Para Maduro en Venezuela, el teatro lo conforma una estrategia anacrónica de la gesta sociópata del castro-comunismo constituido de mentiras, terror, hambre y miseria. Aunque si hay sanciones anticorrupción desde los años posteriores al 2013 contra su gestión patrocinadas por representantes de las organizaciones internacionales contra la violación de los derechos humanos (ONU, UE, ETC.); la debacle venezolana, desde la gestión de Hugo Rafael Chávez venía en apogeo; el guion de Maduro es el del Tirano parricida platónico, modernizado con las teorías del resentido social Gramsci: que plantea invadir la paz del pueblo tanto común como intelectual por medio de la intervención doctrinaria masiva, principalmente en los centros educativos y la propaganda urbana para culpar a otros del desastre que ha creado su parte de la “revolución silente” diseñada por la burbuja gubernamental cubana con el ingenio megalómano de Fidel castro. Con lo cual, afirman una conspiración interna y la participación internacional con supuestos bloqueos, magnicidios, con el protagonismo de la oposición.
Es una combinación compleja entre los planteamientos de la versatilidad morbosa de la mentira propagandística de Goebbels y el adoctrinamiento de Gramsci que representa la mordacidad denunciada por Nietzsche en pueblos y patrias de “Mas allá del bien y del mal” para señalar la obra de un loco con poder, loco muy loco y no grande
Estos sociópatas con poder, contra esa –supuesta– intervención conspirativa, crean una suerte de estrategias y mecanismos de defensa guerrerista (milicias, compra de conciencias, nepotismo) para mantenerse en el poder. Son 21 años en Venezuela y 62 años en Cuba de teatro con el mismo guión, lo triste es que el público no aprende, ej., Colombia -en peligro con la actividad de los seguidores de Gustavo Petro y las brisas bolivarianas- que no deben comprar ni vender entradas -votar- para ese "Teatro de Miseria''.
Joise Morillo
kaojoise@gmail.com
@kao_joi_lin
Venezuela-EEUU
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