sábado, 3 de octubre de 2020

RAFAEL GARCÍA MARVEZ, SOLIDARIDAD DE HIERRO

 
“Cooperar con el continuismo de la hegemonía, acudiendo a unas votaciones fraudulentas de raíz, lo que permitiría al oficialismo alardear de que ha sido ‘legitimado institucionalmente’, equivale a rendirse. Y lo que es peor, a rendirse con el pretexto de que se lucha a través de la participación electoral”. Fernando Egaña. 

Luego de transcurrido cerca de dos semanas del celebérrimo Informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre Venezuela, el cual ha sido un arma letal contra el régimen de Nicolás Maduro; informe que hizo batir palmas en la mayoría de los países democráticos del planeta— el cual le devolvió el vigor a la presión internacional— desde ese mismo instante. A partir de ese momento, la política comienza a dar un viraje hacia los perseverantes luchadores por la liberad; tanto, que ha despertado un monstruo dormido. Un pueblo que comienza a desperezarse a pesar del covid-19 y de la carencia de gasolina entre otros insumos que, como sabemos, escasean en toda la geografía nacional. Nuestros compatriotas ahora tienen otra cara y es otro su espíritu para enfrentar a quienes como salvajes y crueles bárbaros acabaron con los elementos básicos para la subsistencia del ser humano. Tanto temor ha causado al gobierno de Maduro que el fiscal general nombrado por el régimen, Tarek William Saab, señaló: “éste es un momento propicio para una reestructuración de varios cuerpos policiales, entre ellos la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y sus Fuerzas de Acciones Especiales (FAES)”.

Al margen de insistir en la necesidad de la unidad, es necesario de ahora en adelante fortalecer la lucha; radicalizar las posiciones lindantes con el sectarismo, con el fervor en respaldo a Juan Guaidó, sin matices. Midiendo cada procedimiento centímetro a centímetro para no sobrepasarse, pero con igual precisión para precisar a quienes se mueven en la cuerda floja. Los opositores deben reconocer la jefatura de Juan Guaidó y evitar la dispersión de las fuerzas que debe liderar ya que es reconocido como tal por la mayoría de nuestros compatriotas y países democráticos de las regiones internacionales. Debe sopesarse, en esta nueva etapa convulsiva, de frecuentes cambios, de enfrentamientos en contra del régimen que acaba de ser severamente señalado por el informe de la Misión para la Determinación de los Hechos en Venezuela de la Organización de Naciones Unidas, que existen bases razonables para creer que tanto el presidente como los ministros del Interior y de Defensa contribuyeron con la comisión de crímenes que entran dentro de la categoría de lesa humanidad. Esa es la situación en contra de estos enemigos, como llaman ellos a sus adversarios; enemigos a los que tenemos que enfrentar en desigualdad de condiciones. Eso, precisamente, es lo que conlleva a una estricta selección de quiénes serán los que merezcan conocer las intimidades, de los “secretos de alcoba”, digámoslo así. 

Lo conveniente sería entonces, que las diferentes tendencias dentro de la oposición representada por María Corina Machado, Henrique Capriles —si hay otro por ahí, pues será otro— se unieran en función de apoyar a JG como el presidente de transición. Una vez cumplida esta etapa, y el país pacificado, cualquiera de ellos puede libremente aspirar a la siempre codiciada y ahora mancillada silla de Miraflores. Por cierto, valga la digresión, Michael Kozak, secretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, aseveró que los integrantes del régimen de Nicolás Maduro serán excluidos del gobierno de transición de Venezuela. Supongo, para finalizar, aunque no sea de mí desagrado, que cerrarse de antemano a la participación, adelantar criterio en un caso tan escabroso, poco ayuda a destrancar el juego.

Rafael García Marvez
garciamarvez@gmail.com
@RGarciaMarvez

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