viernes, 2 de octubre de 2020

ALFREDO M. CEPERO, CORTEMOS LAS RAÍCES DEL TERRORISMO, DESDE ESTADOS UNIDOS

Hay que dejarse de andar por las ramas y arrancarlos desde sus raíces, tal como se hace con la plaga de esa especie indeseable que es el marabú.

En los 120 días que han transcurrido desde la muerte de George Floyd a manos de un policía de Milwaukee los Estados Unidos se han visto sumergidos en una ola de violencia que compite en brutalidad y destrucción con la de cualquier país del Tercer Mundo. Los estados y ciudades más afectados han sido los gobernados por miembros del Partido Demócrata que se han negado a aceptar ayuda del Gobierno Federal con la esperanza de que estos disturbios los beneficien en las elecciones de noviembre.  

Hemos sido testigos de una inercia o una respuesta débil por parte de los gobiernos estatales y un Gobierno Federal con las manos atadas por leyes federales y cláusulas constitucionales. Preocupado por el impacto que podría ejercer sobre las elecciones cualquier represión de los manifestantes Donald  Trump ha actuado con excesiva e inusitada cautela. El resultado ha sido unos amotinados envalentonados y una ciudadanía aterrada por tanta violencia.

Y lo peor ha sido la coordinación y simultaneidad de los disturbios en diferentes regiones del país. Este ingrediente lleva a cualquier persona que piense a la conclusión de que hay manos ocultas fomentando, coordinando y financiando estos disturbios. Las medidas tomadas hasta el momento han sido ineficientes para erradicarlos. Hay que dejarse de andar por las ramas y arrancarlos desde sus raíces, tal como se hace con la plaga de esa especie indeseable que es el marabú.

Los daños que ocasiona esta especie invasora son desastrosos para los agricultores y ganaderos porque donde se afianza el marabú no crece ninguna otra planta. La Isla de Cuba es un ejemplo. Hacia 1930 el marabú ocupaba ya unas 443,190 hectáreas. En 150 años se ha convertido en la planta que más ha proliferado en Cuba. A principios del siglo XXI cerca de 1,141,550 hectáreas se encuentran invadidas (10% del territorio cubano, lo que es cerca de 18% de las tierras agropecuarias), afectando al 56% de las áreas ganaderas.

Ahora hagamos un recorrido−limitado por el espacio y el nivel de tolerancia de nuestros lectores−por las distintas especies de marabú ideológico que amenazan a los Estados Unidos. El  peor de todos es la especie que responde al nombre de George Soros. Nacido en Budapest hace 90 años, este alucinado hizo una fortuna gigantesca en inversiones bursátiles. A partir de 1984 ha donado 32,000 millones de dólares−el 80 por ciento de su fortuna−a grupos de izquierda en 100 países del mundo.

En los Estados Unidos, a través de su Fundación para una Sociedad Abierta, Soros ha donado 220 millones de dólares a la Iniciativa para la Justicia Racial  y 33 millones de dólares para la Fundación de Las Vidas Negras Valen. Según The Wall Street Journal, estas donaciones catapultaron a la Fundación para una Sociedad Abierta al segundo lugar entre las instituciones caritativos en los Estados Unidos, superada únicamente por la Fundación de Bill y Melinda Gates.

En el 2007, el globalista Bill Gates y su esposa Melinda fueron catalogados como los segundos filántropos en los Estados Unidos, superados solamente por Warren Buffett. Para el año 2019, los Gates habían donado la cifra astronómica de 54,000 millones de dólares a organizaciones de izquierda en todo el mundo, pero principalmente en los Estados Unidos.

Abundando en el tema, la revista Built Inn Magazine publicó el pasado 29 de agosto una lista de 22 compañía que apoyaron con fondos y otros elementos  al movimiento de Las Vidas Negras Valen. En honor a la brevedad mencionaremos los nombres de las mayores contribuyentes. Por ejemplo, la compañía Microsoft donó 150 millones de dólares, la compañía Cisco donó 5 millones de dólares, la firma inversionista A16z donó 2 millones de dólares y las compañías Bumble, Etsy, Grubhub y Uber  cada una donó un millón de dólares.

Otro aspecto importante de estos motines es la impunidad de sus activistas. En caso de ser detenidos por la policía, los amotinados no tienen que preocuparse por la fianza. Ahí está el Bail Project para proporcionarles el dinero de las fianzas. En el Año Fiscal 2019 el Bail Proyect recibió 15 millones de dólares en donaciones de 5,100 donantes individuales. Pero el principal donante a este proyecto es el presidente de su Junta de Directores, Michael Novogratz, un especulador en criptomoneda. En los últimos dos años el Bail Project ha pagado las multas de 12,000 delincuentes por un monto de 26 millones de dólares.

Por otra parte, el capítulo más interesante de toda esta trama es la estrategia para poner fin a las actividades delictivas de estas organizaciones. Arrestar y reprimir a los saqueadores y amotinados que destruyen propiedades y amedrentan a los ciudadanos sería perder el tiempo.  Ellos son unos títeres manipulados por quienes los financian y los mandan. Sus titiriteros son la raíz del problema y esos son los verdaderos culpables de esta pesadilla sobre quienes debe caer toda la fuerza de la ley. 

Donald Trump ha hecho de la Ley y el Orden, el lema central de su campaña para la reelección. Estoy convencido de que el presidente será reelecto y de que, después del 3 de noviembre, las cosas van a cambiar en forma radical. El nacionalismo ilustrado de Trump arrasará con la revolución ideológica de los multimillonarios globalistas y sus terroristas domésticos. Para ello cumplirá la promesa que ha hecho a varios gobernadores demócratas a quienes les ha dicho:"Si usted no pone fin a los desórdenes yo lo haré por usted. Esto no es un juego".

El hombre que estará a cargo de esta campaña es el Fiscal General, William Barr, un funcionario muy cerca de la ideología y los principios del presidente. En una entrevista reciente con el periodista Wolf Blitzer, de CNN, el fiscal le dijo: "Estamos monitoreando las protestas de Antifa y de  Las Vidas Negras Valen en varias ciudades del país. He hablado con los jefes de policía de esas ciudades y estamos viendo las compras de armas que hacen antes de los motines. Así que los estamos siguiendo y estamos tomando nota."

Como parte de la misma estrategia, Barr le dijo a los fiscales del Departamento de Justicia que deben de encausar por el delito de sedición a los amotinados y a todo el que haya participado en crímenes violentos en los últimos meses. Y en un discurso pronunciado la semana pasada, Barr dijo que el Tribunal Supremo ha determinado que el Poder Ejecutivo tiene total discreción para decidir cuales casos serán sometidos a juicio. Y afirmó: "Eso quiere decir que el Ejecutivo está investido con la autoridad de determinar cuándo puede ejercer sus poderes de enjuiciamiento". Con esto yo digo que, a los amotinados, se les acerca la hora de rendir cuentas.

En conclusión, para los billonarios globalistas todo esto es un juego porque ellos no sufren las consecuencias de sus acciones, Quienes las sufren son los hombres y mujeres de pueblo. No hay dudas de que ellos son más terroristas que los amotinados que obedecen sus órdenes. Con su arrogancia están haciendo más daño a los Estados Unidos que ISIS y que Bin Laden porque están dando apoyo a los peores bolcheviques del mundo. Afortunadamente, Donald Trump está muy consciente de que, con los terroristas no se negocia, se les derrota. Y todo indica que eso es precisamente lo que se propone hacer después del tres de noviembre.

Alfredo Cepero
alfredocepero@bellsouth.net
@AlfredoCepero
Director de www.lanuevanacion.com
Estados Unidos

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