martes, 22 de octubre de 2019

GLADYS SOCORRO: NO HAY DE DÓNDE AGARRAR

La crisis de escasez de gasolina en el Zulia tiende a agravarse. Cada vez hay menos combustible disponible para cubrir la demanda. Las autoridades pretenden hacernos creer que lo tienen todo bajo control y que disponen de buques cargados con miles de litros, pero nada más alejado de la realidad. Dependemos de lo que quieran y puedan enviarnos desde Falcón. Los inventarios están en cero.

El abastecimiento de las estaciones de servicio en el estado se redujo a la mitad. Muchas están cerradas. La prioridad la tienen las consideradas estratégicas, es decir, las que cuentan con mayor cantidad de islas, tienen planta eléctrica y trabajan en horario extendido. Si hasta hace algunas semanas las surtían con una gandola de 38.000 litros, hoy la misma gandola se divide entre 2 y 3 bombas, lo que significa que a cada una le tocarían 12.000 litros que solo alcanzarían para surtir 400 vehículos a razón de 30 litros cada uno.

Quienes nos gobiernan hacen fiesta y se llenan de loas cada vez que llega un buque cargado con 600.000 litros de gasolina. Se burlan en nuestra cara porque lo que no dicen es que esa cantidad de combustible que antes de la crisis se distribuía semanalmente en su totalidad en el Zulia, hoy llega cada 15 días y se comparte con Mérida, Táchira y Trujillo, estados que se alimentan de la gasolina que se distribuye a través de Bajo Grande. Estos 4 estados son el eslabón más débil porque se surten a través de barcos y no por poliductos como sucede en el resto del país.

La razón fundamental del desabastecimiento en el occidente venezolano es la reducción significativa de la producción. Su magnitud es tal que pareciera no darle margen de maniobra ni siquiera al ilegal y lucrativo negocio del contrabando. Las constantes fallas eléctricas en el estado empeoran el escenario. Según cálculos del mercado automotor, en Venezuela se  requieren 170.000 barriles diarios de gasolina, pero solo se producen 65.000 en el Complejo de Refinación Paraguaná. La mayoría se destina al área capital, razón por la que en Caracas o Valencia no se ven las interminables colas que adornan las calles de los 21 municipios del Zulia.

Hasta hace un tiempo se tapaba la escasez con la importación de 90.000 barriles diarios de gasolina que dejaron de entrar al país una vez aplicadas las sanciones por parte de Estados Unidos. En el caso específico del Zulia, los más afectados son los municipios foráneos, especialmente la zona de Perijá. Los zulianos se quejan de los daños que el combustible está provocando en sus carros. Aunque en las estaciones de servicio lo ofrecen como de 91 octanos, representantes del sector de gasolineros señalan que este podría ser realmente de 83 octanos.

De igual manera precisan que otro de los factores que genera mayor caos en la ya avanzada crisis de gasolina que agobia a la región zuliana es que el sistema del chip no está funcionando. Explican que este solo monitorea pero no controla, es decir, se activa para llenar el tanque pero como no está conectado en línea, un carro puede surtirse varias veces al día en distintas estaciones de servicio.

Las proyecciones del sector no son alentadoras. Voceros aseguran que cada vez se cerrarán más bombas hasta llegar el momento, que prevén será para finales de año, que no habrá combustible. Sin duda, al Zulia le han caído las 7 plagas de Egipto y lo peor es que los dintintos niveles de gobierno se entretienen con pintura de murales, escarificación de calles que nunca asfaltan y la programación de shows para una feria que se aproxima.

Gladys Socorro
@gladyssocorro

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