reducido la maquinaria de redes del llamado Frente Amplio abstencionista, conducido por genios de la post-verdad que no han fallado ni un hueco para meter la pata, cobrarse una plata y salir corriendo.

La otra mejilla

Una unidad amplia y plural es lo que toca reconstruir después de la reducción y desmovilización, casi total, de la fuerza opositora, so capa de reconocimiento internacional, amenazas creíbles y gabinetes virtuales. Para recomponer esa unidad, es necesario separarse de los factores destructivos y disolventes. Separarse cada uno de su egoísmo malsano; aislar al que no quiera emprender ese combate inicial que empieza por uno mismo.

Cuentan de la Madre Teresa de Calcuta que fue a una panadería a pedir pan para los niños de su orfanato. Harto de las personas que iban a pedirle, el panadero le escupió en la cara y se negó. La misionera de la caridad sacó su pañuelo, se limpió cuidadosamente la saliva y le dijo al panadero: "Eso fue para mí; ahora dame pan para los huérfanos". Poner la otra mejilla no es claudicar sino elevar el nivel de exigencia; “no significa salir corriendo ni ceder, sino más bien mostrar al agresor que no se aceptan sus condiciones de agresión” (R. Barron).

Lo que queremos evitarle a Venezuela ya circula por las redes. Y no hay acciones políticas neutras: o se avanza en una dirección o se va en sentido contrario. No es un problema geográfico ni de idiosincrasias. Como el Medio Oriente también estuvo el territorio Centroamericano por décadas. Bloqueos y sanciones nos empujan por una espiral de carestía, hambre, enfermedades, atraso y aislamiento.

Por eso, a quienes nos escupen hoy, de lado y lado, les decimos: ya nos dieron lo nuestro, ahora dennos pan, trabajo, salud y educación para nuestros niños.

No basta invocar consignas de fe, aferrarse a un mantra, vociferar “Vamos Bien” o esperar milagros portentosos para revertir el desastre de la mediocridad política y de la insensatez humana. Recordemos que San Pablo estuvo en Damasco, que los sirios también rezan, que algunos son mártires y se salvan, y otros, partidarios del odio y la destrucción, se condenan.

Mercedes Malavé 
mmmalave@gmail.com
@mercedesmalave 

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